Serie: Tiempo de Transformación
#A235 Dos Impactos del Evangelio
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Introducción
Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!
Amados en Cristo, queridos amigos, la Palabra de Dios es como espada de dos filos que corta de un solo tajo y de una forma contundente, para vida o para de una forma absoluta y definitiva, acabar con toda forma de maldad.
Dice la Palabra de Dios:
"Porque para Dios somos olor fragante de Cristo en los que se salvan y en los que se pierden. A los unos, olor de muerte para muerte;mientras que a los otros, olor de vida para vida.Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?"
2ª. Corintios 2:15-16
Éstas son palabras de Pablo expresadas en nombre propio y en el de sus hermanos los Apóstoles.
Son verdaderas en lo que concierne a todos aquellos que son elegidos por el Espíritu, preparados y enviados a la viña para predicar el Evangelio de Dios.
Este versículo 14 de este capítulo, cuando recuerdo los labios que las pronunciaron, me invita a reflexión:
"Pero gracias a Dios, que hace que siempre triunfemos en Cristo y que manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento por medio de nosotros."
Por un momento solo imaginemos a Pablo, ya anciano, diciéndonos:
"Cinco veces he recibido de los judíos cuarenta azotes menos uno", que después fue arrastrado dándolo por muerto; el hombre de los grandes sufrimientos, que había pasado a través de mares de persecuciones; pensemos cuando dice, al fin de su carrera ministerial: ¡"Pero gracias a Dios, que hace que siempre triunfemos en Cristo!"
Amados, el Mensaje y Ministración del Señor de esta mañana, lleva por título :
Dos Impactos del evangelio
Oremos
Victoria luego del naufragio
Amados en Cristo, queridos amigos, continuamos en esta serie en la cuál por Visión de Dios, estoy tomando fundamento en eloque Él le entrego a Charle H. Spurgeon, hace prácticamente 150 años.
Lo que Pablo recibió del Señor en nuestro Fundamento y Su reflexión posterior, nos llevan del corazón de Spurgeon, Lleno de Su Espíritu Santo a esta reflexión personal:
¡El tener Victoria cuando se ha naufragado, el triunfar a pesar de haber sido flagelado, tener victoria habiendo sido torturado, tener victoria al ser apedreado, triunfar en medio de la burla del mundo!, ¡tener victoria al ser expulsado de una ciudad y haber tenido que sacudir el polvo de sus pies!; ¡tener victoria en todo momento en Cristo Jesús!
Amados, si hablaran de ese modo algunos ministros de nuestro tiempo, no daríamos mucha importancia a sus palabras, pues gozan del aplauso del mundo.
Siempre pueden irse en paz a sus casas.
Tienen creyentes que los admiran, y no tienen enemigos declarados; contra ellos ni siquiera un perro mueve su lengua, todo es seguro y placentero.
Si dicen, "Pero gracias a Dios, que hace que siempre triunfemos en Cristo", no nos conmueven; pero si lo dice alguien como Pablo, tan pisoteado, tan torturado y tan afligido, podemos considerarlo un héroe.
He aquí un hombre que tenía verdadera fe en Dios y en el carácter divino de su misión.
Apenas ayer leía del corazón de mi hermano y Pastor Andres Miranda, al respecto del suicidio del Pastor Darrin Patrick; solo 49 años, un ministerio “exitoso”, en sus años mosos entre los jovenes y posteriormente – luego de un break down emocional y espiritual – nuevamente un tiempo de éxito como “teaching” Pastor en Carolina del Sur.
Fue Pastor y mentor de muchos, en verdad muchos ministros de su generación.
El pastor Patrick escribió en algún momento:
“Yo estaba gastando una gran cantidad de energía creando y sosteniendo mi imagen en lugar de cuidar mi alma. Yo quería influenciar a muchas personas con el evangelio, para eso tenía que ser conocido en las redes sociales, dar conferencias y todo eso. Me concentré en eso, me alejé de mis amigos y me aislé. Fue el principio del fin.”
