domingo, 6 de diciembre de 2020

#A265 La Gracia Transformadora de Dios

Serie: La Gracia de Dios


#A265 La Gracia Transformadora de Dios


 




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Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


Amados, profundizando en el propósito de Dios en esta serie de Mensajes sensibles, profundos aunque también de mucho Poder, he recibido del Él que somos como un trabajo de arte, esculpidos con ternura y con cuidado por las manos de nuestro Creador que nos ama. 

Ahora, antes de tener un encuentro y comunión con Él, estamos sin brillo por causa del pecado y de material duro por estar en la búsqueda de lo terrenal. 

Pero Dios, rebosante de Gracia, no sólo nos rescata del pecado, sino también nos transforma en algo verdaderamente hermoso: La Novia y El Cuerpo de Cristo.

En la carta de Pablo a Éfeso, nos encontramos con Dios y su Gracia transformadora; podemos discernirlo por la forma en que no sólo nos salva, sino que también nos equipa y nos capacita para orar, para amar, para vivir, trabajar, y en última instancia, para parecernos a Él. 

Es sólo por su gracia que hemos sido formados y moldeados en algo verdaderamente hermoso.

En Koinonía con nuestro hermano y Pastor Eddie Idelfonso, he encontrado esta Joya y regalo que el Señor nos quiere entregar.

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”

1ª. Corintios 15:10 (RVR)

El Título del Mensaje y Ministración del Señor este día es:

La Gracia Transformadora de Dios


Oración


Los Cambios en la Vida


Los cambios que experimentamos en la vida son influenciados por muchas cosas, tales como la herencia, nuestro ambiente, las decisiones que hacemos, y los diversos tipos de educación. 

Amados, la influencia más poderosa en la vida de un creyente es la gracia transformadora de Dios, que es Su bondad para con nosotros, sin tener en cuenta nuestra indignidad, y a pesar de todo lo que merecemos. 

La voluntad suprema de Dios es que cada creyente sea conformado a la semejanza de Su Hijo. 

Su Gracia es la responsable de nuestro nuevo nacimiento, y es la que nos dirige, mueve e influencia para que seamos cada vez más semejantes a Él. 

Así, podemos decir con el apóstol Pablo: "Por la gracia de Dios soy lo que soy" 1ª. Corintios 15:10

La vida del apóstol Pablo es un ejemplo impresionante de la gracia transformadora de Dios. 

En Filipenses 3, Pablo habla de cómo una vez dependía de sus buenas obras, y conducta para ganar la aceptación de Dios. 

Pablo no entendía al principio que hay sólo una manera ser aceptados ante los ojos de Dios: por Su Gracia. 

Si las buenas obras pudieran ganarnos la aprobación divina, Pablo nunca habría escrito acerca de sus vanos esfuerzos anteriores por ganar el favor de Dios, y de sus numerosas razones equivocadas en cuanto a esa confianza: había sido un judío practicante que pertenecía a una familia de antepasados meritorios (Filipenses 3:5); había guardado celosamente la ley (Filipenses 3:6); y había perseguido sin descanso a la iglesia, a la que veía como enemiga de su fe (Filipenses 3:6). 

Su encuentro con el Cristo vivo transformó totalmente a Pablo, por lo que dijo: 

"Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo" 

(Filipenses 3:7).

Reconoció que todos sus títulos y logros humanos no tenían ningún valor espiritual. 

Nosotros, igualmente, debemos entender que jamás ganaremos la vida eterna si dependemos de lo que somos o de lo que hagamos; la salvación no tiene nada que ver con el mucho dinero que demos, ni con los excelentes ciudadanos que seamos, ni con lo bien que tratemos a nuestra familia. 

Es por Gracia, y sólo por Gracia, que somos salvos (Efesios 2:8, 9). 

Pablo aprendió una valiosa lección: de lo único que podemos gloriarnos, es de la Cruz de Cristo (Gálatas 6:14). 

