martes, 2 de febrero de 2021

#A270 Respuesta de Fe

Serie: Tras las Pisadas de Jesús

#A270 Respuesta de Fe



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Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


El día de hoy, el Señor nos llevará en esta Serie de Minsitraciones de un polo a otro, con la historia de hoy. 

Amados en Cristo, queridos amigos, pienso que no hay nada más extremo que un ciego pobre y un cobrador de impuestos rico.

Sin embargo queda claro que, caminando detrás de Jesús, lo que encontraremos siempre es saciedad de necesidades. 

Zaqueo, así de rico como era, también estaba necesitado. 

Sus riquezas y su manera de obtenerlas lo habían alejado de todos.

Los romanos, por más de que trabajaba para ellos, lo seguían tratando como clase menor, por ser un judío más. 

Por otra parte, los judíos lo tenían por impuro, debido al trabajo que ejercía y a cómo lo ejercía. 

Zaqueo no pertenecía a ningún lugar, no tenía una Identidad, hasta que se encontró con el maestro de Galilea hablándole de frente.

Él pensó que buscaba ver a Jesús, pero era Jesús quien lo estaba buscando.

Sabes… ¡quizá lo mismo sucede contigo, conmigo! 

¡Es Jesús quien te está buscando hoy! 

¿Cómo le responderás?

- ¿Qué tipo de barreras te hacen difícil el acercarte a otras personas?

- ¿Consideras que la condición social sea un impedimento para que la gente busque a Dios?

- ¿Por qué fue que Zaqueo se ocultó para ver a Jesús? ¿Haces lo mismo?

- Leyendo el Salmo 139. 1 – 12, responde: ¿servirá de algo “ocultarnos” de Dios? ¿Por qué?

- ¿En qué momento Zaqueo demostró su Fe?

Veamos el fundamento del Señor para esta Ministración:

“1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3 procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.”

Lucas 19: 1-6

El título del mensaje y Ministración del Señor hoy es:


Respuesta de Fe


Ocultarse de Dios


Profundicemos un poco más, con esta porción en Salmos:


1Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.

2Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;

Has entendido desde lejos mis pensamientos.

3Has escudriñado mi andar y mi reposo,

Y todos mis caminos te son conocidos.

4Pues aún no está la palabra en mi lengua,

Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

5Detrás y delante me rodeaste,

Y sobre mí pusiste tu mano.

6Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;

Alto es, no lo puedo comprender.

7¿A dónde me iré de tu Espíritu?

¿Y a dónde huiré de tu presencia?

8Si subiere a los cielos, allí estás tú;

Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.

9Si tomare las alas del alba

Y habitare en el extremo del mar,

10Aun allí me guiará tu mano,

Y me asirá tu diestra.

11Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;

Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.

12Aun las tinieblas no encubren de ti,

Y la noche resplandece como el día;

Lo mismo te son las tinieblas que la luz.


Salmos 139: 1-12

Amados, la primera vez que aparece esta reacción, el esconderse de Dios, ocultarse de Él, es en la escena del primer caso de pecado, cuando el hombre y la mujer se escondieron de Dios. 


Quien se esconde es debido a la oscuridad que ha invadido su vida, la cuál es incompatible con la luz, no queriendo que ésta exponga su culpa. 


Es un mecanismo automático y que está bien definido en las palabras: 


“Todo aquel que hace lo malo aborrece la luz y no viene a la luz” Juan 3: 20


El hecho de esconderse de Dios es señal evidente de que el pecado ha hecho acto de presencia y es una prueba irrefutable de culpabilidad. 


Precisamente lo que intenta el que se esconde, que su culpa no se descubra, y con ello manifiesta que es culpable. 


La acción de esconderse le delata.


Los primeros que pecaron se escondieron entre los árboles del huerto. 


Hoy hay muchos escondites, donde millones se esconden detrás de razonamientos y argumentos. 


