domingo, 10 de abril de 2022

#A329 Permanece en Unidad

 #A329 PERMANECE EN UNIDAD


"Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste." Juan 17: 20, 21.



INTRODUCCIÓN


Hace ya varios años que, con agradecimiento, he recibido de un venerable clérigo de una parroquia ubicada en los suburbios de nuestra ciudad, el texto para mi sermón del primer domingo del año. Suministrados por una misericordiosa Providencia, mi buen hermano me ha enviado con sus salutaciones cristianas, estos dos versículos para que nos sirvan de tema. Puesto que hemos gozado juntos durante varios años de una verdadera comunión de espíritu en las cosas de Dios, yo sólo espero que hasta que uno de los dos sea llamado para morar arriba, ambos podamos caminar juntos en el santo servicio, amándonos el uno al otro, fervientemente, con un corazón puro. 

La oración más tierna y conmovedora del Maestro, contenida en este capítulo, nos descubre lo más íntimo de Su corazón. Él se encontraba en Getsemaní, y Su pasión apenas estaba comenzando; estaba como una víctima en el altar, donde la madera ya había sido colocada en orden, y el fuego había sido encendido para que consumiera el sacrificio: alzando Sus ojos al cielo, mirando al trono de Su Padre con un verdadero amor filial, y descansando en humilde confianza en la fortaleza del Cielo, por un momento apartó la mirada del combate y de la resistencia hasta la sangre que estaba ocurriendo abajo. Pedía aquello en lo que Su corazón estaba puesto de lleno. Abrió ampliamente Su boca para que Dios la llenara. 

Esta oración, entiendo, no fue sólo la expresión casual del deseo del Salvador en el momento final, sino que es una suerte de modelo de la oración que presenta incesantemente ante el eterno trono. Hay una diferencia en el modo de su ofrecimiento; aquí abajo, Él ofreció Su súplica con suspiros y lágrimas; pero ahora, entronizado en la gloria, intercede con autoridad. Pero la súplica es la misma. Lo que deseaba cuando todavía estaba aquí, es lo que Su alma anhela con ansia ahora que ha ascendido y ha sido glorificado en lo alto. 

Amados, es significativo que en Sus últimos momentos, el Salvador no solamente desee la salvación de todo Su pueblo, sino que interceda por la unidad de los que son salvos, para que siendo salvos, puedan estar unidos. No basta con que cada oveja sea arrebatada de las fauces del lobo; Él quiere que todas las ovejas estén reunidas en un rebaño bajo Su propio cuidado. No está satisfecho con que cada uno de los miembros de Su cuerpo sean salvados como el resultado de Su muerte; Él necesita que esos miembros sean conformados en un cuerpo glorioso. 

Puesto que la unidad permanecía tan cercana al corazón del Salvador incluso en momentos de tan abrumadora tribulación, debía ser considerada por Él como algo inestimable e inapreciable. Es de esta unidad que hablaremos esta mañana, en este sentido: primeramente, tendremos algo que decir sobre la unidad deseada; luego, sobre la obra requerida, es decir, que los elegidos sean reunidos; en tercer lugar, sobre la oración ofrecida; en cuarto lugar, sobre el resultado anticipado; y, en quinto lugar, sobre la pregunta sugerida.

El título de este menaje es:

#A329 Permanece en Unidad

ORACIÓN


SOBRE LA UNIDAD DESEADA. 

Estas palabras del Salvador han sido pervertidas al punto de llegar a generar un mundo de perjuicio. Los eclesiásticos se han quedado dormidos, lo que, por lo demás, es su condición ordinaria; y mientras duermen, han soñado un sueño, un sueño fundamentado en la letra de las palabras del Salvador, sin llegar a discernir su sentido espiritual. Ellos han demostrado en su propio caso, -y ha sido demostrado en miles de otros casos- que la letra mata, y que únicamente el espíritu vivifica. Digo que habiéndose quedado dormidos, estos eclesiásticos han soñado acerca de una gran confederación que es presidida por un número de ministros, quienes a su vez son gobernados por oficiales superiores, y estos, a su vez, por otros que finalmente son regidos por una suprema cabeza visible que tiene que ser ya sea una persona o un sínodo: esta gran confederación abarca reinos y naciones, y se ha vuelto tan poderosa como para imponer su voluntad a los estados, influenciar en la política, guiar concilios, e incluso reunir y movilizar ejércitos. 

Ciertamente la sombra de la enseñanza del Salvador: "Mi reino no es de este mundo", debe haber provocado alguna ocasional pesadilla en mitad de su sueño, pero continuaron soñando; y lo que es peor, convirtieron el sueño en realidad, y hubo un tiempo cuando los declarados seguidores de Cristo eran todos uno, cuando mirando al norte, al sur, al este y al oeste, desde el Vaticano que era el centro, un cuerpo unido cubría a toda Europa. 

¿Y cuál fue el resultado? ¿Creyó el mundo que Dios había enviado a Cristo? No, el mundo creyó precisamente lo contrario. El mundo estaba persuadido de que Dios no tenía nada que ver con ese gran ente estrujante, tiránico, supersticioso e ignorante que se designaba a sí mismo: cristianismo; y los hombres pensantes se volvieron infieles, y fue algo extremadamente difícil encontrar a un genuino creyente inteligente al norte, al sur, al este o al oeste. Todos los que profesaban eran uno, pero el mundo no creía; sin embargo, Jesús no pensó nunca en este tipo de unidad: nunca fue Su intención establecer un gran cuerpo unido llamado Iglesia, que dominara y se enseñoreara sobre las almas de los hombres, y que incluyera en sus rangos a reyes, príncipes y estadistas que podían ser mundanos, impíos, malignos, sensuales y diabólicos. 

El designio de Cristo nunca fue montar una máquina de uniformidad que estrujara la conciencia; y así, esa gran máquina diseñada por el hombre, habiendo sido perfeccionada y puesta en marcha con el mayor vigor posible, en vez de dedicarse a que el mundo creyera que el Padre envió a Cristo, obró justamente esto: que el mundo no creyera absolutamente nada, sino que se volviera infiel, licencioso y podrido en su esencia, y el sistema tenía que ser abolido como un estorbo público, y algo mejor debía ser introducido en el mundo para restaurar la moralidad. Sin embargo, la gente sueña todavía ese sueño: incluso algunas buenas gentes lo hacen. 

Los Puritanos, después que fueron perseguidos y arrastrados a prisión en este país, huyeron a Nueva Inglaterra, y tan pronto desembarcaron en la costa, comenzaron a decir: "todos hemos de ser uno; no ha de haber ningún cisma"; y el gran látigo fue blandido en la espalda del cuáquero, y esposaron las muñecas sangrantes del bautista, porque estos hombres, de algún modo u otro, no serían del tipo que se sometería, sino que pensarían por ellos mismos y obedecerían a Dios antes que al hombre. 

Testimonio del Creyente

En nuestros días, ha habido esfuerzos en que el ecumenismo surge, tratando crear la Unidad entre los creyentes.

Es así que anglicanos y la Iglesia Ortodoxa Rusa, los Católicos, etc... buscan estar unidas; así, una vez más, todos serían uno. 

¡Un mero sueño! 

¡Una mera quimera de un cerebro amable pero extravagante! Si alguna vez llegara a ser una realidad, resultaría ser un árbol de upas, a cuya raíz todo hombre honesto debe poner de inmediato el hacha. 

Pero ¿qué quiso decir el Salvador con: 

"Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí"? 

Hemos de comenzar por el principio. 

