domingo, 7 de junio de 2020

#A239 La Sangre del Pacto

Serie: Tiempo de Transformación

 

#A239 La Sangre del Pacto

 

 

 

 

 

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Introducción

 

A partir de un sermón predicado la mañana del Domingo 2 de Agosto, 1874

por Charles Haddon Spurgeon y fundamento en Hebreos 13

en el Tabernáculo Metropolitano, Newington, Londres.

 

Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!

 

Amados en Cristo, queridos amigos, esta mañana del domingo 7 de junio del 2020, el Señor nos va a Ministrar al respecto de la Oración y la actitud de nosotros Sus Hijos e Hijas al respecto de ella.

 

Nuestro fundamento en Su Palabra lo encontramos en la carta de Pablo a los Hebreos:

 

"Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén."
Hebreos 13: 20-21

 

Amados, nosotros debemos estar preparados para hacer lo mismo que pedimos que hagan los demás.

 

El mandato de Dios no es efectivo a menos que vaya seguido del ejemplo.

 

El apóstol había exhortado a los creyentes hebreos para que oraran por él con las palabras, "Orad por nosotros;" y luego, como para mostrar que él no les estaba pidiendo algo que él mismo no estuviera dispuesto a dar, pronuncia esa extraordinaria oración por ellos.

 

Quien puede pedir con toda confianza a su congregación: "Orad por nosotros," es el que ora con toda su alma y con toda vehemencia, por esa congregación.


La oración del apóstol, como podemos observar, está teñida del tema sobre el cual había estado escribiendo.

 

Esta Epístola a los Hebreos está llena de distinciones entre el antiguo pacto y el nuevo; su esencia es demostrar que el pacto antiguo era únicamente un tipo de la dispensación, esto es la excepción permanente que lo siguió.

 

Únicamente tenía la sombra y no la misma imagen de las cosas celestiales.

 

Amados, el tema del apóstol había sido el pacto y cuando oró, todos sus vestidos exhalaban mirra, áloe y casia, perfumes a los que sus meditaciones lo habían conducido.

 

Esta mañana, el Señor nos va a Ministrar con ese mismo aceite con este mensaje cuyo título es:

 

La Sangre del Pacto

 

Oremos

 

 

Teje tu Oración

 

Amados en Cristo, queridos amigos, conforme a la naturaleza de sus pensamientos, así era la expresión de sus deseos.

 

Pablo, tejió en la textura de su oración las meditaciones y reflexiones de su corazón.

 

Este es un método muy correcto, especialmente cuando la oración es pública, pues asegura la variedad, ayuda a otras personas a estar unidas con nosotros, y tiende a la edificación; de hecho, así como las abejas recogen la miel de muchas flores, y la miel tiene a menudo el sabor del tomillo silvestre o de alguna otra flor especial que abunda en la región de la cual recogen sus mieles, así nuestra alma acopia de todas las fuentes, provisiones exquisitas de la miel de la devoción.

 

Ahora, aquella en la que se detiene más tiempo en sus meditaciones, proporciona un sabor prevaleciente y un matiz para la expresión y el espíritu de su oración.

 

Amados, no importa como lo hagan los demás; tu Oración es primero eso, TUYA, ÚNICA y no importa ni se compara con la de los demás.

 

¡A Dios no le importa!

 

¿Qué era más natural que el mensaje sobre el pacto, fuera seguido por esta oración basada en el pacto: "Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad"?

 

Escucha Amado, el tema de la Epístola a los Hebreos es profundo, pues avanza desde los rudimentos superficiales hacia esas verdades subyacentes que son más misteriosas y profundas que solo se encuentra profundizando, indagando, orando, reflexionando, meditando, discirniendo.

 

Sin duda Hebreos es un libro para las clases superiores en la escuela de Cristo; y de aquí que esta oración no sea para los bebés espirituales, sino para siervos, hijos/hijas de Dios de entendimiento.

 

Amados, queridos amigos, nadie podríamos decir a todos los santos, "Vosotros, pues, oraréis así," pues ni sabríamos lo que estaríamos pidiendo.

 

Sin importar de quien se trate, todos tenemos necesidad de comenzar con algo más simple, tal como "Padre nuestro que estás en los cielos," que se adecua de igual manera a todos los creyentes.



“Los varones maduros espiritualmente, se alimentan de alimento sólido, profundizan en pensamientos sublimes y entonces surgen oraciones poderosas.”

Ps. Jorge Macías Benítez

 

Así como podemos admirar la simplicidad en las oraciones de los niños pequeños, y la vivacidad en la oración de los jóvenes, así en la oración de alguien que se ha convertido en un padre en Cristo y se alimenta del pacto de la Gracia, nos gozamos en su profundidad, su alcance, y su elevación.