Sabes amado en Cristo, querido amigo….el pecado es pecado, auqnue le cambiemos o pongamos nombres o adjetivos calificativos en este tiempo.


Está el escondite de la mayoría, es decir, que la mayoría hace lo mismo que yo, lo cual me permite pasar desapercibido en medio de la multitud; si yo soy culpable, entonces hay muchísimos culpables y esa culpabilidad colectiva diluye mi culpabilidad personal. 


No soy peor que otros. 


Está el escondite de la existencia del mal en el mundo, que muchos emplean para auto-justificarse y, de paso, atacar a Dios, porque ¿qué clase de Dios es éste, que consiente que haya tanta injusticia? 


Está el escondite del escándalo en el nombre de Dios, pues sus representantes en la tierra no son diferentes a los demás e incluso son peores. 


Si quienes tenían que dar ejemplo no lo dan, ¿quién me va a acusar a mí?


Amados, todos estos escondites no son más que intentos de ocultarse de Dios. 


En verdad son falsos escondites, porque el culpable nunca puede salir absuelto de su culpa mediante el mecanismo de señalar culpas ajenas. 


Además son falsos escondites porque es en vano querer esconderse de Dios, como experimentaron los dos que se escondieron entre de los árboles del huerto.


Ocultarse o Ser Cubierto


Amados en Cristo, queridos amigos, así como hay un ocultarse de Dios, hay un ser cubierto por Dios; esto, en el sentido de que Dios es refugio y protección. 


David en sus huidas de Saúl tuvo que buscar escondites continuamente, para escapar de su mano. 


Por eso aprendió a entender y Discernir que Dios es un refugio, un lugar protegido donde estar a resguardo de las asechanzas de su enemigo; de ahí que haya tantas referencias en el libro de los Salmos a esa verdad. 


Hace años había una canción que se cantaba en muchas congregaciones y cuya letra comenzaba así: 


“Cristo es la roca de poder; escóndeme, escóndeme, escóndeme. Hasta que pase, oh Señor, la tempestad, escóndeme, escóndeme con tu poder.”


Amados, ¡Qué bueno es saber que viviendo en un mundo tan peligroso como el que vivimos, tenemos refugio en el que estamos protegidos de las fuerzas que quieren destruirnos! 


Un refugio seguro, al que el prudente acude para encontrar cobijo.


Cuando Dios se oculta


Amados, por otra parte la Palabra de Dios habla también al respecto de ocasiones en las cuales es Dios quien se oculta de nosotros. 


Este ocultarse se puede dividir en dos clases: 


Cuando nosotros tenemos la percepción de que Dios se oculta 

Cuando verdaderamente Dios se oculta


Hay muchos pasajes, especialmente en los Salmos, en los que se tiene la percepción de que Dios se ha ocultado. 


Es una manera de hablar, pero sirve para exponer la impresión de que Dios parece indiferente o que se ha olvidado de nosotros. 


Especialmente puede ocurrir bajo circunstancias de aflicción, en las que la maldad se está saliendo con la suya y parece que Dios no hace nada, precisamente cuando más falta hace. 


Pero ese “ocultarse” de Dios, es simplemente la sensación humana, que en su estado de limitación llega a conclusiones incorrectas.


Ahora, hay otros pasajes que muestran que efectivamente Dios se ha ocultado, es decir, ha retirado su presencia, su paciencia y su misericordia, quedando solamente su ira. 


Esconder el rostro, referido a Dios, es sinónimo de lo peor, porque si él es vida y luz, ese ocultarse significa que lo que resta es muerte y tinieblas. 


No es un ocultarse arbitrario ni caprichoso, pues siempre está fundamentado en su justo juicio contra la obstinación y rebeldía reiterada de su pueblo, de sus Hijos e Hijas.


La Bendición de estar en la Presencia de Dios


Amados, la presencia de Dios, trae bendición permanente, tal y como sucedió en la vida y familia de Obed-Edom: 


“Y el arca de Dios estuvo con la familia de Obed-Edom, en su casa, tres meses; y bendijo el Señor la casa de Obed-Edom y todo lo que tenía”.

