domingo, 14 de febrero de 2021

#A272 Retribución y la Fe Parte II

Serie: Tras las Pisadas de Jesús


#A272 Retribución y la Fe
Parte II
 



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Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!
Este domingo, continuamos recibiendo del Señor, Señales y Dirección en este Mensaje y Su Ministración parte de esta Serie: Tras las pisadas de Jesús.


Continuando con aquel momento en que Zaqueo, el Judío cobrador de impuestos, tuvo su encuentro y su llamado de parte de Jesús.


Nuestro fundamento:


“7Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. 10Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Lucas 19: 7-10


Amados, aquellas personas que tienen rencores, resentimientos, amarguras, que no pueden olvidar y perdonar pero quieren la bendición de Dios, estan anhelando  algo que nunca les llegará. 


La Bendición de Dios no vendrá, sino la maldición en tanto no halla verdadero arrepentimiento y perdón al prójimo. 


Dios nos enseña que tenemos que amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos; Él ama a tu prójimo, tanto como te ama a ti y te exige que lo ames, pero a él también le exige que te ame. 


Dios no va a justificar a tu prójimo si no te ama y no te justificará a ti, si no lo amas a él. 
Dios te lo dice de esta forma: 


“Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré” Génesis 12:3


Si tu prójimo te bendice, lo voy a bendecir, pero si te maldice yo lo maldeciré; y si tu bendices a tu prójimo, te voy a bendecir, pero si lo maldices te maldeciré. 


Dios toma como una afrenta personal y Él mismo se pone al frente de la venganza si tú no amas a tu prójimo como te amas a ti mismo. 


¡Dios es justo!


Amados, el título del mensaje y Ministración del Señor hoy es:
Retribución y la Fe
Parte II

Dios Bendice a los que bendicen a Sus Hijos


Amados, en el subtítulo que el Señor esta Ahora Ministrando, dice con claridad que Dios Bendice a los que Bendicen a Sus Hijos.


Veamos el testimonio en Su Palabra, al respecto de esta afirmación y promesa.


Edom fue un pueblo muy fuerte, orgulloso, cuya ciudad estaba enclavada en el desierto, construida en las rocas de las montañas, en lugares muy altos, y cuya capital se llamaba Sela, aunque con el tiempo pasó a llamarse Petra. 


Esta ciudad de Petra, el 7 del 7 del 2007, fue reconocida como una de las maravillas del mundo, sólo que no hay ni un solo habitante en ella, y la ciudad está intacta, porque fue construida en la roca, de modo que el tiempo no ha podido destruirla. 


Además de haber sido construida en la roca, ha sido edificada en un lugar donde el acceso a esta ciudad es por desfiladeros muy difíciles de pasar sin que le arrojen algo desde arriba; por lo tanto, esta ciudad tenía unas defensas naturales extraordinarias, que eran las mismas montañas. 


Los edomitas en su corazón decían: 


“¿Quién podrá entrar y destruirnos?”


Dios les dijo: 

“Yo los haré caer a ustedes”


Abdías 4 anuncia: 


“Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová”.


Luego le dice cómo sería derribado, en Abdías 7: 


“Todos tus aliados te han engañado; hasta los confines te hicieron llegar; los que estaban en paz contigo prevalecieron contra ti; los que comían tu pan pusieron lazo debajo de ti; no hay en ello entendimiento”.


¡Dios usó a los mismos aliados de ellos, los que estaban adentro, para destruirlos!


Ellos tenían tesoros escondidos y estaban confiados en que nadie los encontraría, pero sus aliados conocían esos tesoros.


El libro de Abdías comienza diciendo: 


“Visión de Abdías, Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom: Hemos oído el pregón de Jehová, y mensajero ha sido enviado a las naciones”.


El profeta Abdías sale a anunciar a las naciones lo que le iba a pasar a Edom. 


El mensaje es: 


“He aquí, pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera”.


Dios se lo dijo antes de que Edom se sienta abatido, se lo dijo antes de que sucediera. 


En la actualidad, la ciudad está totalmente abatida; las únicas personas que concurren son los turistas, pero no hay allí residentes. 


Abdías 3 dice: 


“La soberbia de tu corazón te ha engañado, tu que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada”.


El enemigo tenía que entrar por los desfiladeros para invadir la ciudad, ésta era considerada inexpugnable. 


Abdías 3 y 4 señala: 


“…que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? Si te remontares como águila, y aunque en las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová”.


Las ruinas actuales de Petra son testimonios visibles, tangibles de esa profecía. 


Alrededor de Petra hay muchas ciudades, más indefensas que ésta, pero que hasta hoy subsisten, desde hace 2 mil o 3 mil años siguen estando en pie, algunas en medio de un desierto, con hotel 5 estrellas y sobre él una piscina desde donde se puede divisar el desierto.

 
No obstante, Petra es un testimonio de que la palabra de Dios no puede ser traspasada; dijo Jesús: 


“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” Marcos 13:31


Amados, reflexionando en todo este Testimonio del como terminó la descendencia de Esaú, ahí en Petra, es importantísimo para nuestra descendencia, la relación que tenemos con nuestros hermanos naturales y espirituales; también debemos incluir a nuestros pastores y líderes. 


Hay gente que se ofende muy fácilmente con sus hermanos y con sus líderes, otros se ofenden con sus cónyuges, o con sus hermanos. 


Cuando los hermanos se casan, aparecen la familia extendida, y ello puede complicar las relaciones. 


Aparecen los problemas que causan daños a la familia y a la descendencia. 


Los hermanos se pelean y los primos que se quieren y quieren juntarse no lo pueden hacer porque se han peleado los padres. 


Cuando un hijo le dice a la madre: “No vas a ver más a tu nieto”.


 ¿Tú crees que terminará bien la descendencia de un padre o una madre que se comporta de esa manera con el abuelo o la abuela del niño? 


¡Claro que No! 


El espíritu que se mueve en el padre y en la madre se manifiesta en el hijo. 


Vas a ver al niño hablando como el padre o como la madre, con la misma desfachatez.


Tienes que tener temor de Dios, porque Él es vengador de estas cosas. 


Dios no quiere terribles sacrificios, quiere que ames a tu prójimo. 


¡Él te manda que ames a tu prójimo como a ti mismo! 


Dios no te da derechos a estar ofendido, dolido, enojado, sin poder olvidar; tienes odio y rencor pero tú lo quieres adornar con un nombre más bonito y dices: “Tengo un dolor”. 


No digas que tienes un dolor, dí que tienes un resentimiento adentro, no le pongas otro nombre. 

La Justicia de Dios

Amados, no lo dudes, Dios hará justicia por tu prójimo y te condenará a ti.
Abdías 10 y 11 dice: 


“10Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre. 11El día que estando tú delante, llevaban extraños cautivo su ejército, y extraños entraban por sus puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú también eras como uno de ellos”.


