domingo, 18 de abril de 2021

#A280 Obediencia: Lealtad en Acción II

Serie: Tras las Pisadas de Jesús  Día 14

 #A280 Obediencia: Lealtad en Acción II 





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     Introducción.    


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


El fundamento de este domingo, de este mensaje y Su Ministración en específico, lo podemos encontrar en el libro de los Hechos, que dice :


“Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.”


Hechos 4:23-31

Amados en Cristo, queridos amigos Los primeros discípulos oraban juntos, comían juntos y hacían vida diaria juntos. 

Este acto de fidelidad fue una respuesta natural de la salvación que habían recibido.

Este domingo 18 de Abril del año 2021, el título del mensaje es :


Obediencia: Lealtad en Acción II

Oremos

   Obediencia y Lealtad 


Amados, sabes, la obediencia te hace leal; la fidelidad, es decir la Lealtad logra cosas impresionantes. 

El concepto de ser fiel o leal, significa también ser perseverante; por lo tanto es un ciclo el que vive el creyente. 

Por ser obediente es fiel y al ser fiel no se da por vencido, lo que lo lleva de nuevo a ser obediente.

Es ahí donde queda patentada la necesidad de una vida de fe al rededor de otros creyentes. 

Nos ayudamos a llevar nuestras cargas mutuamente y así cumplimos la ley de Cristo, obediencia y lealtad tomadas de la mano.

Ahora, lo curioso es que la misma palabra que se traduce, del griego al español, como Lealtad o fidelidad, es la que se traduce en otros pasajes como "fe". 

Entonces podemos entender que la Lealtad es también creer, confiar y depender.

Con razón, las dos cosas que llaman la atención de Dios son la Fe y la Obediencia, porque ambas muestran la condición de nuestro corazón hacia Dios.

Ahora, les invito a hacernos algunas preguntas en relación con esto que estamos reflexionando:

¿Cómo puedes apoyar a tus hermanos a crecer en obediencia?

¿Cómo puedes apoyar a tus hermanos a crecer en fe?

¿Cómo te pueden ayudar tus hermanos a crecer en fe y obediencia?


           Principios de la Obediencia en Acción       


Amados hermanos, amigos, tenemos al menos 3 principios de la Obediencia a Dios, en Acción:

Es preciso someterse a la autoridad de las palabras de Dios. 

Las palabras de Dios son supremas sobremanera; son la orden y el mandamiento más elevados y se les debe obediencia absoluta.

Es preciso someterse a la autoridad de Cristo y aceptar y someterse a todas Sus palabras y obras. 

Se ha de afirmar que Cristo es la verdad, el camino y la vida.

Es preciso someterse a la autoridad de la obra del Espíritu Santo y aceptar y someterse a todo aquello que provenga del esclarecimiento, la iluminación y la guía del Espíritu Santo. 

Se debe rechazar lo que provenga del hombre.

Dice la Palabra de Dios:

“Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”


Apocalipsis 2:13-17


Amados en Cristo, queridos amigos, la sumisión a la obra de Dios debe ser tangible real y debe vivirse, ser intencional, es pues, una decisión personal.

La sujeción superficial por sí sola no sube como “olor fragante” a Dios, y solamente obedecer los aspectos superficiales de Su palabra, sin buscar el cambio en el propio carácter, no es conforme al corazón de Dios. 

Amados, la Obediencia a Dios y la sujeción a Su obra son la misma cosa. 

Los que solo se someten a Dios, pero no a Su obra, no pueden considerarse personas obedientes, mucho menos, aquellos que no se someten de verdad, sino que son aduladores por fuera. 

Aquellos que se sujetan verdaderamente a Dios pueden alcanzar Victoria y Gozo, alcanzar Discernimiento del carácter y la obra de Dios. 

Solo esas personas se someten verdaderamente a Dios. 

Tales personas pueden obtener un nuevo Conocimiento, Visión Revelación y así, experimentar nuevos cambios a partir de la nueva obra. 

Solo estas personas reciben el regalo del que nos habla, Efesios 1:13-14; solo estas personas son perfeccionadas, y son solo ellas cuyo carácter ha cambiado. 

Durante el tiempo de Dios en la carne, la sumisión que Él exige de las personas no implica abstenerse de emitir juicios ni resistirse, como ellas imaginan, sino que Él exige que las personas usen Sus palabras como principio según el que vivir y el fundamento de su supervivencia, que pongan absolutamente en práctica la esencia de Sus palabras, y que satisfagan por completo Su voluntad. 