¿Cuáles eran los elementos de esta unidad que Cristo deseaba tan ansiosamente? 

Este capítulo nos proporciona una respuesta muy clara. 

La unidad había de ser compuesta por los individuos que aquí son llamados "ellos"; "para que todos (ellos) sean uno." 

¿Podrían echar una mirada al capítulo entero para comprobar quiénes son 'ellos'? 

Miren en el segundo versículo: 

"Para que dé vida eterna a todos los que le diste". 


Entonces vemos que la unidad propuesta es de personas dadas especialmente a Jesús por el Padre. 

Entonces no se trata de todos los hombres que por casualidad vivan en alguna provincia en particular, o distrito, o ciudad, sino de una unidad de personas que han recibido, no la vida común que tienen todos, sino la vida eterna. 

Entonces, las personas especiales que han sido vivificadas por Dios el Espíritu Santo, y que han sido llevadas a una unión vital con la persona del Señor Jesús, son las que han de constituir una unidad. 

Además, son descritas en el versículo sexto como personas a quienes el nombre de Dios ha sido manifestado; personas que han visto lo que otros nunca vieron, y que han contemplado lo que otros no pueden saber. 

Son hombres que le fueron dados del mundo, según nos informa ese versículo: hombres elegidos, tomados de la masa ordinaria; entonces, no se refiere a toda la masa; no se trata de reinos, ni de estados, ni de imperios, sino de personas selectas. 

Son personas que han sido enseñadas, y que han aprendido lecciones inusuales: 

"Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti": y han aprendido bien su lección, pues encontramos que está escrito: "Han guardado tu palabra; y han creído que tú me enviaste." 


El versículo noveno describe que Cristo ora por ellos, en un sentido con el que nunca jamás ora por el mundo. 

Son personas, de conformidad al versículo décimo, en quienes Dios es glorificado; en quienes el nombre de Jesús brilla con resplendente lustre. 

Lean todo el capítulo, y descubrirán que la unidad que el Señor tenía en mente era la de personas elegidas que siendo vivificadas por el Espíritu Santo, son conducidas a creer en Jesucristo; personas orientadas a lo espiritual, que viven en el reino del espíritu, que valoran las cosas espirituales, y que forman una confederación y un reino que es espiritual y no de este mundo. 

Allí está el secreto.

Las mentes carnales oyen que Jesús llevará una corona de perlas; entonces encuentran perlas en las conchas y tratan de unir las conchas de las ostras, y, ¡qué cosa tan extraña confeccionan! 

Pero Jesús no aceptará ninguna unión de las conchas; las conchas deben ser quebradas como cosas despreciables; deben ser unidas las joyas y únicamente las joyas. 

Se rumora que el Rey ha de llevar una corona, y que esa diadema ha de ser construida de oro fino; al instante los hombres traen sus enormes pepitas, y quieren diseñar la diadema con grandes cantidades de roca, tierra, cuarzo, y no sé qué otras cosas más. 

Pero no puede ser así; el rey no se pondrá una corona como esa: Él refinará el oro, le quitará la tierra, y la corona será fabricada de oro fino, no del material con el que ese oro esté unido por casualidad. 

Entonces, ¿de qué está compuesta la única Iglesia de Dios? ¿Acaso está conformada por la Iglesia en el mundo, y por la Unión Congregacional, y por la Conferencia Wesleyana, y por el Cuerpo Bautista? 

No, no lo está. ¿Entonces la Iglesia en el mundo no es una parte de la Iglesia de Cristo, y la denominación Bautista no es otra parte? 

No; yo niego que estos cuerpos, como tales, sin refinar y en bruto, sean una parte de la grandiosa unidad por la que Jesús oró; pero hay creyentes unidos a la Iglesia de Inglaterra, que son una parte del cuerpo de Cristo, y hay creyentes en todas las denominaciones de cristianos, ¡ay!, y muchos en ninguna Iglesia visible en absoluto, que están en Cristo Jesús, y consecuentemente, están en la gran unidad. 

La Iglesia de Inglaterra no es una parte del verdadero cuerpo de Cristo, ni ninguna otra denominación como tal lo es; la unidad espiritual está conformada por hombres espirituales, separados, escogidos, tomados de toda la masa con la que se encuentran unidos. 

Tal vez he hablado con mucha audacia y corro el riesgo de ser malinterpretado; pero esto es lo que quiero decir: que no pueden seleccionar alguna iglesia visible, sin importar cuán pura sea, y decir que tal como está, pertenece a la unidad espiritual por la que Jesús oró. Hay en las iglesias visibles un cierto número de los elegidos de Dios, y estos son miembros del cuerpo de Jesucristo; pero sus compañeros creyentes, si no son convertidos, no están en la unidad mística. 

El cuerpo de Cristo no está conformado por denominaciones, ni por presbiterios, ni por sociedades cristianas. Está conformado por santos escogidos por Dios desde antes de la fundación del mundo, redimidos por sangre, llamados por Su Espíritu, y hechos uno con Jesús. 

Pero ahora, prosiguiendo, ¿cuál es el vínculo que mantiene juntos a los que están unidos?

Entre otros, está el vínculo del mismo origen. Cada persona que sea partícipe de la vida de Dios, ha provenido del mismo Padre divino. 

El Espíritu de Dios ha vivificado de igual manera a todos los fieles. No importa que Lutero sea muy disímil de Calvino; Lutero es hecho y es creado en una nueva criatura en Cristo Jesús por el mismo fiat (hágase) que creó a Calvino. 

No importa que Juan de Valdés, en la misma época, se oculte en la Corte de España, y difícilmente sea reconocido como un creyente; sin embargo, cuando hojeamos hoy su volumen, encontramos en sus "Cien Consideraciones", precisamente el mismo espíritu de gracia que palpita en las "Instituciones de la Religión Cristiana" de Calvino, o en "La Esclavitud de la Voluntad" de Lutero; y descubrimos la misma vida en cada uno; han sido vivificados por el mismo Espíritu, son revividos por la misma energía; y aunque no lo supieran, aun así eran uno. 

Es más, todos los verdaderos creyentes son sostenidos por la misma fuerza. La vida que hace vital la oración de un creyente hoy, es la misma vida que vivificó el clamor del creyente hace dos mil años; y si este mundo durara otros mil años, el mismo Espíritu que hará que las lágrimas rueden del ojo de un penitente en aquel entonces, es el que en este día nos conduce a inclinarnos delante del Dios Altísimo. 

Además, todos los creyentes tienen el mismo propósito y objetivo. Todo santo verdadero es disparado por el mismo arco, y está apresurándose hacia el mismo blanco. Podría haber y habrá mucho que no es de Dios en cuanto al hombre, mucho de debilidad humana, de contaminación y de corrupción; pero todavía el espíritu interior que Dios ha puesto allí, fuerza su camino hacia la misma perfección de santidad, y en el entretanto procura glorificar a Dios. 

Unidad en el Espíritu

El Espíritu Santo, que mora en cada creyente, es por sobre todo la verdadera fuente de unidad. Hace doscientos años, algunos de los cristianos de esta tierra nuestra eran cuerpos singulares, raros, extraños, extrañamente diferentes en su comportamiento externo, de sus hermanos de 1866; pero cuando hablamos con ellos a través de sus viejos libros de diferentes tamaños, si pertenecemos al pueblo del Señor, descubrimos que nos sentimos como en casa con ellos. Aunque la manifestación pudiera variar, el mismo Espíritu de Dios obra las mismas gracias, las mismas virtudes, las mismas excelencias, y así ayuda a todos los santos a comprobar que son de una tribu. 