Todavía se recuperó de ese proceso hasta que ayer finalmente, se quitó la vida con una bala.
Amados, doctores y pastores siempre han estado en la primera linea de la batalla por la salud de la gente, física y espiritual, emocional y mental.
Que el pastorado sea un llamado no le resta el peso y la carga de responsabilidad que tiene.
Algunos personas creen que por ser un “llamado” es algo romántico y fácil de realizar; creen que por ser un llamado, lo abrazamos con pasión.
Pero eso no lo hace más fácil.
Hay muchas personas, aun dentro de las iglesias, que hacen “bullying” respecto del trabajo del pastor.
Lo subestiman, lo ignoran, lo critican y lo juzgan.
Nosotros los llamados e hijos de Dios, somos el único ejército que en lugar de atacar al enemigo atacamos al líder.
Claro, los pastores están entrenados para recordarse a sí mismo cada día que “trabajamos para el Señor”.
Mientras tanto en no pocas ocasiones – créanme – podemos permitirnos inconscientemente acumular frustración y desencanto por la indiferencia y la falta de apoyo; por la sobrecarga de trabajo y las altas demandas.
Estamos literalmente en una olla a presión.
“Que se busquen otro trabajo, entonces no es llamado”, se excusan los talibanes o fariseos de siempre.
La olla a presión suele explotar en el momento menos deseado, de la forma menos esperada.
Retomando el mensaje amados y muy a propósito de esta muy trsite nota, en el otro extremos resulta en verdad dulce Amados hermanos míos, el consuelo que Pablo aplicaba a su propio corazón en medio de todas sus calamidades.
Decía que, a pesar de todo, Dios "manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento por medio de nosotros."
¡Ah! Con este pensamiento un ministro puede dormir tranquilo en su lecho: "Dios manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento."
Con esto, puede cerrar sus ojos cuando acabe su carrera y abrirlos en el cielo: "Dios, por mediación mía, manifestó en todo lugar el olor de su conocimiento."
Amados en Cristo, queridos amigos, el Evangelio es un "buen olor" en todo lugar, produce sin embargo diferentes efectos en diferentes personas:
"A los unos, olor de muerte para muerte; mientras que a los otros, olor de vida para vida." 2ª. Corintios 2:16
Impactos del Evangelio
AMADOS, EL EVANGELIO PRODUCE DIFERENTES IMPACTOS.
Puede parecer increíble, pero es extrañamente cierto que hay pocas cosas buenas en el mundo de las que no se desprenda algún mal.
Solo observemos cómo brilla el sol, sus rayos ablandan la cera y endurecen la arcilla; en el trópico hacen que la vegetación sea extremadamente exuberante, y que maduren los más ricos y escogidos frutos y se den las flores más hermosas.
Ahora, ¿quién no sabe que en aquellos lugares prosperan los peores reptiles y las más venenosas serpientes de la tierra?
Escucha, así ocurre con el Evangelio.
Aunque es el sol de justicia para el mundo, aunque es el mejor regalo de Dios y nada puede ser comparado a la inmensidad de beneficios que concede a la raza humana, a pesar de todo, debemos confesar que, a veces, es "olor de muerte para muerte."
Vamos a la Palabra de Dios:
“Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden; para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado? Pues no somos como muchos, que comercian con la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios y delante de Dios hablamos en Cristo.”
2ª. Corintios 2:15-17
Pero no debemos culpar de ello al Evangelio; la culpa no es de la verdad de Dios, sino de aquellos que no aceptan recibirla.
Es "olor de vida para vida" para todo aquel que la oye con un corazón abierto para recibirla; es sólo "muerte para muerte", para el hombre que odia la verdad, que la menosprecia, se burla de ella, e intenta oponerse a su avance.
En primer lugar, pues, vamos a hablar de ese carácter.
Olor de muerte para muerte
Amados en Cristo, queridos amigos, el Evangelio es para algunos hombres, "olor de muerte para muerte."
