domingo, 3 de julio de 2022

#A339 Identidad y Trascendencia. Parte II

 Serie: Tiempo de Revolución 




Ps. Jorge Macías Benitez 

28 de Mayo del 2022 


Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor!!!

Durante dos mil años, cada mañana, muchos judíos devotos han dicho la siguiente oración, o una similar a esta:

“Bendito seas Dios del universo, que no me hiciste gentil, ni esclavo, ni mujer.”

Esta oración no es solo indicativa de la visión teológica de la persona que esta orando, es también indicativo de su visión de la sociedad. 

En particular está expresando la identidad de la persona  dentro de su visión del mundo. Oraciones como estas han sido llamadas “bendiciones de identidad” por lo estudiosos modernos.

Comparemos esta oración con lo que otro hombre judío, el Apóstol Pablo, escribió en Gálatas 3:28-29:

“Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y, ahora que pertenecen a Cristo, son verdaderos hijos* de Abraham. Son sus herederos, y la promesa de Dios a Abraham les pertenece a ustedes.”

El apóstol Pablo pudo haber estado familiarizado con las “bendiciones de identidad” judías y eligió usar las mismas tres categorías de humanidad, en el mismo orden, para resaltar que esas distinciones eran irrelevantes si estamos en Cristo. 

Cualquiera sea nuestro género y cualquiera sea nuestra raza, todos nosotros somos hijos de Dios y descendientes de Abraham. 

Esta es nuestra verdadera identidad y  esta verdad debería estructurar nuestra visión del mundo.

El Título del mensaje hoy, es:

#A339 Identidad y Trascendencia


Oremos


Nuestra identidad en la Creación y en el Nuevo Nacimiento


Nuestra identidad en Cristo debería tener una influencia directa sobre nuestras relaciones dentro de la sociedad o comunidad de creyentes: la iglesia. 


En las iglesias del Nuevo testamento el género parece no haber sido una distinción importante entre los creyentes. La única razón dada para preservar las distinciones de género en la iglesia, en algunas situaciones, era por causa de los forasteros para el evangelismo.


Ahora, dentro de la comunidad de creyentes Pablo nos dice que no debemos conocer a nadie según la carne. (2 Corintios 5:16)


Si estamos en Cristo somos parte de la Nueva Creación y parte de una comunidad donde los viejos paradigmas sociales y los sistemas de castas no tienen lugar (2 Corintios 5:17). Si hemos sido “reaestidos de Cristoa y “estamos en Cristo”, esto afectará nuestra identidad y status ahora mismo tanto como en el futuro (Gálatas 3:27).


Nuestra identidad y estatus como seguidores de Jesús de la Nueva Creación y es más que sólo “nuestra postura teológica concerniente a nuestra salvación” como alguien podría decir o dice algunos. 


Nuestra identidad debe afectar nuestra sociedad entre las comunidades cristianas. 


Esta es probablemente una de las razones por las que Pablo mencionara tres categorías de sociedad en Gálatas 3:28


  1. judíos y no judíos
  2. esclavos y no esclavos
  3. hombres y mujeres. 


Estas categorías incluyen potencialmente a toda la humanidad.


La frase “hombre y mujer “en Gálatas 3:28  nos refiere a la Creación. 


En Génesis 1:27 leemos que hombre y mujer humanos fueron ambos hechos a la imagen y semejanza de Dios. 


Nosotros somos sus representantes en la tierra. Dios autorizó tanto a los hombres como a las mujeres a ser mayordomos de su mundo creado y  a tener autoridad sobre los animales. 


Pero en ningún lugar de Génesis 1 y 2  Dios dice que le dio al ser humano autoridad sobre otros humanos. 


Más aún: Dios bendijo tanto a las mujeres como a los hombres (Gen. 1:28).  


En respuesta, las mujeres así como también los hombres, podían verdaderamente bendecir a Dios por la manera que Él los había hecho, esto es… ¡por su #Identidad!


El pecado arruinó la unidad, la igualdad y la afinidad entre los hombres y las mujeres, resultando esto en desunión y en la jerarquía de géneros donde la mujer estaba unilateralmente subordinada al hombre (Gen. 3:16). 