Si yo encontrara a algún ciudadano inglés, en cualquier parte del ancho mundo, reconocería en él alguna semejanza conmigo; habría alguna característica en él por la cual su nacionalidad se vería delatada; y de igual manera puedo encontrar a un cristiano de hace quinientos años, en medio del catolicismo romano y del oscurantismo, pero su expresión lo delata; si mi alma avanzara cien años en el futuro, aunque el cristianismo habría podido asumir otro aspecto y otra apariencia exterior, podría todavía reconocer al cristiano, detectaría todavía el acento galileo, habría algo que me mostrara que si soy un heredero del cielo, soy uno con el pasado y uno con el futuro, sí, uno con todos los santos del Dios viviente. 

Este es un vínculo muy diferente del que los hombres procuran imponer a los demás para crear una unión. Colocan correas alrededor de toda la parte externa, nos amarran juntos con muchas ataduras, y nos sentimos incómodos; pero Dios pone una vida divina dentro de nosotros, y entonces llevamos los sagrados lazos del amor con tranquilidad. 

Conclusión parte II

Si ustedes tomaran los miembros de un cadáver, podrían atarlos, y luego, si transportaran el cuerpo a otra parte y el carruaje se sacudiera fuertemente, una pierna podría salirse de su lugar, y un brazo podría dislocarse; pero tomen a un hombre vivo, y pueden enviarlo donde quieran, y las ligaduras de la vida impedirán que se desarme. 

En todos los verdaderos hijos elegidos de Dios que son llamados, y escogidos, y que son fieles, hay un vínculo del misterioso amor divino que se hace presente a través de todo el conjunto, y son uno y deben ser uno, siendo el Espíritu Santo la vida que los une. 

Hay señales que evidencian esta unión, y que demuestran que el pueblo de Dios es uno. Sabemos que muchos deploran nuestras divisiones. Hay algunas divisiones que deben ser deploradas entre las confederaciones eclesiásticas, pero en la Iglesia espiritual del Dios vivo, yo realmente no puedo descubrir las divisiones que son proclamadas tan ruidosamente. 

Tengo la impresión de que las señales de unión son mucho más prominentes que las señales de división. 

Mantengámonos en Oración y clamemos por Unidad

Oración

Dios les Bendice!!

Ps. Jorge Macias Benitez

domingo, 3 de abril de 2022

#A328 Llamado a la Unidad

#A328 Llamado a la Unidad


 


Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 18:19)

Introducción

Jesús enseñó a sus discípulos que debían estar unidos en todo momento. Siempre estuvieron juntos y aprendieron todos los días todos ellos directamente del Maestro. En este versículo podemos ver como la unidad de dos de ellos podía alcanzar todas las cosas en Dios, demostrando así el poder de la unidad.

Pero esta unidad debe estar fundamentada en Dios. Dios puede bendecir a una persona y brindarle muchas cosas, pero cuando hay dos o tres el poder de Dios se manifiesta de una forma especial. En su palabra vemos como constantemente Dios buscaba la presencia de dos o más personas que le buscaran en espíritu y verdad.

1) Donde están dos o tres (Mateo 18:20)

Jesús lo indicó claramente. Donde están dos o tres congregados en su nombre, ahí estará Él. Esta no es una promesa de ningún hombre, es la promesa del Señor mismos y sabemos que Jesús es Dios. Por lo tanto es una promesa de Dios. Y Dios no es hombre para mentir dice su palabra. Por lo tanto esa promesa es una verdad absoluta.

Cuando nos reunimos como iglesia podemos estar completamente seguros que Dios está en medio de nosotros. Aunque a veces no podamos sentirle ciertamente Dios se manifiesta en el lugar. No dijo Jesús que a veces estaría ahí, sino que ciertamente ahí estará Él.

Entonces no cabe la menor duda que podemos adorarle presencialmente, aunque no le veamos, aunque a veces no le sintamos, Él está enmedio de su pueblo cuando este se ha reunido para darle gloria.

Si vemos durante todo el tiempo en la vida de Jesús, cuando hacía un milagro siempre se acompañaba de sus discípulos. Dios mismo quiere que estemos en unidad de corazón y en un mismo sentir para que su poder se manifieste. Jesús nos dice que podemos pedir al Padre cualquier cosa, si estamos en un mismo sentir, si buscamos lo mismo, si le buscamos a Él.

Si no fuera verdad Jesús no lo hubiera dicho, pero quedó grabado en su palabra y podemos confiar en eso. La palabra de Dios es verdad y toda nuestra confianza debe estar en ella. La verdad de la palabra de Dios ha sido muchas veces comprobada en nuestra vida, al recibir la salvación del alma, al recibir de su Espíritu. Cristo vive y le podemos sentir en medio de la alabanza de su pueblo.

2) Amar al prójimo (Juan 13:34)

Jesús nos invitó para que amaramos incluso a nuestros enemigos. Debemos demostrar ese amor por los demás, por las almas perdidas, por aquellos que no han conocido el mensaje de salvación. Pero también nos mandó a que nos amaramos los unos a los otros, así como Él nos ha amado.

Tenemos un gran ejemplo a seguir y difícil de alcanzar, pues Jesús fue perfecto en todos sus caminos cuando anduvo en esta tierra como hombre. Y debemos seguir su ejemplo y amar a los demás como Él nos ha amado. Su amor no tiene límites y debemos mostrar ese amor los unos por los otros.

Es un mandamiento de Dios por lo tanto debemos cumplirlo. No podemos hacer oídos sordos, no podemos pasarlo por alto, es palabra de Dios y debe ser cumplida. Muchas veces no es tan fácil como quisiéramos, pero eso mostrará si estamos en la luz de Dios o no. Pues cuando amamos al prójimo, estamos reflejando el amor de Dios en nuestras vidas. No podemos dar nada que no tengamos, si entregamos amor es porque tenemos ese amor que sobrepasa todo entendimiento.

3) Unánimes juntos (Hechos 2:1)

Grandes cosas suceden cuando estamos en un mismo sentir con los hermanos en la fe. Cuando llegó el día de pentecostés, dice su palabra que estaban todos unánimes, estaban todos en un mismo sentir. No estaban ellos separados, cada quien en su casa, no tenían en común todas las cosas y se reunían con un mismo propósito.

Grandes cosas suceden cuando un grupo de personas camina hacia un mismo destino, comparten los mismos valores y adoran al mismo Dios. Grandes cosas suceden cuando ese Dios es el Todopoderoso.

Así le pasó al pueblo de Israel cuando enfrentó a naciones más poderosas que ellos. Eso mismo les pasó a los cristianos en el Aposento Alto. El poder de Dios bajó sobre ellos cuando estaban todos juntos.

Dice la biblia que los primeros cristianos tenían todas las cosas en común. Compartir con personas que tienen el mismo sentir que uno es encontrar aliados, es encontrar hermanos que al igual que uno sirven al mismo Dios.

Debemos como hermanos caminar en la misma dirección. En esa dirección que nuestro Padre indica, en la dirección de predicar su palabra a toda nación. En la dirección de darle a Él toda la gloria. En la dirección de obedecer su palabra y no desviarse ni a derecha ni a izquierda. Dios quiere que estemos unidos en Dios. Ahí es donde Él se manifestará con milagros y prodigios.

4) Serán una sola carne (Marcos 10:8)

La base de toda sociedad es la familia. Esta empieza con el matrimonio y se constituye una célula, que pronto crecerá hasta convertirse en una gran familia. Jesús indicó que el hombre dejará a sus padres y se unirá a su mujer, y dejarán de ser dos personas, convirtiéndose en una sola.