Reflexionemos, esto depende en gran parte de qué es el Evangelio; porque hay algunas cosas llamadas "Evangelio", que son "olor de muerte para muerte" para todos aquellos que las oyen.
El predicador John Berridge decía que predicó la moralidad hasta que no quedó en el pueblo un sólo hombre moral; porque el modo más seguro de dañar a la moralidad es la predicación legalista.
La predicación de las buenas obras y la exhortación a los hombres a la santidad como medio de salvación son muy admiradas en teoría, pero en la práctica se demuestra, no solamente que no son eficaces, sino, y esto es lo peor, que a veces se convierten en "olor de muerte para muerte."
Puedes estar durante años y años predicando moralidad y preceptos, y aun así nunca ver a ningún borracho convertido por el mero hecho de mostrarle los males de la borrachera.
Ni ver a ningún blasfemo que deje de blasfemar porque le digas lo odioso de su pecado.
Ahora, cuando des inicio a predicar el amor de Jesús; cuando prediques el Evangelio como es en Cristo, en toda su claridad, plenitud y poder, y la doctrina de que "por gracia sois salvos por la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios", será entonces conozcas el éxito.
Amado, cuando prediques la salvación por la fe, multitudes de borrachos arrojaran sus copas y los blasfemos frenaran sus lenguas; los ladrones se harán honrados, y los injustos e impíos se inclinarán ante el cetro de Jesús.
Debemos reconocer, como les dije antes, que aunque el Evangelio produce generalmente el mejor de los efectos en casi todos aquellos que lo oyen, ya sea apartándolos del pecado, ya haciéndolos abrazarse a Cristo, es sin embargo un hecho grande y solemne, y sobre el cual difícilmente sé como hablar esta mañana que para muchos hombres, la predicación del Evangelio de Cristo es "muerte para muerte", y produce mal en vez de bien.
Amados, muchas personas se endurecen en sus pecados al oír el Evangelio.
¡Oh!, qué verdad más terrible y solemne es que, de todos los pecadores, algunos pecadores del santuario son los peores.
Aquellos que pueden sumergirse más en el pecado, y tienen la conciencia más tranquila y el corazón más duro, se encuentran en la propia casa de Dios.
Conocemos bien que un ministro fiel servirá de estímulo a los hombres, y que de igual forma severas amonestaciones de un Boanerges a menudo les hará estremecerse.
Igualmente, estoy consciente que la Palabra de Dios hace que a veces su sangre se coagule en sus venas; pero sé también (porque los he visto) que hay muchos que convierten la Gracia de Dios en libertinaje, e incluso hacen de la verdad de Dios un pretexto para el diablo, y profanan la Gracia de Dios para justificar su pecado.
A tales hombres los he podido encontrar entre aquellos que oyen las doctrinas de la gracia en toda su plenitud.
Son de los que dicen: "Soy elegido, por eso puedo blasfemar; soy uno de los que fueron escogidos por Dios antes de la fundación del mundo, por ello puedo vivir como se me antoje."
Si, ¡aunque usted no lo crea!
Imagina esta escena:
Un hombre que, trepado sobre la mesa de una cantina y sosteniendo el vaso en su mano, decía: "¡Compañeros! Yo puedo hacer y decir más que cualquiera de ustedes; yo soy uno de esos que están redimidos por la preciosa sangre de Jesús"; y acto seguido se bebió su vaso de cerveza y comenzó a bailar ante los demás, mientras entonaba viles y blasfemas canciones. He aquí a un hombre para quien el Evangelio es "olor de muerte para muerte."
Un hombre así es de los que han escuchado la verdad, pero la pervierten; toman aquello que está puesto por Dios para su bien y lo utilizan para suicidarse.
El cuchillo que le fuera dado para abrir los secretos del Evangelio, lo vuelve contra su propio corazón.
La que es la más pura de todas las verdades y la más elevada de todas las moralidades es convertida en la encubridora de sus vicios, y hace de ella un andamio que le ayuda a construir el edificio de sus maldades y pecados.