Los versículos: 12, 13 y 14 comienzan diciendo: 


“No debiste”. “Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia”.


Dios no va a aceptar esa actitud de venganza, de resentimiento, de burla, respecto de tu prójimo.


Amados, Él nos exige y nos demanda que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. 


¿Es complicado de entender? 


Dios no quiere que nos gozemos en el infortunio de nuestros hermanos, jactándonos y alegrándonos, por ello. 


Edom debió haber llorado por Judá porque eran hermanos, debió haberse puesto de rodillas y clamado a Dios por Judá, para que tuviera misericordia. 


¡Dios detiene el juicio sobre alguien cuando aparece otro que intercede! 


Moisés intercedía por el pueblo y decía: 


“Dios, detén tu mano, acuérdate que es tu pueblo”. 


Intercedía Moisés, y Dios detenía el juicio. 


Edom tenía que ser aliado de Judá y estar a favor de él, pero no; primaron las heridas familiares, los recelos y unos cuantos siglos de luchas acordándose de lo que uno le hizo al otro. 


¿Cómo actuamos, que decidimos en situaciones similares?


Abdías 13 continúa diciendo: 


“No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el día de su quebranto, ni haber echado mano a sus bienes en el día de su calamidad”


¡Los edomitas entraban en Jerusalén como si fueran parte de los babilonios, llevándose con ellos las pertenencias del pueblo de Judá y Dios estaba mirando lo que pasaba!


Abdías 14 sigue diciendo: 


“Tampoco debiste haberte parado en las encrucijadas para matar a los que de ellos escapasen; ni debiste haber entregado a los que quedaban en el día de angustia”.


¡Esta es la causa por la que Dios profetiza y promete hacer desaparecer del mapa la descendencia de Esaú!


Han quedado las fotos como testimonio de que Dios cumple sus juicios, para que sepas cómo será tu juicio el día que vengas delante de Dios y tus cuentas no estén debidamente arregladas.


Abdías 15 continúa: 


“Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza”.


Hay quienes hablan y creen en una ley; le dicen que es la ley de la retribución. 


En lo personal, Creo firmemente en esta porción de la Palabra de Dios en Gálatas 6: 7-10 que afirma: 


“7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”


Amado, si tú siembras amor, cosecharás amor, si siembras resentimiento, cosecharás resentimiento, si siembras odio, recogerás odio.


¡Lo que tú siembres, vas a cosechar!


Si siembras dinero para la obra de Dios, cosecharás más dinero para la obra de Dios. 
Ahora, ¿crees en lo que nos Dice el Señor en Su Palabra?


“todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.

Conclusión

Amados, ¡Hoy es día de ponerse a cuentas con Dios! 


Quien se humilla delante de Dios y reconoce su pecado, alcanza misericordia; entonces, al que es humilde y busca al Señor de corazón, la recompensa que viene sobre su cabeza es perdón y vida eterna. 


Porque Dios le da la salida a aquel que reconoce su pecado. 


¡Hay esperanza para el que se humilla, para el que confiesa! 


¡Hay esperanza para aquel que se vuelve a Dios de todo corazón! 


Ahora, el soberbio no reconoce su pecado y quiere justificar la causa de su dolor, la causa por la que está resentido, herido o por la que él odia o no puede mirar a esa persona a los ojos. 


Así que el creyente tiene un gran consuelo, y es que Dios perdona las heridas del que confiesa. 


Amado, que no te importe lo que te han hecho o lo que te han dicho, sino que perdones y bendigas. 


Si estás dispuesto a eso, tienes que pedirle perdón a Dios por tus malas actitudes; así, su retribución, su Bendición vendrá a ti.


Esto viene de Dios, el quiere restaurarte y no condenarte, quiere bendecirte, perdonarte, quiere que vivas, no que mueras, ¡te ama Dios! 


La bendición de Abraham también es nuestra bendición, porque somos descendencia suya, somos el pueblo de Dios. 


Recuerda siempre lo que dice el Señor:


“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”  Apocalipsis 3:20.


Oremos


¡Dios los Bendice! 


Ps. Jorge Macías Benítez.


domingo, 7 de febrero de 2021

#A271 Retribución y la Fe

 Serie: Tras las Pisadas de Jesús


#A271 Retribución y la Fe


 




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Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


Este domingo, continuamos recibiendo del Señor, Señales y Dirección en este Mensaje y Su Ministración parte de esta Serie: Tras las pisadas de Jesús.


Hoy, nos regresa a ese momento con Zaqueo, el Judío cobrador de impuestos.


Permítane llevarlos al momento:


La reacción de la multitud no fue una sorpresa. 

Se habían ofendido al saber que Jesús iba a comer en la casa de alguien a quien todos consideraban uno de los peores pecadores en la comunidad. 

Si Jesús simplemente le hubiera hablado a Zaqueo, no habría sido un gran problema. 

Sin embargo, en esos días era un acontecimiento especial el sentarse a la mesa juntos. 

Comer con alguien a su mesa sugería aprobación y amistad. 

Ahora, Jesús había venido a buscar y a salvar a los perdidos, y la amargura que sentía el pueblo no le impediría cumplir su misión.

El cambio de Zaqueo se evidenció de inmediato, y fue un verdadero milagro. 

Veamos que dice nuestro fundamento:

“7Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. 10Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Lucas 19: 7-10


En el versículo 10 de Lucas 19, Jesús declaró el propósito por el cual Él había venido al mundo: "a buscar y a salvar lo que se había perdido". 

Al afirmar que Zaqueo era un verdadero hijo de Abraham, Jesús reconoció que Él acababa de encontrar a otro de los perdidos que había venido a buscar y a salvar.

- Leyendo Levítico 5: 16 y Números 5: 7 analicemos ¿por qué ofrecería Zaqueo pagar a la gente mas de lo que la ley había establecido? 

- ¿Qué demostró eso con respecto a la nueva actitud de Zaqueo hacia el dinero?

- ¿Qué cambios inmediatos vinieron a tu vida cuando conociste a Jesucristo?

- Quizás conozcas alguna persona que es difícil de tratar, ¿cómo puede ser que Jesús la ame aunque tú pienses que esa persona no lo merece?

Amados, el título del mensaje y Ministración del Señor hoy es:


Retribución y la Fe


Retribución por el pecado


Amados en Cristo, queridos amigos, la retribución es el resultado natural del pecado.


Observemos lo que nos dice la carta de Pablo a los  Gálatas 6: 7-8


“7No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”


Es una recompensa que se recibe o se entrega correspondiendo a una acción. 


Aunque el término puede ser usado en sentido positivo, en la Palabra de Dios, también se le da una connotación negativa.

Hoy el Señor quiere Ministrar una palabra que se encuentra en el libro de Abdías; es el libro más pequeño de la Biblia y nos habla de las consecuencias que nos acarrean las disputas familiares. 

