domingo, 24 de octubre de 2021

#A308 Hambre de Verdad Parte II

Hambrientos a la Vista

Nueva Serie



Ps. Jorge Macías Benitez - 10 de octubre de 2021


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!

No son pocos los cristianos que todavía no tienen muy en claro que cosa es la que va al cielo cuando se mueran y que cosa es la que queda. 


El polvo de la tierra es la carne y volverá a la tierra a la hora de la muerte física; es también, el alimento de la serpiente.


Según el entendimiento común, el alma es nuestra personalidad. 


Cuando el espíritu y el cuerpo fueron unidos, el hombre se convirtió en un alma viviente. 


El Título del mensaje y Su Ministración esta mañana del 17 de Octubre del año 2021, es:

Hambre de Verdad

Parte II


Oremos

La Verdad de nuestro Ser

La característica de los ángeles es que son espíritus, y de los animales inferiores, tales como las fieras, es la carne. 


Nosotros los humanos, tenemos ambos: espíritu y cuerpo. Pero nuestra característica no es ni el espíritu ni el cuerpo, sino el alma. 


Tenemos un alma viviente. 


Por eso la Biblia llama al hombre alma.


La Palabra de Dios nos dice:


“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra…” Génesis 2: 7


Este pasaje se refiere al cuerpo del hombre. 


“Y sopló en su nariz aliento de vida…”. 


Esto describe cómo Dios dio el espíritu al hombre; era el espíritu de Adán. 


De esa manera fue formado el cuerpo del hombre del polvo de la tierra y el espíritu le fue dado por Dios. “Y el hombre fue un ser viviente”. 


Después que el aliento de vida hubo entrado en sus narices, el hombre se convirtió en alma viviente.


El espíritu, el alma y el cuerpo son tres entidades separadas. 


“…Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible” 1a. Tesalonicenses 5: 23


El espíritu es dado por Dios; el alma es un ser viviente y el cuerpo es formado por Dios.


Amadas y amados en Cristo, aquellos que recibieron la palabra de Pedro en el día de Pentecostés fueron bautizados “y se añadieron en aquel día como tres mil almas” (Hechos 2:41). 

De modo que, el alma representa nuestra personalidad, lo cual hace de nosotros, hombres.

Hasta aquí esto es inapelable. 

Efectivamente, la Biblia habla permanentemente de “alma” como elemento vital que identifica a la vida humana. Y allí será, – Lo veremos en este excelente trabajo – donde se centrará el futuro.

¿Cuáles son las distintas funciones del espíritu, alma y cuerpo? 

Andrew Murray - autor cristiano - manifiesta en una de sus obras, una explicación sobre el espíritu, alma y cuerpo en las notas suplementarias. 

Lo que sigue es una cita de una de las notas:

“En la historia de la creación del hombre, leemos que el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra; de esta manera su cuerpo fue formado; y le sopló en las narices aliento de vida, o espíritu de vida, de manera que su espíritu vino de Dios; y el hombre se convirtió en un alma viviente, una persona consciente de sí misma. (Toma debida nota de esto: tú alma es la que te permite tomar conciencia de ti mismo)

El alma era el punto de encuentro, el lugar de unión entre el cuerpo y el espíritu. A través del cuerpo, el hombre (alma viviente), mantenía su relación con el mundo exterior por medio de los sentidos, y podía influenciarlo o ser influenciado por él.

A través del espíritu, él mantenía relación con el mundo espiritual y con el Espíritu de Dios, en donde tenía su origen y podía ser recipiente y ministro de Su vida y poder. Al permanecer por tanto, a medio camino entre esos dos mundos, y perteneciendo a ambos, el alma tenía el poder de autodeterminación, de escoger o rehusar los objetos que la rodeaban y con los cuales mantenía relación.

En la constitución de estas tres partes de la naturaleza del hombre, el espíritu era el más elevado, por estar ligado con el Divino; el cuerpo era el inferior por estar ligado con lo que es sensible y animal; entre ellos permanecía el alma, participante de la naturaleza de los otros, el vínculo que los ligaba y a través del cual podrían obrar el uno sobre el otro.

Su trabajo, como poder central, era mantenerlos en su debida relación; conservar el cuerpo, como inferior, sujeto al espíritu; la propia alma debía recibir del Espíritu Divino, a través del espíritu, lo que le faltaba para su perfección, y asimismo transmitir al cuerpo, aquello que podría hacer de ellos un cuerpo espiritual, por la participación de la perfección del Espíritu de Dios.”

Se escucha muy sencillo, ¿Verdad? 

Sin embargo cuesta bastante. 

