lunes, 14 de mayo de 2018

#A138 Algo tiene que Cambiar. Parte I

Serie : Desafiando al Gigante : El Carácter del Cristiano
#A138 Algo tiene que Cambiar. Parte I

Pastor Jorge Macías Benítez
13 de Mayo, 2018





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Introducción

¡Hola Bienvenidos, Buenos días…!
Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!
Amados quienes nos siguen en redes sociales o acá reunidos, familia natural y de la Fe, a todo buscador de Amor, de Verdad, de Paz y de Esperanza, a todos quienes escuchan, leen y/ó ven la publicación de los Mensajes que por Gracia de Dios, Él Ministra por medio de este Hijo Suyo que les habla y escribe, ¡Bienvenidos a esta que es casa de Dios y de Su Reino, Reino de Dios Ministerios!
Esta mañana del domingo 13 de Mayo del año 2018, ....
El título del Mensaje esta mañana es :
Algo tiene que Cambiar...

En Efesios 4:22-32 dice la Palabra de Dios :
“22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, Col. 3.9. que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, Col. 3.10. creado según Dios Gn. 1.26. en la justicia y santidad de la verdad.
25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo;Zac. 8.16. porque somos miembros los unos de los otros. 26 Airaos, pero no pequéis;Sal. 4.4. no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo. 28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”

Oremos

Inicio

Amados...cuando preparaba este Mensaje para la Ministración del Señor, me compartió una reflexión de nuestro hermano Charles Stanley, Pastor Principal de una de las Congregaciones de más influencia a nivel global y también una de las más grandes de Estados Unidos de América.

La Reflexión, me llevó a un par de preguntas :

  • ¿Por qué es difícil por ejemplo, no perdonar?
  • ¿Por qué es difícil seguir el camino de obediencia?
Creo que dentro de todo creyente tenemos al menos 2 tendencias en conflicto :
  • El viejo yo o “la carne”
  • La santidad de la nueva naturaleza en Cristo
Las características de estas 2 situaciones probables y opuestas las podemos identificar en los versículos de nuestro fundamento.
El resultado inevitable de la falta de perdón es la ira, la amargura y el rencor.
Al negarnos a perdonar, dejamos que la vieja naturaleza domine y produzca su venenoso fruto.
Todos los aspectos de nuestra vida son afectados cuando nos negamos a brindar el perdón que Cristo nos dio con tanta generosidad.
En esencia, estamos tratando a quienes nos rodean como no quisiéramos jamás que el Señor nos tratara.
Aunque un agravio puede rompernos el corazón o herir nuestra autoestima, el negarnos a perdonar le impide a Dios redimir la herida.
Queremos que Él transforme a la persona que nos hizo daño y que le haga lamentar lo que hizo; en ocasiones, el Señor lo que quiere es transformarnos.
El perdón nos ayuda a vivir a la manera de Cristo y nos permite ver a los demás con ojos de gracia y misericordia.
La calidad del perdón o la falta del mismo, determinarán en gran medida la tendencia que predomina en nuestra vida.
Vamos nuevamente a los versículos 31 y 2 de Efesios 4...
Reflexionemos en esto, nuevamente :
“El resultado inevitable de la falta de perdón es la ira, la amargura y el rencor.”
Pastor Jorge Macías Benítez
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La amargura y la falta de perdón pueden matar

