domingo, 25 de abril de 2021

#A281 Llamado al Arrepentimiento

Serie: Tras las Pisadas de Jesús  Día 15

    #A281 Llamado al Arrepentimiento     





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     Introducción.    


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


Hoy continuamos con una Ministración más de esa Serie: Tras las Pisadas de Jesús.


El  Señor nos quiere ministrar con un mensaje a partir del Ministerio de Su Primo Juan.

Amados, Juan el Bautista fue el precursor que Dios usó para preparar a su pueblo para la llegada de Jesús. 


Ahora Juan estaba preso y no podía predicar más desde las orillas del río Jordán, a las multitudes para que se arrepintieran. 


Eso no quiere decir que el mensaje de Dios estaba silenciado; Ahora Jesús seguiría donde Juan había terminado.


El fundamento en este domingo 25 de Abril del 2021, de este mensaje y Su Ministración en específico, lo podemos encontrar en el Evangelio de Mateo, que dice :


´12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: 15Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;

Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.´

Mateo 4: 12-17


Amado en Cristo, queridos amigos, el mensaje lleva por título:

Llamado al Arrepentimiento

Oremos

   El Reino de los Cielos se ha acercado


Jesús no solo fue un predicador; ha sido de hecho el más grande de predicador que haya habido en la historia.

Cuando Jesús volvió a Galilea, comenzó a predicar, a proclamar un mensaje que comenzaba con la palabra “arrepiéntanse". 

Ese era el mismo mensaje que Juan había predicado: 

“arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos se ha acercado.” 

El “Reino de los cielos” es el dominio donde Dios gobierna como rey. 

Un día será un reino exterior. 

No obstante hasta que Jesús regrese, el Reino estará en el corazón de los que le sirven a Él, sin que el mundo a nuestro alrededor pueda verlo.

Amados, el Reino de los cielos no es solamente un tipo de gobierno o una era que se avecina; es una persona: Jesús. 

Por eso es que Él podía decir en medio de su predicación “el Reino de Dios” está entre ustedes. 

Jesús es el Rey y el Reino al mismo tiempo, es la promesa y el cumplimiento de la misma, es el autor y consumador de la fe.

Tanto Jesús como Juan afirmaron que todos deben entrar en el Reino de Dios por la puerta del arrepentimiento. 

Amados en Cristo, queridos amigos, el arrepentimiento es más que decir "lo siento".

No es solamente lamentarse porque a uno lo sorprendieron en pecado. 

Cuando el Espíritu Santo obra arrepentimiento en el corazón humano, la vida cambia de dirección; la persona comienza a andar por un nuevo camino. 

Ya no le sirve a Satanás ni vive de acuerdo con los valores falsos del mundo. 

La persona que se ha arrepentido comienza a tener nuevos valores y motivos.

Llegado a ese momento en el proceso de Transformación, surgen algunas preguntas:

¿Qué es el Reino de Dios?

Leyendo Lucas 17: 20 — 21, ¿a qué se refiere Jesús al decir "el Reino de Dios está entre ustedes”?

¿Qué clase de cambios pueden esperarse en la vida de alguien que vive en la atmósfera del Reino de Dios?








  ¿Qué es el Reino de Dios?

 

Amados, primero, es el tema central de la enseñanza de Jesús y el mensaje fundamental de la Iglesia fundada por Él a través de sus discípulos. 

Como Marcos explica en su Evangelio: 

“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”

Mateo y Lucas de igual modo registran que el mensaje de Jesús era el “evangelio” o “buenas noticias” del Reino de Dios.

Mateo 4:23 

Lucas 8:1 

Aun cuando Mateo se refirió al Reino como “el reino de los cielos” (Mateo 4:17; 5:3, 10, 19-20) y Pablo lo llamó una vez “el reino de Cristo y de Dios” (Efesios 5:5), el nombre predominante en la Escritura es “el Reino de Dios”.

Amados, Jesús enseñó consistentemente este mismo mensaje de esperanza —“evangelio” significa buenas noticias— del Reino a lo largo de su ministerio. 

Sus parábolas —historias con lecciones espirituales— a menudo trataron de este Reino, el cual el Padre y su Hijo habían preparado antes de la existencia del hombre en “la fundación del mundo” (Mateo 25:34). 

En las parábolas del Reino, Jesús explicó lo que nosotros debemos hacer para entrar en el Reino y cómo serán las condiciones en este.

Muchos de los profetas del Antiguo Testamento habían escrito de este Reino por inspiración del Espíritu Santo (2a. Pedro 1:20-21).

Después de equipar y transformar a sus 12 discípulos, Jesús los envió “a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos” (Lucas 9:2). 

Después de su crucifixión y resurrección, Jesús apareció ante sus discípulos y continuó “hablándoles acerca del reino de Dios” (Hechos 1:3).

Igualmente, más tarde, Pablo edificó su ministerio predicando “el reino de Dios” (Hechos 14:22; 19:8; 20:5; 28:31; 1a. Corintios 6:9-10; 15:24) y se refirió a sus compañeros ministros diciendo que ellos eran los únicos “que me ayudan en el reino de Dios” (Colosenses 4:11).

