lunes, 3 de mayo de 2021

#A282 Llamado al Arrepentimiento II

Serie: Tras las Pisadas de Jesús  Día 15

    #A282 Llamado al Arrepentimiento II     





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     Introducción.    


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


Hoy continuamos con una Ministración más de esa Serie: Tras las Pisadas de Jesús.


El  Señor nos quiere ministrar con un mensaje a partir del Ministerio de Su Primo Juan.


Amados, Juan el Bautista fue el precursor que Dios usó para preparar a su pueblo para la llegada de Jesús. 


Ahora Juan estaba preso y no podía predicar más desde las orillas del río Jordán, a las multitudes para que se arrepintieran. 


Eso no quiere decir que el mensaje de Dios estaba silenciado; Ahora Jesús seguiría donde Juan había terminado.


El fundamento en este domingo 2 de Mayo del 2021, de este mensaje y Su Ministración en específico, lo podemos encontrar en el Evangelio de Mateo, que dice :


´12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: 15Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;

Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.´

Mateo 4: 12-17


Amado en Cristo, queridos amigos, el mensaje lleva por título:

Llamado al Arrepentimiento II

Oremos


Parte II


         Viviendo conforme a los Diseños del Reino de Dios       


Amados, aquí surge al menos una pregunta:

¿Qué hay entonces acerca del concepto del Reino de Dios en nuestros corazones? 

Las Escrituras muestran que este tema debe estar en nuestros corazones. 

Al fin y al cabo, supuestamente debemos orar para que el Reino venga (Mateo 6:10), y Jesús nos dijo “buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia” (v. 33).

Amados, cuando nos arrepentimos de nuestros pecados públicamente y descendemos a las aguas en el bautismo de arrepentimiento, nos permitimos quedar en Posición para el Bautismo del Espíritu Santo; entonces es que podemos seguir la guía del Espíritu Santo, voluntariamente nos sometemos a las leyes y autoridad del Reino de Dios que vendrá. 

Al describir este proceso, Pablo, que en aquella época estaba prisionero en Roma, explicó: 

“El cual [Dios el Padre], nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” 

Colosenses 1:13

Así que existe un sentido simbólico de ser “trasladados” al Reino, cuando sometemos nuestra vida a Dios y comenzamos a vivir según sus instrucciones.

Nuestra Lealtad primaria es transferida de todos los reinos de este mundo al Reino de Dios. 

Ahora estamos sujetos a unas leyes diferentes (las de Dios) y pertenecemos a una comunidad distinta (la Ekklesia de Dios).

El Espíritu Santo nos ayuda a obedecer las leyes de Dios.

Este espíritu de “poder, amor y de dominio propio” (2a. Timoteo 1:7), nos da la capacidad de vivir por las leyes de Dios aunque todavía seguimos siendo humanos y débiles. 

Aquellos que son guiados por el Espíritu de Dios son llamados “hijos de Dios” (Romanos 8:14). 

Este mismo Espíritu le da poder a la Iglesia para poder cumplir con su comisión. 

En este sentido, tenemos la oportunidad de gustar o experimentar “los poderes del siglo venidero” (Hebreos 6:4-5).

Cómo podemos entrar al Reino de Dios

Aunque la Biblia menciona que después de ser bautizados nuestra “ciudadanía” está en los cielos (Filipenses 3:20), para entrar al Reino los seres humanos tienen que ser cambiados de carne y sangre en espíritu, de mortales a inmortales, a la segunda venida de Jesús (1a. Corintios 15:50-53; Hebreos 9:28). 

Cuando el Reino de Dios se establezca en la tierra, regirá sobre todos “los reinos de este mundo” (Apocalipsis 11:15).

Desafortunadamente, al leer la frase de Jesús “el reino de Dios está entre vosotros”, muchos han limitado erróneamente el Reino de Dios a una perspectiva filosófica o una forma de pensar. 

En realidad, el Reino de Dios es mucho más de lo que implica estar en los corazones y mentes de los seguidores de Cristo. 

De hecho, en el Reino van a entrar los fieles elegidos de Dios cuando Cristo regrese y ese Reino sea establecido aquí en la tierra.

         Viviendo en la atmósfera del Reino de Dios       


Amados hermanos, amigos queridos, nunca olvides que si ya hiciste tu confesión de Fe públicamente, tú:


¡Ya eres un(a) Hijo(a) del Reino!


En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: 


“¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos” Mateo 18.1-4


De a cuerdo a la Palabra de Jesús, si quieres entrar al Reino de los cielos tienes que hacerte como niño(a).


