Serie: Tras las Pisadas de Jesús
#A277 El Costo del Discipulado
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Introducción.
Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!
Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!
Continuando en nuestra Serie, Tras las pisadas de Jesús, el Señor nos va a llevar a profundizar en un tema que es en verdad actual y polémico.
El fundamento en Su Palabra hoy, nos lo entrega en el Evangelio de Lucas, que nos dice:
“25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: 26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
28 Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? 29 No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, 30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. 31 ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? 32 Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. 33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.”
Lucas 14: 25-33
Escucha amado, Jesús empleó un lenguaje fuerte al referirse al discipulado.
Mencionó varios intereses que deben tener el segundo lugar después de Él, incluso "su propia vida".
Cuando Jesús empleó la palabra "aborrece" con relación a la familia de uno, Él no quiso decir lo que la palabra significa hoy día.
Él estaba diciendo que los intereses de la familia nunca deben estar por encima de nuestra lealtad a Él.
Amados, nuestra devoción y reverencia, el “temor” a Dios del que la semana pasada nos Ministró, debe ser de tal magnitud que nuestros sentimientos hacia cualquier otra cosa sean como sin de odio hablásemos, en comparación.
Lo que se entiende por llevar la cruz es a menudo superficial.
No se refiere a alguna experiencia desagradable que enfrentamos.
En los días de Jesús la cruz era para ejecutar a los criminales, por lo que se asocia con la muerte.
Si llevamos nuestra cruz en el sentido que Jesús estaba hablando, moriremos a nuestros propios intereses.
Este domIngo 21 de Marzo del año 2021, el título del mensaje es :
El Costo del Discipulado
Oremos
Disposición de nuestro corazón
Amados en Cristo, queridos amigos, en el contexto que nos lleva el Señor esta mañana, surge una pregunta:
¿A qué estamos dispuestos para Ser Discípulos suyos en verdad?
Estaremos dispuestos a experimentar incomodidad, inconveniencia o rechazo por el amor de Cristo.
Esa debe ser una actitud diaria, una forma de vida, no un sentimiento que tenemos sólo en momentos de gran emoción.
A veces nuestra falla espiritual ocurre porque la entrega a Jesucristo se hace sólo basada en la emoción.
Amado, hermano, querido amigo, las emociones son parte del contexto; Ahora, el compromiso de nuestra voluntad es lo que cuenta.
Jesús invitó a la gente a considerar el costo, y todavía lo hace.
Escucha:
¡Ser discípulo tiene un precio!
Como el rey en la parábola de Jesús, nosotros también debemos reconocer que Ser Su Discípulo, nos expone a guerras espirituales de cuando en cuando ó muy frecuentemente, dependiendo de nuestro nivel de compromiso y relación con Dios.
Amados, NO es un juego de niños.
Entraremos en un verdadera batalla espiritual, al tomar esa decisión.
Ahora, reflexionemos:
¿Qué significa “Cargar con la cruz”?
(Respuesta: Marcos 8: 34 Cargar con la cruz no es otra cosa que “negarse a uno mismo”)
Ser discípulo también tiene recompensas, ¿cuáles son?
¿Estás dispuesto a cargar con tu cruz y seguir a Jesús?
¿Cómo?
Pagar un Precio: Testimonio de vida
Amados, tal cual les compartía y el Señor les ministraba unos minutos atrás, Ser Su Discípulo tiene un Precio.
Ahora, ¿a qué me refiero y el Señor habla, cuando nos Ministra al respecto?
Profundicemos en ello y entonces nos es necesario, escudriñar en la vida y obra de un General de Dios cuyo nombre a quedado registrado no solo en la Historia del hombre, sino que mucho más relevantemente, está escrito en el Libro de la Vida, en el Reino de Dios.
No tengo duda, que él vivió con esta porción de la escritura, como Rhema para su vida:
“Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”
Marcos 8:34
El nombre de este General de Dios es, Dietrich Bonhoeffer.