Dice la palabra de Dios: 

“1Visión de Abdías. Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom:…”

El mensaje comienza en el versículo 2: 

“2He aquí, pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera. 3La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? 4Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová”.

Continúa diciendo en el versículo 7: 

“7Todos tus aliados te han engañado; hasta los confines te hicieron llegar; los que estaban en paz contigo prevalecieron contra ti; los que comían tu pan pusieron lazo debajo de ti; no hay en ello entendimiento”.

El versículo 10 nos dice por qué vendrá todo esto: 

“10Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre”.

Amados, es esta una palabra muy fuerte de parte de Dios, contra el pueblo descendiente de Esaú, a los que se les llamaba “edomitas”. 

Esaú era el hermano de Jacob; Isaac tuvo dos hijos gemelos, y entre estos hermanos hubo discordia. 

Jacob se portó mal contra Esaú, y por causa de esto Esaú juró matar a su hermano. 

Finalmente y según dicela Biblia, lo perdonó, pero algo pasó al transcurrir el tiempo. 

La descendencia de Jacob, vino a ser la nación de Israel, y la de Esaú vino a ser el pueblo de Edom, o sea los edomitas, que son llamados también en el Antiguo Testamento “los del monte de Seir”  cuya capital se llamaba Sela que significa piedra; con el tiempo esa ciudad se llamó Petra.

Lo extraordinario es que Dios, en esta profecía y en otra de la Biblia, anuncia que Edom sería destruido, que  no tendría descendencia y no quedaría nadie de ese pueblo. 

Sin embargo, dice que Jacob sería levantado y sería guardado por Dios. 

El motivo del juicio de Dios contra Edom fue por la injuria y escarnio contra su hermano. 

Hoy el Señor nos va a llevar desde este fundamento, al hablar de los problemas entre hermanos, de los problemas familiares, al Fruto del Espíritu, qu entre otras cosas es la Fe.


Tu Prójimo debe de ser Amado


Amados, no hay duda en que los sentimientos más fuertes, positivos o negativos, se generan dentro de nosotros en función de las relaciones más cercanas que tenemos, no con los lejanos.

Hay personas que aman a los chinos, a los hindúes, oran por los mahometanos y no pueden sentarse a comer con su esposa, o espos; tienen un problema serio con los que están más cerca. 

Sin embargo el mandamiento de Dios es: 

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mateo 19:19

La palabra “prójimo” significa próximo. 

¡Tu prójimo debe ser amado! 

Dios no te pregunta si se portó bien o mal contigo; sencillamente en Obediencia a Dios, debemos amar a nuestro prójimo. 

No tenemos que guardar rencor ni recordar lo que hizo. 

Amados, hay personas que no pueden dormir por causa de lo que le ha hecho alguien, y dan vueltas en la cama, guardando rencor en su corazón por algún prójimo, sea este el cónyuge, el hermano, el cuñado, la suegra, una persona en la escuela o el trabajo, un vecino, etc. 

Ahora, generalmente los problemas resultan con las personas que están más cerca de nosotros y las heridas más grandes son ocasionadas por esas personas. 

Por causa de los que más amamos se producen las heridas más grandes. 

Así que oras: 

“Padre, bendice a los chinos, bendice a los hindúes, y mi marido que se vaya al infierno”, o: “Perdónalo, Señor, pero yo no lo quiero ver”.

¡Es muy serio lo que sucede cuando nosotros guardamos rencor o tenemos resentimientos contra un pariente! 

Dios mismo, en Su Palabra nos enseña, nos instruye al respecto. 

Abraham tuvo un hijo, de una esclava, que se llamó Ismael y tuvo otro hijo llamado Isaac. 

De la descendecnia de Isaac,  Dios edificó el pueblo Hebreo y de Ismael el pueblo árabe. 

Conocemos por Su Palabra que entre Issac e Isamel, había peleas; no era tan grave el problema que había entre ellos, sino el que sucede en la actualidad, entre árabes y judíos. 

Pasando los años, siglos y milenios, vemos que los descendientes de los árabes odian al pueblo judío, y los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob tienen un grave problema con sus hermanos árabes. 

Así que no es cuestión de tener un problema con un familiar y creer que todo se va a solucionar con el tiempo. 

¿Tú crees que con el tiempo se solucionan los problemas? 

¡Eso no es lo que Dios nos dice en Su Palabra! 

Es una costumbre que si alguien se pelea con otra persona, recibe este consejo: “Olvídate,el tiempo sana las heridas”. 

Amado, Escucha:

¡El tiempo no sana ninguna herida, sino que las endurece, las esconde! 

Se te fue un pariente con el que tenías problemas a Europa y dijiste: 

“¡Al fin se fue, ahora no tengo más problemas!” 

Ahora, imagina que ese pariente se quedó sin trabajo, volvió y con él regresó el problema, y reverdeció todo aquello que había pasado; tú que creías que ya no guardabas rencor, resulta que ahora te hierve la sangre por dentro.

Amados, existen espíritus familiares, es decir que hay espíritus de maldad que pueden dominar y ejercer autoridad sobre nuestras vidas.

Es tu Libre Albedrío, el que abre la puerta a la Luz o a las tieneblas; a la Bendición o a la maldición.

No es extraño escuchar historias como ésta: 

“En el seno de una familia se murió la abuela y alguien de la familia sintió que le entró algo”. 

Cuando permitimos que el pecado domine algún área de nuestras vidas, abrimos la puerta – literalmente – a que satanás manipule nuestro actuar; es decir, le damos derechos legales.

Dice la Biblia que “el que hace pecado, es esclavo del pecado”. 

Ese pecado se enseñorea de la persona, ésta se muere, entonces el demonio busca un territorio donde entrar y dominar y el territorio más apto para entrar y dominar es la misma familia. 

Amados, en el mundo espiritual, tanto en el reino de los cielos como en el de las tinieblas, la descendencia, es un mismo árbol genealógico, un mismo linaje. 

¡Los demonios van operando a través de las generaciones! 

Dice Dios en su palabra:

“…yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”

Deuteronomio 5:9

Amados, aun así es el Anhelo de Dios es que se corte la maldición; si cuando llega a la cuarta generación, ésta no ha conocido a Cristo, no ha venido a Dios ni se ha humillado ni le ha pedido perdón, entonces esa maldición se repite por cuatro generaciones más. 

Se mueren los tíos, los hermanos, y los primos después “se sacan los ojos”, como dice el dicho popular. 

Es necesario guardar el vínculo familiar, es necesario guardar la unidad entre los hermanos, para poder bendecir las generaciones que vienen debajo de nosotros.

Regresemos al Testimonio de Edom (que es Esaú) y quien era hermano gemelo de Jacob, pero hubieron problemas entre ellos. 