Sin embargo, a causa del acto redentor de Jesús existe nuevamente la real posibilidad de igualdad, afinidad y armonía entre los sexos.


En la Creación no había jerarquías de género, y en la Nuevo Nacimiento no hay jerarquías de género ya que todos somos hijos de Dios, guiados por el Espíritu de Dios (Rom. 8:14-17; Gál. 3:26)


Gálatas 3:28 es más que una hermosa declaración teológica. 


Es también una declaración sociológica. 


La igualdad y unidad de Gálatas 3:28 es a lo que la iglesia debería aspirar. 


Esto es a lo que yo aspiro. 


Esta es mi “bendición de identidad”: 


¡Bendito seas tú Dios del universo quien me has hecho una mujer y una hija de Dios!



Propósito y Trascendencia


La Palabra de Dios nos dice con claridad que somos…:


Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.”

1a. Pedro 2: 9-10


En estos días, me encontré en Oración y Reflexión personal  y empecé a darle gracias a Dios por la maravilla de ser humano. 


Tenemos la capacidad asombrosa de ver y escuchar y sentir y luego de pensar sobre la realidad que percibimos, para luego formar juicios sobre todo ello y conocer lo correcto e incorrecto, el bien y el mal, y la belleza y la fealdad, y luego poder sentir las emociones profundas como el amor y el odio, y el gozo y el desánimo, y el asombro y la esperanza y la gratitud, y tener la capacidad para razonar y planear la vida a modo de lograr metas. 


Lo mejor de todo es poder usar todas estas capacidades humanas maravillosas para conocer y amar al Ser más grande en todo el universo—nuestro Creador y Salvador y gran Dios. 


Fue un momento extraordinario—como un encuentro breve con la eternidad.


Un beneficio que se deriva de tener una mascota, es poder darme cuenta mejor de que no soy uno. 


Observo a mis perritos hermosos como son, Jack y Max, y pienso en su forma de ser tan amable, noble, humilde, paciente, amorosa, cálida, gentil, feliz y pacífica. 


Me digo a mí mismo, ¡sólo son perros! 


No conoce ni razona, ni siente ni juzga como lo hago yo. 


No valora las cosas de acuerdo con su valor real—o sea en relación a Dios. 


No sabe de dónde vino ni a dónde va. 


No reflexiona sobre su identidad ni se pregunta quién es o que significado tiene finalmente ser un perro en el plan de Dios. 


No reflexiona sobre el por qué de su existencia ni sabe cuál es su destino.


Son una verdadera maravilla, y pueden mostrar un grado asombroso de afecto. 


No obstante, no son seres humanos creados a la imagen de Dios. 


Al pensar en ello, me asombro más con mi propia humanidad y de las maravillas increíbles de los humanos con quienes vivo.


Tener vida como ser humano con misterios indescriptibles a cada vuelta, y tener ante nosotros un destino eterno de gloria espectacular o de horror inexpresable es un peso que nos puede abrumar con temor o llenarnos de gloria y con un júbilo que no se puede describir.


Ya sea si ocurre uno o el otro depende en gran parte de que uno sepa o no la respuesta a las inquietudes humanas básicas. 


¿Quién eres? ¿Cómo obtuviste tu identidad? ¿Para qué estás aquí? 


Jamás ha existido un perro, una tortuga, un pez , una ardilla, ave, delfín o chimpancé que haya pasado una noche en desvelo ponderando estas preguntas. 


Solo los seres humanos se matan entre sí cuando no reciben respuestas que satisfagan estas preguntas.


Pocas veces encontramos respuestas tan claras a estas tres preguntas en un espacio tan reducido como el pasaje de esta mañana. 


¿Quién soy? ¿Cómo recibí esta identidad? ¿Para qué es, por qué me encuentro aquí?


Así que respiremos profundamente y volvamos al principio—o a lo más básico, a las preguntas fundamentales de la vida y escuchemos la palabra de Dios, y llenémonos de asombro ante lo que nos dice sobre todo esto.