Nuestro hermano  John Eckhardt en su libro Inquebrantable, nos lleva a reflexionar a este respecto.
La falta de perdón y la amargura constituyen el origen de muchas enfermedades.
Los médicos, científicos e investigadores han encontrado pruebas concluyentes acerca de que existe una conexión más estrecha entre la mente, el cuerpo y el espíritu de lo que se había creído.
Esto necesariamente no refleja un nuevo descubrimiento si estudiamos la Palabra y recibimos una Revelación de Dios sobre los espíritus arraigados que se apoderan de nosotros.
La relación entre rechazo/rebeldía/amargura y las enfermedades físicas y psicológicas no es una novedad en el ministerio de liberación.
La buena noticia es que para aquellos que necesitan liberación, hay una biblioteca de investigación creciente sobre la relación entre el espíritu de doble ánimo (el individuo que es inconsistente, impredecible, vacilante, carente de firmeza y de control emocional, y que tiene problemas para tomar decisiones) y las enfermedades físicas.
En mi caminar con el Señor, he encontrado y entonces Discernido espiritualmente que la amargura, el resentimiento y la falta de perdón abrimos la puerta a la artritis, el cáncer, los trastornos autoinmunes y muchas otras patologías.
Escribe el hermano Eckhardt :
“En mis casi cuarenta años en el ministerio de liberación, dos de los problemas de salud principales en personas con amarguras son el cáncer y la artritis. Esto no implica que todo aquel que padece de estas patologías esté sujeto a la amargura, rechazo u otro demonio relacionado con el doble ánimo; sino lo que intento explicar es que estas cuestiones espirituales pueden ser la causa de fondo, y con la guía del Espíritu Santo hemos visto a personas ser sanadas de estas enfermedades durante la ministración de liberación.”
Amados, durante mis años de Ministerio, el Señor me a usado para Liberación de personas y para Sanidad también; puedo afirmar que una y otra están entrelazadas.
Es decir, que para sanar, es necesario liberar y que cuando una persona es liberada también es sanada.
Ahora, muchas de estas patologías comienzan a manifestarse en las personas a medida que comienzan a envejecer.
Es común que durante el proceso de sus vidas no han perdonado, han guardado rencores, no han soltado a personas, se han aferrado a la ira y no han sido libres.
Entonces, después de muchos años sus cuerpos comienzan a verse afectados por la amargura, el resentimiento y la ira.
Existe un efecto profundo en su cuerpo cuando la amargura tiene lugar en su cuerpo y los diferentes sistemas de este.
El enojo y la ira, ambos arraigados en la amargura, tienen un efecto profundo en el sistema nervioso autónomo y en el sistema inmunológico.
Por supuesto, es su sistema inmunológico que lo protege de las enfermedades.
Ahora, si su sistema inmunológico no funciona, su cuerpo no tiene la capacidad para atacar las infecciones y enfermedades.
Amados, cuando estamos llenos de ira, enojo o temor, el nivel de adrenalina en la sangre aumenta, lo cual impulsa al cuerpo a pelear o correr.
Esto se conoce como reacción de lucha o huida.
El aumento de adrenalina causa contracciones y espasmos en los músculos lisos de los intestinos, estómago, vejiga y vasos sanguíneos, la cual posteriormente causa muchas reacciones físicas si se activa por un período prolongado.
Para muchos en nuestra sociedad, tratar con la ira, el temor e incluso el estrés forma parte de la vida cotidiana;
Ahora, Escucha…¡ese es un lugar muy destructivo para permanece.
La amargura tiene efectos pronunciados en el sistema inmunológico, al disminuir nuestra resistencia a las enfermedades y alterar el mismo para que se produzcan las alergias.
La respuesta autoinmune tiene lugar cuando nuestro sistema ataca a ciertas partes del propio cuerpo, como la artritis, fibromialgia, lupus, ciertas patologías cardíacas, algunos tipos de cáncer, diabetes tipo 1 y varias alergias.
Estas son las que se conocían anteriormente con el nombre de “enfermedades del colágeno”, hoy conocidas como enfermedades autoinmunes.
Puesto que la raíz de amargura proviene de la ira y el enojo reprimidos, y por lo general hay también falta de perdón, el cual puede ser hacia nosotros mismos, hacia otros e incluso, hacia Dios, cada área de nuestro cuerpo es un blanco potencial para el enemigo.
La amargura surge de la ira o enojo reprimidos que se producen a causa de la rebeldía u obstinación.
