miércoles, 27 de enero de 2021

#A269 Fe que Sana

Nueva Serie: Tras las Pisadas de Jesús


#A269 Fe que Sana



 



Página Web: http://reino-de-dios-ministerios.org

Facebook: https://www.facebook.com/Madsias

Página Facebook: #A269 

Blog: https://reinodediosministerios.blogspot.com/

Soundcloud: https://soundcloud.com/jorge-mac-as-ben-tez-563150898

Twitter: https://twitter.com/madsias62

YouTube: https://www.youtube.com/channel/UC-SZZrmcUQ_Cvd9aAlSBeHg?view_as=subscriber

email: jorge.macias62@reino-de-dios-ministerios.org

jorge.macias@reino-de-dios-ministerios.org

jorge.macias@reinodediosministerios.me




Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


La semana pasada el Señor nos Ministró fundamentando en el capítulo 10 de Marcos versículos 46 al 52, que nos dice:


“46 Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50 Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.”


Hoy y en esta Serie, “Tras las pisadas de Jesús”, nos habla desde otra perspectiva y en referencia a la enfermedad de Ezequías; es uno de esos pasajes que nos muestra, con mucha claridad, el poder y la efectividad tanto de la fe, como de la oración.

Amados, Ezequías usó como gran argumento en su favor el haber andado rectamente delante de Dios y, sin lugar a dudas, la obediencia es poderosa delante de Dios, pero hoy nuestro mayor argumento es Cristo.

Podemos acercarnos a Dios sabiendo que Él nos oye, aun cuando hayamos pecado, porque Cristo es nuestra garantía tanto de ser oídos, como de ser atendidos.

Ezequías no sólo sanó, recibió una señal impresionante como garantía. 

Vamos a nuestro fundamento en esta Ministración:

“1  En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. 2Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová y dijo: 3 Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro. 4 Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5 Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová. 6 Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. 7 Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola, la pusieron sobre la llaga, y sanó.

8 Y Ezequías había dicho a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará, y que subiré a la casa de Jehová al tercer día? 9 Respondió Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, de que hará Jehová esto que ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados? 10 Y Ezequías respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrás diez grados. 11 Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados que había descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás.”

2ª. Reyes 20: 1-11


¡Vaya Señal que Dios hizo, manifestando en la Oración de Su Profeta Isaías!

Amados, nuestra señal, en cambio, colgó de una cruz dos mil años atrás. 

Nosotros no necesitamos señales hoy; en todo caso lo que  necesitamos es creer que lo que Dios hizo antes también lo hará hoy.

¿Qué oración estás presentando a Dios últimamente?

Si Él respondiera con un "sí" a tu última oración, ¿cuántas personas serían beneficiadas?

¿Es tu oración guiada a ser individual, centrada en ti solamente?


El título del mensaje y Ministración del Señor hoy es:


Fe que Sana


Oración

Sanidad y Pecado


Profundicemos un poco más.


Observemos lo que dice Lucas.

“Mientras Jesús seguía camino a Jerusalén, llegó a la frontera entre Galilea y Samaria. Al entrar en una aldea, diez leprosos se quedaron a la distancia, gritando:

—¡Jesús! ¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros!

Jesús los miró y dijo:

—Vayan y preséntense a los sacerdotes.

Y, mientras ellos iban, quedaron limpios de la lepra.

Uno de ellos, cuando vio que estaba sano, volvió a Jesús, y exclamó: «¡Alaben a Dios!». Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano.

Jesús preguntó: «¿No sané a diez hombres? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Ninguno volvió para darle gloria a Dios excepto este extranjero?». Y Jesús le dijo al hombre: «Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado».”

Lucas 17:11-19 (NTV)

Que impactante pasaje, vaya que si.  La lepra en la época de Jesús era una enfermedad incurable; la lepra es una enfermedad que hace que la gente pierda partes de su cuerpo. En ese entonces era considerada una enfermedad que, más que ninguna otra, era señal del desagrado o rechazo a Dios. Es por ello que Jesucristo, que vino a quitar el pecado del mundo, puso especial empeño en sanar a los leprosos que se cruzaban en su camino.

Nadie se quería acercar a una persona leprosa por temor a ser contagiado; la lepra no solo causaba dolor físico sino también un dolor espiritual y emocional para quien la padecía, por el rechazo que causaba hacia las demás personas. La lepra era lo peor que a alguien le podía pasar.

Los diez leprosos clamaron misericordia; la misericordia significa compasión no merecida. A diferencia del resto de la gente, Jesús no rechazó a los leprosos sino que se acercó a ellos. Cuando una persona está lejos de Dios pero clama misericordia, el Señor los escucha. No existe poder humano que pueda ayudarnos a superar la crisis de nuestro espíritu y de nuestra alma cuando nuestra relación con Dios ha sido distante. Lo solución para nuestro distanciamiento con Dios es precisamente que nos acerquemos a ÉL y que clamemos a Su misericordia.