¿Quién Soy?


Tomemos en cuenta que se dirige Pedro a cristianos. 


Esto los son ustedes si son cristianos. 


De este modo recibieron su identidad como cristianos. 


Por esta razón están aquí como cristianos.


Primero, Pedro expone cinco modos de describir la identidad, contestando así la pregunta de quién somos.


  1. Ustedes son linaje escogido

Versículo 9: "Ustedes son linaje escogido”.


Entiendo que la identidad es grupal, que se refiere a la iglesia. 


Aun así, alude al individuo, porque no se refiere a un linaje racial. 


El linaje escogido no es ni negro ni blanco ni de piel roja ni amarilla ni marrón. 


El linaje escogido se trata de personas nuevas de todos los pueblos—de todos los colores y culturas—que por ahora son extranjeros y peregrinos en el mundo. 


Ver versículo 11, "Amados, os ruego como a extranjeros y peregrinos . . . “


Lo que nos da la identidad no es ni el color ni la cultura sino el hecho de ser escogidos. 


Los cristianos no son la raza blanca; son la raza escogida. 


Los cristianos no son la raza negra; son la raza escogida. 


Somos los escogidos blancos, negros y de todos colores. 


Hemos sido escogidos de cada raza—uno a la vez, sin importar a qué grupo pertenecemos.


Es por esta razón que esta frase tan asombrosa es de importancia particular para cada uno de ustedes; son parte de una "raza escogida" porque la raza se compone de individuos que se escogieron—de todas las razas. 


Así que la primera identidad que tenemos es la de ser escogidos. 


Dios los escogió. 


No fue por motivo de raza—ni por otra condición—Dios los escogió.

 

¿Quién soy?

 

Soy un escogido. 


No sé el por qué. 


No había nada en mí que me hiciera de más valor que cualquier otro ser humano. 


No me lo gané ni lo merecí, ni cumplí con ciertas condiciones para lograrlo. 


Ocurrió antes de que naciera. 


Quedo en asombro ante este hecho. 


Me hace temblar con júbilo. 


Me arrodillo y lo acepto. 


Ansío ser fiel a este propósito. 


Soy escogido.


2. Se Apiadó de nosotros.


Versículo 10b: " . . . no habíais recibido misericordia, pero ahora habéis recibido misericordia”.


Escogí la palabra "apiadar" porque la palabra en griego que se utiliza aquí para misericordia es un verbo y la palabra que más se acerca en inglés es "apiadar". 


Queda bien como traducción. 


Cuando nos escogió Dios, nos vio atrapados en el pecado por culpa nuestra y condenados y se apiadó de nosotros. 


No solamente fuimos escogidos; también se apiadó de nosotros. 


No somos solamente el objeto de su elección, sino también de Su misericordia.


Soy escogido y se apiadó de mí—o dicho de otro modo, me dio la gracia de Su amor. 


Soy "amado". Dios no me escogió para mantenerse apartado. 


Me escogió y luego en Su misericordia se me acercó para ayudarme y salvarme. 


Fundamentalmente, la identidad que tengo es esta: Él me mostró piedad. 


Soy una persona "apiadada". 


Recibo la identidad que tengo no a partir de mis acciones, sino porque alguien ha actuado sobre mí con piedad. 


Soy el “apiadado”.


3. Pertenecemos a Dios.


Esto se expresa dos veces. 


Versículo 9: 


"Vosotros sois . . . pueblo adquirido para posesión de Dios". Versículo 10a: "vosotros en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois el pueblo de Dios.”


Son escogidos por Dios; de quienes Dios se apiadó; y el resultado de esa piedad—de esa misericordia—es que Dios los ha tomado como pertenencia propia. 


Ahora bien, sabemos que absolutamente todo le pertenece a Dios. 


Así que en cierto sentido todos formamos parte de las posesiones de Dios. 


Entonces esto tiene que referirse a algo especial. 


Por supuesto, lo es. 


Ustedes son la herencia de Dios. 


Ustedes son aquellos con quienes pasará Dios la eternidad. 