El pueblo de los edomitas, siempre se llevó mal con el pueblo judío y viceversa. 

Un buen día, cansado Dios de los pecados de su pueblo Israel, decide juzgarlo y usa a los babilonios para efectuar su castigo; vienen pues, los babilonios y arrasan Jerusalén destruyéndola. 

Por causa de sus pecados Dios permite el juicio sobre Jerusalén, entonces los babilonios se llevan cautivo al pueblo de Dios a Babilonia. 

Amados, en el día de la cautividad estaban los edomitas presenciando todo, ¡más contentos! 

De hecho, ellos arrebataban lo que podían, se gozaban y alegraban del desastre que Babilonia le provocó al pueblo de Dios.

Claro quete podrás preguntar: 

“Pero, ¿cómo? ¡Dios se enoja con Edom pero Él mismo le da con un palo por la cabeza a Judá!” 

Esto en verdad es simple; las enseñanzas prácticas que nos ayudan a entender estas cosas, suceden todos los días en nuestros hogares. 

¡Qué enseñanza más sencilla nos brinda la Biblia! Dios estaba enojado con Judá, trajo juicio sobre él, y el hermano festejaba lo que le estaba pasando. 

No obstante Dios es Justo, perdonó a Judá y castigó a Edom y no solo eso, sino que hizo que nunca más tuviera descendencia.

Oremos

Ps. Jorge Macías Benítez


martes, 2 de febrero de 2021

#A270 Respuesta de Fe

Serie: Tras las Pisadas de Jesús

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Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


El día de hoy, el Señor nos llevará en esta Serie de Minsitraciones de un polo a otro, con la historia de hoy. 

Amados en Cristo, queridos amigos, pienso que no hay nada más extremo que un ciego pobre y un cobrador de impuestos rico.

Sin embargo queda claro que, caminando detrás de Jesús, lo que encontraremos siempre es saciedad de necesidades. 

Zaqueo, así de rico como era, también estaba necesitado. 

Sus riquezas y su manera de obtenerlas lo habían alejado de todos.

Los romanos, por más de que trabajaba para ellos, lo seguían tratando como clase menor, por ser un judío más. 

Por otra parte, los judíos lo tenían por impuro, debido al trabajo que ejercía y a cómo lo ejercía. 

Zaqueo no pertenecía a ningún lugar, no tenía una Identidad, hasta que se encontró con el maestro de Galilea hablándole de frente.

Él pensó que buscaba ver a Jesús, pero era Jesús quien lo estaba buscando.

Sabes… ¡quizá lo mismo sucede contigo, conmigo! 

¡Es Jesús quien te está buscando hoy! 

¿Cómo le responderás?

- ¿Qué tipo de barreras te hacen difícil el acercarte a otras personas?

- ¿Consideras que la condición social sea un impedimento para que la gente busque a Dios?

- ¿Por qué fue que Zaqueo se ocultó para ver a Jesús? ¿Haces lo mismo?

- Leyendo el Salmo 139. 1 – 12, responde: ¿servirá de algo “ocultarnos” de Dios? ¿Por qué?

- ¿En qué momento Zaqueo demostró su Fe?

Veamos el fundamento del Señor para esta Ministración:

“1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3 procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.”

Lucas 19: 1-6

El título del mensaje y Ministración del Señor hoy es:


Respuesta de Fe


Ocultarse de Dios


Profundicemos un poco más, con esta porción en Salmos:


1Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.

2Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;

Has entendido desde lejos mis pensamientos.

3Has escudriñado mi andar y mi reposo,

Y todos mis caminos te son conocidos.

4Pues aún no está la palabra en mi lengua,

Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

5Detrás y delante me rodeaste,

Y sobre mí pusiste tu mano.

6Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;

Alto es, no lo puedo comprender.

7¿A dónde me iré de tu Espíritu?

¿Y a dónde huiré de tu presencia?

8Si subiere a los cielos, allí estás tú;

Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.

9Si tomare las alas del alba

Y habitare en el extremo del mar,

10Aun allí me guiará tu mano,

Y me asirá tu diestra.

11Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;

Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.

12Aun las tinieblas no encubren de ti,

Y la noche resplandece como el día;

Lo mismo te son las tinieblas que la luz.


Salmos 139: 1-12

Amados, la primera vez que aparece esta reacción, el esconderse de Dios, ocultarse de Él, es en la escena del primer caso de pecado, cuando el hombre y la mujer se escondieron de Dios. 


Quien se esconde es debido a la oscuridad que ha invadido su vida, la cuál es incompatible con la luz, no queriendo que ésta exponga su culpa. 


Es un mecanismo automático y que está bien definido en las palabras: 


“Todo aquel que hace lo malo aborrece la luz y no viene a la luz” Juan 3: 20


El hecho de esconderse de Dios es señal evidente de que el pecado ha hecho acto de presencia y es una prueba irrefutable de culpabilidad. 


Precisamente lo que intenta el que se esconde, que su culpa no se descubra, y con ello manifiesta que es culpable. 


La acción de esconderse le delata.


Los primeros que pecaron se escondieron entre los árboles del huerto. 


Hoy hay muchos escondites, donde millones se esconden detrás de razonamientos y argumentos. 


Sabes amado en Cristo, querido amigo….el pecado es pecado, auqnue le cambiemos o pongamos nombres o adjetivos calificativos en este tiempo.


Está el escondite de la mayoría, es decir, que la mayoría hace lo mismo que yo, lo cual me permite pasar desapercibido en medio de la multitud; si yo soy culpable, entonces hay muchísimos culpables y esa culpabilidad colectiva diluye mi culpabilidad personal. 


No soy peor que otros. 


Está el escondite de la existencia del mal en el mundo, que muchos emplean para auto-justificarse y, de paso, atacar a Dios, porque ¿qué clase de Dios es éste, que consiente que haya tanta injusticia? 


Está el escondite del escándalo en el nombre de Dios, pues sus representantes en la tierra no son diferentes a los demás e incluso son peores. 


Si quienes tenían que dar ejemplo no lo dan, ¿quién me va a acusar a mí?


Amados, todos estos escondites no son más que intentos de ocultarse de Dios. 


En verdad son falsos escondites, porque el culpable nunca puede salir absuelto de su culpa mediante el mecanismo de señalar culpas ajenas. 


Además son falsos escondites porque es en vano querer esconderse de Dios, como experimentaron los dos que se escondieron entre de los árboles del huerto.


Ocultarse o Ser Cubierto


Amados en Cristo, queridos amigos, así como hay un ocultarse de Dios, hay un ser cubierto por Dios; esto, en el sentido de que Dios es refugio y protección. 


David en sus huidas de Saúl tuvo que buscar escondites continuamente, para escapar de su mano. 


Por eso aprendió a entender y Discernir que Dios es un refugio, un lugar protegido donde estar a resguardo de las asechanzas de su enemigo; de ahí que haya tantas referencias en el libro de los Salmos a esa verdad. 