El elemento clave para obedecer a Dios es apreciar la nueva luz y ser capaz de aceptarla y ponerla en práctica. 

Solo esto es la verdadera Obediencia. 

Los que carecen de la voluntad de anhelar a Dios son incapaces de someterse intencionalmente a Él; el resultado de ello, es que solo se pueden oponer a Dios debido a su satisfacción con el estado actual de las cosas. 

Que el hombre no pueda obedecer a Dios se debe a que lo posee lo que antes fue. 

Las cosas que vinieron antes les han dado a las personas todo tipo de nociones e imaginaciones acerca de Dios, y estas se han convertido en la imagen de Dios que tienen en su mente. 

Por lo tanto, en lo que creen es en sus propias nociones y en los estándares de su propia imaginación. 

Si mides al Dios que hace una obra real a día de hoy contra el Dios de tu propia imaginación, entonces tu fe proviene de Satanás y está manchada con tus propias preferencias; Dios aborrece esta clase de fe. 

Independientemente de lo elevadas que sean sus credenciales e independientemente de su entrega, incluso si han dedicado toda una vida de esfuerzos a Su obra y se han martirizado, Dios no aprueba a nadie que tenga una fe como esta. 

Amados, por duro que sé escuche, personas como estas no pueden poner en práctica la verdad. 

El Espíritu Santo no obra en su interior y Dios las eliminará a cada una de ellas, una por una. 

Sean viejos o jóvenes, los que no obedecen a Dios en su fe y tienen las intenciones equivocadas son los que se oponen e interrumpen, y Dios eliminará indiscutiblemente a esas personas. 

Los que no tienen la más mínima obediencia a Dios, que solo reconocen Su nombre y tienen cierta idea de Su bondad y hermosura, pero que no mantienen el ritmo de los pasos del Espíritu Santo, y no obedecen la obra y las palabras presentes del Espíritu Santo, esas personas viven en medio de la gracia de Dios y Dios ni las ganará ni las perfeccionará. 

Dios solo perfecciona a las personas por medio de su obediencia, por medio de su comer, beber y disfrutar las palabras de Dios y por medio de la prueba y refinamiento en sus vidas. 

Solo por medio de una fe como esta el carácter de las personas puede cambiar, y solo entonces pueden poseer el conocimiento verdadero de Dios. 

No estar satisfechos con vivir en medio de la gracia de Dios, anhelar activamente la verdad, buscar la verdad y ser ganados por Dios, esto es lo que quiere decir obedecer intencionalmente a Dios y esta es precisamente la clase de fe que Él quiere. 

Las personas que no hacen nada más que disfrutar la gracia de Dios no pueden ser perfeccionadas o cambiadas, y su obediencia, su piedad, su amor y su paciencia, todo es superficial. 

Las que solo disfrutan la gracia de Dios no pueden conocer a Dios realmente, e incluso cuando conocen a Dios, su conocimiento es superficial, y dicen cosas como que “Dios ama al hombre” o que “Dios es compasivo con el hombre”. 

Esto no representa la vida del hombre y no demuestra que las personas conozcan verdaderamente a Dios. 

Si, cuando las palabras de Dios las refinan, o cuando Sus pruebas vienen sobre ellas, las personas no pueden obedecer a Dios —si, en cambio, se vuelven indecisas y caen— entonces no son obedientes en lo más mínimo. 

Estas personas están llenas de cosas humanas, ¿cómo podrían obedecer a Dios? 

Su “obediencia” va de acuerdo a sus preferencias personales, ¿querría Dios una obediencia como esa? 

Esto no es obedecer a Dios, sino adhesión a la doctrina, es satisfacerse y apaciguarse a uno mismo. 

Si dices que esto es obediencia a Dios, ¿acaso no blasfemas contra Él?

Si la gente puede desapegarse de las nociones religiosas, entonces no usará su mente para medir las palabras y la obra de Dios del presente, sino que obedecerá directamente. 

Si eres capaz de entender que debes dar honor a la obra de Dios del presente sin importar cómo fue Su obra en el pasado, en este sentido, serás una persona que realmente obedece a Dios. 

No analizas ni examinas Su obra; es como si Dios hubiera olvidado Su obra anterior, y como si tú también la hubieras olvidado. 

