lunes, 13 de febrero de 2017

#A80 Unidad con Propósito

Unidad con Propósito


#A80
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Inicio


Querida familia natural y de la Fe, queridos lectores de estos mensajes que Dios y en Su Amor me llevan a compartir, incluyendo a todo buscador de Amor, Gozo, Paz y Esperanza, ¡Bendiciones!


Esta hermosa y Bendecida mañana de la Creación de Dios, tengo en mi corazón el compartir y Clamando el Señor para que Él Ministre, de este mensaje de Unidad.


Es un Mensaje que hasta ayer por la mañana, no tenía claridad del cómo era la Voluntad de Dios que compartiera, aunque sí la Certeza de que lo quería.


Antes de dar Inicio con Él y compartir algunos fundamentos no solo en Su Palabra sino también en Hechos concretos que en mi vida se han manifestado por medio de Señales, les quiero compartir un par de Fundamentos de Su Palabra a partir de los cuáles el Señor ha dado Inicio de este mover de Unidad en mi corazón.


Dice la Palabra de Dios, en algunos pasajes en relación con la Unidad del Cuerpo de Cristo :


Efesios 4:3
“esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.”
Filipenses 2:2
“haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito.”
Romanos 12:16
“Tened el mismo sentir unos con otros; no seáis altivos en vuestro pensar, sino condescendiendo con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.”
1 Pedro 3:8
“En conclusión, sed todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde;”
Filipenses 1:27
“Solamente comportaos de una manera digna del evangelio de Cristo, de modo que ya sea que vaya a veros, o que permanezca ausente, pueda oír que vosotros estáis firmes en un mismo espíritu, luchando unánimes por la fe del evangelio;
Oremos
En las pocas semanas que van en este año 2017, gran parte de mi corazón, de mi reflexión y de mi clamar a Dios han estado enfocadas en pedir Su Visión y Dirección con respecto a los próximos pasos que construyan el camino hacia la Visión Original de Su Llamado para mi y entonces de todos aquellos quienes en ese llamado han creído y entonces han creído que es para Honrar a Él y Edificar con ello Su Reino, siempre en Cristo.
En ese proceso y en una Transición espiritual, fue que identifiqué una Señal, una Alerta que ha estado presente desde que empecé con esta Obra del Señor.
Durante estas 80 semanas, en ningún momento el Hijo, Siervo y Pastor del Señor que durante 5 años nos dió cobijo y alimento de parte de Dios, ha dejado de hacerlo; es más, las invitaciones a las reuniones de Su Liderazgo me han seguido llegando durante todo este tiempo.
Como antecedente y Señal adicional, este Varón de Dios fué quien nos dió la Bendición de Dios cuando mi esposita y yo nos casamos.
Si algo he Discernido profundamente en mi caminar con el Señor, es que para un Hijo de Dios nunca se presentan casualidades, sino causalidades en Cristo y para la Gloria de Dios.
Por motivos de Honrar a Dios y también honrar el gesto de la Obediencia a ÉL, les comparto su nombre, Luis Gabriel César Isunza.
Unas semanas atrás mi Amado hermano Gary - como le llamamos quienes lo Conocemos - hizo llegar una invitación especial, un Llamado en realidad no solo al Liderazgo de las Congregaciones que el Señor le entregó y él Pastorea, sino que amplió y abrió la invitación a un año completo de Sesiones de Equipamiento en Liderazgo Espiritual.
En uno de mis Tiempos de Reflexión y Oración con el Señor, ÉL me dió una Instrucción específica….asiste, ve a estas sesiones que quiero que él sepa que al menos para uno esta instrucción para su vida, está haciendo tremenda diferencia, un antes y un después en su vida y en su relación conmigo.
Así mis Amados es que durante ese tiempo del Señor, ayer por la mañana fué que tomó forma el Contexto de este mensaje del Señor que Él me ha pedido llamar Unidad con Propósito.
Unidad
¿Que es Unidad? ¿Cuál es su significado y etimología?
nombre femenino
  1. Propiedad que tienen las cosas de no poder dividirse ni fragmentarse sin alterarse o destruirse.
  2. Elemento diferenciado y completo que forma parte de una serie o de un conjunto.


