domingo, 4 de octubre de 2020

#A256 Vivir en Gracia

 

Nueva Serie: La Gracia de Dios


#A256 Vivir en Gracia


 

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Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!

Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!

Vaya tema el Señor ha movido en mi corazón, como mensaje y Su Ministración para este domingo.

Amados en Cristo, queridos amigos, nos va a llevar en un proceso de revelación, entrega e inmersión de Su Gracia.

Surge una pregunta al menos:

¿Qué es la Gracia de Dios?

Puedo decir que la Gracia de Dios es una virtud por la cual Dios puede dar algo sin nada a cambio, ya que para alcanzar la misma el hombre nada puede hacer por sí mismo. 

Amados, la Gracia de Dios llega por medio de la fe y, la aceptación del sacrificio que Jesús hizo por la humanidad.

La palabra traducida como "gracia" en el Nuevo Testamento proviene de la palabra griega charis, que significa "favor, bendición o bondad". 

Todos podemos extender la gracia a los demás, pero cuando la palabra Gracia se usa en relación a Dios, adquiere un significado más potente. 

La Gracia es que Dios nos escoge para bendecirnos en lugar de maldecirnos, a pesar de que nuestro pecado lo merece; esta es su bondad a los indignos.

Amados, la única manera que cualquiera de nosotros pueda entrar en una relación con Dios, es por causa de Su Gracia hacia nosotros. 

La Gracia comenzó en el jardín del Edén, cuando Dios mató un animal para cubrir el pecado de Adán y Eva (Génesis 3:21). 

Él podría haber matado a los primeros seres humanos en ese momento por su desobediencia, pero en lugar de destruirlos, Él escogió establecer un camino para que ellos estuvieran bien con Dios. 

Esta Dimensión de Gracia continuó a lo largo del Antiguo Testamento, cuando Dios instituyó sacrificios de sangre como una forma para expiar el pecado de los hombres. 

No fue la sangre de los sacrificios que limpió los pecadores; fue la Gracia de Dios que perdonó a aquellos que confiaron en Él (Hebreos 10:4; Génesis 15:6).

Escucha lo que nos dice el Señor en Su Palabra en Efesios 2:8 como fundamento para hoy:

"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros"

El título del Mensaje para este domingo 4 de Octubre del año 2020, es:

Vivir en Gracia


Gracia y Paz


Amados en Cristo, queridos amigos, el apóstol Pablo comenzó muchas de sus cartas con la frase: 

"Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo"

Como en Romanos 1:7, en Efesios 1:1 y en 1ª. Corintios 1:3. 

Dios es el promotor de la Gracia y toda otra gracia fluye de Él.

Dios muestra tanto la misericordia y la Gracia, aunque no son lo mismo. 

La misericordia retiene un castigo que merecemos; en cambio la Gracia otorga una bendición que no merecemos. 

En la misericordia, Dios escogió cancelar nuestra deuda de pecado por medio del sacrificio de su Hijo perfecto en nuestro lugar (Tito 3:5; 2 Corintios 5:21). 

Luego, fué aún más lejos que la misericordia y extiende la Gracia aún sus enemigos (Romanos 5:10). 

Él nos ofrece perdón (Hebreos 8:12; Efesios 1:7), reconciliación (Colosenses 1:19-20), vida en abundancia (Juan 10:10), tesoro eterno (Lucas 12:33), su Espíritu Santo (Lucas 11:13), y un lugar en el cielo con Él algún día, (Juan 3:16-18) cuando aceptamos su regalo y depositemos nuestra fe en su sacrificio.

Amados en Cristo, queridos amigos, la Gracia es que Dios da el mayor tesoro a los que menos lo merecen; eso nos incluye a cada uno de nosotros.

Amados, antes de la conversión del apóstol Pablo, nadie hubiera pensado que este hombre tendría tanta influencia en el mundo para la gloria de Cristo. 

De hecho, su objetivo original fue eliminar a todos los cristianos (Hch 22.19, 20). 

Sin embargo, la Gracia de Dios puede tocar a cualquiera; ningún pecado está más allá del alcance de su perdón. 

Este maravilloso regalo de la redención transforma vidas. 

Contrariamente a lo que muchos piensan, ser cristiano no significa dedicarse a hacer buenas obras; significa que los creyentes reciben el perdón por la Gracia de Dios, y una nueva naturaleza.

Nuestra transformación, la Metanoia que el Espíritu Santo opera primero interiormente produce obviamente, posteriormente, cambios externos. 

Una hermosa ilustración de esto es la metamorfosis de la mariposa. 

Una vez que se convierte en una crisálida, la oruga no simplemente actúa o parece diferente por fuera; también ha sufrido una transformación interior.