Veamos lo que nos dice en Juan 3:1-6.


Pareciera que las dos condiciones que Jesús estableció para entrar al Reino de Dios son distintas: nacer de nuevo, ser como niños y ser Bautizados en agua y Espíritu. 


Mateo 26:26-28 RV60  


“Y mientras comían,  tomó Jesús el pan,  y bendijo,  y lo partió,  y dio a sus discípulos,  y dijo:  Tomad,  comed;  esto es mi cuerpo.  (27)  Y tomando la copa,  y habiendo dado gracias,  les dio,  diciendo:  Bebed de ella todos;  (28)  porque esto es mi sangre del nuevo pacto,  que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”


Permíteme explicarme: 


Con Su Sangre, derramada hasta la última gota en esa cruz, Jesucristo pagó el precio de TODOS tus pecados, cumpliéndose así la Justicia de Dios al recibir Él, el castigo de tus pecados para que ahora tú puedas, con toda confianza y seguridad, presentarte como justo delante del Juez de toda la tierra.


“con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” Colosenses 1:12-14


Después, Dios perdonó TODAS tus faltas y transgresiones al decidir olvidarlas y no acordarse nunca más de ellas.


Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: 


“Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” Jeremías 31:34


Por último, te dio un corazón nuevo, te hizo espíritu nuevo y te dio acceso al Espíritu Santo, como nos dice en Juan 16: 1 al 15 para, así, con todo esto, hacer de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y Bautizado en el espíritu Santo. 


Veamos Hechos 19: 1 al 7.


“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” 

Ezequiel 36:26-27


Conclusión


Amados en Cristo, queridos amigos, si ya han nacido de Nuevo por medio de la FE, pues aunque todavía no lo sabías, cuando aceptaste a Jesucristo como tu Señor y Salvador, estabas creyendo todo esto, estabas creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra.


“Siendo Nacidos de Nuevo, no de simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre” 1a. Pedro 1:23


¡Todo por amor a ti!


¿Te das cuenta? 


Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.


“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” 

Juan 3:16-17


Por ese Amor con que Dios te ama, Él te ha hecho Su propio(a) Hijo(a), con Su Palabra.


Amados, todo esto se hizo una realidad para ti cuando aceptaste a Jesús como Señor y Salvador de tu vida diciéndole: ¡Si Señor Jesús, CREO en ti, acepto tu sacrificio en la cruz que me justifica, perdona y borra todos mis pecados; ven a mi vida, te abro mi corazón! Amén.


Romanos 10:8-10 RV60  


Amado, Ahora eres, legal y legítimamente, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes confiar total y plenamente en tu Padre celestial. 


Puedes estar plenamente seguro(a) que la Biblia es la Palabra de Honor de Dios y por lo tanto la va a cumplir toda. 


Primero el cielo y la tierra dejan de existir ante que tu Padre deje de cumplirte Su Palabra.


“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” 

Lucas 21:33


Así que, exactamente igual a un(a) niño(a), con la misma actitud y confianza en tu corazón, puedes dejarle a Dios TODOS tus problemas. 


Puedes dejarle TODAS tus necesidades. 


No te preocupes más, no te angusties, ahora Él es tu Padre y es responsable de ti y por ti.


¡Tú eres Su Hijo(a) amado(a)!


Sin importar que problemas, enfermedades o aflicciones estés enfrentando, ahora puedes, como un niño, poner toda tu confianza en la Palabra de Dios y venir a Jesucristo para hallar descanso y consuelo para tu alma.


Dios es un Padre bueno que está dispuesto a darte todas las cosas que le pidas con FE, que le pidas creyendo Su Palabra.


“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:25-33


La justicia del reino de Dios es aquella que se cumplió en la cruz del Calvario. 


¡Búscala! ¡Acéptala! ¡Recíbela! 


Sin importar que tan difíciles sean tus circunstancias el día de hoy, créele a Dios y comienza a vivir como un(a) Hijo(a) del Reino, y te aseguro que saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amo, Cristo Jesús.


Así que, bienvenido(a) al Reino de tu Padre. 


Ahora, con toda certeza, puedes declararlo en voz alta: ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! ¡Soy como un(a) niño(a) y mi Padre es Dios! ¡Aleluya! ¡Ya estoy viviendo dentro del reino de Dios! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Reino!


           Oremos        

¡Dios los Bendice! 


Ps. Jorge Macías Benítez