Hace años había una canción que se cantaba en muchas congregaciones y cuya letra comenzaba así: 


“Cristo es la roca de poder; escóndeme, escóndeme, escóndeme. Hasta que pase, oh Señor, la tempestad, escóndeme, escóndeme con tu poder.”


Amados, ¡Qué bueno es saber que viviendo en un mundo tan peligroso como el que vivimos, tenemos refugio en el que estamos protegidos de las fuerzas que quieren destruirnos! 


Un refugio seguro, al que el prudente acude para encontrar cobijo.


Cuando Dios se oculta


Amados, por otra parte la Palabra de Dios habla también al respecto de ocasiones en las cuales es Dios quien se oculta de nosotros. 


Este ocultarse se puede dividir en dos clases: 


Cuando nosotros tenemos la percepción de que Dios se oculta 

Cuando verdaderamente Dios se oculta


Hay muchos pasajes, especialmente en los Salmos, en los que se tiene la percepción de que Dios se ha ocultado. 


Es una manera de hablar, pero sirve para exponer la impresión de que Dios parece indiferente o que se ha olvidado de nosotros. 


Especialmente puede ocurrir bajo circunstancias de aflicción, en las que la maldad se está saliendo con la suya y parece que Dios no hace nada, precisamente cuando más falta hace. 


Pero ese “ocultarse” de Dios, es simplemente la sensación humana, que en su estado de limitación llega a conclusiones incorrectas.


Ahora, hay otros pasajes que muestran que efectivamente Dios se ha ocultado, es decir, ha retirado su presencia, su paciencia y su misericordia, quedando solamente su ira. 


Esconder el rostro, referido a Dios, es sinónimo de lo peor, porque si él es vida y luz, ese ocultarse significa que lo que resta es muerte y tinieblas. 


No es un ocultarse arbitrario ni caprichoso, pues siempre está fundamentado en su justo juicio contra la obstinación y rebeldía reiterada de su pueblo, de sus Hijos e Hijas.


La Bendición de estar en la Presencia de Dios


Amados, la presencia de Dios, trae bendición permanente, tal y como sucedió en la vida y familia de Obed-Edom: 


“Y el arca de Dios estuvo con la familia de Obed-Edom, en su casa, tres meses; y bendijo el Señor la casa de Obed-Edom y todo lo que tenía”.

1ª. Crónicas 13:14.


El Arca representaba en aquel entonces la presencia de Dios y su protección. 

Tener el arca, era tener a Dios mismo en su propia casa. 

Cuando tu traes la presencia de Dios a tu casa, sucederá que nada te faltará, las bendiciones te seguirán a ti, a toda tu familia y hasta tu a descendencia. 1a Crónicas 27:4-8.

Amados, es una Bendición que muchos contemos con un lugar cada domingo donde podemos disfrutar de esa presencia sin que nada nos lo impida. 

Tener el privilegio de ir y poderle adorar, bendecir y glorificar su nombre; el sumergirnos en sus ríos de agua de vida, olvidándonos del tiempo y los problemas. 

Amados, alimentarnos de su palabra, también es estar en su presencia.

Ahora, surgen en mi corazón algunas preguntas 

¿Debemos conformarnos con solo un día a la semana, cuando sabemos que cada día tenemos la libertad de poder venir y presentarnos delante de él en nuestro lugar secreto? 

¿Deleitarnos en su presencia, anhelarle, desearle, y tener comunión con el Espíritu Santo y echar mano de todas las bendiciones que como hijos tenemos al tener ese acceso directo al trono de Dios?

Amados, Él Anhela que le busquemos día y noche, todos los días de nuestras vidas. 

Él Anhela bendecirnos y prosperarnos, y para ello basta con que le amemos con todo nuestro corazón, le sirvamos y seamos obedientes a su palabra. 

¿Pues acaso no dice en las Escrituras, que él nos anhela celosamente?. Santiago 4:5

Amados, podrán levantarse fuertes tormentas sobre tu vida, más el siempre estará para tomarte de la mano, sostenerte y levantarte; y sabrás que a pesar de las pruebas difíciles, la bendición y protección de Dios nunca te faltarán. 


Dios Anhela que le Conozcamos y que nuestro corazón vivamos la garantía que todo aquellos pasará, y lo mejor siempre vendrá; ¡porque tener a Dios, es tenerlo todo!


Presencia de Dios en Casa


Ahora amados, el Señór me lleva a reflexionar e su Anhelo para nosotros: Su Presencia en Casa.


Durante los últimos días del reinado de Saúl, se había producido un triste abandono de la adoración a Dios, y eso se reflejó en la vida de la nación. 


Pocas personas, quizás ningunos celebraban cultos. 


El Tabernáculo, es decir, la tienda de la reunión que se había usado a través de todo el tiempo que anduvieron errantes por el desierto se había deteriorado y su mobiliario estaba disperso por todas partes.


La presencia de Dios estaba asociada con el Tabernáculo, por cuanto no lo tenían no sentían a Dios cerca. 


Ya no había ese sentido de humildad, sencillez, dependencia y reverencia ante la Presencia de Dios. 


Es por este motivo que David anhelaba con todo su corazón restaurar la adoración a Dios en el lugar central que le correspondía y era en la vida de la nación. 


Eso implicaba reunir el mobiliario disperso del Tabernáculo, cuya pieza más importante era el Arca del pacto, el sitio donde Dios moraba entre su pueblo y le revelaba su gloria. 


La palabra “arca” significa caja o cofre. 


Entre las cosas que tenía era una parte superior que se llamaba “el asiento de la misericordia” o el “propiciatorio”. 


En su interior había tres objetos:


Un recipiente de oro con maná

La vara de Aarón

Los diez mandamientos grabados en dos tablas de piedra


Antes de Cristo toda la adoración estaba descrita mediante tipos o símbolos, a manera de Señales de parte de Jehova, de Dios, del Padre.


El arca era el símbolo de la presencia de Dios en medio del pueblo, y era considerada como el trono terrenal de Dios. 


Era el Arca el recuerdo de que Dios está cercano para ayudar, y digno de que estemos delante de él con reverencia y sobrecogimiento. 


Esa es la razón por la que David anhelaba traer el arca. 


David buscó 30,000 hombres para escoltar el arca hasta Jerusalén. 


Mientras esto ocurre hubo una muerte que detuvo la celebración y ante el temor David dejó el Arca en la casa de Obed-Edom.


“pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza.”

1ª. Crónicas 15: 13


Obed-Edom sabía lo que el Arca había causado en los filisteos, sabía lo que había acontecido con Uzá por tocarla y se dio cuenta que David tenía miedo de seguir adelante con ella, sin embargo, le abrió de par a par las puertas de su casa sin temor alguno. 