La familia es importante para Dios, pues en esta base social podemos encontrar una fuerte unidad y compromiso de todos los miembros. Cada uno cumpliendo su papel y aportando al bienestar y felicidad familiar. Es por eso que el enemigo detesta tanto a la familia.

El enemigo ha buscado siempre debilitar y estorbar esa unión familiar. Por eso atacó a la mujer estando sola, por eso usó a la mujer de Job para que maldijera a Dios. El enemigo busca la desintegración familiar pues sabe que una familia unida es una poderosa arma en las manos de Dios.

Es por eso de mucha importancia que las familias sepan cómo opera el enemigo para identificar sus ataques y mantenerse siempre atentos y unidos a pesar de esos ataques. Para vencernos el enemigo buscará dividirnos. Pero debemos permanecer unidos en Dios. No actuando como dos o más personas, sino actuando como una sola.

Es importante ponerse de acuerdo como pareja y como familia en adorar a Dios juntos, tener ese tiempo devocional en el que cada uno pueda participar en un servicio a Dios. También es importante acudir juntos a la iglesia y realizar alguna actividad a la comunidad en un mismo sentir. Al enemigo esto no le gustará nada, pero obtendremos el favor de Dios.

5) Adán y Eva

Desde Adán y Eva el enemigo ha buscado destruir a la familia y debilitarnos atacando a cada uno de forma diferente.  Es por eso que debemos estar de acuerdo. Ponerse de acuerdo con mi hermano en la fe. Ponernos de acuerdo como pareja, ponernos de acuerdo como familia. Así como Josué podamos decir que mi casa y yo serviremos a Jehová.

Que no importe la circunstancia que estemos pasando, así como Dios está con nosotros en cualquier situación, así debemos estar los unos por los otros. No solo estar presentes cuando las cosas van bien, sino en todo momento debemos apoyarnos los unos a los otros.

Así desbaratamos los planes del maligno, cuando el amor de Dios nos inunda y compartimos ese amor por los demás. No dejemos que el enemigo nos engañe y divida. Siempre es más importante las cosas de Dios que las cosas personales de cada uno. Dios siempre es primero y debemos relacionarnos con personas que tengan el mismo pensamiento. Dios es nuestro Padre y solo a Él debemos servirle.

Conclusión

Desde Adán y Eva el enemigo ha intentado dividir a la familia. Pero el amor de Dios debe ser más fuerte en nosotros y debemos resistir esos ataques. El enemigo busca dividirnos porque sabe que la familia unida es poderosa en Dios.

Sabe que una familia que alaba a Dios esta rodeada de ángeles que acampan alrededor de ellos. Sabe que si la familia permanece unida no puede atacar a ninguno de sus miembros.

Pero no solamente la familia natural debe permanecer unida, sino también la familia espiritual, la familia de la fe. Como vimos anteriormente, debemos sentir una misma cosa y estar unánimes y juntos.

Debemos reunirnos regularmente y estando juntos debemos compartir un mismo propósito, el de adorar y alabar a Dios. Debemos también organizarnos para realizar el servicio a Dios, para el bien de los santos y para alcanzar más almas para el Señor.

Al estar unidos en el nombre del Señor podemos alcanzar grandes cosas. Si pedimos a Dios individualmente tendremos efectos en el reino de Dios, pero ese efecto es multiplicado cuando nos reunimos como hermanos y juntos clamamos a Dios.

La biblia dice que uno de nosotros hará huir a mil, pero dos de nosotros haremos huir a diez mil hombres. Ese es el poder de estar juntos. Juntos haremos correr a diez mil enemigos. 

Porque Dios ha prometido estar enmedio de nosotros cuando nos reunimos en su nombre. Y si Dios va con nosotros nada nos puede detener, nada nos puede hacer frente, pues tenemos al Altísimo en medio nuestro.

El está en medio, delante y alrededor de nosotros.  Ningún enemigo puede atacarnos cuando Dios está a nuestro lado, y Él estará a nuestro lado cuando le invocamos juntos, cuando nos ponemos de acuerdo y pedimos a Él cualquier cosa como uno solo.

Oremos

Ps. Jorge Macías Benitez

Dios les Bendice!!

domingo, 27 de marzo de 2022

Serie: Dios de Pactos


Ps. Jorge Macías Benitez 

27 de Marzo del 2022

Introducción

Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, Reino de Dios Ministerios!

Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!! 

La verdadera libertad solamente nos la da nuestro Señor Jesucristo, el que ha sido libertado por él es verdaderamente libre como nos lo dice su palabra.

Pero en que consiste esta libertad que Cristo nos ha dado, como podemos vivir esta libertad que nuestro Señor Jesucristo nos ha dado?

Esta mañana vamos a comprender como vivir esta libertad Tenemos que tener claro que la vida cristiana no es una vida de prohibiciones, sino de verdadera libertad, la libertad de hacer lo que agrada a Dios, la libertad de decidir no hacer lo que desagrada a Dios, antes eramos esclavos y no teníamos opción, nuestra vida era siempre desagradable a Dios, pero en esta libertad que Cristo nos ha dado muchos cristianos vivimos preguntándonos: ¿ Es pecado hacer esto o aquello? , pues hay muchas cosas que no estan específicamente prohibidas en la palabra de Dios, algunos otros se preguntan: ¿Qué de malo tiene que yo haga esto o lo otro?

El Fundamento lo encontramos en la Juan 8:36 que dice:

'Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. ‘

El Título del mensaje hoy, es:

Para Libertad


Oremos

Habilitando Libertad

Veamos como podemos vivir esta libertad por medio de cuatro preguntas claves :

PRIMER PREGUNTA CLAVE: LO QUE QUIERO HACER ME PUEDE LLEVAR A LA ESCLAVITUD? (1 CORINTIOS 6:12)

Todo aquello que no está especificado en la palabra de nuestro Dios me es licito, (LICITO = PERMITIDO) .podría hacerlo, quizás no sea un delito, quizás no está prohibido en la Biblia, pero si me llevara a ser esclavo tengo que decidir no hacerlo.

En lugar de preguntarnos si es pecado o si es permitido para un cristiano tomar licor o fumar o ir a discotecas, o tener relaciones sexuales con la persona que amamos, debemos de preguntarnos a nosotros mismos ¿esto me va a llevar a la esclavitud? ¿esto va dominar mi vida?

SEGUNDA PREGUNTA CLAVE: ¿LO QUE QUIERO HACER PUEDE SER TROPIEZO PARA MI PROJIMO? (1 CORINTIOS 8:9-13)

Todo está permitido, pero hay otro freno que Dios ha dejado para nuestra vida, y este freno son nuestro prójimos.

Si lo que hago esta sirviendo de tropiezo para mi prójimo, estoy pecando, quizás podamos pensar que no tiene nada de malo que me tome unas cervezas, no tiene nada de malo que me tome “mis tragos el fin de semana”, o podamos decir: 

No tiene nada de malo que vaya a des estresarme a un baile o no tiene nada de malo que me fume un cigarro para quitarme el stress, etc.

Pero si con esto que hago voy a servir de tropiezo a un cristiano recién convertido o a una persona que no tiene a Cristo como su salvador, no tengo que hacerlo, tengo que tener amor por mi prójimo, y amar a mi prójimo no es no solo no dañarlo, sino también no hacerlo caer en pecado.