Estos leprosos eran de la religión judía y su religión nunca los salvó de la lepra. Estos hombres decidieron salir de la resignación que les brindaba su religión, para entrar en el verdadero mover de Dios.

Reflexionemos:

“El perdón nos da una esperanza de vida; la obediencia nos limpia de la lepra espiritual que en ocasiones padecemos, pero lo más importante de todo, es ser agradecido con Dios. Muchos no valoramos el milagro de vida que somos como creación de Dios; por el contrario, lo destruimos con toda la inmundicia que nos ofrece el mundo.  

Así es. Dios no nos dio pulmones para que los llenemos de tabaco y nicotina. 

ÉL no nos dio el hígado para destruirlo con el alcohol. Dios nos dio la vida para que la disfrutemos.”

Seamos agradecidos


El ser agradecido no solo se manifiesta con palabras sino también con acciones. Necesitamos ser agradecido con nuestros padres (papá y mamá). 

Habemos muchas personas ingratas en el mundo que no sabemos valorar lo que Dios nos ha dado.

Si en algún momento hemos pensado que Jesús ve igual tanto a las personas agradecidas como las que no lo son, estamos equivocados.  La Palabra dice que Jesús preguntó por los otros nueve leprosos.  Jesucristo puso en contraste la actitud de gratitud del que regresó con ÉL con la ingratitud de los que habían compartido con Él el mismo favor y que no regresaron.

Es impresionante el privilegio que todos tenemos, sin excepción, de contar con el favor de Jesús. ¡Fueron diez los que fueron limpiados!

Es lamentable como respondemos nosotros a los favores de Cristo.  ¡Solo uno valoró el milagro de sanidad que trajo Jesús a su vida!

La ingratitud es un pecado muy común. 

De los muchos que somos beneficiarios de la misericordia de Dios, hay pocos, muy pocos, que se muestran agradecidos a Dios.  ¿Y cuántas veces demuestran ser más agradecidos aquellos de quienes menos se esperaba? 

No pasemos por alto que solo volvió uno de Samaria a dar las gracias, mientras que los otros nueve de Judea olvidaron agradecer a Jesús el favor recibido.

¿Cómo animó Cristo a este samaritano agradecido? 

Los otros recibieron sanidad y no les fue revocada, pero la sanidad del samaritano quedó especialmente confirmada cuando Jesús le dijo: “Tu fe te ha sanado”.

Lo anterior solo confirma una cosa:

Que Jesucristo, más que esperar agradecimiento por parte de nosotros, lo que realmente espera es que tengamos fe en ÉL, porque el verdadero y más grande acto de agradecimiento que podemos tener hacia Dios nuestro Señor es creer en Jesucristo Su Hijo, quien fue crucificado para el perdón de todos nuestros pecados.

¡Donde está nuestra fe, ahí está nuestro agradecimiento!

Dios de lo Sobrenatural


Podemos descansar seguros en la fe de que Dios, que es el Dios de lo Sobrenatural, escucha nuestras oraciones. 


Él es un Dios todopoderoso – ni siquiera un gorrión cae a tierra sin su voluntad.


Un hombre que había estado enfermo por treinta y ocho años tomó su lecho y se fue como un hombre sano. (Juan 5: 1-17)


Jesús puso sus dedos en los oídos de un hombre que era sordo y tartamudo. Suspiró y dijo: "¡Sé abierto!", y se abrieron sus oídos y pudo hablar con claridad. (Marcos 7: 32-35)


Pedro le dijo a un hombre que hacía ocho años estaba paralítico: 


"¡Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama!"


Entonces se levantó de inmediato. (Hechos 9: 32-35)


"Se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo… y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres." 

Hechos 5: 12-15


Hay muchos ejemplos de sanidad sobrenatural en la Biblia. 


Ahora, ¿son estos milagros sólo una cosa del pasado? ¿Sana Dios la enfermedad de las personas? ¿Qué dice la Biblia en realidad sobre la sanación?

Fe en un Dios Todopoderoso

En los primeros días del cristianismo, cuando la Iglesia estaba empezando a construirse, Dios usó milagros como estos para edificar la fe. 


El denominador común en todos estos milagros radica en una palabra. Fe. 


Ninguna sanación puede llevarse a cabo sin fe en Dios, que es todopoderoso para salvar. (Sofonías 3:17) 


Jesús dijo a la mujer que tocó el borde de su manto para ser sanada: 


"¡Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote!" 