 

En el Amor del Señor, hoy les invito a quienes quieren entender, Discernir las cosas profundas de Dios, ¡Clamen por la ayuda del Espíritu Santo, mientras seguimos al apóstol en esta oración del pacto, una oración de la cual el testamento es el hilo conductor, la sustancia y el argumento!

 

Participa del Pacto de la Gracia


Amados en Cristo, queridos amigos, voy a comenzar observando, en primer lugar, LOS NOMBRES DE LOS PARTICIPANTES DEL PACTO que usa el apóstol.

 

Él llama al siempre bendito Padre "el Dios de paz;" y al Redentor que ha asumido el otro lado del pacto, le da el título de, "Nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas."

 

Queridos amigos, todos los que hemos creído en el Señor Jesucristo estamos en Cristo, y Él es nuestra Cabeza y Representante, nuestro Pastor y Defensor.

 

Él hizo un pacto con el Padre a favor nuestro sobre este asunto, que habiendo pecado nosotros, debe recompensarse plenamente la justicia lesionada, y la ley de Dios debe ser honrada en su totalidad; el Padre por Su parte estipula otorgarnos todo el perdón, la aceptación, la adopción, y la vida eterna.

 

Ahora, el pacto ha sido cumplido por parte de Cristo.

 

El texto nos asegura eso, pues Jesús, de conformidad a Su promesa, derramó Su sangre, y ahora al compromiso sólo le falta el cumplimiento por parte del Padre Eterno, y bajo ese aspecto del Pacto, el apóstol llama al Padre, "el Dios de paz."

 

¡Cuán precioso nombre!

 

Él es el Dios de venganza; para los pecadores, Él es el tres veces Santo Dios, terrible fuera de Sus santos lugares.

 

Isaías 32: 1-7 nos dice:

 

1 He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. 2 Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa. 3 No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos. 4 Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente. 5 El ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido. 6 Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento. 7 Las armas del tramposo son malas; trama intrigas inicuas para enredar a los simples con palabras mentirosas, y para hablar en juicio contra el pobre. 8Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado.

 

Amados, nuestro Dios es un fuego que consume, es un Rey de Justicia; sin embargo para nosotros, viendo que el acuerdo ha sido cumplido de nuestro lado por nuestro grandioso Representante y Cabeza, Él es únicamente "el Dios de paz."

 

Amado… ¡si tú Cristiano!, Escucha, todo es paz entre tú y Dios; no hay ningún terreno de contienda que permanezca del pasado, ni ningún temor que se levante alguno nuevo.

 

¡El Pacto Eterno garantiza la paz eterna!

 

Nuestro Padre, Cristo, mi Dulce Espíritu Santo, no es el Dios de una tregua falsa, no es el Dios de un olvido parcial de agravios que permanecen sin perdón, sino el Dios de paz en el sentido más profundo; Él mismo está en paz, pues ¡hay una paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento!

 

Es más, por razón de Su misericordia, Su pueblo es conducido a gozar de paz de conciencia en ellos mismos, pues sentimos que Dios se ha reconciliado con nosotros, nuestros corazones descansan en Él, nuestros pecados que nos separaban han sido quitados, y el amor perfecto ha arrojado fuera el miedo que atormenta.

 

Reflexión

 

Oh Amados, en tanto el Señor está en paz Consigo mismo, tú eres llevado a gozar de paz interior por medio de Él, y Él también está en paz contigo, pues Él te ama con un amor inescrutable; Él no ve otra cosa en ti excepto aquello en lo que Se deleita, pues por el pacto Él no te ve como eres en ti mismo, sino en tu Cabeza que es Cristo Jesús.

 

Para el ojo de Dios no hay ninguna vista en el universo tan amable como Su propio amado Hijo, y Su pueblo en Su Hijo.

 

Hay suficiente belleza en Jesús para hacerlo olvidar nuestras deformidades, hay suficientes méritos en Jesús para cubrir nuestros deméritos, y hay suficiente eficacia en la sangre expiatoria de nuestro grandioso Sumo Sacerdote, para lavar todas nuestras transgresiones.

 

¡Amen!

 

Amados, Dios está en paz con nosotros, declara que nunca estará airado con nosotros ni nos va a reprender, y nosotros nos gozamos en Él, nos deleitamos en Su ley, y vivimos para Su gloria.

 

Ahora, a partir de este momento, en cada hora de angustia, miremos al Señor bajo este nombre alentador: "el Dios de paz," porque el pacto lo revela como tal.

 

El Sello del Pacto

 

"Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno."