Tenemos que comprender que servir de tropiezo a nuestro prójimo puede tener graves consecuencias a nuestra vida (Mateo 18:6)

TERCER PREGUNTA CLAVE: ¿LO QUE QUIERO HACER SERA EDIFICANTE PARA MI VIDA? (1 CORINTIOS 10:23)

Comprendamos algo : Lo que no me edifica, me destruye. Preguntémonos esta mañana: ¿Mi grupo de amigos edifica mi vida?, ¿las películas que veo, edifican mi vida? ¿la música que escucho, edifica mi vida? ¿Los juegos de video que juego, edifican mi vida?

En esta época que las redes sociales forman parte de nuestra vida preguntémonos ¿las pláticas que tengo en las redes sociales, son edificantes para mi vida? Me hacen mejor persona?, me hacen mejor cristiano? O al contrario nos llenan de basura la mente?

Esa pareja que tú dices que tienes todo el derecho de tener porque necesitas un hombre a tu lado, será edificante para la vida de tus hijos? Será un buen ejemplo para ellos?

CUARTA PREGUNTA CLAVE: LO QUE QUIERO HACER ¿GLORIFICARA A DIOS? ( 1 CORINTIOS 10:31)

Este es el último filtro para usar nuestra libertad en Cristo, ya vimos que nadie nos prohíbe nada, ya comprendimos que el cristianismo no se trata de prohibiciones, ya vimos que el cristianismo se trata de decisiones.

Pero lo que vamos a decidir en nuestra vida ¿Glorifica a Dios?

Quizás no sea pecado, quizás no esté prohibido, quizás lo que vamos a hacer sea aceptado por las personas, pero si no glorifica a Dios, si no agrada a Dios, ¿para que lo voy a hacer?

Apliquemos estas cuatro preguntas claves, y vivamos la libertad que Cristo nos ha dado.

El Valor de la Libertad

Primero, ¿Existirá aquí en esta tierra una cosa que el hombre ame más que la libertad? Muchas guerras se hacen por la libertad, eventos a nivel mundial por la paz del mundo y la libertad.

El hombre por sus propias fuerzas no puede comprar la libertad. 

Podrá escoger libremente la vida que quiera pero no lo hará libre, solo Jesucristo hace verdaderamente libre al hombre. A pesar que Dios le dio libre albedrío al hombre, un día él tal tendrá que presentarse delante de Su trono.

2a. Corintios 5:10  

“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo“.


Cada uno de nosotros será juzgado por Jesucristo, este juicio nos recompensara por la forma que hayamos vivido, y le rendiremos cuenta por la forma en que nos hemos comportado.

La esclavitud.

Mientras la persona no ha aceptado a Jesús como su salvador y no lo ha reconocido como su libertador esta persona es esclava del pecado. 

2a. Pedro 2:19  

“Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. 

Ahora, Escucha:

El mundo le ofrece al hombre libertad física, Jesucristo le ofrece al hombre libertad espiritual.

Los gobiernos prometen libertad y ellos mismos son esclavos de corrupción. (Lo que está pasando en Panamá en los gobiernos) ¿Cree que el presidente le puede ofrecer libertad al pueblo? “…si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres…” (Juan 8:36).

El pecado esclaviza al mundo; cada vez que uno peca se vuelve esclavo de Satanás. 

Hoy en día el hombre vive en esclavitud, licor, fornicación, juegos de azar, problemas, enfermedades, trabajo. 

Todo esto son cadenas que agobian a la humanidad hoy en día. Pero Cristo puede libertar. 

Nos puede sanar, limpiar arreglar nuestros problemas y esta noche esta aquí. Cristo puede arreglar todo en su vida:

  • Juan 6:37  Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
  • Mat 11:28  Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Cristo no quiere que usted lleve la carga solo, el le brinda su ayuda. 

Todo aquel que venga a Jesús, no importa la condición en que venga, si viene a Jesucristo pidiendo perdón el perdonara sus pecados.

Nadie puede perdonar, sanar y libertar aquí en esta tierra, solo Cristo.

  • Juan 14:6  “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí“.
  • Juan 3:16  “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna“.

Usted tiene la decisión de escoger a Dios o a Satanás. Quiere pasar el resto de su vida encadenado o libre.

El Anhelo de Dios

Pablo ¡Vivimos en un mundo que tiene muchas cosas al revés! 

He visto príncipes andar a pie y muchos siervos he visto andar a caballo, gente que Dios ha llamado a ser sus príncipes, viven como siervos. 

Hoy quiero hablarles de libertad, de verdadera libertad. 

Hay gente que cree ser libre pero es esclava en tanto que hay gente que se hace esclava de Cristo, encontrando así la verdadera libertad.  

En estos días tuve acceso a una carta de los presos de una cárcel de nombre Libertad, la cuál  me ha inspirado:

«Con nuestra mayor consideración. Somos un grupo de hermanos privados de nuestra libertad física pero no así de nuestra libertad espiritual porque dia a dia estamos perseverando en la fe y tratando de seguir las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo. Queremos que sepa que le estamos escribiendo desde el penal de Libertad. Nuestra única finalidad es hacer llegar nuestro aliento a través de usted, a todas aquellas personas que están con problemas, atravesando momentos difíciles en su vida, para que nos escriban, y a todos se les va a responder. Porque nosotros a pesar de todas las adversidades que estamos atravesando en este lugar tan difícil, siempre encontramos la fuerza en Dios para levantarnos alegres y enfrentar cada día, con feliz alegría porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece y nada hay imposible para él, y no hay nada que él no pueda soportar. Sin otro particular, y esperando tenga presente nuestra inquietud de poder ayudar de alguna forma a gente que lo necesita y todo lo que sea servir a Dios, les saludamos muy atentamente»: 

¡Trece presos firman la carta! 

Estos, o están locos o los tocó el Espíritu Santo.

¡Nos están pastoreando desde la cárcel! 

¿Y tú de qué te lamentas? 

Sólo un Dios de poder y de gracia puede transformar las cosas de tal modo que el que está preso pueda decir, «soy libre», que el que está en conflicto pueda decir, «puedo ayudar a otro que está en problemas», sólo un Dios de poder puede decir a su iglesia: 

«Diga el débil, fuerte soy». 

¡No tires la toalla! 

¡No cuelgues los guantes! manténte en guardia; tu Dios está peleando a tu favor!

Conclusión

Pablo Dios hoy quiere liberar personas de la esclavitud de sus pensamientos, aún hay creyentes que vienen a la iglesia pero no son esclavos de la verdad sino de sus sentimientos, de sus pensamientos y de sus emociones. No responden a la palabra de Dios, sino a lo que sienten; ellos sienten que no pueden continuar con su matrimonio y quieren divorciarse, ellos no creen a la verdad sino a lo que sienten. No te aferres a lo que sientes, aférrate a la palabra de Dios, él te hará libre si crees en su palabra.

Hay quienes le han hecho canciones a la cocaína; mientras el efecto de la cocaína está allí dentro, la persona vive un idilio y hasta se siente más revitalizado. 

Me han contado que mientras están en el efecto de la cocaína se sienten como que se les ha despertado la mente, se sienten con todas las pilas puestas, aunque tú los ves sonámbulos por la calle. 

¡Mentira! ¿Ustedes han visto algún gerente de alguna empresa que ha dicho, «por favor, tráiganme un drogadicto porque necesito gente que rinda»? 

Sin embargo ellos sienten que ven mejor las cosas y que rinden más. ¡Es un engaño! 

Pero Jesús dijo: «Yo he venido a liberar a los cautivos» y por esta declaración hoy te hablo. 