Es que sabemos de lo que es capaz en hacer nuestro Dios. 


Es que quien no trata con respeto las cosas de Dios trae muerte, pero quien la trata con reverencia trae vida para sí. 


Quien acoge la presencia de Dios jamás pierde. 


Quien recibe a Dios en su familia tiene la bendición de caminar en bendición. 


Es peligroso jugar con las cosas sagradas. 


No juegue con su familia que también es sagrada.


Amados, el arca del pacto era el símbolo más importante de la Fe hebrea. 

Se ubicaba en el lugar santísimo y representaba la presencia divina en medio del pueblo para proporcionar fe, sustento y poder a Israel. 

Saúl la sacó de aquel sitio y la comenzó a llevar a la guerra para asegurar la victoria; sin embargo, los filisteos la tomaron como botín y la llevaron como trofeo al templo del dios Dagón. 

La consecuencia de tal sacrilegio fue el juicio de Dios sobre los filisteos y su divinidad inútil.

Israel estuvo sin el arca bastante tiempo. 

Al llegar David buscó traerla de nuevo a Jerusalén. 

Una tragedia sucedió en el camino y murió un varón en el trayecto (2 Samuel 6:6, 7). 

El temor cayó sobre el pueblo y el rey, y no completaron el viaje. 

Mientras se decidía qué hacer, el arca se llevó a casa de un levita de nombre Obed-edom (2 Samuel 6:8–10). 

Al paso de los meses corrió la noticia de que en ese hogar se manifestaba una prosperidad especial (2 Samuel 6:11, 12). 

Al escudriñar y Discernir las formas en las que la casa es bendecida cuando la presencia de Dios reposa en ella.

1. La presencia de Dios bendice el hogar cambiando el ambiente espiritual

Obed-edom era un levita que tenía una casa común hasta que llegó el arca. 

El juicio sobre Uza, de seguro produjo temor de Dios en los miembros de la familia. 

El arca les recordaba que el Señor estaba allí, por lo que seguramente las personas empezaron a reverenciar a Jehová en el lugar. 

Cambiaron las reglas de conducta y se aplicó más cuidado en las palabras y las acciones, porque tenían mayor conciencia de que el Altísimo los observaba a cada instante. 

En el trato entre esposos, o padres e hijos, incluso entre los trabajadores de la casa se notó una diferencia provocada por el conocimiento de la cercanía de la gloria celestial.

El símbolo de la presencia divina ya no existe, pero la realidad de que Dios está siempre presente es innegable. 

El Salvador del mundo prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. 

Pablo afirma que Cristo habita por la fe en nuestros corazones. 

Jesús habló del Espíritu Santo morando con nosotros permanentemente. 

Es necesario que invoquemos a diario el nombre del Señor en nuestro hogar, que fluyan en casa la alabanza y la adoración, que en las recámaras, la cocina, el comedor y el patio alguna voz publique la gloria del Padre celestial. 

De modo que el mover y la percepción del Espíritu Santo nos sea manifiesto. Que Jesucristo sea rey soberano de nuestra familia.

2. La presencia de Dios bendice a las familias prosperando a la familia entera

El Señor bendijo al hombre y a la familia que recibió el arca en su casa. 

Esa bendición fue notoria a la comunidad. En tres meses ocurrió un cambio drástico. 

El ambiente era especial y en las propiedades hubo fruto y bonanza. 

Los campos del varón fueron fértiles, los ganados productivos, todo se incrementó. 

Jehová estaba contento con quienes lo recibieron con amor y reverencia. 

A Uza lo mató y sobre su hogar vino desgracia por irreverente, pero a Obed-edom le iba bien. 

La Biblia dice que bendijo su casa y todo lo que tenía (2 Samuel 6:11). 

La presencia de Dios en ese lugar trajo grandes beneficios. 

El Señor recompensó la fidelidad de ese hogar.

“El Todopoderoso Bendice especialmente a las familias que abren las puertas a su divina presencia.”

Ps. Jorge Macías Benítez

En cada hogar que se recibe con amor y reverencia al Señor las bendiciones económicas y materiales se derraman. 

No buscamos a Dios para que nos prospere, pero el éxito y la prosperidad son una consecuencia de honrar al Eterno. 

Es importante y necesario que le demos honra y gloria a Jehová en nuestra casa. 

Que lo hagamos sentirse a gusto y esté contento con el trato que le damos. 

Que le demos el primer lugar en todo. 

De repente – como lo dice Su Palabra en el Nuevo testamento - nos vendrán toda clase de Bendiciones. 

Padres e hijos contaremos con el apoyo divino en todo proyecto que emprendamos, nos volveremos productivos y prósperos. 

La presencia de Dios en nosotros hace la diferencia.

3. La presencia de Dios hace que la bendición en la familia sea testimonio atractivo para otros.

Al principio nadie quería el arca porque la relacionaban con juicio y muerte (6:6–9). 

No obstante, la bendición divina sobre la familia de Obed-edom hizo que la perspectiva cambiara. 

Los que vieron el favor del Señor sobre la casa del levita llevaron la noticia al rey de todos los bienes que ellos disfrutaban a causa de la presencia de Jehová. 

David vió en Discernimiento de Dios que esa prosperidad se necesitaba en todos los hogares de Israel, y se consagró a la tarea de regresar el arca a Jerusalén. 

Preguntaron a Obed-edom qué había hecho para evitar la ira de Dios y obtener la gracia, y prepararon el retorno.


Conclusión


Amados, muchas ocasiones atravesamos problemas familiares y probamos amargura; aunque, ninguna crisis es eterna cuando la presencia de Dios llega a nuestro hogar. 


Si el Señor es bien recibido en casa se producirán cambios para bien. 


Su Gracia nos llevará por el camino de paz, de triunfo y de esperanza. 


Será tan fuerte la bendición que los demás parientes y vecinos se darán cuenta de que el Todopoderoso está con nosotros. 


El bien y la misericordia nos seguirán todos los días. 


Probaremos el sabor del Victoria y el Gozo del Señor, como resultado de la bienhechora presencia divina. 


Tendremos no sólo un testimonio de salvación, sino de prosperidad. 


Nuestra situación espiritual, emocional, física y material – al final y como consecuencia de nuestra comunión con Dios -  será completamente transformada. 


Por nuestro Testimonio, otras personas anhelarán la bendición y tendremos oportunidad de testificar que todo lo que somos y tenemos es gracias a que el Eterno nos cobija. 


Entonces el evangelio de Cristo alcanzará nuevos hogares a través de nosotros.


Luchemos por la familia que el Señor nos ha dado. Intercedamos por los de nuestra sangre sin desmayar; demos el mejor testimonio de Cristo para que sean ganados por la palabra o por la conducta. Busquemos con fuego en nuestro corazón, en Su Espíritu, la salvación de los nuestros a toda costa. Sacrifiquemos lo necesario para que lleguen al Conocimiento de la verdad. 