Hebreos 13:20

 

Amados en Cristo, queridos amigos, el Sello del Pacto es la sangre de Jesús.

 

En tiempos antiguos, cuando los hombres hacían pactos entre sí, ellos generalmente utilizaban alguna ceremonia para ligar la negociación, por así decirlo.

 

Ahora, bajo la antigua dispensación de perdón, los pactos con Dios eran siempre confirmados con sangre para cubrir – nunca eliminar – los pecados.

 

Tan pronto como era derramada la sangre y la víctima moría, el acuerdo alcanzado era establecido.

 

Ahora, cuando nuestro Padre celestial hizo un pacto con Jesucristo a favor nuestro, ese pacto fue verdadero y firme, "conforme a las misericordias firmes a David,", dice la Palabra de Dios; no obstante, para hacer que permanezca firme debe haber sangre.

 

La sangre ordenada para Sellar el Pacto no era sangre de toros ni de machos cabríos, sino la ¡Sangre del mismo Hijo de Dios!

 

Esto ha hecho ese Pacto tan firme y obligatorio, que es más fácil que pasen el cielo y la tierra a que falle una tilde de él.

Dios SIEMPRE guarda Sus propias promesas. Él NUNCA falla u omite.

 

Él es un Dios libre, pero Él se obliga a Sí mismo; por 2 cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, Él se ha obligado a Sí mismo a dar las bendiciones del pacto al rebaño representado por el grandioso Pastor.

 

Hermanos, ustedes y yo como Varones Maduros, nos obligamos por medio de nuestra palabra; ¡ese ES el Diseño de Dios!

 

Meditemos en ello.

 

Si hacemos un juramento, y yo espero que no lo hagamos a la ligera, ciertamente nos sentiríamos doblemente obligados por él; y si hubiéramos vivido en los tiempos antiguos, y la sangre hubiera sido derramada sobre un acuerdo al que hubiéramos llegado, habríamos considerado ese signo solemne y no habríamos soñado en arrepentirnos del pacto.

 

Amados, no olvidemos ni por un momento que en nuestro caso, la sangre de Cristo dio testimonio – hizo juramento - no sólo confirmando el pacto, sino que realmente lo cumplió; la estipulación del compromiso era de esta manera:

 

Cristo debía sufrir por nuestros pecados y honrar la ley divina.

 

Cristo, guardó la ley con Su propia vida y fue necesario para el cumplimiento completo del pacto por parte Suya, que su obediencia hasta la muerte y muerte de cruz.

 

El derramamiento de Su sangre, por lo tanto, fue el cumplimiento de Su Obediencia prometida hasta el extremo.

 

De hecho, fue el cumplimiento verdadero del Pacto, por parte de Cristo, a favor nuestro; de tal forma que ahora, todo el compromiso debe permanecer firme, puesto que aquello de lo que dependía está consumado para siempre.

 

Cumplimiento del Pacto

 

"Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno."

Hebreos 13:20

 

Amados,  Jesucristo ha sido resucitado de los muertos por medio de la sangre del pacto.

 

Aquí está la historia.

 

Él hizo el pacto a favor nuestro; Él cargó con nuestro pecado, y Se comprometió a sufrir por ese pecado.

 

Habiendo sido crucificado, Él entregó Su vida, y de la cruz fue llevado al sepulcro, y allí estuvo en vil cautividad.

 

Ahora, era parte del compromiso del lado de Dios el Padre, que Él no abandonaría el alma de Cristo en el Seol, ni permitiría que Su Santo viera corrupción; este acuerdo ha sido guardado fielmente.

 

Cristo nos representó en la cruz a todos los que creemos en Él.

 

De hecho, nosotros fuimos crucificados en Él; Jesús también nos representó en el sepulcro, pues hemos sido enterrados con Él.

 

Todo lo que le pasó a Él, le pasó también al rebaño.

 

Ahora :

 

·      ¿Qué le ocurrirá al cuerpo de Jesús?

·      ¿Mantendrá Dios Su pacto?

·      ¿Se comerá el gusano ese cuerpo hermoso, o desafiará la corrupción?

·      ¿Acaso sucederá que Quien descendió al seno de la tierra nunca regrese?

 

Espere, ¡Ya pasó la tercera mañana!

 

El tiempo prometido pasó.

 

Todavía ningún gusano se ha atrevido a alimentarse de esa forma semejante a Dios, y sin embargo yace entre los muertos; pero en la tercera mañana, el que dormía despertó como uno que ha sido refrescado por el sueño.

 

Él se levantó.

 

La piedra fué removida.

 

Los ángeles lo escoltaron en libertad.