¡Hoy Jesús se levanta como libertador de los cautivos! He sabido de siervos de Dios que algún psicólogo les recomendó la pornografía para paliar sus problemas matrimoniales, pero ésta es un engaño de satanás; en la búsqueda del placer la gente queda cautiva del placer y de la codicia.

La pornografía es un poder maléfico que desata bajos instintos: ¡No te dejes engañar! ¡No es placer la pornografía, es una cárcel, es una atadura, es una maldición! ¡Falsa libertad! 

Hay teorías y pensamientos humanos que no provienen de Dios, que no son verdad, y que son mentiras y engaños y quien cree una mentira es esclavo de esa mentira; la teoría de la evolución de Darwin ha hecho terribles esfuerzos por alejar al hombre de Dios y llevarlo a que no crea en su existencia, ¡pero no llega al 10% la gente que cree que no hay Dios!

Otra forma de esclavitud, otra cárcel son los razonamientos con los cuales justificamos nuestras actitudes: Cuando esgrimimos razonamientos para justificar nuestro odio, nuestra soledad, nuestras amarguras, nuestras angustias, nuestras aflicciones, estamos alimentando con mentiras nuestra alma y eso nos lleva a quedar presos de esos razonamientos. 

Es necesario liberarnos de nuestros pensamientos para saber qué es lo que Dios piensa. 

Tenemos que negarnos a nosotros mismos para conocer a Jesús; si lo seguimos a él, seguimos la verdad, él nos dirá que no debemos odiar sino amar.

Cualquiera que usa argumentos y razonamientos para alimentar los deseos malignos de su corazón, es esclavo de sus razonamientos, de sus codicias, de sus deseos y de sus sentimientos. 

No seas esclavo de nada, sólo se esclavo de Jesucristo. Dios hoy te dice: 

«Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,…. 9Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” Isaías 55:8-9. 

Para caminar en los caminos de Dios, tienes que abandonar tus caminos, para tener los pensamientos de Dios, tienes que dejar tus pensamientos. 

Si tienes un vaso de Coca Cola pero quieres Sprite, no tiene sentido que viertas Sprite por sobre la Coca Cola; o vacías el vaso de la Coca Cola y echas luego la Sprite, o tomas otro vaso distinto para verter la Sprite. Lo mismo ocurre con Dios: 

¡No puedes tener los pensamientos de Dios y los tuyos! ¡Jamás habitarán juntos! Cristo libera a través del conocimiento de la verdad. 

Leamos Juan 8:31-32: 

«31Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?» 

Aquí había algunos que decían ser libres pero eran esclavos. 

¿Eres esclavo? 

¡Cristo hoy quiere hacerte libre! 

Es la palabra de Dios la que te trae el conocimiento de la verdad, ella te hará libre. 

Si hoy estás dispuesto a renunciar a tus argumentos, a tus pensamientos, haz esta oración ahora mismo:

“Padre amado, vengo delante de tu presencia, a renunciar a mis pensamientos, a mis caminos, a mis deseos. Reconozco que he creído la mentira, he justificado cosas que no debo justificar en mi vida. ¡Declaro que tu eres mi libertador! He entendido y declaro que esos razonamientos me han tenido atados a pecados, reconozco mi esclavitud y te pido que me hagas libre y perdones mis pecados. Que venga a habitar tu hijo Jesús por la fe en mi corazón, en el nombre de Jesús, hago esta oración, amén”.

Oremos

Ps. Jorge Macías Benitez


¡Dios les Bendice!

domingo, 13 de marzo de 2022

#A325 Poder que Inspira

Serie: Dios de Pactos



Ps. Jorge Macías Benitez 

27 de Febrero del 2022

Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!! 

La Biblia provee muchos ejemplos de cómo Dios proveyó líderes para su pueblo. Jesús es el modelo para todo líder. 

Él tuvo mayor poder, sabiduría y visión que cualquier líder pudiera desear, pero su ministerio fue siempre uno de servicio y aliento a otros. 

Su enseñanza fue inspiradora y desafiante. 

Hay tanto que aprender del ejemplo de liderazgo de Jesús. 

Otros líderes bíblicos que sirven de inspiración son Moisés, José, Nehemías y Daniel. 

Diferentes situaciones pueden requerir diferentes tipos de habilidades en el liderazgo – organización, sabiduría, humildad, fortaleza y visión.Jesús conocía y entendía a fondo las escrituras. 

Muchas veces usó este conocimiento para resaltar enseñanzas importantes o para responder preguntas desafiantes. 

También pasó mucho tiempo en oración y recibió la guía clara de Dios en todo lo que hizo.

Jesús resistió toda tentación. 

Otros líderes bíblicos a veces fallaron en esto. 

Pero todos tuvieron una relación vital y cercana con Dios que dependía de la oración, el estudio de la escritura y la inspiración del Espíritu Santo. 

Aunque cometieron errores, Dios les mostró paciencia y perdón en su trato con ellos.Los líderes bíblicos con frecuencia compartieron el peso del liderazgo y entrenaron a otros para tomar responsabilidad en el liderazgo. 

Por ejemplo, Jesús pasó mucho tiempo con sus doce discípulos; Daniel tuvo tres amigos cercanos; José y Nehemías se organizaron bien y delegaron responsabilidades a otros.

El Fundamento lo encontramos en la 1a. De Tesalonicenses 1: 5-10 que dice:

“pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no solo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.”

El título del mensaje este domingo es:

Poder que Inspira

Oremos


Expectativas en Fe

A un trabajador le gusta ver los frutos de su trabajo. Es muy desalentador que le dedique mucho esfuerzo y no pueda ver los resultados. 

Los trabajadores de Dios en la fe, continuarían esforzándose, aunque no vieran resultados; pero es más consolador, mucho más fácil continuar en el servicio, cuando ven que Dios los está bendiciendo. 

Ahora bien, no es malo que un ministro Cristiano hable de las conversiones que ha conseguido bajo su ministerio. 

Pablo dijo que él hubiera hablado de ellas, pero como otros lo hacían tan continuamente, no era necesario mencionarlas. 

Sin embargo, bajo ninguna circunstancia Pablo habría actuado mal, y por consiguiente, concluimos que es muy aceptable a veces que veamos lo que se ha hecho, y que hablemos de ello, y especialmente porque si cualquier ministerio hace algo bueno, es porque Dios lo ha hecho, y toda la gloria se le debe a Él y a Él solamente.

No hablar de lo que Dios ha hecho sería una ingratitud. 

Podría tener alguna semejanza con la humildad, pero en realidad sería deslealtad al Altísimo. 

Por eso mismo Pablo no dudó en hablar de sus conversos en Tesalónica, y de su buen carácter, y del buen fruto que habían dado, y de la forma en que habían difundido el evangelio en otras comarcas. 

Él no se jactaba; le daba la gloria a Dios, pero él comentaba lo que se había hecho. 

Nosotros pensamos que podemos hacer lo mismo; en la medida que Dios bendiga nuestro trabajo, cualquiera de nosotros puede hablar de ello para alabanza y gloria de Dios, y para él estímulo de nuestros compañeros trabajadores. 

El Apóstol en este pasaje nos dice lo que ha hecho Dios en Tesalónica. Procederemos de inmediato a desarrollarlo, pues nuestro texto es largo.

Y notarán ustedes que nos dice, primero, lo que había predicado en Tesalónica; luego cómo le había llegado a la gente; y, en tercer lugar, cuál había sido el resultado de esto para ellos mismos; y, en cuarto lugar, cuál había sido el resultado para otra gente. Primero, el Apóstol nos dice:

Lo que fué predicado

Primero, el Apóstol nos dice que"Nuestro evangelio", no llegó a vosotros en palabras solamente." 