Jesucristo se ofreció a Sí mismo como sacrificio vicario, no porque Él vio algo en nosotros que fuera digno de ser salvado, sino a causa de Su gran amor. 

Sinceridad y Salvación


Hay muchas personas que son sinceras, pero equivocadamente, creen que serán aceptadas por Dios por lo buenas que son. 

Me duele el corazón pensar que morirán en la ignorancia, engañadas por la falsa doctrina de que las buenas obras ganan la aprobación del Señor. 

Pablo corrigió su manera de pensar, aprendió que todo lo que él había considerado valioso de nada le servía. 

De esta manera, el peor enemigo del cristianismo se convirtió, en su mayor motivador, y en su partidario más sincero. 

¿Cómo se produjo este cambio? 

Saulo, el "hebreo de hebreos", resuelto a destruir todo lo que tuviera que ver con Jesucristo, se acercaba a Damasco. 

Después de un repentino resplandor, cayó al suelo, ciego, y oyó a Jesús decir: 

“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” 

Hechos 22:7-9

El futuro apóstol aprendió que el ser perseguidor de la iglesia o de los cristianos, equivalía a oponerse al mismo Cristo (Mateo 25:40), y que atacar al cuerpo de Cristo significaba la condenación del juicio de Dios. 

Amados, la Gracia de Dios iba a transformarlo, dándole una nueva naturaleza y un nuevo comienzo, su corazón hostil y vengativo iba a ser cambiado, y se convertiría en el impulsador más vigoroso de la iglesia. 

Lo que hizo la diferencia fue que Pablo supo que el Señor le estaba hablando. 

¿Te está hablando el Señor? ¿Te está pidiendo que hagas algo que no te gusta, o algo que te atemoriza hacer? 

Amado, tienes voluntad propia hasta cierto punto; solo que la Gracia de Dios es irresistible, es posible que te estes rebelando durante un tiempo, pero al final no podrás hacer nada. 

El himno de George Matheson describe la gracia de esta manera: 

"Oh! amor, que no me dejarás, descansa mi alma siempre en ti". 

Dios sabe que somos niños, que estamos creciendo y conformándonos poco a poco a Su semejanza, y Él es paciente, bondadoso y perdonador en el proceso de nuestra transformación. 

Tal vez digamos a veces: "No, Señor", pero Él tiene una manera intensa de añadir un poco más de presión y un poco más de "incentivo", hasta que decimos: "De acuerdo, Señor!" 

Recordemos que es por Su tierno amor, no por condena ni por castigo, que nuestro Padre celestial nos crea circunstancias y dificultades. 

Lo que Él nos pide que hagamos es para nuestro beneficio, y será parte del proceso que nos conforma a la imagen de Cristo. 

Si tu reconoces que puedes desobedecer una y otra vez, necesita hacerte algunas preguntas en cuanto a tu relación con Él: 

Cuando todo se reduce a una decisión final, ya sea a favor o en contra de Dios, ¿cómo puedo decirle no a un Cristo que me amó tanto hasta sufrir una muerte humillante y dolorosísima en mi lugar? 

Esta gracia que salva y transforma hoy, es la misma gracia que convirtió a Saulo, el pecador, en Pablo, el Apóstol y Santo, apartado para Dios. 

El apóstol reconoce que la Gracia de Dios es la responsable del cambio producido en él (1a Corintios 15:10), y es por eso que se gloría en la Cruz, él no tenía ninguna intención de ser salvo, pero Dios, por Su amor misericordioso, tenía planes maravillosos para su vida. 

¿Quién puede ser Transformado por la Gracia de Dios?

Amados, Pablo fue un ejemplo para aquellos que lo rodeaban, y también para las generaciones futuras. Dios quiso que todos nosotros supiéramos que, si Él pudo derribar a Pablo, ponerlo ciego y transformarlo, también puede salvar a cualquiera. 