 

Él Salió al aire libre del huerto, y habló a sus discípulos.

 

Jesús que se desangró, dejó a los muertos para no morir más.

 

Él esperó durante cuarenta días para permitir que Sus amigos vieran que realmente había resucitado, pero tuvo que elevarse más alto aún para ser llevado plenamente de regreso a sus honores anteriores.

 

¿Le sería fiel Dios y lo ascendería de regreso todo el tramo que tuvo que descender?

 

Sí, pues en el Monte de los Olivos, cuando se cumple el tiempo, Él comienza a ascender; cortando el aire que le rodeaba, Él se remonta desde el grupo de discípulos que le adoraban, hasta que una nube lo recibe.

 

¿Pero se remontará completamente hasta el punto desde el cual descendió?

 

¿Acaso obtendrá Él, en Su propia persona, una recuperación total para Su iglesia de toda la ruina de la caída?


¡Ah, véanlo cuando entra por las puertas que son de perlas!

 

¡Cómo es bienvenido por el Padre!

 

Vean cómo se eleva y se sienta en el trono del Padre, pues Dios lo ha exaltado también a lo sumo, y le ha dado un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla.

 

Conclusión

 

Amados, las ovejas nunca están lejos de ese grandioso Pastor de las ovejas, ellas siempre están en Su mano, y ninguna es arrebatada de allí.

 

En la tierra estuvieron con Él, y han sido resucitadas con Él.

 

Si Jesús hubiera permanecido en el sepulcro, todas Sus ovejas habrían perecido; pero cuando el Padre lo resucitó por la sangre, también nos resucitó por la sangre, y dio a nuestras almas la esperanza viva que nunca morirán, y a nuestros cuerpos la esperanza de la resurrección.

 

Jesús está en el cielo como nuestro representante, y Su rebaño lo sigue.

 Yo quisiera que ustedes pudieran visualizar las colinas del cielo levantándose desde estas tierras bajas.

 

Nosotros nos estamos alimentando aquí por un rato bajo Su ojo protector, y por allá hay un río que corre al pie de las colinas celestiales, que nos separa de los pastos del cielo.


Uno a uno, nuestros seres queridos están siendo llamados por la voz del Buen Pastor para que atraviesen la corriente, y ellos cruzan el río a Su llamado con
Gozo, de tal forma que se puede ver una larga fila de Sus ovejas pasando la corriente y subiendo por la colina donde se encuentra el Pastor que las recibe.

 

Esta línea une al rebaño que está arriba con el que está abajo, formando de esta manera un solo grupo.

 

¿Acaso no ven que continuamente están subiendo a Él, pasando nuevamente bajo la mano de aquél que les dice que sean alimentadas por el Cordero y que reposen para siempre allí donde los lobos no pueden llegar nunca?


Amados, un único rebaño está en este momento con su Pastor, pues para Él es una sola pastura, aunque a nosotros nos parezca dividida por el torrente del Jordán.

 

Cada una de las ovejas está marcada con la sangre del pacto eterno; cada una de ellas ha sido preservada, porque Jesús vivió; y así como Él fue resucitado de los muertos por la sangre, lo mismo debe ocurrir con ellas, pues eso establece el pacto.

Queridos amigos, recuerden entonces que el castigo del rebaño fue soportado por el Pastor, que el rebaño murió en el Pastor, y que el rebaño vive ahora porque el Pastor vive; que la vida de ese rebaño es por consiguiente una nueva vida; que Él traerá a todas Sus ovejas que todavía no han sido llamadas, sacándolas de su muerte en el pecado, así como Él ha sido resucitado de Su propia muerte; que Él conducirá hacia delante y hacia arriba a quienes son llamados, de la misma forma que Él fue hacia delante y hacia arriba del sepulcro al trono; que Él los preservará a todos a lo largo de todo su camino, así como Él fue preservado por la sangre del pacto eterno; y que Él los perfeccionará así como Él es perfecto.

 

¡De la misma manera como el Dios de paz ha glorificado a Su Hijo, así también Él traerá a todos Sus elegidos a la gloria eterna con Él!

 

Oremos

 

¡Dios los Bendice!

 

Ps. Jorge Macías Benítez

 

 

domingo, 31 de mayo de 2020

#A238 ¿Para que Ser Siervo de Dios?

Serie: Tiempo de Transformación

 

#A238 ¿Para que Ser Siervo de Dios?

 

 

 

 

 

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Introducción

 

FUNDAMENTO DE UN SERMÓN PREDICADO LA MAÑANA DEL DOMINGO 6 DE JUNIO DE 1880, POR CHARLES HADDON SPURGEON, EN EL TABERNÁCULO METROPOLITANO, NEWINGTON, LONDRES.