Marcos 5: 34


Dios es igual de poderoso para sanar en el tiempo que vivimos ahora. 


"Porque yo Jehová no cambio."

Malaquías 3:6.


Por medio de Él está disponible el mismo poder como en el pasado.



Una conciencia pura delante de Dios


Amados, Santiago escribe: 


"¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho."

Santiago 5:14-16.


"Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados."


Deja que la luz de Dios brille sobre tu vida. 


Tú sabes si estás en pureza frente Dios, o si conscientemente ocultas algo por lo que no estás dispuesto a darte por vencido. 


No puede haber sanación si hay algún pecado oculto. Reconocer el propio pecado y arrepentirse del pecado puede traer sanación. 


No está escrito que confesar el pecado garantiza sanidad. Tampoco que la confesión es un requisito previo para la sanación. 


Si hay algo que se interpone en tu relación con Dios, algo que impide a tu espíritu ser puro, entonces debe ser eliminado. 


Amados, esto es tan cierto y relevante para el que tiene salud perfecta como para el que está enfermo.


La enfermedad, sin embargo, jamás es un motivo para acusar a alguien por ser injusto, menos a uno mismo. 


Esto incluye tanto trastornos físicos como mentales. 


Puedes desgastarte con la pregunta: 


¿Por qué Dios me castiga de esta forma? 

¿Qué estoy haciendo mal?


Si eres honesto contigo mismo, si te purificas a ti mismo, y si ordenas tus asuntos, entonces todo estará bien.


Dios escucha nuestra Oración


Amados, Dios nos responde cuando oramos. 


Como seres humanos tenemos que estar reconciliados con el hecho de que no siempre Dios contestará nuestras oraciones de la forma que esperamos. 


En los versos está escrito: "La oración de fe salvará al enfermo." 


La enfermedad nos puede llevar a todo tipo de tentaciones – impaciencia, intranquilidad, ansiedad, quejas, etc. 


Si utilizamos estas oportunidades para ser salvos de estos pecados, entonces Dios puede hacer una obra en nosotros que no necesariamente se hubiera  llevado a cabo estando sanos. 


Las pruebas que experimentamos pueden fortalecer nuestra relación con Dios; ¡de este modo somos salvos! 


Salvos del pecado que está en toda la humanidad y que es la mayor enfermedad de todas.


Tenemos un Dios que escucha nuestras oraciones, y que no es indiferente con nosotros. 


¡Continúa en la fe! ¡Cree en el Dios de los milagros! ¡Cree en el Dios de lo Sobrenatural!


Has sido obediente a lo que está escrito en la carta de Santiago, y las oraciones de fe son ante el rostro de Dios. 


Él toma estas oraciones en consideración. Pueden remecer el corazón de Dios. 


Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros. 


Él escucha, y pone atención, y en el tiempo justo obra. 


Tenemos un Dios que escucha nuestras oraciones, y que no es indiferente con nosotros.


En ocasiones la sanación puede ser instantánea. 


De las puertas de la muerte a la  plena salud, en un abrir y cerrar de ojos. 


En otras ocasiones uno ni siquiera alcanza a darse cuenta que la flecha ha comenzado a dar la vuelta desde la enfermedad a la salud. 


Algunas veces se lleva a cabo un "milagro" por medio de las manos del médico. 


Pero jamás dudes que Dios ha escuchado tus oraciones. "La oración eficaz del justo puede mucho." ¡Continúa en la fe! ¡Cree en el Dios de los milagros!


Regresando a la historia de Ezequías en 2ª. Reyes 20. 


Estaba enfermo, y pronto a morir. 


El profeta Isaías fue con él y le dijo: 


"Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás." Pero Ezequías oró a Dios, y Dios envió a Isaías de vuelta a Ezequías con el mensaje: "Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano… Y añadiré a tus días quince años."


El plan de Dios era que Ezequías muriera, pero sus oraciones conmovieron el corazón de Dios.


Conclusión


Podemos aprender a confiar en Dios en tal grado que estamos en perfecta paz en Él. 


Dios es  poderoso para salvarnos. 


De la enfermedad y del pecado, que es la mayor enfermedad de todas.


Cree que en las manos de Dios todo está como debe ser. 


En enfermedad y salud, esfuérzate en seguir las pisadas de Jesús, y vence sobre el pecado. 


Utiliza las situaciones que Dios ha dado para ser transformado en la imagen de su Hijo. (Romanos 8:29) 


¡Y cuando llegue el momento de volver a casa para estar con Dios, entonces te regocijarás! 


No es una muerte eterna. 


¡Es una vida eterna con el Señor!



Oremos


¡Dios los Bendice!


Ps. Jorge Macías Benítez