domingo, 10 de octubre de 2021

#A306 Hambrientos de Justicia

Hambrientos a la Vista

Nueva Serie

Ps. Jorge Macías Benitez - 10 de octubre de 2021

Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, Reino de Dios Ministerios!

Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!

La Palabra de Dios nos dice en Mateo:

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados” Mateo 5: 6

Amadas, amados en Cristo, esta es la cuarta bienaventuranza y nos lleva a buscar lo que Jesús quiso decir con la palabra justicia. 

En el judaísmo antiguo, actuar justamente significaba “exonerar, justificar, restaurar a una relación correcta”.

Los justos son aquellos que mantienen relaciones correctas con Dios y con las personas a su alrededor. 

En las relaciones correctas, los que cometen faltas son absueltos de la culpa.

¿Alguna vez ha tenido la bendición de tener relaciones correctas? 

Esto fluye a partir de la humildad  que es la tercera bienaventuranza, porque solo podemos formar relaciones correctas con otros cuando dejamos de hacer que todas las acciones giren a nuestro alrededor. 

Ahora, ¿has tenido hambre y sed de relaciones correctas con Dios, sus compañeros de trabajo, su familia y su comunidad? 

El Título del mensaje y Su Ministración esta mañana del 10 de Octubre del año 2021, es:

Hambrientos de Justicia

Oremos
Señal de Vida
El hambre es una señal de vida. 

Estamos hambrientos de buenas relaciones si añoramos lo bueno para otros por su propio bien, no solo como un bocado para satisfacer nuestras necesidades. 

Si vemos que tenemos la gracia de Dios para esto, tendremos hambre y sed de relaciones correctas, no solo con Dios sino también con las personas con las que trabajamos y vivimos.

Jesús dice que el apetito de aquellos que tienen esta hambre será saciado. 

Es fácil ver lo malo en nuestro lugar de trabajo y desear luchar para solucionarlo. 

Si hacemos eso, estamos teniendo hambre y sed de justicia, deseando ver que lo malo se corrija. 

La fe cristiana ha sido la fuente de muchas de las más grandes reformas en el mundo laboral, tal vez más especialmente la abolición de la esclavitud en Gran Bretaña y Estados Unidos y el génesis del movimiento de los derechos civiles. 

Pero de nuevo, la secuencia de las bienaventuranzas es importante. 

No debemos hacernos cargo de estas batallas en nuestras propias fuerzas, sino reconociendo nuestro propio vacío, lamentando nuestra propia injusticia, sometiendo nuestro poder a Dios.

Entre 2 mundos

El trabajo es un componente esencial del Reino de Dios. 

Mateo, el recaudador de impuestos que se convirtió en apóstol, relata las acciones y enseñanzas de Jesús para mostrarnos la forma en la que Dios desea que vivamos y trabajemos en Su nuevo reino. 

Como seguidores de Jesucristo, vivimos en dos mundos. 

Tenemos un pie en el mundo humano, en donde nuestro trabajo puede estar sujeto a expectativas tácitas que puede que se ajusten a los caminos de Dios o que vayan en contra de estos. 

Al mismo tiempo, como cristianos, hacemos parte del reino de Dios y estamos comprometidos con Sus valores y expectativas. 

Al relatar la historia de Jesús, Mateo nos enseña a navegar en el mundo humano usando la brújula de Dios y en ese proceso, nos muestra constantemente la verdadera identidad del mundo como el “reino de los cielos” .

Mateo usa “el reino de los cielos” y “el reino de Dios” de forma intercambiable; vamos a Mateo 19: 23-24.

Este reino “ha venido” a la tierra, aunque no se ha establecido aquí totalmente. 

Hasta que esto ocurra, los seguidores de Jesús debemos vivir y trabajar como “extranjeros residentes” en este mundo presente de acuerdo con el llamado de Dios.

Para guiarnos en esta forma de vida y trabajo, Jesús discute temas de trabajo tales como el liderazgo y la autoridad, el poder y la influencia, las prácticas de negocios justas e injustas, la verdad y el engaño, el trato de los trabajadores, la resolución de conflictos, la riqueza y las necesidades de la vida, las relaciones en el trabajo, las inversiones y los ahorros, el descanso y el trabajo en organizaciones con políticas y prácticas que están en desacuerdo con las normas bíblicas.

Alimento para Justicia y Crecimiento

Una persona bienaventurada es la persona en extremo feliz. ¿Quién es la persona feliz en extremo? 

Bueno no es la que tiene salud, dinero y amor. 

Bienaventurada o súper feliz es la persona que tiene hambre y sed de justicia.

En el mundo espiritual rige una ley que también rige en el campo material. 

La persona que come más crece más. 

El crecimiento tiene relación directa con el apetito. 

Cuando una persona se enferma, normalmente pierde el apetito. 

Pero cuando la persona está sana, tiene buen apetito.

Igual podemos decir en el campo espiritual. 

Si una persona tiene gran apetito espiritual crecerá bastante espiritualmente. 

Pero si una persona tiene poco apetito espiritual crecerá poco espiritualmente.

Cuando un creyente esconde pecado en su vida, lo primero que sufre las consecuencias de ese pecado escondido es el apetito espiritual de ese creyente. 

Ese creyente ya no deseará leer y estudiar la Biblia, ya no deseará orar, ya no deseará estar en comunión con otros hermanos en la iglesia. 

Se transformará en una persona de poco apetito espiritual. En consecuencia, crecerá muy poco espiritualmente.

La bienaventuranza que estamos explicando nos habla justamente de esto. 

Bienaventurados o súper felices son los que tienen un gran apetito espiritual. 

Ellos serán saciados por Dios y como consecuencia serán personas maduras espiritualmente hablando.