 

 

Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!

 

Amados en Cristo, queridos amigos, esta mañana del domingo 31 de mayo del 2020, el Señor nos va a Ministrar en relación con el tipo de relación que Dios ha diseñado para que tengamos con Él.

 

Escucha, hay un estrecho margen entre la indiferencia y la mórbida sensibilidad. De hecho, algunas personas no parecen sentir ninguna santo anhelo e incluso esconden el talento de su Señor en la tierra, lo dejan allí y se quedan complacidos y sintiéndose a sus anchas sin experimentar la más mínima tristeza o remordimiento.

 

Algunos otros profesan estar tan ansiosos de actuar correctamente que llegan a la conclusión de que nunca podrán lograrlo, y experimentan un horror de Dios y ven Su servicio como un trabajo fatigoso, y a Él mismo lo consideran un patron duro, aunque tal vez nunca lo digan.

 

Entre estas dos líneas hay un camino, estrecho como el filo de una navaja, que sólo podemos recorrer con la ayuda de la Gracia de Dios; ese camino, está libre de negligencia y de esclavitud a la vez, y consiste en un sentido de responsabilidad asumido valientemente con la ayuda del Espíritu Santo.

 

Amados, ese camino es el correcto y transita usualmente entre dos extremos: es el angosto canal que corre entre la roca y el remolino.

 

Dice nuestro Fundamento esta mañana:

 

“Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

Mateo 25:30.

 

“Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.”

Lucas 17:10.

 

“Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel.”

Mateo 25:21.

 

El título del Mensaje y Ministración del Señor esta mañana es:

 

 ¿Para que Ser Siervo de Dios?

 

o

 

Siervos Inútiles

 

Oremos

 

Una Vía Sagrada

 

Amados en Cristo, queridos amigos, hay una vía sagrada que circula entre la autoestima y el desánimo, una pista muy difícil de encontrar y muy difícil de seguir.

 

Cuando estás consciente de que has hecho las cosas bien y de que estás sirviendo a Dios con todas tus fuerzas, estás expuesto a grandes peligros, pues podrías llegar a pensar que eres una persona merecedora, digna de contarse entre los príncipes de Israel.

 

Difícilmente podría exagerarse el peligro de caer en el engreimiento, en la presunción y la soberbia; una cabeza mareada provoca pronto una caída.

 

Por otro lado, igualmente debemos temer ese sentido de indignidad que paraliza todo esfuerzo y que te hace sentir que eres incapaz de hacer algo grande o bueno.

 

Bajo este impulso, los hombres hemos evadido el servicio de Dios y se han refugiado en una vida de soledad; muchos en alguna momento de nuestras vidas, hemos sentido que no podemos combatir valientemente en la batalla de esta, y entonces terminamos huyendo del campo antes de que la batalla comienze.

 

Quién así actúa, termina convirtiendose en monje o eremita, como si fuese posible cumplir con la perfecta voluntad de Dios sin hacer nada en absoluto, y desempeñar los deberes que les corresponden en la vida, llevando un modo de existencia antinatural.

 

¿Capicci?

 

Bienaventurado es el hombre que encuentra el estrecho y angosto sendero que corre entre los elevados pensamientos acerca de su propio ser y los duros pensamientos acerca de Dios, entre el pundonor y la tímida huída de todo esfuerzo.

 

Amados en Cristo, queridos amigos, es mi Anhelo que el Espíritu de Dios guíe nuestras mentes hacia el dorado punto medio donde nuestras gracias se mezclan, y los vicios que contienden, igualmente naturales para nuestros malvados corazones, son todos excluidos. Que el Espíritu de Dios bendiga nuestros tres textos y los tres temas sugeridos por ellos, para que seamos enderezados, y luego, por la misericordia infinita, seamos guardados rectos hasta el gran día de la rendición de cuentas.

 

 

El Veredicto de Justicia


Amados en Cristo, queridos amigos, este veredicto de Justicia es contra el hombre que no usó su talento.

 

Dice la Palabra de Dios:

 

“Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

Mateo 25:30

 

Ese hombre es descrito aquí como un “siervo inútil” porque era holgazán, inepto y despreciable.

 

No le generó a su señor ningún interés por su dinero ni le prestó ningún servicio sincero. No respondió fielmente a la confianza depositada en él como lo hicieron sus consiervos.

 

Amados en Cristo, queridos amigos, esta persona inútil era un siervo.

 

Nunca negó que fuera un siervo; de hecho, debido a su condición de siervo entró en posesión de su único talento, y nunca puso reparos a esa posesión.