¿Quién fue este Varón de Dios?
Aún más importante y relevante, la siguiente pregunta:
¿Cómo y para qué vivió?
Dietrich fue un líder cristiano alemán que participó en el movimiento de resistencia contra el nazismo.
Bonhoeffer nació el 4 de febrero de 1906; fué pastor protestante y teólogo luterano, fue arrestado y encarcelado.
Mientras estaba preso fue acusado de - supuestamente - haber formado parte en los complots planeados por miembros de la Abwehr (Oficina de Inteligencia Militar) para asesinar a Adolf Hitler y por esa razón fue finalmente ahorcado el 9 de abril de 1945, en el contexto de una Berlín ya invadida por los rusos, una Alemania Nazi derrotada.
Bonhoeffer nació en Breslau, Alemania - hoy Wrocław, Polonia - en el seno de una familia de la alta burguesía prusiana que integraba la élite cultural berlinesa.
Su padre, Karl Ludwig Bonhoeffer (1868-1948), era profesor de psiquiatría y neurología, director de la clínica psiquiátrica de la Universidad de Breslau; y su madre, la pianista Paula von Hase, nieta del teólogo Karl von Hase — predicador de la corte del Kaiser Guillermo II — e hija de Klara von Hase que había sido pupila de Clara Schumann y Franz Liszt, tomó parte en la educación de sus ocho hijos (Karl-Friedrich, Walter, Klaus, Ursula, Christine, Dietrich, Sabine, Susanne).
La familia se mudó a Berlín en 1906, donde su padre ocupó la cátedra más importante de psiquiatría y neurología de Alemania.
Dietrich, a los 8 años de edad, vive los horrores de la Primera Guerra Mundial, en la que mueren uno de sus hermanos y tres primos.
Estudia en el Gymnasium de Grunewald junto con su hermano Klaus y Hans von Dohnanyi.
A los 17 años comienza sus estudios de teología en la Universidad de Tubinga y 2 años después los continúa en la Universidad de Berlín.
En 1927, a la edad de 21 años, se doctoró con distinción summa cum laude con la tesis Sanctorum communio, la que el teólogo Karl Barth consideró como un milagro teológico.
Se traslada a Barcelona para asumir la vicaría de la Iglesia Luterana en Barcelona, posteriormente vuelve a Berlín y presenta en 1930 su tesis de habilitación titulada Akt und Sein: Traszendentalphilosophie und Ontologie in der systematischen Theologie.
Como aún era muy joven para ser ordenado, aprovecha para viajar ese año a Nueva York para tomar algunos cursos de especialización en el Union Theological Seminary.
Finalmente, el 11 de noviembre de 1931, a la edad de 25 años, es ordenado como pastor luterano.
Fe en Acción
En la Universidad de Berlín enseñó Teología y escribió varios libros.
Dietrich, se opuso firmemente al nazismo y a la claudicación de las iglesias alemanas frente a Hitler; participó junto con Karl Barth, Martin Niemöller y otros en la fundación de la Bekennende Kirche (Iglesia Confesante o Iglesia de la Confesión, de teología luterana pero no oficial).
En abril de 1933, en una conferencia ante los pastores berlineses, Bonhoeffer insistió en que la resistencia política se hacía imprescindible.
Entre finales de 1933 y 1935 sirvió como pastor de dos iglesias protestantes en Londres.
Volvió a Alemania para encabezar un seminario no autorizado, para pastores de la Iglesia Confesante, en Finkenwalde, Pomerania —hoy Szczecin, Polonia a orillas del río Óder —, donde recibió el apoyo incondicional de la condesa Ruth von Kleist Retzow.
Allí conoció a su nieta Maria von Wedemeyer, que sería su prometida.
Regresó a los Estados Unidos brevemente y retornó a Alemania en uno de los últimos barcos que hicieron la travesía antes del comienzo de la guerra.
