domingo, 24 de abril de 2022

#A330 Unidad en Acción

Serie: Dios de Pactos 




Ps. Jorge Macías Benitez 

27 de Marzo del 2022 



Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!! 

Escucha, amada y amado en la Fe, tenemos a muchos elegidos que no han creído todavía en Jesucristo, y la Iglesia no puede ser una, hasta que esos elegidos sean salvos. Aquí hay trabajo por hacer: trabajo que ha de hacerse por medio de instrumentos. 

Estos elegidos han de creer: 

Esa es una obra de gracia, pero ellos han de creer por medio de nuestra palabra. 

Hermanos, si quieren promover la unidad de la Iglesia de Cristo, cuiden a sus ovejas perdidas, busquen a las almas descarriadas. 

Si preguntaran cuál ha de ser su palabra, la respuesta está en el texto: tiene que ser en relación con Cristo

Retomemos nuestro texto y fundamento:

"Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste." 

Juan 17: 20, 21.

El Título del mensaje hoy, es:

#A330 Unidad en Acción


Oremos


Obra por Hacer


Toda almas deben creer en Él. 


Cada alma que crea en Cristo es incorporada a la grandiosa unidad evangélica a su medida, y no verán nunca a la iglesia como un todo mientras haya un alma que permanezca sin ser salva, pero para quien el Salvador derramó Su preciosa sangre. 


¡Salgan y enseñen Su Palabra! ¡Proclamen las doctrinas de la gracia conforme la habilidad que hubieren recibido de Él! 


Sostengan en alto a Cristo ante los ojos de los hombres, y serán el instrumento en la mano de Dios para llevarlos a creer en Él, y así la Iglesia será edificada y será convertida en una. Aquí hay una labor para el principio del año. 


No han de sentarse para idear y maquinar y planear cómo puede esta denominación fundirse con otra; no se metan con eso. 

Su labor es ir ahora y manifestar a toda alma pecadora - entonces a toda alma -  cuán único Salvador has encontrado. 


Esa es la manera en que Dios nos utiliza para completar la #UNIDAD de Su Iglesia. 


A menos que estos sean salvos, la Iglesia no es perfecta. 


Es maravilloso el texto que dice: 


"Proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros."  Hebreos 11:40


Lo que nos dice es que los santos en el cielo no pueden ser perfectos a menos que nosotros lleguemos allí. 


¡Cómo!, ¿los santos benditos en el cielo no son perfectos a menos que el resto de los creyentes llegue allí? 


Eso nos dice la Escritura, pues entonces serían una parte del cuerpo, y no el cuerpo entero; no pueden ser perfectos como un rebaño a menos que el resto de las ovejas llegue allí. 


Nos hacen señas desde las murallas almenadas del cielo, y nos dicen: "suban aquí, pues sin ustedes no podemos ser uno como Jesucristo es uno con Su Padre”


Amadas, amados, somos un cuerpo imperfecto mientras no vengan ustedes; nosotros, desde nuestra posición de gracia, nos volvemos a ver al mundo pecador y les decimos a los elegidos de Dios que están en medio de ese mundo pecador: 


"¡Vengan a Jesús! ¡Confíen en Jesús! ¡Crean en Él!, pues sin ustedes, nosotros no podemos ser perfectos, ni tampoco pueden serlo los propios seres celestiales, pues ¡ha de haber una Iglesia completa! Toda la ciudad debe ser amurallada alrededor; y si hubiere una brecha en el muro, la ciudad no será una. Vengan, entonces, pongan su confianza en Jesús, para que Su Iglesia sea una." 


Ofrenda de Oración


Amados, Cristo ora por la unidad de Su Iglesia, para que todos los santos que han ido al cielo en los días pasados, y todos los santos que viven ahora, y que todos los que habrán de vivir, sean llevados a la unidad de una vida en Él. 


Nuestro testimonio, regularmente atribuye la suficiente importancia al poder de la oración de Cristo. 


Pensamos en Josué combatiendo en el valle, pero nos olvidamos de nuestro Moisés con Sus manos extendidas sobre el monte. 


Estamos viendo las ruedas de la máquina - regresando a nuestra imagen anterior - y pensamos que esta rueda, y esa rueda, y aquella otra necesitan más aceite, o que no están trabajando en su punto de eficiencia. 


Ah, pero no hemos de olvidar nunca el motor, esa misteriosa fuerza motriz que está escondida y oculta, de la cual depende la acción de toda la máquina. 