 

Si hubiese sido capaz de recibir más, no hay ninguna razón por la que no debería haber recibido dos talentos, o hasta cinco, pues la Escritura nos dice que el señor le dio a cada uno conforme a su capacidad.

 

Reconoció la autoridad de su señor incluso en el acto de enterrar el talento y al comparecer ante él para rendirle cuentas.

 

Esto hace que el tema nos lleve a ustedes y a mí a escudriñar más nuestros corazones pues nosotros también profesamos ser siervos, siervos del Señor nuestro Dios.

 

El juicio ha de comenzar por la casa de Dios, esto es, por quienes están en la casa del Señor como hijos y siervos.

 

Por lo tanto, miremos bien nuestras salidas.

 

Si el juicio comienza primero por nosotros:

 

“¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?”

 

“Y: si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador?”

 

Si nuestro texto trata del juicio de los siervos, ¿cuál será el juicio de los enemigos?

 

Amados, este hombre reconoció, incluso hasta el final, que era un siervo, y aunque fue lo bastante impudente e impertinente para expresar la más perversa y calumniosa opinión acerca de su señor, no negó su propia posición como siervo, ni el hecho de que el talento era de su señor, pues dijo:

 

“Aquí tienes lo que es tuyo.”

 

Al hablar así fue más allá de lo que hacen algunos cristianos hoy, que viven como si el cristianismo consistiera en comer grosuras y en beber vino dulce nada más y no en servir en absolutamente nada; como si la religión constara de muchos privilegios mas no de preceptos, y como si, cuando los hombres son salvados, se convirtieran en holgazanes para quienes es un asunto de honor magnificar la gracia inmerecida y hacerlo quedándose todo el día en la plaza desocupados.

 

Oh Amados, Conozco a algunos que nunca mueven una mano por Cristo y, sin embargo, lo llaman Maestro y Señor.

 

Mmmmm, sin duda les irá muy mal en Su venida; muchos de nosotros reconocemos que somos siervos, que todo lo que tenemos le pertenece a nuestro Señor, y que estamos obligados a vivir para Él.

 

Hasta aquí todo está bien; Ahora, pudiéramos llegar tan lejos como eso, y, sin embargo, ser considerados siervos inútiles y ser echados en las tinieblas de afuera, donde será el lloro y el crujir de dientes.

 

Pongamos mucho cuidado a ésto.

 

Escucha querido, aunque este hombre era un siervo, pensaba mal de su señor y le desagradaba estar a su servicio, pues le dijo:

 

“Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste.”

 

Ciertos creyentes que han entrado a hurtadillas en la iglesia piensan lo mismo, pues no se atreven a decir que lamentan haberse unido a la iglesia, y sin embargo actúan de tal manera que todos pueden concluir que si éso pudiera revertirse, no harían lo mismo otra vez.

 

No encuentran placer en el servicio de Dios, pero continúan cumpliendo con su rutina como un asunto de hábito o de una severa obligación.

 

Adoptan el espíritu del hermano mayor, y dicen: “He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.”

 

Se sientan en el lado sombreado de la piedad, y nunca toman el sol que resplandece a plenitud en la piedad.

 

Olvidan que el padre le dijo al hijo mayor: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.”

 

Podía haber tenido tantos festejos, tantos corderos y cabritos como lo hubiera deseado, y no se le habría negado nada bueno.

 

La presencia de su padre debió haber sido su gozo y su deleite, y ser algo muy superior a todas las fiestas con sus amigos; y habría sido así si hubiera tenido el apropiado estado de corazón.

 

Talento escondido

 

Oh Amados, el hombre que escondió su talento había llevado el espíritu malo y petulante mucho más lejos que el hermano mayor, pero los gérmenes eran los mismos, y debemos asegurarnos de aplastarlos al inicio.

 

Este siervo inútil miraba a su señor como alguien que segaba donde nunca había sembrado, y que solía recoger donde nunca había esparcido; quería decir que era una persona dura, exigente e injusta, a quien era difícil agradar.

 

Juzgaba que su señor era alguien que esperaba más de sus siervos de lo que tenía el derecho de esperar, y tenía tal odio contra su injusta conducta que resolvió decirle en su cara lo que pensaba de él.

 

Este espíritu puede introducirse fácilmente en las mentes de las personas que dicen Creer en Dios, en Cristo; me temo que es el espíritu que cobija a muchas personas incluso hoy, pues no están contentas con Cristo.

 

Si necesitan experimentar placer van fuera de la iglesia para obtenerlo.

 

Su Gozo no están dentro del círculo del cual Cristo es el centro.