La Gestapo clausuró el seminario en 1937, le prohibió predicar, enseñar y finalmente hablar en público.
El seminario funcionó entonces en el estadio von Blumenthal de Gross Schlönwitz, pero fue nuevamente cerrado al estallar la guerra.
La resistencia, con la que colaboraba Bonhoeffer, era activa desde antes de la Segunda Guerra Mundial.
Durante este período, Bonhoeffer mantuvo estrechos contactos con Carl Friedrich Goerdeler y trabajó mano a mano con numerosos opositores a Hitler.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Bonhoeffer desempeñó un papel clave de acaudillamiento en la Iglesia de la Confesión, que se oponía a las políticas antisemitas de Hitler.
Estaba entre aquellos que apelaban a la abierta resistencia de la Iglesia al tratamiento que Hitler daba a los judíos.
Aunque la Iglesia de la Confesión no era grande, representaba un foco considerable de oposición cristiana al régimen nazi en Alemania.
En 1939 se unió a un grupo clandestino de la resistencia, que incluía militares de alto rango con base en Abwehr, la Oficina de Inteligencia Militar, quienes, encabezados por el almirante Wilhelm Canaris, querían derrocar el régimen nacionalsocialista de Hitler.
Lo arrestaron en abril de 1943, después de que condujera hacia él el dinero del Proyecto 7, usado para ayudar a escapar a judíos a Suiza.
Fue acusado de conspiración y encerrado en la cárcel de Tegel, en Berlín, durante un año y medio.
Tras el infructuoso atentado del 20 de julio de 1944, Bonhoeffer fue sindicado de complicidad por sus conexiones con los conspiradores, algunos de los cuales eran familiares suyos, como su tío, el comandante de la ciudad de Berlín, Paul von Hase, ejecutado el 8 de agosto de 1944.
El 8 de octubre fue trasladado a la prisión de la Gestapo en la calle Prinz-Albrecht para interrogarlo y el 7 de febrero de 1945 al campo de concentración de Buchenwald.
En abril de 1945 fue llevado al Campo de concentración de Flossenbürg.
El 8 de abril de 1945, por órdenes de Ernst Kaltenbrunner, un tribunal militar condenó a la horca a Dietrich Bonhoeffer y a su cuñado Hans von Dohnanyi, quien fue ejecutado al día siguiente en Sachsenhausen.
En el amanecer del lunes 9 de abril de 1945, Bonhoeffer, que el día anterior había dirigido un servicio religioso a petición de los demás presos, fue ejecutado con la horca.
Debió desnudarse para subir al cadalso.
Sus últimas palabras fueron:
“Este es el fin; para mí el principio de la vida".
El doctor del campo - testigo de la ejecución - anotó:
"Se arrodilló a orar antes de subir los escalones del cadalso, valiente y sereno. En los cincuenta años que he trabajado como doctor nunca vi morir un hombre tan entregado a la voluntad de Dios”.
Su cadáver fue incinerado.
Su hermano Klaus Bonhoeffer, también condenado por participar en la conspiración, fue ejecutado en Berlín junto con otros doce conspiradores, entre ellos Rüdiger Schleicher y Friedrich Justus Perels.
Al escudriñar la Palabra de Dios y visualizar el como vivió Dietrich, veo esta porción de la Biblia:
“28 Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. 29 Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.”
Marcos 10: 28-30
Gracia y su precio
Amados en Cristo, queridos amigos, ¿cuál es la razón de darle este espacio a la vida de este tremendo Varón, Siervo y Discípulo de Cristo?
Entre los libros que escribió, están 2 obras que de suyo son consideradas como fundaméntales en el cristianismo como hoy lo vivimos o al menos lo debiéramos de vivir.
Sus títulos son:
El Precio de la Gracia
El Costo del Discipulado
El Costo del Discipulado, es una invitación a reflexionar sobre el llamado a la conversión, al discipulado comprometido y a nuestra disposición a asemejarnos a Cristo, a vivir siendo verdaderos cristianos.