1ª. Crónicas 13:14.


El Arca representaba en aquel entonces la presencia de Dios y su protección. 

Tener el arca, era tener a Dios mismo en su propia casa. 

Cuando tu traes la presencia de Dios a tu casa, sucederá que nada te faltará, las bendiciones te seguirán a ti, a toda tu familia y hasta tu a descendencia. 1a Crónicas 27:4-8.

Amados, es una Bendición que muchos contemos con un lugar cada domingo donde podemos disfrutar de esa presencia sin que nada nos lo impida. 

Tener el privilegio de ir y poderle adorar, bendecir y glorificar su nombre; el sumergirnos en sus ríos de agua de vida, olvidándonos del tiempo y los problemas. 

Amados, alimentarnos de su palabra, también es estar en su presencia.

Ahora, surgen en mi corazón algunas preguntas 

¿Debemos conformarnos con solo un día a la semana, cuando sabemos que cada día tenemos la libertad de poder venir y presentarnos delante de él en nuestro lugar secreto? 

¿Deleitarnos en su presencia, anhelarle, desearle, y tener comunión con el Espíritu Santo y echar mano de todas las bendiciones que como hijos tenemos al tener ese acceso directo al trono de Dios?

Amados, Él Anhela que le busquemos día y noche, todos los días de nuestras vidas. 

Él Anhela bendecirnos y prosperarnos, y para ello basta con que le amemos con todo nuestro corazón, le sirvamos y seamos obedientes a su palabra. 

¿Pues acaso no dice en las Escrituras, que él nos anhela celosamente?. Santiago 4:5

Amados, podrán levantarse fuertes tormentas sobre tu vida, más el siempre estará para tomarte de la mano, sostenerte y levantarte; y sabrás que a pesar de las pruebas difíciles, la bendición y protección de Dios nunca te faltarán. 


Dios Anhela que le Conozcamos y que nuestro corazón vivamos la garantía que todo aquellos pasará, y lo mejor siempre vendrá; ¡porque tener a Dios, es tenerlo todo!


Presencia de Dios en Casa


Ahora amados, el Señór me lleva a reflexionar e su Anhelo para nosotros: Su Presencia en Casa.


Durante los últimos días del reinado de Saúl, se había producido un triste abandono de la adoración a Dios, y eso se reflejó en la vida de la nación. 


Pocas personas, quizás ningunos celebraban cultos. 


El Tabernáculo, es decir, la tienda de la reunión que se había usado a través de todo el tiempo que anduvieron errantes por el desierto se había deteriorado y su mobiliario estaba disperso por todas partes.


La presencia de Dios estaba asociada con el Tabernáculo, por cuanto no lo tenían no sentían a Dios cerca. 


Ya no había ese sentido de humildad, sencillez, dependencia y reverencia ante la Presencia de Dios. 


Es por este motivo que David anhelaba con todo su corazón restaurar la adoración a Dios en el lugar central que le correspondía y era en la vida de la nación. 


Eso implicaba reunir el mobiliario disperso del Tabernáculo, cuya pieza más importante era el Arca del pacto, el sitio donde Dios moraba entre su pueblo y le revelaba su gloria. 


La palabra “arca” significa caja o cofre. 


Entre las cosas que tenía era una parte superior que se llamaba “el asiento de la misericordia” o el “propiciatorio”. 


En su interior había tres objetos:


Un recipiente de oro con maná

La vara de Aarón

Los diez mandamientos grabados en dos tablas de piedra


Antes de Cristo toda la adoración estaba descrita mediante tipos o símbolos, a manera de Señales de parte de Jehova, de Dios, del Padre.


El arca era el símbolo de la presencia de Dios en medio del pueblo, y era considerada como el trono terrenal de Dios. 


Era el Arca el recuerdo de que Dios está cercano para ayudar, y digno de que estemos delante de él con reverencia y sobrecogimiento. 