 

Su Fe constituye su labor, mas no su deleite; su Dios es su terror, mas no su Gozo.

 

No se deleitan en el Señor, y por tanto, Él no les concede el Anhelo de su corazón y por consiguiente su descontento crece más y más.

 

No podrían llamarlo: “Dios de mi alegría y de mi gozo,” y entonces resulta que Él es un terror para esas personas.

 

Amados, la devoción es un monótono compromiso para ellas; desearían poder escapar de ese compromiso con una conciencia tranquila.

 

De hecho, nunca llegan al punto de decirle eso a su ‘yo’ secreto, pero puedes leer entre líneas estas palabras: “¡Oh, qué fastidio es esto!”

 

No ha de sorprender que las cosas lleguen al punto de que una persona que dice Creer se convierta en un siervo inútil, pues, ¿quién puede hacer bien un trabajo que detesta?

 

Amado, Escucha:

 

“El servicio forzado no sube como Olor fragante hasta el Trono de la Gracia.”

Ps. Jorge Macias Benítez

 

Dios no necesita que unos esclavos honren Su trono.

 

Un siervo que no esté contento con su situación sería mejor que se fuera; si no está contento con su Señor sería bueno que encontrara otro, pues su relación mutua será desagradable e inútil.

 

Cuando se llega al punto en el cuál ya no estamos en Gozo con Dios, y más bien nos sentimos insatisfechos con Su trabajo, sería mejor que buscáramos a otro señor, si nos fuera posible, pues ciertamente seremos inútiles para el Señor Jesús debido a nuestra falta de amor por Él.

 

Ahora, amados si continuamos escudriñando esa pequeña porción de la Palabra, notemos que aunque este hombre no estaba haciendo nada por su señor, no se consideraba un siervo inútil.

 

No mostraba ningún sentimiento de indignidad, ninguna humillación, ninguna contrición.

 

Estaba tan endurecido como un metal y le dijo descaradamente:

 

“Aquí tienes lo que es tuyo.”

 

Se presentó ante su señor sin presentar disculpas ni excusas.

 

No se identificó con aquellos que, después de haber hecho todo lo que se les había ordenado, dijeron luego: “Siervos inútiles somos,” pues sentía que había tratado con su Señor como lo merecía la justicia del caso; ciertamente, en lugar de reconocer cualquier falta recurrió a acusar a su señor.

 

Amados, lo mismo sucede con los falsos creyentes; no tienen la menor idea de que son hipócritas, y ese pensamiento no se cruza por sus mentes.

 

No tienen ninguna noción de que son infieles.

 

Si llegaras a sugerírselo, verías cómo se defienden; si no viven como deberían hacerlo, exigen que se apiaden de ellos antes de que se les culpe.

 

La culpa la tiene la Providencia; la culpa la tienen las circunstancias; la culpa es de alguien más y no de ellos.

 

Ese tipo de creyentes, no han hecho nada y sin embargo se sienten más tranquilos que quienes han hecho todo lo que debían hacer.

 

Se han tomado la molestia de cavar en la tierra y enterrar su talento y, prácticamente, preguntan: ¿qué más quieres? ¿Es tan exigente Dios como para esperar que yo le traiga más de lo que Él me dio?

 

Piensan, “soy tan agradecido y devoto como Dios me hace; ¿qué más habría de requerir?”

 

No vemos que se incline en el polvo con un sentido de imperfección, sino que le echa arrogantemente toda la culpa a Dios; y ¡hace eso, también, bajo la pretensión de honrar Su gracia soberana!

 

¡Uffff…! Amados, que los hombres sean capaces de torturar la verdad para convertirla en una falsedad tan presuntuosa, es en verdad increíble pero lastimosamente cierto y real, más real que nunca hoy.

 

Veredicto

 

Amados en Cristo, queridos amigos, el veredicto final de la justicia podría resultar muy opuesto al veredicto que pronunciamos sobre nosotros mismos.

 

Quien orgullosamente se considera útil será encontrado inútil, y quien modestamente se juzga inútil podría llegar a oír al final que su Señor le dice: “Bien, buen siervo y fiel.”

 

Escucha, debido a los defectos de nuestra conciencia somos tan poco capaces de formarnos un recto juicio sobre nosotros, que frecuentemente nos consideramos ricos y nos hemos enriquecido y que no tenemos necesidad de nada, cuando, en verdad, estamos desnudos, y somos pobres y miserables.

 

Tal era el caso de este siervo infiel: se había envuelto en la noción altiva de que él era más justo que su señor, y esgrimía un argumento que él pensaba que le exoneraría de toda culpa.

 

Deberíamos escudriñar mucho nuestro corazón cuando notamos lo que hizo este siervo inútil o más bien, lo que no hizo.