¿Por qué le llama Pablo "nuestro evangelio"? 

Él no lo inventó; él no lo pensó, ni lo hacía nuevo cada domingo. 

No; era el evangelio de Cristo mucho antes que fuera el evangelio de Pablo. 

Sin embargo le llama nuestro evangelio para diferenciarlo, porque había otros evangelios. 

Había quienes llegaban y decían, "¡Esta es la buena nueva! y otros, por otro lado, decían, "¡Esta es la buena nueva! 

Ahora, Pablo dice que hay otro evangelio, y agrega, "No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban." 

Él, por consiguiente, afirmó sus pies y dijo, "Traigan los evangelios que quieran, cada uno de ustedes; pero yo tengo un evangelio que predico, diferente al de ustedes, y ese evangelio es el que he predicado a los Tesalonicenses, el cual no les ha llegado en palabra solamente." 

En estos tiempos, amados míos, debe hacerse una diferenciación entre el evangelio de los hombres y el evangelio de Dios; hoy día el evangelio del hombre es bastante popular. 

Alguien se pone a pensar hasta que le duele la cabeza, produce disparates, viene y los ofrece como algo nuevo. 

Los hombres van hasta el fondo de un tema y lo baten hasta que remueven el lodo de ese fondo y luego no pueden ver su propio camino, y nadie más puede verlo, y luego salen con algo maravilloso y, usando palabras difíciles de pronunciar y más difíciles de entender, ganan el prestigio barato de ser grandes eruditos y profundos teólogos. 

Bien, dejemos que sigan su camino; ese es su evangelio; pero nosotros tenemos otro evangelio, el cual lo hemos ganado de otra manera, y deseamos propagarlo de otra manera. 

Pablo dijo "nuestro evangelio," pues, para hacer una distinción.

Pero también quiso decir que era su evangelio porque le había sido encomendado; lo había recibido como un depósito sagrado; él era, por decirlo así, un mayordomo de Dios, con la misión de preservar y mantener viva la verdad en el mundo; y Pablo la preservó sin adulterarla. 

Así cuando terminó su vida pudo decir, "He peleado la buena batalla, he guardado la fe." 

Si alguien adulteró el evangelio, no fue Pablo. 

Él lo entregó tal como Cristo se lo dio. 

¡Oh! ¡que cada uno de nosotros que es llamado a predicar el evangelio, y, por supuesto, cada miembro de la iglesia sienta que la verdad nos es encomendada para conservarla en el mundo! 

Nuestros antepasados la conservaron en la hoguera, y en el tormento cruel, y cuando se fueron al cielo en sus carros de fuego dejaron la verdad para que la preservaran sus hijos. 

Transmitida a nosotros por la larga fila de mártires y confesores, Presbiterianos y Puritanos, ¿qué vamos a hacer con ella ahora? 

¿No sentiremos que todo el costo de conservarla a través de los siglos nos exige actuar igual que ellos, si hubiera la necesidad (aun a costa de nuestra sangre) y que, mientras vivamos, nunca se diga que en nuestra vida, en nuestra oración, en nuestra conversación, o en nuestra predicación, el evangelio sufrió en nuestras manos? 

"Yo sé a quién he creído," dijo Pablo, y "estoy convencido de que él es poderoso para guardar mi depósito," o, más bien, como algunos lo interpretan, "Él es capaz de guardar mi depósito, el cual se me encomendó para guardar; también Cristo guardará y preservará el evangelio puro y claro, aun hasta la última hora del tiempo." 

¡Que el Señor nos lo conceda, para gloria de su nombre!

Pero además pienso que el Apóstol utilizó el término "nuestro evangelio" no sólo para diferenciarlo y porque sintió que le fue encomendado, sino porque él mismo lo había gozado y lo había experimentado. 

¿Qué derecho tiene alguien de predicar lo que no ha disfrutado ni hecho suyo? 

He oído de cierto médico que usualmente probaba sus propias medicinas en él mismo; seguro que debiera ser siempre la práctica de aquellos que sirven al médico celestial. 

¿Cómo vendremos y predicaremos el bálsamo de Galaad, el cual cura todas las heridas, si las nuestras no han sido curadas? 

¡En qué lastimoso caso se encuentra el desdichado que habla de regeneración, pero no ha nacido otra vez; que predica la fe, pero nunca ha creído; que habla de perdón, pero nunca ha sido lavado en la preciosa sangre; habla de la justicia de Cristo, pero tiembla en la desnudez de su propia corrupción! 

¡Ah! ¡hombre infeliz, ser heraldo de buenas nuevas, mientras él mismo no participa en ellas! 

Ezequiel, antes que tuviera que ir y hablar del mensaje de Dios, se le dio un mensaje, y ¿qué decía? 

"Hijo de hombre, come este rollo." 

Tuvo que tomar el mensaje escrito en el rollo y comerlo, y cuando estaba en su propio cuerpo entonces pudo hablar del mensaje con gran poder.

Es una buena máxima antigua la que dice: 

"Si tu predicación debe llegar al corazón, debe salir del corazón." 

Debe haber conmovido a nuestras almas, antes que podamos esperar conmover las almas de otros. 

El Señor es mi testigo que al predicar aquí a ustedes, todos estos años, amados míos, les he predicado lo que he probado y aplicado de la buena Palabra de Dios. 

He predicado la doctrina del pecado humano, porque he sentido su poder, sentido su amargura y vergüenza, y me he revolcado en el polvo ante Dios, casi con desesperación. 

Les he predicado el poder de la sangre preciosa para limpiar el pecado, porque he mirado hacia las amadas heridas de Cristo y he encontrado purificación en ellas. 

Sólo les hemos hablado de lo que nosotros mismos hemos conocido, y sentido, y comprobado que es cierto. 

Me iría a mi habitación esta noche sintiéndome desventurado si no tuviera más seguridad de la verdad de mi mensaje que la que pudiera encontrar en la experiencia de otros hombres.

Ahora muchos de ustedes están comprometidos en la predicación de Cristo a otros, y en enseñar a Cristo a los niños en las escuelas. 

Siempre hablen de la llenura de sus propios corazones, porque cuando puedan decir, "He probado esto; me regocijo en esto," la palabra de ustedes seguramente llegará con poder a los corazones de quienes los escuchan. 

El hombre que desee traer a otros a Cristo debe de imitar a Elías, el profeta, quien, cuando halló al niño muerto en su cama y que no podía ser levantado a la vida de ninguna manera, fue y puso su boca en la boca del niño, y sus manos sobre las manos del niño, y sus pies sobre los pies del niño, y entonces poco a poco la vida se le restituyó al niño. 

Debemos sentir una compasión interna por aquellos a quienes queremos traer a Cristo, y entonces proclamar desde nuestra propia alma lo que sabemos acerca del Salvador, y entonces llegará con frescura y con poder, y Dios y el Espíritu Santo bendicen esto. 

Esta entonces, fue la razón que Pablo tuvo para llamarlo "nuestro evangelio", el evangelio encomendado a él, el evangelio que había probado y aplicado a sí mismo.

Entrega del Evangelio del Reino

Pablo lo describe como viniendo en cuatro grados. 

Primero, dice, "nuestro evangelio no llegó a vosotros sólo en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y en cuarto lugar, en plena convicción." 

Bien, estas cuatro palabras me permiten dividir a mi auditorio en este momento. 