Amados, muchas veces la obstinación se manifiesta a través de la negación a perdonar.
La Biblia dice :
“Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación” 1a. Samuel 15:23
Reflexionemos Amados...
Cuando de forma obstinada nos negamos a perdonar a alguien y en cambio decimos : “Nunca voy a perdonar a esa persona. Siempre la voy a odiar. Nunca voy a olvidar lo que hizo. Usted no sabe lo que me sucedió. No sabe lo que me hizo. Tengo el derecho de estar enfadado. Tengo el derecho de estar molesto con esta persona. No la voy a perdonar”, en verdad implica que nos estamos aferrando a la falta de perdón, a pesar de que Dios nos manda a perdonar al prójimo.
Veamos que en verdad :
  • Algunos creen que no pueden perdonar porque no sienten hacerlo.
  • La realidad es que hay muchas cosas que deberán hacerlas por fe.
  • Nadie puede actuar solo de acuerdo a lo que siente, porque puede tener ganas de darle puñetazos a una persona.
  • El perdón no siempre será un acto de fe, sino que también se requiere de un acto de su voluntad, es decir, una decisión.
  • Puede encontrarse con que tiene que actuar y pedir perdón, y con la fortaleza de Dios, podrá realmente hacerlo.
  • El poder perdonar le traerá sanidad a su cuerpo, mente y espíritu.
Amados, la culpa es un demonio poderoso del cual debe ser librado.
Podemos pedirle a Dios que nos perdone, como también a las personas a quienes hayamos podido herir, pero más importante aún es que podamos perdonarnos a nosotros mismos.
Para muchos esta es la parte más difícil.
Creen que Dios los ha perdonado, al igual que otras personas, pero no pueden perdonarse a sí mismos.
Todos hemos hecho cosas de las cuales no nos enorgullecemos; pero debemos recordar que cuando hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance para remediar la situación, Jesús es nuestra justicia.
Él nos cubre.
Si no podemos comprender en nuestro espíritu este principio, entonces seremos afligidos por muchas enfermedades y dolencias, ya que existe una conexión entre el espíritu, alma y cuerpo.
La Biblia dice :
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”
3a. Juan 1:2
Nuestra alma es nuestra mente, voluntad y emociones.
Conclusion
Parte I
Si nuestra alma no está sana y se encuentra sujeta a heridas, vergüenza, culpa, temor y rechazo, con el tiempo nuestro cuerpo se verá afectado.
No siempre sucede de la noche a la mañana. Cuanto más tiempo estemos sujetos a estas cosas, mayor será el daño que nos provocarán.
Debemos pedirle al Señor su sabiduría para saber cómo abordar estos problemas.
Sus dones — palabra de conocimiento, palabra de sabiduría y discernimiento de espíritus— y su Espíritu Santo pueden darnos entendimiento sobre cómo encontrar la sanidad de estas cuestiones, incluso más allá de lo que puedan hacer los doctores.
Debemos depender del Espíritu de Dios para ser sanado y liberado de todo enemigo.
Enfrentemos la Ira y así evitemos la falta de perdón
Cuando una persona llega a ser cristiana, su conducta y personalidad deben pasar por ciertos cambios. Uno de esos cambios tiene que ver con el temperamento. Un cristiano debe reaccionar de una manera cristiana. No debe perder el control.
El primer hombre que descubrió el poder destructivo de la ira, fue Caín.
Amados, Caín y su hermano Abel, fueron los dos primeros hijos de Adán; cuando estos hijos llegaron a ser adultos, Caín se hizo agricultor y Abel era pastor de ovejas.
A Caín y Abel se les había enseñado la forma correcta de adorar a Dios; ellos sabían que Dios exigía la ofrenda de un animal inocente como sacrificio por sus pecados.
Cuando llegó el tiempo de adorar al Señor, sólo uno de los hermanos obedeció a Dios.
Abel trajo un cordero como ofrenda, pero Caín trajo frutos de sus cosechas.
Dios aceptó a Abel y su ofrenda, pero rechazó a Caín y la suya. Como resultado de esto, Caín se enojó mucho. Estaba enojado con Dios y tenía envidia de su hermano.
Dios le advirtió a Caín de las consecuencias de su ira. El mensaje de Dios para Caín era éste: “¡Cuidado! Tu ira es como un león esperando a tu puerta. Debes controlar tu ira o ella te controlará a ti”. Pero Caín no respondió a la advertencia de Dios. Sus celos hacia su hermano Abel se transformaron en odio.
Un día en que Caín y Abel estaban juntos en el campo, Caín se levantó contra su hermano y lo asesinó.
Así, el primer hombre nacido en este mundo se hizo asesino porque no controló su ira.
Oremos
¡Dios los Bendice!
Pastor Jorge Macías Benítez.