Esa es la razón por la que David anhelaba traer el arca. 


David buscó 30,000 hombres para escoltar el arca hasta Jerusalén. 


Mientras esto ocurre hubo una muerte que detuvo la celebración y ante el temor David dejó el Arca en la casa de Obed-Edom.


“pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza.”

1ª. Crónicas 15: 13


Obed-Edom sabía lo que el Arca había causado en los filisteos, sabía lo que había acontecido con Uzá por tocarla y se dio cuenta que David tenía miedo de seguir adelante con ella, sin embargo, le abrió de par a par las puertas de su casa sin temor alguno. 


Es que sabemos de lo que es capaz en hacer nuestro Dios. 


Es que quien no trata con respeto las cosas de Dios trae muerte, pero quien la trata con reverencia trae vida para sí. 


Quien acoge la presencia de Dios jamás pierde. 


Quien recibe a Dios en su familia tiene la bendición de caminar en bendición. 


Es peligroso jugar con las cosas sagradas. 


No juegue con su familia que también es sagrada.


Amados, el arca del pacto era el símbolo más importante de la Fe hebrea. 

Se ubicaba en el lugar santísimo y representaba la presencia divina en medio del pueblo para proporcionar fe, sustento y poder a Israel. 

Saúl la sacó de aquel sitio y la comenzó a llevar a la guerra para asegurar la victoria; sin embargo, los filisteos la tomaron como botín y la llevaron como trofeo al templo del dios Dagón. 

La consecuencia de tal sacrilegio fue el juicio de Dios sobre los filisteos y su divinidad inútil.

Israel estuvo sin el arca bastante tiempo. 

Al llegar David buscó traerla de nuevo a Jerusalén. 

Una tragedia sucedió en el camino y murió un varón en el trayecto (2 Samuel 6:6, 7). 

El temor cayó sobre el pueblo y el rey, y no completaron el viaje. 

Mientras se decidía qué hacer, el arca se llevó a casa de un levita de nombre Obed-edom (2 Samuel 6:8–10). 

Al paso de los meses corrió la noticia de que en ese hogar se manifestaba una prosperidad especial (2 Samuel 6:11, 12). 

Al escudriñar y Discernir las formas en las que la casa es bendecida cuando la presencia de Dios reposa en ella.

1. La presencia de Dios bendice el hogar cambiando el ambiente espiritual

Obed-edom era un levita que tenía una casa común hasta que llegó el arca. 

El juicio sobre Uza, de seguro produjo temor de Dios en los miembros de la familia. 

El arca les recordaba que el Señor estaba allí, por lo que seguramente las personas empezaron a reverenciar a Jehová en el lugar. 

Cambiaron las reglas de conducta y se aplicó más cuidado en las palabras y las acciones, porque tenían mayor conciencia de que el Altísimo los observaba a cada instante. 

En el trato entre esposos, o padres e hijos, incluso entre los trabajadores de la casa se notó una diferencia provocada por el conocimiento de la cercanía de la gloria celestial.

El símbolo de la presencia divina ya no existe, pero la realidad de que Dios está siempre presente es innegable. 

El Salvador del mundo prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. 

Pablo afirma que Cristo habita por la fe en nuestros corazones. 

Jesús habló del Espíritu Santo morando con nosotros permanentemente. 

Es necesario que invoquemos a diario el nombre del Señor en nuestro hogar, que fluyan en casa la alabanza y la adoración, que en las recámaras, la cocina, el comedor y el patio alguna voz publique la gloria del Padre celestial. 

De modo que el mover y la percepción del Espíritu Santo nos sea manifiesto. Que Jesucristo sea rey soberano de nuestra familia.

2. La presencia de Dios bendice a las familias prosperando a la familia entera

El Señor bendijo al hombre y a la familia que recibió el arca en su casa. 

Esa bendición fue notoria a la comunidad. En tres meses ocurrió un cambio drástico. 

