domingo, 4 de julio de 2021

#A292 La Promesa Cumplida

Reino de Dios Ministerios

Ps. Jorge Macías benitez

Ministración semanal


Introducción 

Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, Reino de Dios Ministerios!

Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!

Este domingo 4 de Julio del año del Señor 2021 y el en Día 20 de nuestra Serie de Mensajes, Tras las Pisadas de Jesús - aunque estamos en realidad en la Asamblea 30 y tantos, dado que varias  de esos días y mensajes han sido dobles - el Señor nos quiere Ministrar muuuuy especialmente y centrando Su Ministración en el llamado a ganar Almas.

¡Amados, queridos amigos, buscadores de Esperanza, Transformación, Gozo, Bendición! 

Escucha … como ya compartimos la semana pasada, Jesús no se limitó en Su Llamado y Ministerio a las ciudades más grandes, sino que también fue a los poblados pequeños. 

La promesa de Dios es Jesucristo, el cordero de Dios y al mismo tiempo el sacerdote de un mejor pacto. 

Ahora Amados, ¿Por qué cordero? 

Escucha, el pecado engendra muerte y alguien debía pagar con su vida por el pecado cometido, tal cual se hacia en el Pacto de la Ley con un cordero puro y sin defecto, sin mancha. 

Quien pagó entonces, es el Hijo de Dios, Cristo; esto lo hizo antes un cordero "expiatorio" que tomaba el lugar de quien había pecado. 

¿Por qué sacerdote? 

Porque alguien tenía que presentar el cordero de ofrenda a nombre de quien había pecado. 

Ese mismo pecado hacía que nadie sea lo suficientemente recto o limpio para presentar la ofrenda. 

!Jesús hizo ambas cosas!

El título de esta Ministración es:

#A292 La Promesa Cumplida

Oremos

Se trata de algo mas grande

Amados, la salvación ofrecida al pueblo de Israel era una más grande que solamente liberarles de los imperios opresores que los mantuvieron cautivos, también por causa de su desobediencia.


Había algo más grande de que hacerles libres, y eso era el pecado que los hacía desobedientes.

Ahora, el misterioso plan de Dios no terminaba ahí, la promesa hecha a Abraham, en la que Dios se compromete a bendecir a todas las familias de la tierra también se cumple gracias a Jesús.

Es Jesús, descendiente de David, de la tribu de Judá, hijo de Abraham, quien trae en sí mismo la salvación para toda lengua, tribu y nación. 

Todo aquel que le crea y le acepte como su Señor y Salvador, sea o no judío.

Ese fue siempre su misterioso plan, guardado en secreto por siglos, pero ahora revelado en Jesús, el autor y consumador de la fe. 

Amados, ya no somos esclavos del imperio del pecado y de la muerte. 

El candado está roto, la puerta de nuestra celda está abierta y el precio por salir de la prisión ha sido cancelado.

Es en este contexto, en esta Atmósfera Espiritual que surgen estas 3 preguntas:

¿Ya vives como alguien libre o qué esperas para salir de la cárcel que te tiene preso?

¿De que esclavitudes te ha liberado Cristo?

¿Por qué crees que la Biblia enseña que el pecado genera muerte?


Amados, de la mano del Señor demos respuesta y profundicemos en respuestas a esta preguntas, para andar hacia !el cumplimiento de Su Promesa!


Viviendo en Libertad


La Palabra de Dios, nos dice en Juan 8: 31-32…:


“31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”


Amados en Cristo, queridos amigos, cuando tenemos una experiencia genuina con Jesús surge en nosotros un gran Anhelo de Obedecerle y de ser Fiel a Él. 

¡El toque salvador de Jesús no nos deja igual! 

Nace en nosotros el Anhelo Santo de sumergimos en su Palabra y de buscar Su Presencia en Oración. 

Le permitimos hablar sobre su voluntad para nuestras vidas y mostrarnos lo que desea hacer en nosotros.

Es en medio de esa búsqueda que él revela más de su verdad a nuestros corazones. 

Nos muestra quiénes somos en Él: sus hijos amados, redimidos para su gloria. 

Dios nos revela Su Poder sobre el pecado. 

Nos da claridad en cuanto a la salvación que ya consiguió para nosotros a través de su muerte en la cruz y su resurrección, y nos muestra cómo debemos vivir ahora que somos sus hijos.

Amados en Cristo, queridos amigos, entonces:

¿Somos hoy esclavos o libres?

“34Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Romanos 8: 34-36


¡Jesús nos da completa libertad! 

Al recibirlo como salvador dejamos de ser esclavos del pecado. 