La oración de Cristo por Su pueblo es la gran fuerza motriz por la cual el Espíritu de Dios es enviado a nosotros, y la Iglesia entera es mantenida llena de vida; y el total de esa fuerza está aplicada a este objetivo único: la unidad; está quitando todo lo que nos impida ser uno, y está trabajando con toda su divina omnipotencia para llevarnos a una unidad visible cuando Cristo venga en los últimos días en la tierra. 


Amados, hemos de tener esperanza por los pecadores que todavía no son convertidos; Cristo está orando por ellos. Tengamos esperanza por el cuerpo entero de los fieles; Cristo está orando por su unidad, y todo lo que Él pida, ha de realizarse, pues Él nunca suplica en vano; Él ora para que la Iglesia sea una, y es una; Él ora para que sean perfectos y completos, y eso sucederá en medio de aleluyas eternos. 


Resultado y Testimonio


Dice la Palabra de Dios que:


"Para que el mundo crea que tú me enviaste." 


El efecto del espectáculo de la Iglesia completa en las mentes de los hombres será sobrecogedor. 


Ángeles y principados mirarán con asombro a la Iglesia perfecta de Cristo. 


Todos ellos exclamarán: 


"¡qué portento! ¡Qué portento! ¡Qué obra maestra del poder y sabiduría divinos!" 


Cuando vieron el cimiento puesto en la preciosa sangre de Cristo, contemplaron larga y ávidamente; pero cuando vean la Iglesia completa y entera, cada aguja y cada pináculo, y el grandioso coronamiento expuesto en medio de clamores, construido enteramente de joyas y perlas preciosas, diseñado para que semeje un palacio, vamos, entonces harán que el cielo resuene una y otra vez.


Cuando el mundo fue hecho, cantaron de gozo, pero ¡cómo harán eco las bóvedas del cielo cuando la Iglesia esté toda completa, y la nueva creación hubiere sido perfeccionada! ¿Cuál será el efecto sobre los hombres? 


Asombro será el efecto en los ángeles, pero ¿cuál será el efecto en los hombres? 


Vamos, el mundo, ese mundo malvado que rechazó a Cristo, ese perverso mundo crucifixor que no quiere saber nada de Él, y que ahora no quiere saber nada de Su gente, ese mundo malvado que odia a Sus santos y que se ha esforzado con todo su poder para derribar los muros de Su Iglesia, creerá, se verá forzado a creer que Dios envió a Su Hijo. 


Se morderán la lengua de furia, crujirán sus dientes de terror, pero no habrá ninguna duda al respecto. 


No deben suponer que el mundo será convencido jamás de creer en Cristo, y de ser salvado por la unidad de la Iglesia. 


No es anticipado en este capítulo que el mundo sea salvado jamás. 


En todo el capítulo no hay ningún propósito al respecto: se habla del mundo como de algo por lo que Cristo no ora, cuya iluminación no es anticipada; pero ese mundo, aunque llore y se lamente, y maldiga, y aborrezca, será claramente conducido a reconocer la divinidad de la misión de Cristo, cuando vea la unidad total de la Iglesia. 


Vamos, delante de mi asombrada mirada esta mañana, me parece que se levanta como desde un gran mar de confusión, un sorprendente edificio. 


Veo la primera piedra hundida en las profundidades de ese mar teñido con sangre, y veo su remate emergiendo por encima de elevadas olas de refriega y confusión; y ahora veo otras piedras puestas sobre eso, todas ellas teñidas con sangre: 


Los primeros apóstoles, todos ellos mártires. 


Veo una piedra que se levanta sobre otra conforme una época sucede a la otra. 


Al principio, casi todos los cimientos están colocados en el hermoso bermellón del martirio, pero la estructura se eleva: 


Las piedras son muy diferentes; proceden de Asia, África, América y Europa; son tomadas de entre los príncipes y de entre los campesinos. 


Estas piedras son muy diversas. 