Del latín unĭtas; la palabra unidad permite nombrar a una determinada propiedad de las cosas que está relacionada con la imposibilidad de división o separación. No es posible, por lo tanto, dividir o separar una unidad sin modificar su integridad o esencia.


En otro par de contextos, para la matemática, la unidad es una cantidad que permite establecer comparaciones o mediciones con otras cosas de las mismas características. En el ámbito militar, se trata de una división o de un grupo que forma parte de las fuerzas armadas.


Ahora bien, en términos de lo que la Biblia describe, la unidad entre dos o más personas recibe su virtud completamente de algo ajeno.


La unidad en sí misma es neutral hasta que otra cosa le da bondad o maldad.


Por ejemplo, si Herodes y Pilato se unifican por su desprecio común hacia Jesús (Lc. 23:12), esta no es una buena unidad; por el contrario si Pablo y Silas cantan juntos en la cárcel por causa de Cristo (Hch. 16:25), esta es una buena unidad.


Por lo tanto, nunca es suficiente llamar a los cristianos a tener unidad. Eso puede ser bueno o malo.
En Carolina del Sur antes del movimiento del Reverendo Evangélico Martin Luther King, era común el prohibir a los negros el asistir a los servicios dominicales o reuniones en las congregaciones; eso no fue una buena unidad.
Preservar la Unidad


Como ya dimos lectura, Pablo dice en Efesios 4:3…


“esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.”


Mis Amados, la fuente de la Unidad del Cuerpo de Cristo, de Si Iglesia es uno y solo uno, y Pablo lo ha dejado claro en este pasaje, el Espíritu Santo.


Al Respecto dice 1a. Corintios 12:13…


“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.”


En reflexión de lo haste este momento compartido, surge una pregunta :
¿Cual es el Propósito de esta Unidad?


Dice la palabra de Dios en Mateo 18:19…


“Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.”


El contexto del capítulo 18 del Evangelio de Mateo nos acerca a un escenario en el que Jesús enseña sobre el ámbito de las relaciones.


Jesús nos enseña :


  1. Nos instruye en cuanto a no caer en las grandezas
  2. Nos insta a ser humildes como niños
  3. Nos advierte para evitar ser piedra de tropiezo para otros;
  4. Nos exhorta a estar dispuestos a sufrir mutilación personal antes que mutilar al cuerpo
  5. Apela a que no menospreciemos a quienes no han alcanzado la Gracia y a hacer todo lo posible por alcanzarlos
  6. Nos invita a reconocer el valor de la reconciliación


Es dentro de este contexto que recibimos una propuesta que nos invita a visualizar el acuerdo como lo imprescindible para que Jesús esté en medio de nuestra congregación; es más, difícilmente somos congregación si no existe un acuerdo.


Estar juntos no es sinónimo de unidad, o dicho de otra manera, no quiere decir que por estar juntos necesariamente estaremos unánimes.
Un ejemplo claro de este principio lo vemos en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los ciento veinte, “estaban todos unánimes juntos” (Hechos 1:1).


Si ponemos como referencia este sencillo y poderoso texto, podemos llegar a la conclusión que han sido muchas las veces que nos hemos juntado como ministros o como Iglesia pero el Espíritu Santo no ha obrado no por falta de gente metida en una mesa de trabajo o reunida en un determinado acto, sino porque Dios no ha detectado una genuina unidad, o lo que es lo mismo, el Espíritu Santo no se movió porque no halló unanimidad.


“El Espíritu Santo sólo manifiesta el Amor y Poder de Dios en donde hay Unidad”
Pastor Jorge Macías Benítez


Profundizando en esta línea de pensamiento, el versículo 20 de este capítulo 18 del Evangelio de Mateo, desborda una poderosa afirmación :


“porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.


Quiero enfatizar en dos aspectos, la congregación y quién la preside.


Ya he afirmado que ser congregación no es solo estar juntos; es indispensable la unanimidad, pero además, la consecuencia más inmediata es que Jesús estará en medio de esa congregación, por medio del Espíritu Santo.