Pasamos a ser libres para vencer la tentación y para vivir la vida dentro del Propósito de Dios.

En Cristo tenemos Libertad.

Ahora, debemos decidir si viviremos como hijos libres que reflejan su imagen o si viviremos como esclavos. 

Dios nos da la fuerza para no ceder ante la tentación y nos recuerda que con él somos más que vencedores. 

Al enfocarnos en Dios y en vivir dentro de su voluntad disminuye en nosotros el deseo de Anhelo lo que nos place y aumenta el anhelo de agradarle.

Vida en Cristo: ¡Vida sin esclavitud?


Contestando a la 2da. Pregunta, ¿De que esclavitudes te ha liberado Cristo? es inevitable, callar, Orar, Adorar, reflexionar y Discernir para entonces expresar y dar Gracias a Dios que solo en Su Gracia Infinita nos va librando de todo pecado, carga, ansiedad, depresión, soledad, sentido de orgullo, soberbia, etc..


Esto es, ¡de todo afán de este mundo!


Amados, la ley trae castigo severo; sin embargo, la vida con Jesús nos libera de la condenación. 

No importa cuán grandes sean los errores cometidos en el pasado, cuando Dios con su divina Gracia decide perdonar, Él concede un perdón completo.

Dios nos ofrece un nuevo comienzo lleno de vida abundante. 

Nos da la esperanza para la eternidad con él y también nuestra vida aquí adquiere un nuevo sentido gracias a la presencia del Espíritu Santo. 

Nuestra meta es vivir para la gloria de Dios y llevar su presencia y amor dondequiera que vamos.

Es entonces que vemos la diferencia entre una vida esclava del pecado y una dedicada al servicio de Dios dominada por él y su justicia. 

Es fácil saber quién o qué gobierna nuestras vidas: !solo debemos mirar el fruto!

Amados en Cristo, queridos amigos, él pecado trae fruto que avergüenza y lleva a la muerte espiritual. 

Sin embargo, el fruto de justicia o de una vida puesta al servicio de Dios, es un fruto lleno de santidad y conduce a la Vida Eterna.

Una vida santa, es una vida apartada para Dios que busca agradarle en todo momento. 

¡Necesitamos llenarnos del Espíritu Santo! 

Es así como logramos identificar el gran regalo de Vida Eterna que Dios nos ha dado. 

Viviendo llenos del Espíritu, perseveramos en Obediencia a la Voluntad de Dios. 

Es por Su Gracia que hemos pasado de muerte a vida en Cristo Jesús y nuestras vidas no pueden quedarse igual ante esta realidad.

¡Hallelujah!


El pecado produce muerte

Amados en Cristo queridos amigos, la Palabra de Dios y entonces el mismo Padre, Cristo por medio de nuestro Dulce Espíritu Santo nos lo dice.

La Biblia dice que la muerte pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron (Ro. 5:12); los que no creen en Dios se quejan, diciendo: “Cada vez que vamos a la iglesia, escuchamos que somos pecadores. ¿Por qué los cristianos dicen eso?” 

Ahora, en realidad, todas las personas son básicamente pecadores.

Creemos en Dios. Por eso, damos gracias y alabanza a Dios por habernos salvado a los pecadores que estábamos destinados a morir. Ni siquiera nosotros, que admitimos ser pecadores, comprendemos completamente qué clase de pecado cometimos, y así no logramos arrepentirnos totalmente. Necesitamos examinarnos a nosotros mismos.

Dios nos ha salvado a los que cometimos el pecado más grave. 

Ahora, reflexionemos acerca de la gran gracia de salvación de Dios.

Hace dos mil años, cuando Jesús vino a esta tierra, comenzó a predicar el evangelio con la palabra “arrepentíos” (Mt. 4:17). 

La Biblia nos enseña que éramos ángeles en el cielo antes de nacer en esta tierra. 

¿Qué nos sucedió en el cielo, que Cristo nos pidió que nos arrepintiéramos cuando vino a esta tierra para salvar a la humanidad y comenzó a compartir y comunicar, el Evangelio del Reino?

Amados en Cristo, queridos amigos, reflexionemos unos minutos en el Mensaje de Cristo:

“12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso,

 volvió a Galilea; 13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum,

 ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:

15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,

Camino del mar, al otro lado del Jordán,

Galilea de los gentiles;

16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;

Y a los asentados en región de sombra de muerte,

Luz les resplandeció.

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos

 se ha acercado.”

Mateo 4: 12-17


Amados, en Verdad reflexionemos y Discernamos espiritualmente, en el Reino de los Cielos donde vivíamos originalmente, y averigüemos la voluntad de Dios, quién nos ha salvado. 