 

Depositó cuidadosamente su capital donde nadie fuera capaz de encontrarlo y robarlo; y allí terminó su servicio.

 

Debemos observar que no gastó el talento en algo para él mismo, ni lo usó en negocios para su propio beneficio.

 

No era un ladrón, ni se había apropiado indebidamente de dineros puestos bajo su cargo.

 

En ésto sobrepasa a muchos que profesan ser siervos de Dios y, sin embargo, viven únicamente para ellos mismos.

 

El escaso talento que tienen lo usan en sus propios negocios y nunca en los asuntos del Señor.

 

Tienen el poder de obtener dinero, pero su dinero no es ganado para Cristo; nunca se les ocurre una idea de tal naturaleza.

 

Todos sus esfuerzos están encaminados a fines egoístas, o—usando otras palabras que expresan lo mismo—para sus familias.

 

Podemos ver por todas partes entre los creyentes de la fe, que viven para ellos mismos; no son adúlteros ni borrachos.

 

Están muy lejos de serlo; tampoco son ladrones ni derrochadores, son personas decentes, ordenadas y apacibles.

 

Aún así, comienzan y terminan con su ‘ego.’

 

·      ¿Qué es esto sino ser un siervo inútil?

·      ¿De qué me serviría un siervo que trabajara duro para sí mismo y no hiciera nada para mí?

 

Un cristiano creyente y practicante, es más que sirve a Dios, podría trabajar duramente hasta volverse un hombre rico, un regidor en la ciudad de México o en el Estado de México, aquí mismo en Ciudad Satélite, un alcalde, un miembro del Parlamento, un millonario; Ahora, ¿qué probaría eso?

 

Pues bien, probaría que podía trabajar y que en efecto trabajó bien para su propio provecho; y si hizo todo eso mientras hacía poco o nada por Cristo, su propio éxito lo condena todavía más; si hubiera trabajado para su Señor como trabajó para su propio interés, ¿qué no habría podido lograr?

 

El siervo inútil de la parábola no era tan malo como eso; y sin embargo, fue echado en las tinieblas de afuera.

 

Entonces, ¿qué sucederá con algunos de quienes ven, escuchan o leerán esto?...¿y yo mismo?

 

Conclusión

 

Un maestro le preguntó a uno de sus estudiantes: “¿Qué estás haciendo, Juan?”

 

Fue llamado y creyó salir bien librado al responder: “No estaba haciendo nada, señor”; pero su maestro le dijo: “Ésa es precisamente la razón por la que te llamé, pues debías haber estado estudiando la lección que te asigné.”

 

Amados, al final, no será ninguna excusa que clames: “¡No estaba haciendo nada, señor!”

 

¿No se les ordenó, a los que habían sido puestos a la izquierda, que se apartaran con una maldición contra ellos porque no habían hecho nada?

 

¿Acaso no está escrito: “Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová; maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron al socorro de Jehová, al socorro de Jehová contra los fuertes”?

 

El que no hace nada es un “Siervo malo y negligente.”

 

Amados en Cristo, queridos amigos, en el mundo venidero, donde no hay obstáculos provenientes de la existencia de una iglesia y un Evangelio, el hombre progresará hacia una más espantosa madurez de enemistad contra Dios y a un grado más horrible de una consiguiente miseria.

 

La aflicción está vinculada con la condición pecaminosa; al permanecer en su pecaminosidad, un hombre necesariamente ha de permanecer en la desgracia, pues el malvado es semejante al mar encrespado que no puede descansar, cuyas aguas arrojan lodo y suciedad.

 

·      ¡Qué será estar para siempre fuera de la familia de Dios!

·      ¡No ser nunca hijo de Dios!

·      ¡Estar por siempre en medio de tinieblas!

·      ¡No ver nunca la luz del santo conocimiento, y la pureza y la esperanza!

·      ¡Crujir para siempre los dientes con un doloroso desprecio y aborrecimiento hacia Dios, y que odiarlo sea el infierno!

 

Amados, es mi Anhelo y Oración que Dios nos conceda Su Gracia de ser conducidos a amarlo, pues amarlo es el cielo.

 

El siervo inútil tenía que recibir una terrible paga cuando su señor hizo cuentas con él, pero ¿quién podría decir que no la tenía bien ganada?

 

Tenía la debida recompensa por sus actos.

 

¡Oh Dios nuestro, concédenos que ésa no sea el destino de ninguno de nosotros!

 

¡En el Nombre de Jesús…!

 

Oremos

 

¡Dios los Bendice!

 

Ps. Jorge Macías Benítez