El ambiente era especial y en las propiedades hubo fruto y bonanza. 

Los campos del varón fueron fértiles, los ganados productivos, todo se incrementó. 

Jehová estaba contento con quienes lo recibieron con amor y reverencia. 

A Uza lo mató y sobre su hogar vino desgracia por irreverente, pero a Obed-edom le iba bien. 

La Biblia dice que bendijo su casa y todo lo que tenía (2 Samuel 6:11). 

La presencia de Dios en ese lugar trajo grandes beneficios. 

El Señor recompensó la fidelidad de ese hogar.

“El Todopoderoso Bendice especialmente a las familias que abren las puertas a su divina presencia.”

Ps. Jorge Macías Benítez

En cada hogar que se recibe con amor y reverencia al Señor las bendiciones económicas y materiales se derraman. 

No buscamos a Dios para que nos prospere, pero el éxito y la prosperidad son una consecuencia de honrar al Eterno. 

Es importante y necesario que le demos honra y gloria a Jehová en nuestra casa. 

Que lo hagamos sentirse a gusto y esté contento con el trato que le damos. 

Que le demos el primer lugar en todo. 

De repente – como lo dice Su Palabra en el Nuevo testamento - nos vendrán toda clase de Bendiciones. 

Padres e hijos contaremos con el apoyo divino en todo proyecto que emprendamos, nos volveremos productivos y prósperos. 

La presencia de Dios en nosotros hace la diferencia.

3. La presencia de Dios hace que la bendición en la familia sea testimonio atractivo para otros.

Al principio nadie quería el arca porque la relacionaban con juicio y muerte (6:6–9). 

No obstante, la bendición divina sobre la familia de Obed-edom hizo que la perspectiva cambiara. 

Los que vieron el favor del Señor sobre la casa del levita llevaron la noticia al rey de todos los bienes que ellos disfrutaban a causa de la presencia de Jehová. 

David vió en Discernimiento de Dios que esa prosperidad se necesitaba en todos los hogares de Israel, y se consagró a la tarea de regresar el arca a Jerusalén. 

Preguntaron a Obed-edom qué había hecho para evitar la ira de Dios y obtener la gracia, y prepararon el retorno.


Conclusión


Amados, muchas ocasiones atravesamos problemas familiares y probamos amargura; aunque, ninguna crisis es eterna cuando la presencia de Dios llega a nuestro hogar. 


Si el Señor es bien recibido en casa se producirán cambios para bien. 


Su Gracia nos llevará por el camino de paz, de triunfo y de esperanza. 


Será tan fuerte la bendición que los demás parientes y vecinos se darán cuenta de que el Todopoderoso está con nosotros. 


El bien y la misericordia nos seguirán todos los días. 


Probaremos el sabor del Victoria y el Gozo del Señor, como resultado de la bienhechora presencia divina. 


Tendremos no sólo un testimonio de salvación, sino de prosperidad. 


Nuestra situación espiritual, emocional, física y material – al final y como consecuencia de nuestra comunión con Dios -  será completamente transformada. 


Por nuestro Testimonio, otras personas anhelarán la bendición y tendremos oportunidad de testificar que todo lo que somos y tenemos es gracias a que el Eterno nos cobija. 


Entonces el evangelio de Cristo alcanzará nuevos hogares a través de nosotros.


Luchemos por la familia que el Señor nos ha dado. Intercedamos por los de nuestra sangre sin desmayar; demos el mejor testimonio de Cristo para que sean ganados por la palabra o por la conducta. Busquemos con fuego en nuestro corazón, en Su Espíritu, la salvación de los nuestros a toda costa. Sacrifiquemos lo necesario para que lleguen al Conocimiento de la verdad. 

Que nuestra luz resplandezca en la casa de nuestros padres y hermanos con toda su fuerza para que las tinieblas no tengan cabida.


Oremos


¡Dios los Bendice! Ps. Jorge Macías Benítez.