En esta obra Dietrich Bonhoeffer presenta un análisis minucioso de la dicotomía entre la gracia barata y la Gracia verdadera, la Gracia costosa.
Basta con leer, reflexionar y clamar por Discernimiento al Señor, en algunas de sus frases memorables, en este libro que tengo certeza, fue inspirado por el Espíritu Santo, en Bonhoeffer:
“La gracia de alto costo es el Evangelio que debe ser buscado, el don que debe pedirse; la puerta que un hombre debe golpear” (45).
“Felices son aquellos que saben que la gracia puede vivir en el mundo sin pertenecer a él, quienes al seguir a Jesucristo, están tan seguros de su ciudadanía celestial que son verdaderamente libres para vivir sus vidas en este mundo” (58).
“Cristo llama, el discípulo sigue: eso es gracia y mandato todo en uno” (63).
“La única forma de vencer el legalismo es por medio de una obediencia real a Cristo cuando Él nos llama a seguirlo; porque en Jesús la ley al mismo tiempo se cumple y se cancela” (92).
“El discipulado significa adherir a la persona de Jesús y, por lo tanto, someterse a la Ley de Cristo, que es la ley de la cruz” (97).
“Negarse a uno mismo es estar solamente consciente de Cristo y no más del yo, únicamente verlo a Él, que va adelante y no más el camino que es demasiado difícil para nosotros. Una vez más, todo lo que la autonegación puede expresar es esto: ‘Él guía el camino, síguelo de cerca’” (97).
“La voluntad de Dios, a la cual la ley da expresión, es que los hombres deben derrotar a sus enemigos, amándolos” (167).
“Nuestra actividad debe ser visible, pero no debe hacerse jamás con el fin de que se haga visible” (179).
“¿Qué deben hacer los discípulos cuando enfrentan a la oposición y no pueden penetrar los corazones de los hombres? Deben admitir que en ninguna circunstancia poseen ningún derecho o poder sobre otros y no tienen acceso directo a ellos” (211)
“La única manera de alcanzar a otros es a través de Aquel en cuyas manos están ellos mismos, igual que todos los demás hombres” (211).
“El objetivo del mandato de Jesús siempre es el mismo: evocar una fe sincera; hacer que amemos a Dios y nuestro prójimo con todo nuestro corazón y alma. Este es el único rasgo inequívoco en su mandato” (258).
“Si la Iglesia se niega a enfrentar la severa realidad del pecado, no conseguirá credulidad cuando hable del perdón” (329).
Gracia Barata
Amados hermanos, amigos, la tesis de esta obra - el Costo del Discipulado - es una exposición a la luz del Sermón del Monte en Mateo capítulo 5.
El argumento de Dietrich Bonhoeffer, es evidenciar lo que significa profesar una fe abstracta, legalista y desencarnada del verdadero compromiso y la transformación que exige Jesús como el corazón del Reino de Dios para sus seguidores o más bien, para Sus Discipulos.
Una fe que no toca el alma ni la consciencia, un cristianismo sin Cristo y sin cruz, es una fe estéril, inútil y hueca porque al final no es sostenible.
A esto Bonhoeffer lo llamó: “la gracia barata”.
“La gracia barata es la predicación del perdón sin requerir arrepentimiento, el bautismo sin la disciplina de la iglesia, la Comunión sin la confesión, la absolución sin la confesión personal. La gracia barata es la gracia sin discipulado, la gracia sin la cruz, la gracia sin Jesucristo, vivo y encarnado” (pág.16).
Han transcurrido casi 100 años desde que este verdadero Discípulo de Cristo, inspirado por el Espíritu Santo, escribiera esto, en un contexto de tribulación por defender su posición; es triste reconocer que en la actualidad muchos partes de la Ekklesia, del cuerpo de Cristo, caminan por este mismo sendero que pretende abaratar la fe.