Esto es vital, necesitamos que Jesús esté en medio de nuestras convocatorias, proyectos, eventos, iniciativas, negocios, planes, campañas, reuniones, ministraciones, vigilias, foros, debates…


Jesús debe estar presente porque de lo contrario acabaremos dispersos en nuestra individualidad; debemos ser conscientes que la primera consecuencia de la Unidad es que Jesús nos invadirá con su Gloria y por el contrario, la primera consecuencia de nuestra falta de Unidad es la desintegración del cuerpo, por lo que Su Gloria se ausentará y vendremos a ser una alternativa religiosa más en el mundo que se verá impotente para cambiar nada porque no fuimos capaces en nostros mismos de solucionar nuestros propios problemas.


Unidos todo es posible


La unidad es la clave para salir de la crisis y avanzar hacia un progreso sostenido.


Jesús nos está dando esa clave por medio de la frase “acerca de cualquier cosa”; en esta frase encontramos un importante llamado a la unidad con propósito.


Jesús nos invita a que apuntemos hacia la misma meta, que no dispercemos nuestros esfuerzos, a no despilfarrar nuestros talentos, a focalizarnos sobre algo que nos impulse a lograr un objetivo loable y que sea acorde a nuestra razón de ser.


Ahora, aquí cabe preguntarnos :


  • ¿Tenemos claro en qué debemos ponernos de acuerdo?
  • ¿Sabemos qué queremos o a dónde queremos ir?


Qué razón tenía el sabio Salomón cuando afirma en Proverbios 29:18 que “sin visión el pueblo se desenfrena”.


Otra versión dice : “donde no hay dirección divina no hay orden”.


Claro está, leyendo este versículo de la Biblia puedo concluir que  debo estar seguro que mi objetivo, o lo que propongo para la unidad provenga de Dios.


Es vital porque de lo contrario puedo convocar una unidad basada en una visión propia y provocaré división, desenfreno, desorden, desintegración.


En definitiva, estamos hablando de las consecuencias de lo que emana de la imprevisión o improvisación que son actitudes aliadas del caos o de la desintegración.


El apóstol Pablo, en Filipenses 3:16 declara :


“Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa”.


Lo que nos está proponiendo nos resulta a la Iglesia en México un verdadero desafío :


  • En cuanto al que sintamos lo mismo y en cuanto al cómo somos exhortados a conducirnos bajo las mismas reglas.
  • Así que en cuanto al qué, debemos recordar que la Iglesia está para llevar a cabo la Misión.


Respecto al Cómo, seguramente en forma muy diversa pero bajo el poder del Espíritu Santo que solo es posible que sea derramado cuando hay Unidad con Propósito.


DESAFÍOS PARA LA UNIDAD CON PROPÓSITO


Ahora, el Señor quiere llamar tu atención sobre aspectos que evidencian ciertas prácticas necesarias de ser analizadas y como consecuencia, llevar a cabo iniciativas que nos transporten a Ser más como el Señor quiere en lugar del como hoy llevamos a la acción de la Iglesia Evangélica, del Cuerpo de Cristo.


EL TEMPLO CENTRISMO.


Se ha hablado mucho en cuanto al localismo de muchas iglesias o denominaciones. Este enfoque ha malogrado los esfuerzos por lograr unidad en una visión de Unidad y  Universal (katholicos).


En definitiva la Unidad no es posible verla efectiva sin una visión de Reino, o dicho en lenguaje político, una visión de Estado y no partidista.


Dios no quiere y no Diseñó el que todo gire en torno al templo. La mega Iglesia y los ministerios de éxito se han convertido en referentes para el impulso y desarrollo de muchas iglesias y ministerios. Esto también tiene que ver con la emanación de la llamada “teología de la prosperidad”.


Este enfoque gira entorno a una influencia empresarial y exitista del ministerio que ha hecho que muchos hayan priorizado el templo antes que al Cuerpo, al ladrillo antes que a las almas. Es más, el templo se ha convertido para muchos su máxima realización. De hecho llenar un templo ha impulsado las más devastadoras actitudes de arrogancia personal que ha traído como consecuencia que muchas iglesias hayan hipotecado sus arcas y se vean mermadas financieramente para contribuir en el impulso misionero  y también en el evangelizador.