Lo que hay para rescatar aquí, es la posición que el cuerpo ocupa en la entidad humana llamada hombre. 

El último lugar, no el primero, como el hedonismo propone y mucha gente adopta, incluidos cristianos.

Hambre en el Espíritu

¿Qué es el espíritu? 


Aquello que nos da conciencia de Dios y nos relaciona con Él. 


¿Qué es el alma? 


Aquello que nos relaciona con nosotros mismos y nos proporciona la auto conciencia. 


¿Qué es el cuerpo? 


Aquello que nos lleva a estar relacionados con el mundo.


C. I. Scofield, en la versión de la Biblia con notas de referencias que lleva su nombre, explica que el espíritu da la conciencia de Dios, el alma la auto conciencia y el cuerpo la conciencia del mundo. 


Un caballo y un buey no tienen conciencia de Dios, porque no tienen espíritu. 


Ellos sólo tienen conciencia de sus propios seres. 


El cuerpo nos lleva a sentir el mundo, así como ver las cosas del mundo, la sensación de frío o caliente y así sucesivamente.


Lo que fue mencionado arriba se refiere a las funciones del espíritu, alma y cuerpo. 


Menciono ahora un problema muy importante. 


Muchos consideran este asunto del espíritu, alma y cuerpo, como relacionado sólo con la vida espiritual; pero es necesario reconocer su relevancia para nuestra obra y batalla espiritual.


Esto es decididamente cierto. 


Cuando se habla en estos términos, la gran mayoría lo relaciona con iglesia y religión. 


Sin embargo la ecuación tiene que ver estrictamente con las razones más concretas y prácticas de nuestras vidas.


Actitud a nuestra Hambre de Verdad

Estos “fenómenos” milagrosos en la religión y en la ciencia son sólo la manifestación del poder latente del hombre, el cual, a su vez, es usado por el espíritu maligno. 


Todos siguen una regla común: romper el cautiverio de la carne y liberar el poder del alma.


La diferencia entre nosotros (los cristianos) y ellos, se encuentra en el hecho de que todos nuestros milagros son realizados por Dios a través del Espíritu Santo. 

Satanás usa la fuerza del alma del hombre para manifestar su fuerza. 

El poder del alma del hombre es el instrumento de operación de Satanás, a través del cual él realiza sus fines malignos.

Dios, sin embargo, nunca opera con el poder del alma, pues es sin utilidad para Él. 

Cuando nacemos de nuevo, nosotros nacemos del Espíritu Santo. 

Dios opera por el Espíritu Santo en nuestro espíritu renovado. 

Él no tiene ningún deseo de usar el poder del alma.

Desde la caída, Dios prohibió al hombre usar nuevamente su poder original del alma. 

Por esa razón es que el Señor Jesús frecuentemente declara que necesitamos perder nuestra vida del alma, esto es, nuestro poder del alma. 

Dios desea que nosotros, hoy, no usemos este poder en modo alguno.

Esto, creo, tiene una enorme similitud con otras pautas vertidas desde esta misma Web por otras vías. 

Porque allí hemos dicho que la ministración actual de las iglesias en su conjunto mayoritario, está dirigido, apuntado y limitado al alma.

Por tanto, siguiendo esta rutina de entendimiento, que no es ni ocurrente ni traída de los cabellos, muy bien podríamos asegurar que más de la mitad de los hechos importantes y prodigiosos que ocurren en nuestras iglesias, no tienen que ver con el Espíritu Santo de Dios sino con ese poder latente que desde el alma es incentivado a salir y manifestarse.

Hambre Espiritual

¿Cuán importante es leer la Palabra de Dios?


Esta es una muy buena pregunta. 


¿Es realmente tan importante leer la Palabra de Dios? 

¿No sabemos lo suficiente; no hemos oído lo suficiente a través de los años?


Podemos de igual forma preguntarnos si realmente es tan importante comer. 


¿No hemos comido lo suficiente? 


Para nuestro cuerpo natural no es suficiente solo comer de vez en cuando, por ejemplo una vez cada domingo. 


¡Estaríamos muriéndonos de hambre! 


De la misma manera, es absolutamente importante y necesario alimentarnos con la Palabra de Dios todos los días, de modo que podamos ser fortalecidos en nuestro espíritu, y desarrollarnos y crecer de una manera sana, de acuerdo a la voluntad de Dios. 


De lo contrario, pronto sufriríamos desnutrición espiritual y mostraríamos signos de enfermedades espirituales.


La Palabra de Dios es una necesidad


Piensa en la actitud de Job en el Antiguo Testamento. 


En Job 23:12 dice: 


"… Guardé las palabras de su boca más que mi comida." 