El presente es el presente y el pasado es el pasado, y ya que hoy Dios ha puesto a un lado lo que Él hizo en el pasado, tú no deberías permanecer ahí. 

Solo una persona así obedece a Dios completamente y se ha desapegado por completo de sus nociones religiosas.

Como crees en Dios, debes poner tu fe en todas Sus palabras y en toda Su obra. Es decir, como crees en Dios, debes obedecerle. Si no puedes hacerlo, entonces no importa si crees en Dios o no. Si has creído en Él muchos años, pero nunca le has obedecido y no aceptas todas Sus palabras, y, en cambio, le pides que se someta a ti y actúe según tus propias nociones, entonces eres el más rebelde de todos; eres un incrédulo. 

¿Cómo podría una persona así obedecer la obra y las palabras de Dios, que no se ajustan a las nociones del hombre? 

Los más rebeldes de todos son los que intencionalmente desafían a Dios y se le resisten. Ellos son Sus enemigos y los anticristos. 

Su actitud siempre es de hostilidad hacia la nueva obra de Dios; nunca tienen la mínima disposición de someterse y jamás se han sometido o humillado de buen grado. 

Se exaltan a sí mismos ante los demás y nunca se someten a nadie. 

Delante de Dios, consideran que son los mejores para predicar la palabra y los más hábiles para obrar en los demás. 

De hecho, hay una cierta cantidad de personas de este tipo en la iglesia.

Se podría decir que son “héroes indómitos”, que, generación tras generación, residen temporalmente en la casa de Dios. 

Consideran que predicar la palabra (doctrina) es su tarea suprema. 

Nadie se atreve a tocarlos; ni una sola persona se atreve a reprenderlos abiertamente. 

Se convierten en “reyes” en la casa de Dios y causan estragos mientras oprimen a los demás, era tras era. 

Este grupo de demonios busca unirse y derribar Mi obra; ¿cómo puedo permitir que estos demonios vivientes existan delante de Mis ojos? 

Ni siquiera quienes obedecen a medias pueden seguir hasta el final, ¡cuánto menos estos tiranos que no tienen ni una pizca de obediencia en su corazón!

          Conclusión       


Amados hermanos, amigos queridos, todos los que no buscan la obediencia a Dios en su fe están en contra de Él. 


Dios pide que las personas busquen la verdad, que tengan sed de las palabras de Dios, coman y beban de Sus palabras y que las pongan en práctica para que puedan lograr la obediencia a Dios. 


Si estas son tus verdaderas intenciones, entonces con toda seguridad Dios te elevará y con toda seguridad será misericordioso contigo. Esto es indudable y no se puede cambiar. 


Si tu intención no es obedecer a Dios, y si tienes otras metas, entonces todo lo que digas y hagas, tus oraciones ante Dios e incluso cada una de tus acciones, estará en contra de Él. 


Puedes ser de voz suave y de trato afable, cada una de tus acciones y expresiones pueden parecer apropiadas, y puedes parecer alguien que obedece, pero cuando se trata de tus intenciones y tus puntos de vista acerca de la fe en Dios, todo lo que haces está en contra de Él, todo lo que haces es malvado. 


Las personas que parecen tan obedientes como corderos, pero cuyo corazón alberga malas intenciones, son lobos con piel de cordero. 


Ofenden directamente a Dios y Dios no perdonará a ni una sola de ellas. El Espíritu Santo revelará a todas y cada una de ellas y le mostrará a todo el mundo que todos los que son hipócritas serán, con certeza, detestados y rechazados por el Espíritu Santo. 


No te preocupes: Dios se encargará y dispondrá de cada una de ellas, una por una.


Dios, soy un fuego que todo lo consume y no tolero la ofensa. 

Porque los seres humanos fueron, todos, creados por Mí, tienen que obedecer lo que Yo digo y hago, y no pueden rebelarse. 

Las personas no tienen derecho de entrometerse en Mi obra y, más aún, no están calificadas para analizar lo que está bien o mal en Mi obra o en Mis palabras. 

Yo soy el Señor de la creación, y los seres creados deberían lograr todo lo que Yo exijo, con un corazón de reverencia hacia Mí; no deberían intentar razonar conmigo y, en especial, no deberían resistirse. Con Mi autoridad gobierno a Mi pueblo, y todos los que forman parte de Mi creación deben someterse a Mi autoridad.

           Oremos       


¡Dios los Bendice! 


Ps. Jorge Macías Benítez