Amados, la transformación de los creyentes se produce en muchas áreas. 

Por ejemplo, nuestras actitudes cambian: como resultado de la salvación por la Gracia, recibimos humildad y gratitud. 

En agradecimiento por este regalo inmerecido, surge la compasión por los perdidos y el Anhelo de compartir el evangelio. 

El perdón de Cristo da también como resultado el Anhelo de servirle. 

Servimos dentro y fuera de la iglesia, amando a los demás, ayudando a los necesitados y testificando de la salvación.

Aunque el pecado trae consigo consecuencias, Dios nos obsequia perdón y redención por medio de Jesucristo. 

Él, abrió un camino para restaurar nuestra relación consigo mismo. 

El Señor transforma nuestra vida para que nos parezcamos más a su Hijo y reflejemos su amor a los demás.

La Esencia de la Gracia


En este asunto del Reino, surge una reflexión sensible y poderosa, al mismo tiempo.

Una de las más importantes bienaventuranzas que dijo Jesús no fue registrada por ninguno de sus discípulos sino por el apóstol Pablo. 

Por revelación del Espíritu supo que Jesús había dicho: 

“Mas bienaventurado es dar que recibir”.
Hechos 20:35

Esta es la esencia de la Gracia. 

La ley condenatoria habla de lo que tendríamos que hacer para alcanzar la Salvación, la Gracia salvadora habla de lo que hemos recibido para alcanzarla.

En un sencillo ejemplo que nos ayudará a entender el gran mensaje de vivir bajo la gracia del Señor, cuando una persona trabaja ocho horas al día y recibe un pago justo por su tiempo, eso se llama salario; cuando una persona compite con otra y recibe un trofeo por su desempeño, eso es un premio.

Cuando una persona recibe un reconocimiento apropiado por sus muchos años de servicio y sus altos logros, entregándosele una placa, eso es un reconocimiento. 

Pero cuando una persona no es capaz de ganarse un salario, ni de ganar un premio y entonces no merece reconocimiento, allí vemos un cuadro del favor no merecido de Dios. 

Ese es el significado de la Gracia.

Esto es lo que estamos tratando de decir cuando hablamos de la Gracia de Dios. 

Qué es lo que Pablo nos quiere decir al respecto, esto es el Vivir en Gracia.

Someterse a un nuevo dueño o gobernador.

Amados, a partir de ser salvos también somos libres de no seguir pecando.

Pablo ahora aborda el tema de vivir en la libertad de la esclavitud del pecado y para ello se enfoca en el cambio de dueño al que ahora nos sometemos. 

Hay una verdad que fue confirmada por la división de las clases sociales a través de los tiempos. 

Amados, podemos reflexionar que:

“todo hombre es el siervo del amo a cuyos mandamientos se rinde”.

En la época de la esclavitud esto era lo normal. 

Un esclavo había perdido la identidad, su nombre y su familia. 

Ahora él sería el esclavo del señor tal. 

En lo espiritual, este principio se da en las llamadas disposiciones pecaminosas del corazón cuyo resultado final era conducirnos hasta la muerte. 

Ahora, una vez que estamos libres de él en el sentido que no se enseñorea más de nosotros, entramos en la nueva obediencia espiritual implantada por la regeneración cuyo propósito principal será el de agradar a nuestro nuevo amo, ¡Dios!

Eso responde a la pregunta de Pablo.

En Romanos 6:16-18, la Palabra de Dios dice:

“16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.”

Una cosa es ser esclavo del pecado y otra muy distinta es ser esclavo de la justicia divina. 

Lo que hacíamos en la anterior esclavitud complacía a la carne, aunque después teníamos una conciencia acusadora. 

La obediencia a ese amo mantenía feliz a la carne pero no al espíritu. 

El pecado como amo del hombre es cruel pues ofrece muchos goces temporales y al final trae destrucción. 

Pero que distinto es ser esclavo de la Justicia de Dios. 

Lo primero que vemos es que la justicia divina trabaja con la Gracia del Señor.

El propósito de ella es traer el mayor bien a la vida del creyente.

Su fin es deleitar al espíritu en lugar de la carne. 

La justicia nos ayuda a ver que nuestra deuda no es con la carne sino con en el Espíritu. 

El asunto es que ningún Gozo será mayor que considerarse un esclavo de Cristo. 

Pablo nos dice que si antes obedecíamos al pecado, porque a través de Satanás había cegado nuestro entendimiento, ahora con nuestros ojos abiertos que logró la luz de Cristo, obedecemos de corazón a nuestro nuevo amo. 

Esto es el trabajo de la Gracia. 