A todos los que han asistido regularmente a esta casa de reunión, que se han sentado en estas bancas durante algún tiempo, ciertamente nuestro evangelio ha venido en palabra; todos la han escuchado, y la han escuchado de tal manera que entienden su sentido, el don de ella. 

La han oído de muchas maneras y formas prestándole la debida atención. 

Ahora, es de temerse que hay algunos para los que la palabra ha venido en eso, en palabras solamente, y es muy triste para el predicador (y debe ser más triste para los que se encuentran en tal condición), que esta Palabra que da vida sea solamente una palabra. 

Hubo el banquete del evangelio, y el mensaje fue enviado, pero quienes habían sido invitados no vinieron al banquete. Escucharon el mensaje y eso fue todo. 

Allí están los enfermos junto al estanque de Betesda; ven el agua y eso es todo; pero no entran al estanque y no son curados. 

¡Oh, encontrarse enfermo y tener la curación a la mano! 

¡Tener hambre, y que el pan esté disponible! 

¡Estar sediento, y con un arroyo corriendo a nuestro pies, y no beber! 

Recuerden, queridos lectores, que si la Palabra de Dios viene a ustedes hoy como palabra solamente, algún día será más que eso, ya que es una verdad cierta de la Escritura que los que oyen la palabra son responsables por lo que oyen. 

"Mirad, pues, cómo oís," deberá ser algo a lo que tengamos que responder el día del juicio. 

"¡Ustedes escucharon el evangelio, pero lo rechazaron!" será una de las acusaciones que se presentarán en contra de los que lo escucharon, y será más tolerable para Tiro y para Sidón que para ellos. 

Me gustaría ahora dividir esta congregación, respondiendo a esta pregunta: 

"¿Cuántos hay aquí presentes para quienes el evangelio ha venido en palabra solamente?" 

Dejen que hablen sus conciencias; que cada hombre ponga su mano sobre su corazón y responda: 

"¿Es ese mi caso?" 

Si es así, rogamos que salgan de esa condición de inmediato, que no pasen ni un día más así. 

¡Que la Palabra venga a ustedes de otra manera!

Pero, en segundo lugar, había algunos a quienes les llegó con poder. Ahora bien, hay oyentes a quienes el evangelio les llega con un poder inspirador. 

Solían ser descuidados, pero ahora ya no pueden serlo. 

Oyen la palabra "¡eternidad! ¡eternidad! ¡eternidad!" resonando en sus oídos, y los sobresalta y los despierta. 

No pueden estar a gusto mientras estén enemistados con Dios; sienten que su nido está agitado. 

Ha llegado a ellos con poder. Más que eso, hay quienes han sentido un efecto aplastante; los ha golpeado duramente; ha magullado su rectitud; ha hecho astillas sus propias esperanzas; y aunque no han mirado hacia Cristo para la esperanza verdadera, sienten el poder del evangelio, que coloca a todas las otras esperanzas en el polvo. 

¡Ah! Yo sé que algunos de ustedes han sentido el poder del evangelio, porque se han ido a sus casas y han orado, tal vez docenas de veces, después de escuchar el sermón, se han ido a sus recámaras, y han comenzado a orar, pero a la mañana siguiente lo han olvidado. 

El bien de ustedes ha sido como el rocío de la mañana, y se ha evaporado cuando el calor de las preocupaciones del día le ha llegado. 

¡Ay! En muchos surcos hemos sembrado en vano. 

Hemos lanzado la semilla en terreno pedregoso; la hemos lanzado al lado del camino, y nuestros esfuerzos han sido vanos; sin embargo, debemos continuar todavía predicando el evangelio, porque a algunas personas les llegará aún con mayor poder.

Otra vez, yo pediría otra división de la congregación. 

Sé que hay algunos que estarán bajo esta división. No son salvos, pero no pueden burlarse del evangelio; no pueden pasar ante él con indiferencia. 

Es como una espada aguda de dos filos; perfora, corta, y hiere. 

Yo le ruego a Dios que los mate espiritualmente, para que puedan recibir nueva vida.

Ahora, el tercer grado de la llegada de la Palabra a Tesalónica fue que vino en el Espíritu Santo. 

¡Ah! Aquí está el camino bendito; porque si viene en otro poder que no sea éste, vendrá en vano; pero si viene en el Espíritu Santo, ¡Oh!, entonces, entonces se logra su objetivo, porque el Espíritu Santo aligera a los hombres por una misteriosa operación, que no podemos describir, pero que muchos hemos sentido, la cual llega a los hombres creando en ellos una nueva vida, y como ellos estaban muertos en el pecado entonces comienzan a vivir como no lo habían hecho antes. 

Ese mismo Espíritu los ilumina, mostrándoles mil verdades que nunca antes habían visto; descubren que han entrado en un nuevo mundo; han pasado de la oscuridad a la luz maravillosa. 

Entonces el Espíritu de Dios comienza a purificarlos. Los limpia de este y ese pecado, y los libra de impurezas, los renueva; está en ellos como un espíritu para quemar y consumir al pecado, un espíritu que los limpia limpiándolos de sus maldades. 

Luego viene como un espíritu de consolación y les da alegría y paz, los eleva sobre sus preocupaciones, sus tentaciones, sus dudas y los llena con un anticipo de bendición eterna. 

¡Oh! Bendito es ese hombre para quien nuestro evangelio llega con el Espíritu Santo. 

Amados, no nos admira si las personas se burlan del evangelio en sí mismo, o si otros lo oyen y no son conmovidos por él, porque el evangelio en sí mismo es como una espada sin el brazo de un guerrero que la sostenga. 

Ahora, cuando el Espíritu de Dios viene, el hombre ya no duda más. 

Es cuando coloca la verdad en el corazón (de manera que alma y espíritu, articulación y médula, se sumergen en ella) que los hombres son convencidos, convertidos, salvos, y la verdad es para ellos ciertamente una cosa viva. 

Clamemos, oh, amados miembros de esta iglesia, rueguen porque la palabra de Dios, nuestro evangelio, pueda venir en el Espíritu Santo.

Conclusión

Una cuarta clase para quienes la palabra llegó en un grado más elevado; porque sé agrega "y en plena convicción." 

A todos los cristianos llega en el Espíritu Santo, pero para algunos llega con un grado aún mayor de poder espiritual.

Ellos creen en el evangelio, pero no lo creen tímidamente; lo aceptan como una realidad firme, sólida, indisputable; se aferran a él como con una mano de hierro, y su propio interés en él no permanece en duda. 

No, ellos saben en quien creen, están persuadidos de que Él es capaz de guardar lo que se le ha encomendado. 

Ellos creen en Cristo con la fe de Abraham, que no titubeó ante la promesa por falta de fe. 

Las nubes y la oscuridad se han ido del cielo de ellos, y ven el éter azul claro de la presencia de Dios por encima de ellos. 

Se regocijan en el Señor siempre, y otra vez se vuelven a regocijar. 

Hay algunos así en esta congregación; bendigo a Dios por cada uno de ellos. 

Que haya muchos más; porque ustedes que poseen plena certidumbre son los hombres fuertes para el servicio. 

Teniendo la alegría del Señor en sus propias almas, ésta se convierte en su fuerza cuando salen a luchar las batallas del Maestro, porque ustedes sienten el amor del Maestro. 

Que el Señor nos dé muchos, muchos más en la iglesia, para quienes la palabra de Dios venga en el Espíritu Santo y con plena certidumbre. Así fue como llegó la palabra de Dios a ellos. 

Oremos


Ps. Jorge Macías Benitez


¡Dios les Bendice!