Que nuestra luz resplandezca en la casa de nuestros padres y hermanos con toda su fuerza para que las tinieblas no tengan cabida.


Oremos


¡Dios los Bendice! Ps. Jorge Macías Benítez.


miércoles, 27 de enero de 2021

#A269 Fe que Sana

Nueva Serie: Tras las Pisadas de Jesús


#A269 Fe que Sana



 



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Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


La semana pasada el Señor nos Ministró fundamentando en el capítulo 10 de Marcos versículos 46 al 52, que nos dice:


“46 Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50 Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.”


Hoy y en esta Serie, “Tras las pisadas de Jesús”, nos habla desde otra perspectiva y en referencia a la enfermedad de Ezequías; es uno de esos pasajes que nos muestra, con mucha claridad, el poder y la efectividad tanto de la fe, como de la oración.

Amados, Ezequías usó como gran argumento en su favor el haber andado rectamente delante de Dios y, sin lugar a dudas, la obediencia es poderosa delante de Dios, pero hoy nuestro mayor argumento es Cristo.

Podemos acercarnos a Dios sabiendo que Él nos oye, aun cuando hayamos pecado, porque Cristo es nuestra garantía tanto de ser oídos, como de ser atendidos.

Ezequías no sólo sanó, recibió una señal impresionante como garantía. 

Vamos a nuestro fundamento en esta Ministración:

“1  En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. 2Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová y dijo: 3 Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro. 4 Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5 Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová. 6 Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. 7 Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola, la pusieron sobre la llaga, y sanó.

8 Y Ezequías había dicho a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará, y que subiré a la casa de Jehová al tercer día? 9 Respondió Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, de que hará Jehová esto que ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados? 10 Y Ezequías respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrás diez grados. 11 Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados que había descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás.”

2ª. Reyes 20: 1-11


¡Vaya Señal que Dios hizo, manifestando en la Oración de Su Profeta Isaías!

Amados, nuestra señal, en cambio, colgó de una cruz dos mil años atrás. 

Nosotros no necesitamos señales hoy; en todo caso lo que  necesitamos es creer que lo que Dios hizo antes también lo hará hoy.

¿Qué oración estás presentando a Dios últimamente?

Si Él respondiera con un "sí" a tu última oración, ¿cuántas personas serían beneficiadas?

¿Es tu oración guiada a ser individual, centrada en ti solamente?


El título del mensaje y Ministración del Señor hoy es:


Fe que Sana


Oración

Sanidad y Pecado


Profundicemos un poco más.


Observemos lo que dice Lucas.

“Mientras Jesús seguía camino a Jerusalén, llegó a la frontera entre Galilea y Samaria. Al entrar en una aldea, diez leprosos se quedaron a la distancia, gritando:

—¡Jesús! ¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros!

Jesús los miró y dijo:

—Vayan y preséntense a los sacerdotes.

Y, mientras ellos iban, quedaron limpios de la lepra.

Uno de ellos, cuando vio que estaba sano, volvió a Jesús, y exclamó: «¡Alaben a Dios!». Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano.

Jesús preguntó: «¿No sané a diez hombres? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Ninguno volvió para darle gloria a Dios excepto este extranjero?». Y Jesús le dijo al hombre: «Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado».”

Lucas 17:11-19 (NTV)

Que impactante pasaje, vaya que si.  La lepra en la época de Jesús era una enfermedad incurable; la lepra es una enfermedad que hace que la gente pierda partes de su cuerpo. En ese entonces era considerada una enfermedad que, más que ninguna otra, era señal del desagrado o rechazo a Dios. Es por ello que Jesucristo, que vino a quitar el pecado del mundo, puso especial empeño en sanar a los leprosos que se cruzaban en su camino.

Nadie se quería acercar a una persona leprosa por temor a ser contagiado; la lepra no solo causaba dolor físico sino también un dolor espiritual y emocional para quien la padecía, por el rechazo que causaba hacia las demás personas. La lepra era lo peor que a alguien le podía pasar.

Los diez leprosos clamaron misericordia; la misericordia significa compasión no merecida. A diferencia del resto de la gente, Jesús no rechazó a los leprosos sino que se acercó a ellos. Cuando una persona está lejos de Dios pero clama misericordia, el Señor los escucha. No existe poder humano que pueda ayudarnos a superar la crisis de nuestro espíritu y de nuestra alma cuando nuestra relación con Dios ha sido distante. Lo solución para nuestro distanciamiento con Dios es precisamente que nos acerquemos a ÉL y que clamemos a Su misericordia.

Estos leprosos eran de la religión judía y su religión nunca los salvó de la lepra. Estos hombres decidieron salir de la resignación que les brindaba su religión, para entrar en el verdadero mover de Dios.

Reflexionemos:

“El perdón nos da una esperanza de vida; la obediencia nos limpia de la lepra espiritual que en ocasiones padecemos, pero lo más importante de todo, es ser agradecido con Dios. Muchos no valoramos el milagro de vida que somos como creación de Dios; por el contrario, lo destruimos con toda la inmundicia que nos ofrece el mundo.  

Así es. Dios no nos dio pulmones para que los llenemos de tabaco y nicotina. 

ÉL no nos dio el hígado para destruirlo con el alcohol. Dios nos dio la vida para que la disfrutemos.”

Seamos agradecidos


El ser agradecido no solo se manifiesta con palabras sino también con acciones. Necesitamos ser agradecido con nuestros padres (papá y mamá). 

Habemos muchas personas ingratas en el mundo que no sabemos valorar lo que Dios nos ha dado.

Si en algún momento hemos pensado que Jesús ve igual tanto a las personas agradecidas como las que no lo son, estamos equivocados.  La Palabra dice que Jesús preguntó por los otros nueve leprosos.  Jesucristo puso en contraste la actitud de gratitud del que regresó con ÉL con la ingratitud de los que habían compartido con Él el mismo favor y que no regresaron.

Es impresionante el privilegio que todos tenemos, sin excepción, de contar con el favor de Jesús. ¡Fueron diez los que fueron limpiados!

Es lamentable como respondemos nosotros a los favores de Cristo.  ¡Solo uno valoró el milagro de sanidad que trajo Jesús a su vida!

La ingratitud es un pecado muy común. 

De los muchos que somos beneficiarios de la misericordia de Dios, hay pocos, muy pocos, que se muestran agradecidos a Dios.  ¿Y cuántas veces demuestran ser más agradecidos aquellos de quienes menos se esperaba? 

No pasemos por alto que solo volvió uno de Samaria a dar las gracias, mientras que los otros nueve de Judea olvidaron agradecer a Jesús el favor recibido.

¿Cómo animó Cristo a este samaritano agradecido? 

