Serie: Conozcamos a Dios
#A216 Admirable
Consejero
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Introducción
Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta
Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!
Soy su hermano Jorge Macías Benitez y
esta mañana del domingo 15 de diciembre del 2019 el Señor me deja el Sentir dar
inicio con una nueva seria y este Mensaje de Propósito, Intencional y con mucho
sabor del Tiempo que estamos viviendo en el mundo entero.
Nuestro Fundamento en Su Palabra, nos
dice:
“6Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el
principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios
Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de
David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia
desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”
Isaías 9:6-7
Amados en Cristo, queridos amisgos el tiempo de
la navidad está otra vez con nosotros.
Esta es una época adecuada, que genera en todos la
sensibilidad para hablar de la razón de esta fiesta mundial, por lo menos en
los países llamados “cristianos”.
La navidad no son todas las cosas que nos
llegan con esta época, incluyendo la presencia de ese viejo blanco y
barrigón con su clásica voz que deleita a grandes y a chicos, sino que es la
celebración del acontecimiento profético más grande que se conozca.
Al buscar al profeta que abordó este tema, Isaías es
el que nos presenta a Cristo desde su nacimiento hasta su reinado final, lo cuál
podemos ver en el libro de Isaías 11:6-10; 53; 61:1.
Respecto a lo que sería el niño, el profeta dijo que
la virgen le daría a luz y que sería llamado “Emanuel”, eso es, Dios con
nosotros (Isaías 7:14).
Luego profetizó su carácter y el oficio mesiánico con
varios títulos para un solo bebé (Isaías 9:6-7).
La declaración “… y será llamado” nos orientará en los
próximos domingos y mensaje, en las próximas Ministraciones de esta Nueva Seria
con el fin de destacar la importancia que tienen todos estos títulos para aquel
que nacería en Belén.
Que todos sepamos, ningún padre sabe que será de su
hijo cuando sea grande.
De manera, entonces que el único bebé a quien se le ha
trazado anticipada y proféticamente su vida y su oficio, es a Cristo.
De nadie más se ha profetizado con tanta precisión
como del Mesías venidero.
En la Biblia aparecen cinco de esos nombres; pero como
en el original hebreo no había signos de puntuación, ellos fusionaron los
nombres “Admirable, Consejero…” en uno solo, donde la palabra “Admirable” sería
puesta para exaltar a todos los demás nombres.
Así
tenemos que aquel bebé sería un Admirable Consejero.
¿Y acaso no eso nuestro amado Cristo?
La gente está presta para escuchar cualquier consejo
que lo ayude a salir de alguna crisis.
En la sociedad norteamericana por ejemplo, los nombres
del Dr. Phil, de David Ramsey, y hasta Oprah Winfrey son los más buscados.
Mientras que en los hispanos hasta hace poco años el nombre
de Walter Mercado era el más popular para los consejos.
Pero el asunto es que nadie podrá ser un consejero
como Cristo.
Este es el 1er. Mensaje del Señor de
esta Nueva serie: Conozcamos a Dios, que lleva por título:
Admirable consejero
Oremos
Naturaleza humana
Amados, la navidad ha
sido la encarnación del Dios eterno con la miseria del hombre.
Esta acción divina ha
sido la más humillante a la que Dios ha descendido.
Si no te es conocido,
cuando Dios cumplió su tiempo para que el Hijo tomara un cuerpo humano estaba
manifestando lo que Pablo llamó “la humillación de si mismo”
En Filipenses 2:8, dice
la Palabra de Dios:
“y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Esta sería la única
manera cómo él podía identificarse con nuestra naturaleza caída.
Ahora, ¿por qué fue tan
humillante?
Porque Dios siendo inconmensurable,
infinito, Eterno, vino para morar en el vientre de una mujer.
Porque recibiendo la
alabanza de los más santos ángeles, vino a recibir los vituperios de los
hombres (Juan 17:5; Salmo 22:6; Isaías 53:3).
Porque viviendo y estando
rodeado en la más excelsa gloria, vino a vivir en un mundo corrompido por el
pecado y gobernado por las tinieblas de Satanás (Juan 17:5).
Porque siendo Él la misma
fuente de toda bendición, vino a la tierra y se hizo maldición por todos
nosotros (Gálatas 3:13).
Aun más, porque siendo
tres veces santo vino para tomar sobre sus hombros todos los pecados de la
humanidad (Isaías 6:3; 2 Corintios 5:21).
Todo esto nos habla de un
Dios que nos amó de tal manera, y que en este acto de su encarnación vimos su
más incompresible identificación con todos nosotros.
Padecimiento
en nuestra debilidad
En Hechos 4:15-17, dice la Palabra de Dios:
“15 Entonces les ordenaron que saliesen
del concilio; y conferenciaban entre sí, 16 diciendo: ¿Qué haremos con estos
hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a
todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. 17 Sin embargo, para que no se divulgue
más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a
hombre alguno en este nombre.”