Escucha, lo que nos dice en Proverbios 8: 22-31

“Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, antes de los collados, ya había sido yo engendrada; no había aún hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del mundo. […] cuando establecía los fundamentos de la tierra, con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de él en todo tiempo. Me regocijo en la parte habitable de su tierra; y mis delicias son con los hijos de los hombres”

Los versículos anteriores hablan de Salomón, el tercer rey de Israel. Cuando él escribió el libro de Proverbios, señaló que ya existía antes de la creación de la tierra. 

A partir de esto, podemos ver que él ya existía como ser espiritual antes de venir a esta tierra, que vivía en el mundo angelical, el reino de Dios.

No solo Salomón, sino todos los seres humanos nacidos en esta tierra, eran ángeles que vivían en el reino celestial, siendo su delicia de día en día. 

¿Pero por qué estos gloriosos ángeles descendieron a esta tierra para vivir con tanto dolor? 

Debe de haber una razón para tan trágico resultado. Si tenemos en cuenta que Cristo nos dijo “arrepentíos” cuando nos hizo recordar el reino de los cielos, podemos imaginar que cuando estábamos en el cielo, cometimos algo que necesita arrepentimiento.

1ra. De Juan 1: 8-10 nos dice:

“8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.”

Cristo no dijo que se arrepintieran a los justos e inocentes. 

Todos nosotros pecamos en el cielo y fuimos echados a la tierra. 

Entonces, ¿qué clase de pecado cometimos en el cielo para haber sido arrojados a la tierra? Necesitamos saber la naturaleza y magnitud de nuestro pecado.

Amado, no tengas duda alguna, ¡la paga del pecado es muerte!

Es por eso que para quienes somos salvos y Discípulos, y esto ultimo en particular porque hemos dicho que SI a Su llamado, hoy y Ahora, ¡Somos Salvos!

conclusión

En esta tierra llevamos una vida aparentemente libre, pero visto desde el mundo espiritual, estamos confinados por los límites del tiempo y el espacio. 

Somos pecadores destinados a morir eternamente, es decir, somos prisioneros condenados a muerte.

El señor nos dice en Romanos 6: 23… :

'Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.'

Amados, viviendo en este mundo, los humanos podrían cometer delitos o faltas como violar las leyes del tránsito, bajo circunstancias inevitables. 

Ahora amados, la pena de muerte no se impone por delitos menores; considerando que la paga de nuestro pecado es la muerte, podemos ver que el pecado que cometimos es tan grave que jamás podrá ser expiado sin la muerte.

Espiritualmente, somos prisioneros condenados que cometieron un terrible pecado en el cielo, y han descendido a esta tierra. 

No obstante, fácilmente olvidamos este hecho. 

Es por eso que Cristo nos dijo que nos arrepintamos, nos humillemos, y sirvamos a los demás. 

Con esto quiso decir que debemos entender que somos pecadores.

Unos años atrás, vi un documental acerca de los prisioneros condenados. 

Los prisioneros sentenciados a muerte sufren de ansiedad y temor desde el día que fueron condenados a muerte, sin saber qué día serán ejecutados. 

Desde el momento en que se levantan en la mañana, están en constante zozobra pensando que podrían ser ejecutados hoy, y se asustan cuando los llaman cuando tienen visita. 

Luego de pasar listas en la noche, se van a dormir aliviados y agradecidos de haber terminado el día sin ejecución. 

Esta es la vida de los prisioneros condenados a muerte, que viven todos los días con el temor de la muerte.

Todos dicen que si se les perdonaran sus delitos, pagarían su deuda a la sociedad por el resto de sus vidas. 

Si alguno les dijera que sirvan a los demás, prometiéndole perdonarlos, lo harían sinceramente. 

Si les dijera que guíen a otros prisioneros al arrepentimiento, también lo harían. 

No importa qué cosa les digan, incluso si alguno los abofeteara, lo tolerarían. 

Porque estaban condenados a muerte, pero ahora sus vidas están a salvo. ¿Hay alguna cosa que no harían? Nada.

Si alguno se muestra a sí mismo y trata de enaltecerse sobre los demás, es porque aún no comprende quién es. 

En es punto de una vida en esa Posición, podemos entonces nosotros que somos Salvos - y si aun solo eres, te invito en el Nombre de Jesús a que me busques y con ello busques a Cristo - que podemos afirmar que 

¡La gracia del Dios que ha expiado el pecado que nos llevaba a la muerte!

Oremos

dios los bendice