El ver la conversión de Pablo nos lleva a preguntar: 

"¿Quién de nosotros no puede ser transformado por la Gracia de Dios?" 

Pero no se alucine por la dramática experiencia de Pablo. 

Yo fui salvo a la edad de 38 años. 

No hubo ningún resplandor; simplemente tomé una decisión durante un mensaje del Pastor de la congregación que visitaba. 

Ahora, lo que quiero decirle es esto: yo necesité de tanta Gracia para ser salvo, como la necesitó Saulo de Tarso, el violento y rencoroso perseguidor de la iglesia. 

La Biblia dice que todos estábamos muertos en delitos y pecados (Efesios 2:1). 

¿Cuánta vida se necesita para hacer vivir a una persona muerta? ¡No importa que la persona muerta tenga siete o setenta años, hace falta la vida! Y Jesucristo es el camino, y la verdad, y la vida (Juan 14:6). ¡Si lo tenemos a Él, somos nacidos de nuevo y estamos verdaderamente vivos! 

Una vez que alguien es transformado de pecador a santo, deben hacerse evidentes cuatro actitudes. 

Primero, debemos mostrar verdadera humildad. 

Escuche la descripción que Pablo, el preeminente misionero y predicador del evangelio, hace de sí mismo: 

"Yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios" 

1a Corintios 15:9

En el versículo que sigue, le da a Dios el reconocimiento por su transformación, no a nada que él hubiera hecho. 

Amados, no hallaraemos orgullo en el corazón de un hombre o de una mujer que entiendan en verdad lo que es la Gracia, esa persona estará siempre dando el mérito a Cristo, reconociendo que todo lo positivo lo debe completamente a Dios. 

Cumplir el Propósito de Dios

Por estar Pablo tan abrumado por la inmerecida Gracia de Dios, dedicó su vida a cumplir el Propósito que le había entregado. 

Él reconoció que había sido apartado antes de su nacimiento para ser predicador del evangelio (Gálatas 1:15- 16); lo consideraba un inmenso privilegio, y se entregó apasionadamente a la tarea. 

El apóstol estaba tan agradecido por su salvación, que tenía que decirle a todo el mundo lo que le había sucedido. 

También, cada uno de nosotros tenemos un mensaje que compartir. 

No nos quedemoss callados. 

No está bien que nos guardemos para nosotros mismos el amor de Dios, cuando hay un mundo de personas que sufren y que desfallecen de angustia, frustraciones, ira, desilusión y desesperación. 

Algo adicional que debemos dar testimonio es un sentimiento de dependencia. 

Pablo dice que había trabajado 

"más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo" 

1ª. Corintios 15:10

Estaba diciendo que eso no se debía a sus propios esfuerzos; la misma Gracia, virtud y poder que transformaron su vida, es el mismo poder compasivo que está en acción cada día en la vida del creyente. 

No tenemos que depender de nuestra propia sabiduría, habilidades, o fortaleza. 

Es Cristo en nosotros quien lo hace (Fil. 4:13), y sin Él, nada podemos hacer (Juan 15:5). 

Una última actitud que debemos mostrar, es un espíritu de absoluta confianza. 

Al final de su vida, Pablo pudo decir: 

"He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe" 

2ª. Timoteo 4:7

Pablo, aguardaba con interés recibir la corona de justicia del Señor mismo. (2 Ti. 4:8). 

Conclusión

Qué ejemplo tan grandioso es Pablo del Poder transformador de la Gracia de Dios, que puede tomar a un criminal enfrentado a Cristo y convertirlo en el misionero más grande de la historia! 

Pablo se dio a sí mismo sin reservas para proclamar el evangelio, y pudo decir que la gracia de Dios para con él "no fue en vano" (1 Cor. 15:10). 

¿Ha derramado Dios Su Gracia en tu vida? 

Dígale al Señor lo agradecido que está..... y también a los demás la razón. 

Oremos


¡Dios los Bendice!


Ps. Jorge Macías Benítez