Oh Amados, es este es uno de esos textos que nos deben
de inundar de consuelo y seguridad cuando hablamos del Señor a quien llamamos
Admirable Consejero.
Escucha, mucha gente que viene a nuestras vidas como
consejeros cuando pasamos por tiempos críticos y nos dicen: «Entiendo lo que
estás pasando …»; en realidad la única manera de entendernos es que alguien
esté viviendo la misma situación porque de lo contrario serán palabras vacías.
Ahora, Jesús sí nos entiende.
Él, como Admirable Consejero, sabe exactamente por lo
que estás pasando; aun antes que lleguemos a Él ya nos ha dado el
diagnóstico de nuestra condición.
Mira la
confianza que nos da el Gran Sumo Sacerdote que tenemos en el cielo, eso es,
uno que si puede compadecerse de nuestras debilidades. Él no nos juzga por nuestras
debilidades, el se compadece de nuestra condición.
Solo
refelxiona en esto; Jesús como ser humano fue sometido a todas las tentaciones
y debilidades a las que nosotros estamos expuestos, pero lo de él fue mayor
porque él no tuvo pecado.
De esta manera, nadie te entenderá mejor que él y te
dará el consejo porque sabe perfectamente de qué lado flaqueas más en tu vida.
Fuente de
Gracia
Amados en Cristo, queridos amigos, Jesús no solo
intercede por nosotros como Gran Sumo Sacerdote, sino que nos ha dejado una
puerta abierta para acercarnos a la más grande fuente de bendición que se
conozca.
Jesús nos provee de Su Conocimiento y Sabiduría para salir adelante, pero también nos invita a Su Trono
de Gracia para
alcanzar su misericordia y su oportuno socorro.
Ahora, el suyo es un trono distinto.
Después habrá el trono de juicio.
Por
ahora Su Trono de Gracia es el que nos prepara para vivir con Él para
siempre.
Una característica de un buen rey es ser un consejero
idóneo y que de su trono salga la sabiduría para reinar.
Amados, el Trono del Señor es de pura Gracia, y desde allí sale el más sabio consejo con abundante
instrucción para una vida cristiana plena.
“¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal
manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén,
y no lo podemos negar.”
Hechos 4:16
Amados, cuando llegamos a Él en
cada situación donde tengamos que tomar decisiones, se identifica con
nosotros.
Él conoce tu corazón y conoce tu
mente.
El Trono de Su Gracia es la más grande despensa de la que
tengamos disposición para llenar el vacío que agobia nuestra alma.
Ningún otro consejero tiene esta
provisión.
Dios
nos Creó y nos Conoce
Como consejero el conoce tus ansiedades.
En 1ª. Pedro 5:7, nos dice el Señor:
“echando toda vuestra ansiedad sobre
él, porque él tiene cuidado de vosotros.”
Amados,
la ansiedad no es un problema moderno.
Para
los tiempos cuando Pedro escribió su carta ya había gente con estos problemas
emocionales. No se si en ese tiempo existían los sicólogos como hoy, pero Pedro
detectó el problema y él sabía que existía una persona que podía curar la
ansiedad sin que tuvieras que pagarle la factura.
Esto nos hace pensar
que, para muchos profesionales de este oficio sin menos cabo de lo que hacen,
somos unos cuantos números que engrosan sus arcas. Pero que distinto es nuestro
Señor. Observe que la invitación de Pedro es para que echemos toda nuestra
ansiedad sobre él. Ya Jesús previamente había dicho: “Venid a mí todos los que estéis trabajados cargados y yo os haré
descansar”.
El
hecho de echar toda nuestra ansiedad sobre él habla del valor y el respeto que
Jesús tiene por tu persona.
Significa
que él se preocupa por tu dolor, tu aflicción, tus penas, tus tragedias. Jesús
tiene cuidado de ti porque eres importante y muy amado por él.
Como consejero él provee para tus necesidades.
En Mateo 6:26, dice la Palabra de Dios:
“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni
recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis
vosotros mucho más que ellas?.”
Uno
de los serios problemas que tienen algunos hermanos que pasan por esos estados
emocionales, y con frecuencia enfrentan mucha escasez en su alma y en su
cuerpo, es la idea que no tienen mucho valor y ni les importas a otros.
Esto
hace que tantas personas, de las que los creyentes no escapan, vivan con una
autoestima por el piso. Pero note que Jesús no tenía la misma opinión que tu
puedas tener de ti mismo.
Hay tres creaciones que se ponen de manifiesto en este
texto: los pájaros, los granos y el hombre; a todos los hizo el Señor.
Ahora, observemos la forma cómo el Señor pone el ejemplo
que, si él alimenta lo de poco valor donde los pájaros no se preocupan ni se
estresan, el hombre que más vale lo sostendrá y lo cuidará mejor de lo que
cuida a las aves.
Tan
grande es el precio del hombre para el Señor que él dio su vida por él, no por
las aves a las que también cuida y provee.