Los otros recibieron sanidad y no les fue revocada, pero la sanidad del samaritano quedó especialmente confirmada cuando Jesús le dijo: “Tu fe te ha sanado”.

Lo anterior solo confirma una cosa:

Que Jesucristo, más que esperar agradecimiento por parte de nosotros, lo que realmente espera es que tengamos fe en ÉL, porque el verdadero y más grande acto de agradecimiento que podemos tener hacia Dios nuestro Señor es creer en Jesucristo Su Hijo, quien fue crucificado para el perdón de todos nuestros pecados.

¡Donde está nuestra fe, ahí está nuestro agradecimiento!

Dios de lo Sobrenatural


Podemos descansar seguros en la fe de que Dios, que es el Dios de lo Sobrenatural, escucha nuestras oraciones. 


Él es un Dios todopoderoso – ni siquiera un gorrión cae a tierra sin su voluntad.


Un hombre que había estado enfermo por treinta y ocho años tomó su lecho y se fue como un hombre sano. (Juan 5: 1-17)


Jesús puso sus dedos en los oídos de un hombre que era sordo y tartamudo. Suspiró y dijo: "¡Sé abierto!", y se abrieron sus oídos y pudo hablar con claridad. (Marcos 7: 32-35)


Pedro le dijo a un hombre que hacía ocho años estaba paralítico: 


"¡Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama!"


Entonces se levantó de inmediato. (Hechos 9: 32-35)


"Se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo… y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres." 

Hechos 5: 12-15


Hay muchos ejemplos de sanidad sobrenatural en la Biblia. 


Ahora, ¿son estos milagros sólo una cosa del pasado? ¿Sana Dios la enfermedad de las personas? ¿Qué dice la Biblia en realidad sobre la sanación?

Fe en un Dios Todopoderoso

En los primeros días del cristianismo, cuando la Iglesia estaba empezando a construirse, Dios usó milagros como estos para edificar la fe. 


El denominador común en todos estos milagros radica en una palabra. Fe. 


Ninguna sanación puede llevarse a cabo sin fe en Dios, que es todopoderoso para salvar. (Sofonías 3:17) 


Jesús dijo a la mujer que tocó el borde de su manto para ser sanada: 


"¡Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote!" 

Marcos 5: 34


Dios es igual de poderoso para sanar en el tiempo que vivimos ahora. 


"Porque yo Jehová no cambio."

Malaquías 3:6.


Por medio de Él está disponible el mismo poder como en el pasado.



Una conciencia pura delante de Dios


Amados, Santiago escribe: 


"¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho."

Santiago 5:14-16.


"Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados."


Deja que la luz de Dios brille sobre tu vida. 


Tú sabes si estás en pureza frente Dios, o si conscientemente ocultas algo por lo que no estás dispuesto a darte por vencido. 


No puede haber sanación si hay algún pecado oculto. Reconocer el propio pecado y arrepentirse del pecado puede traer sanación. 


No está escrito que confesar el pecado garantiza sanidad. Tampoco que la confesión es un requisito previo para la sanación. 


Si hay algo que se interpone en tu relación con Dios, algo que impide a tu espíritu ser puro, entonces debe ser eliminado. 


Amados, esto es tan cierto y relevante para el que tiene salud perfecta como para el que está enfermo.


La enfermedad, sin embargo, jamás es un motivo para acusar a alguien por ser injusto, menos a uno mismo. 


Esto incluye tanto trastornos físicos como mentales. 


Puedes desgastarte con la pregunta: 


¿Por qué Dios me castiga de esta forma? 

¿Qué estoy haciendo mal?


Si eres honesto contigo mismo, si te purificas a ti mismo, y si ordenas tus asuntos, entonces todo estará bien.


Dios escucha nuestra Oración


Amados, Dios nos responde cuando oramos. 


Como seres humanos tenemos que estar reconciliados con el hecho de que no siempre Dios contestará nuestras oraciones de la forma que esperamos. 


En los versos está escrito: "La oración de fe salvará al enfermo." 


La enfermedad nos puede llevar a todo tipo de tentaciones – impaciencia, intranquilidad, ansiedad, quejas, etc. 


Si utilizamos estas oportunidades para ser salvos de estos pecados, entonces Dios puede hacer una obra en nosotros que no necesariamente se hubiera  llevado a cabo estando sanos. 


Las pruebas que experimentamos pueden fortalecer nuestra relación con Dios; ¡de este modo somos salvos! 


Salvos del pecado que está en toda la humanidad y que es la mayor enfermedad de todas.


Tenemos un Dios que escucha nuestras oraciones, y que no es indiferente con nosotros. 


¡Continúa en la fe! ¡Cree en el Dios de los milagros! ¡Cree en el Dios de lo Sobrenatural!


Has sido obediente a lo que está escrito en la carta de Santiago, y las oraciones de fe son ante el rostro de Dios. 


Él toma estas oraciones en consideración. Pueden remecer el corazón de Dios. 


Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros. 


Él escucha, y pone atención, y en el tiempo justo obra. 


Tenemos un Dios que escucha nuestras oraciones, y que no es indiferente con nosotros.


En ocasiones la sanación puede ser instantánea. 


De las puertas de la muerte a la  plena salud, en un abrir y cerrar de ojos. 


En otras ocasiones uno ni siquiera alcanza a darse cuenta que la flecha ha comenzado a dar la vuelta desde la enfermedad a la salud. 


Algunas veces se lleva a cabo un "milagro" por medio de las manos del médico. 


Pero jamás dudes que Dios ha escuchado tus oraciones. "La oración eficaz del justo puede mucho." ¡Continúa en la fe! ¡Cree en el Dios de los milagros!


Regresando a la historia de Ezequías en 2ª. Reyes 20. 


Estaba enfermo, y pronto a morir. 


El profeta Isaías fue con él y le dijo: 


"Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás." Pero Ezequías oró a Dios, y Dios envió a Isaías de vuelta a Ezequías con el mensaje: "Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano… Y añadiré a tus días quince años."


El plan de Dios era que Ezequías muriera, pero sus oraciones conmovieron el corazón de Dios.


Conclusión


Podemos aprender a confiar en Dios en tal grado que estamos en perfecta paz en Él. 


Dios es  poderoso para salvarnos. 


De la enfermedad y del pecado, que es la mayor enfermedad de todas.


Cree que en las manos de Dios todo está como debe ser. 


En enfermedad y salud, esfuérzate en seguir las pisadas de Jesús, y vence sobre el pecado. 


Utiliza las situaciones que Dios ha dado para ser transformado en la imagen de su Hijo. (Romanos 8:29) 


¡Y cuando llegue el momento de volver a casa para estar con Dios, entonces te regocijarás! 


No es una muerte eterna. 


¡Es una vida eterna con el Señor!



Oremos


¡Dios los Bendice!


Ps. Jorge Macías Benítez