Cuando Dios dice (en 2 Corintios 6:16), "Y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo [mi propiedad]," lo que da a entender es esto: "Yo habitaré en ellos y caminaré entre ellos”.


Son escogidos; son “apiadados”; la propiedad de Dios—aquellos entre los que Él caminará y se revelará eternamente en una relación personal.


4. Somos Santos.


Versículo 9: "Vosotros sois . . . nación santa”.


Han sido escogidos por Dios y ahora le pertenecen y han recibido su misericordia; y por esto ya no forman simplemente parte de este mundo. 


Fueron apartados para Dios. 


Existen para Dios. 


Ahora, como Dios es santo, por consecuencia ustedes lo son también. 


Comparten su carácter, porque él los escogió, se apiadó de ustedes y ahora le pertenecen. 


Son santos. 


Si no se comportan de un modo santo, actúan fuera de carácter. 


Actuar así contradice su naturaleza de cristiano. 


Su identidad es santidad ante el Señor: ustedes son santos.


5. Somos Real Sacerdocio


Versículo 9: "Vosotros sois . . . real sacerdocio”.


Fueron escogidos por Dios y Dios se apiadó de ustedes y ahora le pertenecen y son santos como Dios y sacerdotes reales ante Dios. 


El primer punto que se destaca es que tienen acceso inmediato a Dios—no es necesario tener a otro sacerdote humano como intermediario. 


Dios mismo ha proporcionado un Intermediario entre Dios y el hombre; Jesucristo. Ustedes tienen acceso directo a Dios, a través de Dios. 


Segundo, desempeñan una función elevada y activa en la presencia de Dios. 


No fueron escogidos, compadecidos, poseídos, y santificados solo para pasarse el tiempo sin hacer nada. 


Son llamados a ministrar en la presencia de Dios. 


Ahora cada aspecto de su vida se dedica al trabajo sacerdotal. 


Jamás están fuera de la presencia de Dios. Jamás se encuentran en una zona neutral. 


Siempre se encuentran en el templo. 


La vida que ahora llevan es, o bien una vida de servicio en adoración espiritual (Romanos 12:1–2), o una vida fuera de carácter.


  



Conclusión Parte I


Así que pueden ver que la pregunta sobre identidad


"¿Quién soy?” conlleva la pregunta: 


"¿Para qué estoy aquí?" 


Su identidad los lleva a su destino. 


Ustedes son escogidos, compadecidos, poseídos, y santos—todo con un propósito—el de servir como sacerdotes. 


Pedro describe claramente el corazón de ese ministerio.


¿Cómo recibieron esta identidad?


Ahora, antes de contestar la pregunta de para qué estamos aquí, hagamos una pausa y respondamos la pregunta intermedia: 


¿Cómo obtuvimos esta identidad?


La respuesta es demasiado obvia. 


Recibimos nuestra identidad de Dios. 


De hecho, la identidad es nuestra relación con Dios. 


Fuimos escogidos por DIOS. 


DIOS se apiadó de nosotros. 


DIOS se adueñó de nosotros. 


DIOS nos separó como santos. 


DIOS nos invistió con el cargo de ser sus sacerdotes reales


Declara Pedro todo esto en un resumen al final del versículo 9. 


Se refiere a Dios de este modo: 


“Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable". 


La luz en la que vivimos es la luz de ser escogidos, compadecidos, pertenecientes, santificados y sacerdotales. 


Llegamos a ser así porque Dios nos llamó. 


Nos llamó de las tinieblas a esta luz maravillosa.


Así que la respuesta a la pregunta: 


Cómo recibimos esta identidad es que Dios nos la dio. 


Nos la dio en virtud de su llamado irresistible. 


Sé que fuimos escogidos por Dios antes de que nos llamara. 


Así que pudiera dar la impresión de que no me he expresado bien. 


Pero lo que quiero dar a entender es que la experiencia de caminar en la luz de ser escogido—experimentar esa identidad—es el efecto del llamado soberano de Dios.


Dios nos dio la identidad que tenemos..  



Oremos


Ps. Jorge Macías Benitez


¡Dios les Bendice!