Amados, Dios no dio su vida por más nadie en su
creación, ni siquiera por los ángeles que cayeron, sino por el hombre.
De esta manera podemos confirmar el gran valor que
tenemos para el Señor que es lo que más importa.
Compromiso de
Dios
Por
el conocimiento que tiene
La Palabra de Dios nos dice en Juan 10:27
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”
La
figura del Pastor de este pasaje le era muy familiar al Señor. Nadie como él
para conocer la función de los pastores orientales como Jesús. Él sabía que los
pastores orientales eran diferentes a los occidentales, porque mientras que a
los primeros las ovejas siguen al pastor, para el segundo caso, el pastor arrea
las ovejas.
Cuando
Jesús dijo que sus ovejas oyen su voz y las conoce estaba definiendo uno de sus
grandes atributos como lo es su omnisciencia. Por un lado, somos de él porque
reconocemos su voz. Pero lo más grande es que él ya nos conoce, y eso le
permite darnos el consejo apropiado.
Los psicólogos tratan de indicar,
según sus teorías estudiadas, las posibles causas de tu enfermedad emocional y
te dan una terapia que te ayuda temporalmente, pero el asunto es que el
conocimiento que el Señor tiene de nosotros le permite tener un diagnóstico
apropiado y en consecuencia darnos la salida a nuestra condición. Cuando el
profeta habló de Jesús como el Admirable Consejero estaba diciéndonos que él es
el Buen Pastor que conoce a su oveja, así como son ellas con sus altas sus
bajas, con sus tristezas y sus alegrías.
Porque
oyen su voz.
Esto
habla de la más íntima relación que puede haber entre el pastor y la oveja. La
voz del pastor produce en la oveja confianza e identidad. En el campo
espiritual nada es más grande y poderoso para vivir la vida espiritual que
aprender a oír la voz del Señor. ¿Cómo nos habla el Señor?
Pues
primero lo hace a través de su palabra. Es esa voz en la mañana, del medio día
o por la noche.
Es cuando yo me siento con su bendita palabra y dejo
que sus páginas se abran y me hablen. Es cuando en mi pausada relación con ella
le digo a mi Dios: háblame, minístrame, exhórtame, corrígeme, repréndeme, pero,
sobre todo, enséñame el camino para andar por él. Sí, como su oveja oigo su voz
por su palabra. Pero también la oigo a través del Espíritu Santo.
La Biblia nos dice que él nos guiará
a toda verdad (Juan 16:13). ¿Has leído algún texto de la palabra que te golpea
directamente a tu conciencia? Pues es el Espíritu Santo que te está hablando.
La otra manera cómo oímos la voz del
Señor es a través de la iglesia. Sí, la iglesia. Allí podemos encontrar
hermanos preciosos que te hablarán y sentirás la ministración de Dios a través
de ellos.
Dios te habla de muchas formas.
Porque ellos le siguen.
Cuando
Jesús confronta a alguien con su consejo, transforma su vida totalmente,
teniendo el deseo inmediato de seguirle; nadie nos inspira más para seguirle
que Cristo.
¿A caso no fue él quien dijo “el que me sigue no
andará tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida?”.
¿No fue
él quien dijo “venid a mi todos los que estéis trabajos y cargados que yo os
haré descansar?”.
¿No fue él que transformó la vida del endemonio de
ganara a quien lo hizo sentar, vestirse y estar en su juicio cabar, y este quiso
con ruegos seguirle?
Nadie que se encuentra con el consejo del Señor y vea
lo que él hace en su vida le dará la espalda a su salvador.
Amados en Cristo, querdios amigos, seguir a Jesus es
admirarse de su doctrina, de su poder, de su misericordia, de su pasión por el
perdido, pero sobre todo, seguir a Jesús es admirarse de su gran amor que tiene
para con el pecador que se arrepiente.
Muchos
consejeros modernos tienen sus seguidores, pero pronto se decepcionan porque al
final sus consejos no te ayudan frente a alguna crisis que aparezca. El
Admirable Consejero no decepciona jamás.
Conclusión
Mis hermanos, todas las cosas que tenemos de Dios son
admirables. Una simple mirada al cielo nos dice que “los cielos cuentan la gloria de Dios y el
firmamento anuncia la obra de sus manos”. Pero lo que es más admirable de él es su Hijo
Cristo.
El
orden que puso el profeta Isaías acerca del bebé que nació en Belén no fue ni a
capricho ni al azar.
Jesús es el Admirable Consejero.
Su idenficación con nosotros, su cuidados
providenciales y su compromiso con los que oyen su voz y le siguen, nos
plantea el más profundo deseo de amarlo y consagrarle nuestra vida.
Su consejo no defrauda porque es la palabra encarnada.
Fue él quien dijo: “ El Espíritu es el que da vida; la carne para
nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son
vida” (Juan 6:63).
Ninguna palabra de los consejeros terrenales podrá
sustituir al Consejero celestial.
Oremos
¡Dios
los Bendice!
Ps.
Jorge Macías Benítez
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