¿Quizá también nosotros conocemos a quien le guste oír el Evangelio, y no obstante vive impuramente? ¿Quiénes pueden decir que son hijos de Dios, y a pesar de ello se comportan como vasallos sirvientes de Satanás?
Tales personas son unos mentirosos e hipócritas, porque la verdad no está de ningún modo en ellos.
Escucha, "Cualquiera que es nacido de Dios, no peca."
A los elegidos de Dios no se les permitirá caer permanentemente en pecado; ellos nunca "convertirán la gracia de Dios en libertinaje", sino que, en todo lo que dependa de ellos, se esforzarán por permanecer cerca de Jesús.
Amados, tengan esto por seguro: "Por sus frutos los conoceréis."
"Así también, todo árbol sano da buenos frutos, pero el árbol podrido da malos frutos.
El árbol sano no puede dar malos frutos, ni tampoco puede el árbol podrido dar buenos frutos."
Mateo 7:17-18
No obstante, esas personas están continuamente pervirtiendo el Evangelio en maldad; pecan con arrogancia por el mero hecho de que han oído lo que ellos consideran que son excusas para sus vicios.
Evangelio Pervertido
Amados en Cristo, queridos amigos, no encuentro otra cosa bajo el cielo, que pueda extraviar tanto a los hombres, como un Evangelio pervertido.
Una verdad pervertida es, generalmente, peor que una doctrina que todos saben que es falsa.
Al igual que el fuego, uno de los elementos más útiles que puede causar la más intensa conflagración, así el Evangelio, que es lo mejor que poseemos, puede convertirse en la más vil de las causas. Éste es un sentido en el que el Evangelio es "olor de muerte para muerte."
Pero hay algo más.
Es un hecho que el Evangelio de Jesucristo aumentará la condenación de algunos hombres en el día del juicio final.
De nuevo me espanto al decirlo, porque es un pensamiento demasiado horrible para aventurarse a hablar de él; que el Evangelio de Cristo vaya a hacer del Infierno para algunos hombres un lugar aun más terrible de lo que pudiera hubiera sido.
Todos los hombres se hubieran hundido en el Infierno de no haber sido por el Evangelio.
Amados, la Gracia de Dios redimirá a "una gran multitud, la cual ninguno puede contar"; guardará a un ejército incontable que será salvado en el Señor con una salvación eterna; pero, al mismo tiempo, a quienes la rechazan les hace más terrible la condenación.
Les diré por qué:
Primeramente, porque los hombres pecan contra una luz superior, y la luz que poseemos es una excelente medida para nuestra culpa.
Lo que un nómada puede hacer sin que para él sea delito, en mí puede ser el mayor de los pecados, porque estoy mejor instruido; y lo que alguno pueda hacer en México con impunidad, me refiero a un pecado contra Dios que no sea excesivamente grande, podría parecerme a mí la mayor de las transgresiones, porque desde mi juventud he sido instruido en los valores y el carácter, en principios de Fe y Gracia.
El Evangelio viene sobre los hombres como la luz del cielo.
¡Qué errante debe andar el que se extravía en la luz!
Si el que es ciego cae en la zanja, podemos compadecerle, pero si un hombre con la luz en sus ojos se arroja al precipicio y pierde su alma, ¿verdad que es imposible la compasión?
"¡Cómo merecen el infierno más profundo
Quiénes menosprecian los gozos del cielo!
¡Qué cadenas de venganza deberán sentir
Los que se burlan del amor soberano!"
Conclusión
Amados, vamos empezando a concluir.
La condenación de todos aumentará, a menos que quienes aún no lo han hecho, tengan su encuentro en Jesucristo como Señor y Salvador; porque haber tenido la luz y no haber andado por medio de ella será la misma esencia de la condenación.
Éste será el virus de la culpa: "que la luz ha venido al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas."
La condenación será también mayor si se oponen al Evangelio.
Si Dios tiene un plan de misericordia, y el hombre se levanta contra él, ¿no será grande su pecado? ¿No fue inmensa la culpa en que incurrieron hombres tales como Pilato, Herodes y los judíos?
