lunes, 9 de noviembre de 2020

#A261 La Unción para tu Vida

Serie: La Gracia de Dios


#A261 La Unción para tu Vida


 



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Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


Amados en Cristo, queridos amigos, estamos viviendo un Tiempo en el cuál la manifestación en las generaciones que estamos convergiendo en la Creación de Dios, se define en palabras en verdad contundentes y con un mensaje en verdad negativo.


He venido haciendo preguntas a diversas personas, preguntándoles que en un palabra me dijeran como se sienten hoy.


El resultado en resúmen, convergió en estas pocas palabras:


Hartazgo

Decepción

Aburrimiento

Furia


Cuando concluí en esto que acabo de compartir, en verdad mi sentimiento y discernimiento fue: 


“Señor, ¿Qué está sucediendo? ¿Qué puedo hacer al respecto? ¿Que parte de tu Propósito para mí, es necesario Activar para Operar hacia un cambio en ese sentir y vivir de estas generaciones?”


Ps. Jorge Macías Benítez


Mi sentir, lo que mueve mi corazón y lo hace arder son situaciones como la que acabo de describir, y me lleva a compartir al respecto no de la solución tan solo – como si fuese suficiente motivo – sino el orígen mismo de que estas generaciones, hayan llegado a ello.


El Fundamento hoy, para el mensaje y Ministración de Dios, lo encontramos en Isaías 1: 11


“¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.”


Por otra parte, si indagamos en cuanto a la Decepción o desilusión, la Palabra de Dios nos dice:


“Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.”

Hageo 1: 9


Amados, el Mensaje y Ministración del Señor para nosotros hoy lleva por título:


La Unción para tu Vida


Oremos


El Señor Hastiado


Amados, Discirnamos lo que en el mismo Isaías 1 nos dice al respecto del Hastío, del Hartazgo:


“16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; 17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. 19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20 si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.”


Isaías 1: 16 - 20


Como creados de Dios y en nuestra naturaleza en que Él nos creó, siendo espíritu, alma y cuerpo, buscamos primero nuestra propia satisfacción y el obtener lo que pensamos, nos hará felices.


No obstante, lo que esta porción de Su Palabra nos dice que:


1. “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo”

2. “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos”


Dios, Hashem, cierra con una disyuntiva, una especie de invitación a decisión, cuando nos dice:


“19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20 si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.”


Entonces Amados, surge una pregunta – si, ya sé, siempre empiezo o finalizo estableciendo un cuestionamiento - :


¿Qué es lo importante en verdad, mi hastío o el de Dios?


¡Vaya pregunta ah!


La definición de hastío es el tener disgusto por algo, por una situación o incluso por una persona.


En Isaías 1, eso es lo que Dios manifiesta.


Ahora, ¿Cuál es la razón de este hastío del Señor?


La respuesta la encontramos en el libro de Malaquías, último profeta del antiguo testamento, después del cuál, Dios sencillamente no envió mensaje alguno durante 400 años.


Escucha, lo que le dijo Dios a Su Pueblo en Malaquías 3: 6-7


“6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. 7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?”


Amados, Malaquías es una descripción literaria del período final de la historia del Antiguo Testamento que muestra la necesidad de grandes reformas para preparar el camino para la venida del Mesías. 


El estudio de este libro profético nos introduce a conocer un panorama oscuro de la historia de Israel reflejada en su decadencia espiritual; sin embargo, termina vislumbrando un nuevo Tiempo que apunta al surgimiento de Juan el Bautista, el tan anhelado Mesías y el advenimiento del día del Señor. 


¿Cuál es la razón del hastío de Dios?


Amados en Cristo, queridos amigos, profundicemos un poco en los detalles de aquel tiempo de Dios.


Solo cincuenta mil exiliados habían regresado a Judá, desde Babilonia (538-536). 


El templo había sido reconstruido bajo el liderazgo de Zorobabel (516 a.C.) y el sistema de sacrificios renovado. 


Esdras había regresado en el 458 a.C., seguido por Nehemías en el 445 a.C. 


Después de este de regreso en la tierra de Palestina por solo un siglo, el ritual de las rutinas religiosas se los judíos llevó a dureza de corazón hacia el gran amor de Dios por ellos y a una separación de su ley por parte tanto del pueblo como de los sacerdotes. 


Malaquías reprendió y condenó estos abusos, condenando fuertemente al pueblo y llamándolos al arrepentimiento. 