Un caso así fue Moisés. 

Usted sabe que Moisés llegó a conocer a Dios de una manera tan íntima y personal como pocos hombres sobre la faz de la tierra. 

Exodo 33:9 dice: 

“Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés.”

¡Gloria a Dios!

Moisés era un hombre con tal comunión con Jehová que Jehová literalmente hablaba con él. 

Quizá alguien pudiera decir que Moisés llegó a la cumbre, al máximo de la comunión con Dios y que ya no existe nada más que Moisés podría esperar de Dios.

Bueno, no fue ese el caso de Moisés. 

Moisés fue bienaventurado, súper feliz, porque tenía hambre y sed de justicia. 

Moisés quería conocer a Dios más de lo mucho que ya le conocía. 

Fue así como desde el tabernáculo, Moisés elevó a Dios una oración cargada de significado.

Parte de esa oración la tenemos en Éxodo 33:13 donde dice: 

“Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo.”

Qué hambre y sed de justicia que tenía Moisés. 

No estaba conforme con lo que ya sabía de Dios. Quería conocerle más. 

Te ruego que me muestres ahora tu camino.

Más adelante, en Éxodo 33:18 dice a Jehová: 

“Te ruego que me muestres tu gloria”

Esto es tener hambre y sed de justicia. En consecuencia, Dios sació el apetito espiritual de Moisés.

Ponga atención a lo que dice Éxodo 33:19-23 

“Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre y vivirá. Y dijo aun Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.”

Amadas y amados en Cristo, queridos amigos y amigas en la Fe, Dios concedió a Moisés tanto como Moisés quiso. 

Esto es tener hambre y sed de justicia. 

La promesa es que Dios saciará esa hambre y esa sed por conocerle.

Pero no se confunda. 

Recuerde que es el hombre quien tiene que manifestar esa hambre y esa sed de justicia. 

Si Usted hoy mismo reconoce que ha perdido el apetito espiritual. 

Si Usted reconoce que tiene más hambre y sed por las cosas de este mundo que por las cosas espirituales, es necesario que hoy mismo investigue su vida para encontrar qué es lo que ha echado a perder su apetito espiritual. 

A lo mejor hay algún pecado que solo Usted y Dios lo saben, o a lo mejor hay un pecado descubierto, que todos saben que Usted está cometiendo.

El pecado, oculto o abierto echa a perder el apetito espiritual. 

Confiese hoy mismo su pecado, apártese de ese pecado y decida tener hambre y sed de justicia. 

En respuesta Dios le mostrará tantas buenas cosas de él que Usted quedará totalmente saciado.

Permite el desarrollo de la Justicia

Es indispensable tener una necesidad cuando vemos nuestras propias carencias y defectos. 

Esto es lo que nos lleva a tener hambre y sed de justicia, ¡y la promesa para los que tenemos hambre y sed es que seremos saciados con justicia! 

Es a través de la fe y la paciencia que heredamos las promesas. (Hebreos 6:12). 

Es un desarrollo, un proceso en el que entramos por medio de la fe.

Jesús tenía muchas cosas que quería decirle a Sus discípulos, pero sabía que no podían sobrellevarlas y tampoco tenían el poder para vencerlas todavía (Juan 16:12). 

Ese poder lo recibirían a través del Espíritu Santo cuando Jesús se los enviara. 

De la misma manera, Dios no nos revelará más de nuestra injusticia de la que podamos soportar a la vez (1 Corintios 10:13). 

Pero cuando nos la muestre, recibiremos el poder para vencer si amamos y obedecemos la verdad. 

Este proceso avanza más y más dependiendo de nuestra hambre y sed. 

Necesitamos el mismo sentir y mente que tenía Pablo: “… pero una cosa hago… prosigo a la meta…” Filipenses 3:13-14. 

De esta manera progresaremos continuamente hacia la plenitud de las virtudes de Cristo.

 ¿Qué otra cosa importa realmente más que eso?

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” 

Mateo 6:33-34.

Conclusión

Vive esta bienaventuranza es ser y se saciado(a)!!! 

Amada, amado en Cristo, me Goza que otra vez, las palabras no son aleatorias, “serán saciados” implica que alguien más va a saciar esta hambre, no dice “Dichosos los que tienen hambre porque van a encontrar comida” como si nosotros fuéramos los responsables de encontrar lo que tanto anhelamos. 

Dios es quien va a saciarnos, por eso lo opuesto en esta bienaventuranza es buscar sólo satisfacer mis deseos personales. 

Nos podemos desgastar tratando de llenar este vacío y de satisfacer esta hambre natural que tenemos por Dios con cosas materiales, pero no vamos a ser realmente saciados, sólo Dios puede saciarnos.

Cuando tú y yo nos damos cuenta de nuestro verdadero estado espiritual, algo pasa en nuestro corazón, y lo único que nos puede ayudar a seguir adelante es el consuelo y el amor del Espíritu Santo, que nos da esperanza y nos ayuda a levantarnos y recibir el sacrificio de Jesús, el mismo Espíritu Santo es quien nos fortalece para tomar la decisión firme de sujetarnos a la autoridad de Cristo, y al buscar hacer su voluntad en la tierra como en el cielo un hambre por Él nos invita a buscar su justicia, y nos invita a obedecerle cada día.

¡Que lindo ver estas cualidades que Jesús busca en sus discípulos! 

¡Dichosos los que ven su condición espiritual! 

¡Dichosos los que aceptan el consuelo del Espíritu Santo! ¡Dichosos los que sujetan su fuerza a la autoridad de Cristo! Y ¡Dichosos los que anhelan ser justificados por Cristo cada día!

Oremos

Ps. Jorge Macías Benitez