Ahora amados, ¿Qué es el Reino de Dios? ¿un reino literal o figurado? 

Si bien generalmente se entiende que el mensaje que Jesús predicó era el del Reino de Dios. 

La pregunta de si este Reino es literal o figurado es mucho más complicada.

Amados, Jesús vino predicando que el Reino “se había acercado” (Marcos 1:15); algunos piensan que este reino está literalmente aquí en la tierra mediante la Iglesia o figurativamente en nuestros corazones. 

Otros, reconocen que “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios” (1 Corintios 15:50), y dicen que el reino no está aquí todavía.

Jesús reconoció la dificultad para entender esta parte de su mensaje, por lo que lo llamó un “misterio”. 

Hablando a sus discípulos, Jesús dijo: 

“A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados”

Marcos 4:11-12

¿Entonces qué entendieron los discípulos? 

¿Qué predijeron Jesús y los profetas? 

Amados, la Oración, el Discernimiento, el profundizar en las Escrituras nos da claridad.

El Reino de Dios es un reino literal. Dios le dio al Rey Nabucodonosor un sueño de una imagen de un hombre con una cabeza de oro, su pecho y brazos de plata, su vientre y muslos de bronce, sus piernas y sus pies en parte de hierro y en parte de barro. Dios reveló el significado del sueño a través de Daniel, mostrando que habría cuatro imperios mundiales (Daniel 2:31-43). La historia ha mostrado que éstos fueron los imperios Babilonio, Medo-Persa, Greco-Macedonio y Romano.

Concluyendo esta explicación, Daniel escribió: 

“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (v. 44). 

El Reino de Dios reemplazará de esta manera los gobiernos de esta tierra.

El Reino de Dios será establecido en la tierra cuando Jesús regrese. El Reino será establecido después de que Cristo regrese a la tierra. Apocalipsis 11:15 declara: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”. 

Jesús les dijo a sus discípulos que cuando el Reino fuese establecido: “Vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel” (Mateo 19:28, comparar también Lucas 22:30).

Nosotros nos preparamos para el Reino al vivir de acuerdo con las reglas del Reino ahora. 

Jesús le explicó a Nicodemo cómo puede uno entrar en el Reino de Dios. 

Le dijo que uno debe “nacer de nuevo” (Juan 3:1-8). Este proceso empieza con el bautismo, el cual significa la muerte del viejo hombre pecaminoso y el principio de una nueva vida dedicada a Cristo (Romanos 6:1-5). Esto culmina en un cambio de carne y sangre mortal a un espíritu inmortal al regreso de Cristo (1 Corintios 15:50-53; 1a. Tesalonicenses 4:16-17).





          El Reino de Dios está entre ustedes       


Amados hermanos, amigos, al responder a la pregunta de los fariseos acerca de cuándo vendría el Reino de Dios, Jesús les dijo: 

“El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” Lucas 17:20-21

La primera parte de la respuesta de Jesús es relativamente fácil de entender. Ahora, si no entendemos apropiadamente lo que dice la última parte, tendremos un cuadro incompleto del Reino.

Cuando Jesús vino a la tierra, los judíos estaban esperando que el Mesías regresara para elevar a la nación hebrea a un lugar prominente. 

En vez de escuchar el mensaje de arrepentimiento, ellos esperaban a alguien que los liberara y los dirigiera en una liberación exitosa de su nación. 

Algunas de las autoridades religiosas aparentemente creían que ellos —debido a una cuidadosa investigación— serían los primeros en descubrir el retorno del Salvador prometido.

En el pasaje anotado anteriormente, Jesús les dijo a los fariseos que su pensamiento estaba errado. 

La primera venida de Jesús era para anunciar el Reino. 

Más tarde, él “…aparecerá por segunda vez…para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28).

    Conclusión parte I     


Amados, cuando Jesús regrese, habrá señales aterradoras que todos podrán observar (Mateo 24:5-14, 21-27; Apocalipsis 1:7). 

Pero al decir: “El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí” como dice Lucas 17:20-21, lo que Jesús les estaba explicando a los fariseos era que esa generación, a pesar de todos sus meticulosos esfuerzos, por su erróneo entendimiento no podría identificar al Mesías en su primera venida.

Más aún, ellos no verían las increíbles señales de su segunda venida y que precisamente eran las señales que ellos estaban buscando. 

Como Jesús lo anotara, ese relámpago cuyo resplandor se vería por todo el cielo, que acompañaría su segunda venida, ocurriría en otro “día” (v. 24), bastante tiempo después de que los fariseos a los cuales les estaba hablando hubieran vivido y muerto.

Después de decirles a los fariseos que ellos no podrían ver la venida del Reino de Dios en el momento en que ellos esperaban, Él dijo: “porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” (v. 21). 

En este sentido, Jesús, el Rey del venidero Reino de Dios, estaba entre los fariseos. 

¡El Reino de Dios no estaba en los corazones de aquellos fariseos!

           Oremos        

¡Dios los Bendice! 


Ps. Jorge Macías Benítez