Bendita esclavitud a la que nos ha llamado el Señor, para ser Obedientes a nuestra Fe y a Dios, en Cristo por medio del Espíritu Santo.

Pablo es un hombre agradecido. 

Aquí lo hace cuando piensa en los hermanos de Roma porque si bien es cierto que hubo el tiempo de la esclavitud, donde ellos obedecían al pecado con todas sus demandas y ofrecimientos, ahora él reconoce que cuando ellos recibieron a Cristo también recibieron la doctrina en la que ahora caminan.

Hemos dicho que Pablo no había ido a Roma, por lo tanto él no fue el fundador de la iglesia. 

Pero quien haya sido su fundador había dejado su huella en la vida de los creyentes, tanto que Pablo reconoce con gratitud a esos hombres que se invirtieron en ellos y que con una especial obediencia han seguido la doctrina.

Es hermoso pensar que haya hombres y mujeres que se inviertan en la vida de otros para sacarlos de la esclavitud del pecado y traerlos a la gracia salvadora de Dios. 

El propósito de aprender la doctrina “una vez dada a los santos” es la obediencia a ella. 

De la obediencia a lo recibido depende el crecimiento cristiano. 

En esto consiste el secreto de la clase de creyente que soy. 

Pablo habla que los hermanos de Roma habían obedecido de corazón. 

Cabe ahora entonces, esta pregunta:

¿Cómo ha sido nuestra obediencia?

Vestido de Santidad


Pablo hace un especial énfasis en este capítulo 6 de Romanos, acerca de la esclavitud y la libertad.

Destaca que antes de conocer a Cristo éramos esclavos del pecado y el final era la muerte. 

En esa esclavitud en la que vivíamos hace referencia al estilo de vida que produce el pecado, sellada por una extrema debilidad de la carne; en el versículo 19 dice:
“Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.”

Amados, es notorio que nadie tendrá orgullo de esa vida de pecado sino que más bien sentirá vergüenza de las cosas que practicaba. 
Pablo le recuerda al creyente que en esa época de esclavitud sus miembros estaban al servicio de dos cosas terribles: 
a. la inmundicia 
b. la iniquidad

Ya nosotros sabemos cuáles son los frutos de esa vida.
Ahora Pablo, sabiendo que no estamos bajo la ley sino bajo la Gracia, que ya no somos esclavos del pecado sino de la justicia, y que una vez hechos libres del pecado somos siervos de Dios, nos dice que el fruto inmediato que ahora tenemos es la santificación. 

Esta santificación contrasta diametralmente con la vida pecaminosa que realmente no brinda ningún beneficio.

Veamos el versículo 21y 22 de Romanos 6:

“21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”
Amados, la salvación de la que ahora disfrutamos es para una vida santa y limpia.

Conclusión


Pablo va mostrándonos la belleza de la Gracia haciendo un gran contraste con lo que ha sido la esclavitud del pecado. 
La santificación dentro de esta nueva “esclavitud” tiene que ver con la obra de Dios en la cual los creyentes han sido apartados por él y para él por medio de la muerte de Cristo. 
La razón por la cual el hijo de Dios ya no persevera en el pecado es porque ahora persevera en la santidad.
Perseverar significa continuar a hacer algo, incluso cuando es difícil de hacer. 

El Señor nos dice en Su Palabra que debemos perseverar en la santidad de lo contrario podemos perder nuestra salvación. 

Ahora y para finalizar, veamos el como perseverar.

Pablo le dijo a Timoteo, de manera muy clara, que debía perseverar en su estilo de vida y su enseñanza. 

Le decía que debía ser cuidadoso y continuar vivir una vida piadosa y ser cuidadosos con lo que las doctrinas enseñan. 

Un ejemplo es en Hebreos 10:26-27, que dice, 

"Si mantienen deliberadamente en pecado después de haber recibido el conocimiento de la verdad, no hay sacrificio por los pecados es la izquierda, pero sólo una horrenda expectación de juicio y de la furia de fuego que consume a los enemigos de Dios".

Amados, lo primero que observe en estos versos es el escritor de hebreos usa la palabra "que" lo que significa que incluye en esta advertencia. 

Lo que está diciendo es, "Si algún cristiano, incluido yo mismo, deliberadamente sigue pecado entonces él será condenado y consumido en fuego de Dios". 

Amados, por lo tanto, el ejemplo de Timoteo, un líder de la Iglesia y el hombre que escribió Hebreos, sabían que tenían que perseverar en santidad para permanecer en comunión y Vivir entonces en Gracia. 

Oración


Oremos….

¡Dios los Bendice!

Ps. Jorge Macías Benítez