¡Oh!, quién puede imaginar la condena de aquellos que gritaron:
"¡Crucifícale! ¡Crucifícale!"
¿Y qué lugar del fuego del infierno arderá con fuerza suficiente para el hombre que calumnia al ministro de Dios, para el que habla mal de su pueblo, para el que odia su verdad, y que, si pudiera, borraría de la tierra todo rastro de piedad?
¡Quiera Dios ayudar al infiel y al blasfemo!
Dios salve sus almas, si me dieran a escoger de entre todos los hombres, no elegiría jamás ser como uno de ellos.
¿Piensan todos, que Dios no tendrá en cuenta lo que los hombres dicen?
Uno ha maldecido a Cristo, llamándole charlatán.
Otro ha declarado (sabiendo que mentía) que el Evangelio es falso.
Un tercero ha proclamado sus máximas licenciosas, y después ha señalado a la Palabra de Dios diciendo: "¡Hay peores cosas en ella!".
Otro ha insultado a los ministros de Dios ridiculizando sus imperfecciones.
¿Creen que Dios olvidará todo esto en el último día? Cuando sus enemigos se presenten ante Él, los tomará de la mano y les dirá:
"El otro día llamaste perro a mi siervo, y escupiste sobre él, ¿y por esto te daré el cielo?"
No; si el pecado no ha sido lavado por la sangre de Cristo, dirá
"¡Apártate, maldito, al infierno del que te burlabas!; abandona el cielo que tú despreciabas, y aprende que, aunque decías que no había Dios, esta diestra te enseñará eternamente la lección de que sí lo hay, porque aquel que no me descubra por mis obras de benevolencia, sabrá de mí por mis hechos de venganza; así pues, ¡apártate te digo!"
A aquellos que se han opuesto a la verdad de Dios, les será aumentado el castigo.
Ahora bien, ¿no es ésta una solemne visión de que el Evangelio es para muchos "olor de muerte para muerte"?
Amados, finalmente consideraremos aún otro sentido.
Creo que el Evangelio hace a algunos seres de este mundo más desgraciados de lo que hubieran sido.
El borracho podría beber y gozarse en su embriaguez con mayor alegría, si no hubiera oído decir: "Todos los borrachos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre."
Cuán jovialmente el trasgresor del domingo alborotaría durante todo el día si la Biblia no dijera: "¡Acuérdate del día de reposo, para santificarlo!"
Cuán felizmente podría lanzarse en su loca carrera el libertino y el licencioso, si no se hubiera dicho: "¡La paga del pecado es muerte, y después el juicio!"
Pero la verdad pone amargura en sus copas; los avisos de Dios congelan la corriente de su alma.
Amados,el Evangelio es como el esqueleto en la fiesta egipcia: aunque durante el día se ríen de él, por la noche tiemblan como hojas de álamo blanco, y cuando las sombras del atardecer caen sobre ellos, se estremecen al menor susurro.
Ante el pensamiento de su condición futura, su gozo se entristece, y la inmortalidad, en vez de ser un regalo para él, es, sólo al pensar en ella, el tormento de su existencia.
Las dulces palabras de amor de la misericordia no son para ellos más armoniosas que el estruendo del trueno, porque saben que las menosprecian.
Sí, he conocido a algunos que han sido tan desgraciados a causa del Evangelio, al no querer abandonar sus pecados, que como los perros regresan a su vómito
¡Oh!, qué terrible pensamiento!
El Evangelio es "olor de muerte para muerte”
¿para cuántos de los que están escuchando esto es así?, ¿quién está ahora oyendo la palabra de Dios para ser condenado por ella?, ¿quién que escuche este mensaje será endurecido por la voz de la verdad?
Así será para todo hombre que no crea en ella; porque para aquellos que la reciben es "olor de vida para vida", pero para los incrédulos es una maldición, y "olor de muerte para muerte."
Oremos
¡Dios los Bendice!
Ps. Jorge Macías Benítez