¡No es de extrañar que Job fuera el hombre que era! 


¿Cómo es nuestro deseo y hambre de la Palabra de Dios? 


Debería ser algo  que necesitamos por encima de todas las demás cosas.


"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón." Hebreos 4:12


Nuestra inclinación natural es preservar nuestra propia voluntad, nuestros deseos e intereses. 


Es por esto que necesitamos la espada de la Palabra de Dios para ver que no hay nada que vale la pena preservar en nuestra carne. Romanos 7:18


La Palabra de Dios puede darnos la ayuda que necesitamos para negar nuestros deseos y ser transformados.


Es solo a través de la Palabra de Dios que podemos conocer la voluntad y el plan de Dios para nuestras vidas – lo que es agradable delante de Él. 


La Palabra de Dios es nuestra línea de vida, la ayuda que necesitamos para vencer el pecado en nuestra carne y la corrupción que viene de seguir nuestros deseos. 


¿Cómo aprendemos a hacer esto sin la instrucción vital que solo podemos encontrar en la Biblia? 


A través de la obediencia a lo que está escrito allí somos transformados y preparados para el reino de Dios – que es finalmente todo el punto con nuestra existencia aquí en la tierra.


Los salmos hablan a menudo sobre un anhelo de las leyes de Dios, Sus preceptos, Su Palabra. 


"Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino." Salmos 119:105


Con la Palabra de Dios en nuestro corazón como guía encontramos la dirección y orientación para una vida eterna en el reino de Dios.


Una Elección

Quizá podemos decir: 


"La vida es tan ajetreada; no tengo mucho tiempo para leer." 


¿Se escucha eso, familiar? 


Seamos realistas: ¡Si somos honestos con nosotros mismos, es una cuestión de prioridad! 


Si hacemos tiempo para las cosas que son importantes para nosotros, ¿verdad? 


¿Cuánto tiempo, por ejemplo, no pasamos en nuestro celular, en nuestra computadora, o jugando videojuegos, etc.? 


Pero cuando el Espíritu nos recuerda de utilizar tiempo en la Palabra de Dios, pareciera que fuera algo que requiere mucho trabajo. 


"Estoy muy cansado." 


O de repente recordamos algo "más importante" que teníamos que hacer.


Satanás puede hacer que cualquier cosa suene razonable. Utiliza cualquier truco o excusa para alejarnos de la lectura de la Palabra de Dios. 


Para él, está bien y quiere que no conozcamos el corazón de Dios; que nunca encontremos la voluntad de Dios para nuestra vida. 

De esta forma nos engaña con mayor facilidad a vivir para nosotros mismos y nunca llegar a una vida con Dios. 


De esta forma puede controlar nuestras vidas, incluso sin nunca darnos cuenta.


Esto no significa que un pasatiempo u otras actividades son "malas", pero es una cuestión de priorizar correctamente y tomar las decisiones correctas. 


El tiempo es precioso, y tenemos que asegurarnos de utilizarlo para nuestro mayor beneficio.


Conclusión

"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos." Efesios 5:15-16


Cuando compramos algo (en otras traducciones de la Biblia está escrito "comprando bien el tiempo"), nos cuesta algo, debemos pagar por ello con algo que es valioso para nosotros. 


Puede suceder que, para conocer la Palabra de Dios, debemos renunciar a algo que, naturalmente no queremos. 


Puede ser que debemos sacrificar algo para poder tomar las decisiones correctas sobre nuestras prioridades.


Ahora, si somos fieles haciendo esto, no toma mucho tiempo hasta que empezamos a tener "un apetito" por la Palabra de Dios. 


Mientras más leemos la Palabra de Dios, después más queremos leer; mientras más oramos, después más queremos orar. Comenzamos a tener cada vez más hambre y sed de esto. 


Vemos que lo necesitamos; necesitamos la espada en la Palabra para negar nuestros deseos, para poder vivir una vida que agrada a Dios. 


Necesitamos el consuelo y aliento en la Palabra de Dios para levantar los ojos y ver nuestro futuro eterno.


¡El tiempo es nuestra vida! 


Tomemos decisiones conscientes e inteligentes para utilizar nuestro tiempo de manera rentable, y de esta forma prepararnos para la eternidad en el reino de Dios. 


Hemos recibido una voluntad libre para elegir nuestras prioridades, pero esto conlleva también una gran responsabilidad. 


Tomemos la decisión de alimentarnos con la buena Palabra de Dios, y esto nos llevará por el camino que será para nuestro provecho por la eternidad.


Oremos


Ps. Jorge Macías Benitez