Tan vez mientras estuvieron aquí, escasamente reconocían que pertenecían al mismo edificio, pero allí están, y por mil ochocientos sesenta años, la construcción ha proseguido, y proseguido, cada piedra siendo alistada; desconocemos cuántos años más tomará la construcción de ese edificio magistral, pero al final, a pesar de todos los enfados del infierno y todo el poder de los demonios, ese edificio será completado, y ni una sola piedra se perderá, y ni un solo hijo elegido de Dios estará ausente, y ni una sola de esas piedras habrá sufrido algún daño, ni será colocada fuera de lugar; y el todo será tan hermoso, tan incomparable, habrá tal despliegue de poder y de sabiduría y de amor, que incluso los seres llenos de odio, cuyos corazones son duros como el diamante contra el Altísimo, se verán forzados a decir que Dios debió enviar a Cristo; no podrán reprimir esa confesión cuando toda la Iglesia sea una como el Padre es uno con Cristo. 


¡Oh, feliz día, alborea ante nuestro ojos y haz que seamos bendecidos!


¿Estamos ya en Unidad?


¡Allí está la pregunta !


La pregunta de esta mañana no es: 


¿Son ustedes miembros de alguna iglesia cristiana? 


"Yo sé cómo llegar allí", -dices- "bien, un cierto número de iglesias son evangélicas y ortodoxas; constituyen el protestantismo ortodoxo. 


Ahora, ¡yo soy bautista! Ó ¡Pentecostal! Ó ¡Presbiteriano! Ó …que se yo… 


Muy bien. De todo ello, solo es una forma carnal de hablar. 


Sabes, es muy probable que quien así responde, esté gravemente equivocado. 


Ahora, si pudieras verlo de otra manera y decir: 


"He recibido la vida eterna pues he creído en el Señor Jesucristo, y he sido dado a Él por el Padre." 


Entonces, amado, llegas directamente. 


Siendo uno con Cristo, eres uno con Su pueblo; pero cuando estás buscando esta unidad, no busques algo externo sino algo interno. 


No busques un lazo que ha de escribirse sobre hojas de papel, en pergaminos, libros, en reglas y pensamientos de hombre; sino busca un vínculo escrito en los corazones, y en las conciencias, y en las almas. 


No debes buscar a todos los santos en un aposento, sino en Cristo; todos ellos viven del pan celestial, y beben vinos purificados que provienen de Cristo Jesús. 


Busquemos una unión espiritual y la encontrarán; si buscan la otra cosa no la encontrarán, y si la encontraran, sería una cosa grande y terrible, de la cual deberían pedirle a Dios que libere a Su Iglesia. 


Como hombres espirituales, busquen la unidad espiritual, pero primero comiencen por preguntarse si ustedes mismos son espirituales. 


¿Has nacido en el seno de la familia? ¿Has pasado de muerte a vida? 


Pues si no has pasado, aunque pudieras estar en el cuerpo, serías como una sustancia muerta en el cuerpo causando una úlcera, una gangrena, que provocaría dolor y sufrimiento; serías una cosa maldita, que habría que eliminar. 


Pero, ¿estás vivo por la vida de Cristo? ¿Mora Dios en ti, y moras tú en Él? 


Entonces, mi amado hermano, dame tu mano. 


No te preocupes acerca de mil diferencias, pues si tú estás en Cristo y yo estoy en Cristo, no podemos ser dos, hemos de ser uno. 


Amémonos los unos a los otros, fervientemente, con un corazón puro. 


Vivamos en la tierra como aquellos que habrán de vivir juntos una larga eternidad en el cielo. 


Cada uno de nosotros ha de ayudar al crecimiento de los demás. 


Ayudémonos los unos a los otros en cada empresa espiritual y santa, en la medida de lo posible, lo cual redunda en la promoción del reino del Señor; y echemos fuera de nuestros corazones todo lo que pudiera romper la unidad que Dios ha establecido. 


Conclusión


Desechemos toda falsa doctrina, todo falso pensamiento de orgullo, de enemistad, de amargura, para que nosotros a quienes Dios ha hecho uno, seamos uno delante de los hombres, así también como delante de la mirada del Dios que escudriña los corazones. 


Que el Señor nos bendiga, queridos amigos, como una Iglesia, que nos haga uno, y que nos mantenga unidos; pues será el componente muerto entre nosotros lo que provocará divisiones. 


Los hijos vivos de Dios conforman la unidad; son los seres vivos los que están vinculados conjuntamente. 


No habrá temor al respecto: la oración de Cristo cuida de nosotros, para que seamos uno. 


En cuanto a ustedes, que están unidos con nosotros en una comunión visible, y no son uno con Cristo, que el Señor los salve con Su grandiosa salvación, y a Él sea la alabanza. 


Amén y Amén.


Oremos


Ps. Jorge Macías Benitez


¡Dios les Bendice!