Cuando Nehemías regresó de Persia la segunda vez (ca. 424 a.C.), vigorosamente los reprendió por estos abusos en el templo y el sacerdocio, por la violación del reposo en el día de reposo, y por divorcio ilegal de sus mujeres judías para que se pudieran casar con mujeres gentiles (Neh 13).


Conforme más de dos milenios de historia del AT desde Abraham concluyeron, ninguna de las promesas gloriosas de los pactos abrahámico, davídico y del nuevo pacto habían sido cumplidas en su sentido definitivo. 


Aunque habían habido algunos pocos puntos cumbre en la historia de Israel, p.ej, Josué, David y Josías, los judíos al parecer habían perdido toda oportunidad por recibir el favor de Dios desde menos de cien años después de haber regresado de la cautividad, ya se habían hundido en una profundidad de pecado que excedía las iniquidades anteriores que trajeron las deportaciones Asiria y Babilonia. 


Más allá de esto, el Mesías que se había estado esperando por mucho tiempo no había llegado y no parecía estar a la vista.


Entonces, Malaquías escribió la profecía de cierre del AT en la cual él entregó el mensaje de Dios de juicio sobre Israel por su pecado continuo y la promesa de Dios de que un día en el futuro, cuando los judíos se arrepintieran, el Mesías sería revelado y las promesas de pacto de Dios serían cumplidas. 


Hubo más de cuatrocientos años de silencio divino, con solo las palabras de Malaquías resonando condenación a sus oídos, antes que otro profeta llegará con un mensaje de Dios. 


Este fue Juan el Bautista predicando: 


“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”

Mateo 3:2


El Mesías había venido.              


La Verdad y el Amor de Dios


Amados, en el contexto de Malaquías, la Verdad y el Amor de Dios son cuestionados. 


Los líderes espirituales fallan. 


La sociedad se vuelve secular y el pecado abunda. 


Estas condiciones caracterizaron los tiempos del profeta Malaquías, quien inmutablemente afrontó tal situación de su día.


Se sabe muy poco respecto a Malaquías. 


Su nombre significa “mi mensajero,” que tal vez no sea un nombre, sino simplemente una descripción. 


La palabra hebrea malaki aparece en Malaquías 3:1, y se ha traducido mi mensajero.


Malaquías predicó en una época cuando no había autoridad en la nación. 


El dijo sus profecías entre el tiempo en que Nehemías fue gobernador de Judá, en los años 432–420 a.C., y cuando fue llamado a que volviera a Babilonia. 


El libro de Malaquías es diferente de los otros libros proféticos porque no da sermones como tales, sino que argumenta. 


El libro indica que hubo mucha respuesta de la audiencia a los mensajes de Malaquías en forma de preguntas, excusas y objeciones.


Se escucha conocido ¡verdad? muy actual. 


Muy de este tiempo.


Malaquías comienza su mensaje con la alarmante declaración del SEÑOR: “yo amé a Jacob, y aborrecí a Esaú” (1:2b–3a). 


El verbo hebreo traducido “amar” significa una relación positiva con todas las decisiones, acciones, actitudes, pensamientos, respuestas, y con los sentimientos que caracterizan tal relación.


La palabra hebrea “aborrecer” indica carencia de relación. 


Cuando Malaquías acusa a los sacerdotes de despreciar al Señor, se refiere a que ellos lo niegan firmemente. 


Malaquías describe los pecados de Judá: traición contra sus hermanos, disolución de la vida matrimonial y la religión insincera. 


Después de una predicción acerca de Juan el Bautista, la lista de pecados concluye con la acusación de Malaquías de que el pueblo robaba a Dios. 


Después que el profeta declaró juicio sobre el pecado, pasa a hablar del juicio final en el Día del SEÑOR, y concluye su libro con la predicción de que Elías vendrá antes de tal día. 


En un tiempo cuando la vida familiar se ha erosionado drásticamente y las responsabilidades son tomadas a la ligera, el mensaje del profeta Malaquías debe ser proclamado con fuerza y autoridad.


Los dieciséis profetas escritores llamaron a sus generaciones a arrepentirse, a cambiar sus caminos, a volver al Señor en humildad y fe.


En el amor el señor, les exhorto a escudriñar los libros de los Profetas, para recibir y Discernir al respecto.


Malaquías fue la última voz de Dios hasta que Juan el Bautista rompió el silencio ¡400 años después con el llamado!:


“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” 

Mateo 3:2


Oremos


Ps. Jorge Macías Benitez


¡Dios los Bendice!