El Templo centrismo ha generado actitudes soberbias o exhibicionistas, ha propiciado una prepotencia que ha aislado a hermosos hombres de Dios en sus proyectos personales y grandilocuentes, pero que de paso han menospreciados a los más pequeños al manifestar falta de sensibilidad hacia su realidad más humilde.


Tristemente, lo cierto es que ciertas mega iglesias en vez de convertirse en un foco de admiración e inspiración para los menos agraciados en tamaño han venido a ser un foco de conflicto por resultar una amenaza a su integridad institucional y vital.


LA EVENTOLITIS.


Es una alusión a la fiebre existente en un sector del liderazgo por el impulso de ciertos eventos que se han convertido en una verdadera obsesión. El evento por el evento es otro de los despropósitos que más frustración ha ocasionado en la Iglesia.


Muchos de los eventos anunciados o promovidos en nuestro país han sido la excusa para incentivar la unidad. Una unidad que en muchas ocasiones se ha solicitado para relleno o la grandeza de una determinada ambición.


Esta ambición se detecta cuando acompañando a ciertos lemas, se dicen o se leen frases que aluden a los núemros o al logro de hacer lo que antes nadie hizo, o dicho de otra manera, ¡¡a ver quien la hace más grande!!


Es triste llegar a la conclusión de que muchos de los eventos que se han hecho en nombre de la unidad o para la unidad, se han convertido en un foco de distracción, si bien hasta podría afirmar que han sido verdaderos despropósitos.


En lo personal, me preocupan los excesos en torno a los oradores, músicos o cantantes que piden honorarios a cambio de participar en algún evento cristiano; me entristece el gasto invertido en equipos de sonido, en los alquileres de ciertas infraestructuras… y sobre todo me asusta más cuando pienso que eso se paga con la inversión de quienes están dispuestos a viajar de una punta del país a otra para recibir Palabra, Bendición, pero luego son miserables en la inversión para una campaña de evangelización.


Es más, no me siento muy orgulloso en pensar que las campañas más multitudinarias de nuestro país nos las han tenido que costear en gran medida con dinero exterior.


Debemos tomar ciertos pasos de corrección. Pensar que debemos Unir a la Iglesia para un evento es un error.


Buscar completar un gran cartel, lleno de los nombres del Evangelista, Profeta, Apóstol o Salmista del momento y no cumplir la misión es un grave error que nos llevará a la frustración primero y eventualmente a la destrucción del Cuerpo.


Ahora, si el evento nace en el altar de la Oración para asegurar la Visión y Propósito correctos, adelante; el evento debe servir para promover la Unidad de la Iglesia; el evento ha de contribuir a cumplir la Gran Comisión; el evento deber apoyar y ministrar al liderazgo; y, por último, el evento debe contribuir a un despertar espiritual.


LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.


Algunos medios de comunicación cristianos, especialmente la televisión, son un verdadero reflejo de un enfoque equivocado.


Asistimos a un escenario en el que las pantallas de las llamadas televisiones cristianas o incluso de otros medios digitales y redes sociales, se han convertido en un medio de promoción no del Evangelio, sino de determinados ministerios.


Qué nocivo resulta que ciertos ministerios aterricen en nuestro país o emerjan desde nuestra propia nación con vista a satisfacer sus propias expectativas de influencia, crecimiento o expansión.


No resulta agradable observar cómo se pagan los favores de Dios, o como se recompensan a los profetas lisonjeros, tomando con engaño dinero de quienes con una sincera expectativa aportan sus ofrendas en detrimento de sus propias economías familiares o de sus propias iglesias locales.


Estoy seguro que la televisión o cualquier medio de comunicación debiera ser un punto de encuentro para proclamar el mensaje de Jesucristo y proyectar una imagen representativa de la Iglesia.