La fe se vuelve barata cuando se ofrece como producto de consumo para satisfacer a las masas que buscan un mensaje acomodado a la realidad de sus deseos personales.
Cuando se ofrece como espectáculo para un público que desea que se le endulcen los oídos y se le prometa estabilidad para su “Statu Quo” y cuando se promueve la identidad de ser hijo o hija de Dios como una garantía para reclamar las promesas materiales a cambio de una módica suma o transacción monetaria que algunos llaman: “La ley de la siembra y la cosecha”, o el “pacto con Dios.”
Bonhoeffer afirmaba que la “gracia barata es el enemigo mortal de la iglesia”.
Como creyentes no podemos permanecer callados ante estas falsas enseñanzas que continúan permeando a la iglesia y encarecen la fe.
Pero lo más preocupante es que continúan arrastrando a miles de seguidores a beber de estas aguas turbias e ilusorias; Y aún más preocupante es que están dejando un legado a las próximas generaciones de un discipulado que en nada refleja el corazón del Reino.
Bonhoeffer no calló porque reconoció que su deber como discípulo del Señor era pronunciarse.
¿Acaso Dios espera algo menos de cada uno de nosotros hoy en día?
Gracia Cara
Amados en Cristo, queridos amigos, escribió nuestro amado hermano Dietrich, prácticamente un siglo atrás:
La Gracia cara, la Gracia verdadera, la Gracia de Dios, es el tesoro oculto en el campo por el que el hombre vende todo lo que tiene; es la perla preciosa por la que el mercader entrega todos sus bienes; es el Reino de Cristo por el que el hombre se arranca el ojo que le escandaliza; es la llamada de Jesucristo que hace que el discípulo abandone sus redes y le siga.
La Gracia cara, es el Evangelio que siempre hemos de buscar, son los dones que hemos de pedir, es la puerta a la que se llama.
Apocalipsis, capítulo 3, nos dice:
“19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
Énfasis por el Ps. Jorge Macías Benitez
Y continuó:
Es cara porque llama al seguimiento, es Gracia porque llama al seguimiento de Jesucristo; es cara porque le cuesta al hombre la vida, es Gracia porque le regala la vida; es cara porque condena el pecado, es Gracia porque justifica al pecador.
Sobre todo, la Gracia es cara porque ha costado cara a Dios, porque le ha costado la vida de su Hijo -
“habéis sido adquiridos a gran precio”
Amados, lo que ha costado caro a Dios no puede resultamos barato a nosotros.
Es Gracia, sobre todo, porque Dios no ha considerado a su Hijo demasiado caro con tal de devolvernos la vida, entregándolo por nosotros.
Conclusión
Amados hermanos, amigos queridos, la Gracia cara es la encarnación de Dios.
Nuestro hermano Bonhoeffer, escribió:
La Gracia cara es la Gracia como santuario de Dios que hay que proteger del mundo, que no puede ser entregado a los perros; por tanto, es la Gracia como palabra viva, palabra de Dios que él mismo pronuncia cuando le agrada.
Esta palabra llega a nosotros en la forma de una llamada misericordiosa a seguir a Jesús, se presenta al espíritu angustiado y al corazón abatido como una palabra de perdón.
La Gracia es cara porque obliga al hombre a someterse al yugo del seguimiento de Jesucristo.
Amados hermanos, queridos amigos, concluyamos diciendo y afirmando con completa certidumbre que es Gracia el que Jesús diga: “Mi yugo es suave y mi carga ligera”.
Dios te está llamando a que vengas a Él y si ya estás en Él, que te animes y seas firme en este caminar.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”
Mateo 11:28-30
Amados hermanos, ¡esto es real!
El yugo de Cristo es más ligero que el peso de nuestros pecados, y además, Él mismo está a nuestro lado ayudándonos a halar y halar, hasta el final.
Pero recuerda, ¡Su Gracia es Costosa, lo más costoso!
Oremos
¡Dios los Bendice!
Ps. Jorge Macías Benítez