Es cierto que resulta difícil conformar una imagen que unifique la pluralidad doctrinal y de estilos que conforman la Iglesia evangélica. Sin embargo, lo que sí es posible es trabajar juntos por unir esfuerzos y recursos para lograr que se proyecte el mensaje de La Iglesia y no de una determinada Congregación o Denominación.
Juntos podemos impulsar el protagonismo de Jesús y evitar que los personalismos distorsionen la imagen que debemos dar por las pantallas acerca de Jesús y de Su Evangelio.


Tengo la certeza de que se nos abre un tiempo de oportunidad para ver emerger iniciativas en televisión con un enfoque correcto que apunte a satisfacer la necesidad de la gente y por medio de la misma puedan conocer la respuesta a sus vidas.


Creo que es posible una televisión impulsada por convicciones que contribuyan a la unidad de la Iglesia y dignifique al pueblo de Dios, a la Ekklesia, al Cuerpo de Cristo.


Ante estas circunstancias :


¿Cuáles implicaciones hay para Su Iglesia?

1. Busca la plenitud del Espíritu Santo que crea la unidad.

“Y no se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución, sino sean llenos del Espíritu” (Ef. 5:18).
Busca ser guiado por el Espíritu y producir los frutos del Espíritu (Gá. 5:18, 22-23) pues estos son los engranajes de las ruedas de amor.
Si eres un extraño al Espíritu Santo, te preocupara poco la unidad que Él construye.

2. Esfuérzate por conocer y difundir las verdades de Cristo y sus caminos.

Trata de alcanzar “la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios” (Ef. 4:13).
Crecer “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18).
Compartir, por todos los medios que puedas, lo que ves de Cristo. “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñandose y amonestándose unos a otros” (Col. 3:16).

3. Ama a los cristianos más allá de tus fronteras teologicas.

Cultiva el afecto hacia aquellos más allá de tus fronteras teologicas que son verdaderamente tus hermanos y hermanas en Cristo.
Odia errores graves, no hermanos sinceros.
Los seres humanos nunca hemos sido buenos en esto. Y el ambiente filosófico y emocional de hoy lo hace que sea aún más difícil, ya que las declaraciones de verdad solo se ven como un pretexto para lograr tener el control.
Pero considera lo que dice Spurgeon y trata de llegar a ser como él. Observa la intensidad de odio y amor:
Dónde está el Espíritu de Dios ahí debe haber amor, y si alguna vez he conocido y reconocido a algún hombre como mi hermano en Cristo Jesús, el amor de Cristo me constriñe a no pensar en él como un extraño o un extranjero, sino como un conciudadano de los santos.
4. Sirve a los cristianos más allá de tu fronteras teologicas.
En aras de un testimonio al mundo, busca maneras de mostrar amor a hermanos y hermanas más allá de las barreras; tanto el tipo de barreras que deben ser eliminadas, como el tipo de barreras que el compromiso con la verdad (y la unidad en la verdad) te prohíbe quitar. Haz esto para la gloria de Dios.
Es en medio de una diferencia que tenemos nuestra oportunidad dorada.
Cuando todo va bien y todos estamos de pie en torno a un pequeño círculo, no hay mucho para que el mundo vea.
Pero cuando llegamos al lugar donde hay una diferencia real, y exhibimos un compromiso inquebrantable con la verdad, pero al mismo tiempo un amor observable, entonces hay algo que el mundo puede ver, algo que pueden utilizar para juzgar que estos realmente son cristianos, y que Jesús ciertamente ha sido enviado por el Padre.
Conclusión.
Cuando todo está dicho y hecho, las ambigüedades permanecen.
¿Qué tipo de límites deben definir iglesias, escuelas, denominaciones, conferencias, ministerios para eclesiásticos, reuniones de oración a nivel de la ciudad, esfuerzos evangelísticos locales?
Sin embargo no estamos a la deriva. No estamos sin timón y sin velas. Tenemos las estrellas del cielo y nuestro sextante de confianza. En dependencia de la Palabra y el Espíritu, en humildad, llegaremos a casa… juntos.
Oremos

¡Dios los Bendice! Pastor Jorge Macías Benítez.