domingo, 23 de febrero de 2020

#A224 Sin Reforma no habrá Avivamiento

Serie: El Camino del Poder Espiritual

#A224 Sin Reforma no habrá Avivamiento





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Introducción

Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!

Esta mañana del domingo 23 de febrero del año del Señor 2020, damos inicio con una Nueva Serie de Mensajes y la Ministración en Su Espíritu Santo.

De entrada, les quiero compartir que esta es una Serie de Mensajes que en mi corazón ha movido el Señor, tomando como fundamento revelación que me ha entregado y que ha confirmado con otra revelación que le dio a quién en su tiempo entre nosotros, fue llamado como Profeta del Señor por muchos.

El nombre de ese Varón de Dios es A.W. Tozer.

La Revelación que Dios le entregó, quedó documentada en el libro “El Camino del Poder Espiritual”.
Dondequiera que hoy se reúnan cristianos, se escucha constantemente la palabra avivamiento o un despertar.
En las prédicas, mensajes, Alabanzas y oraciones estamos recordando al Señor y a nuestro prójimo que, para que resolvamos nuestros problemas espirituales, necesitamos de un “poderoso avivamiento, de esos de los tiempos antiguos”.
También circulacion periódicos y revistas, mensajes en redes sociales relacionados con la Fe, en los cuales tratan bastante de al respecto, afirmando que el avivamiento es la mayor necesidad de este Tiempo; en lo personal pienso que la persona que sea capaz de escribir un ensayo sobre el asunto ciertamente encontrará muchos editores dispuestos a publicarlo, además de las enromes facilidades que las redes sociales y herramientas digitales nos dan hoy para hacerlo.
Tan fuertemente está el soplar de la brisa pro avivamiento que es muy raro el que parezca que alguien tenga el Discernimiento o el coraje de resistir a ese viento, a esa corrriente “de doctrina”, aunque la verdad pueda fácilmente estar en aquella dirección.
Amados en Cristo, queridos amigos, la fe siempre ha tenido sus modismos u ondas, como suele acontecer a la filosofía, a la política y a las modas femeninas.
Las mayores religiones del mundo tuvieron sus periodos de declive y de recuperación, y tales recuperaciones o períodos áureos son indebidamente llamados por los historiadores como avivamientos.
De eso es que Cristo nos quiere Ministrar con esta Nueva Serie de Mensajes.
“10 Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? 11 Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. 12 Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros.” Josué 7:10-12
Esta mañana el título de nuestro Mnesaje y Su Ministración es:
Sin Reforma no habrá Avivamiento

Oremos

Un Divorcio del Poder del Espíritu Santo

Amados en Cristo, queridos amigos, reflexionemos en lo que ha venido sucediendo en este Tiempo.
En muchos países el islamismo está pasando por un avivamiento.
Los últimos informes venidos de Japón nos dan cuenta de que, después del breve eclipse que vino con la segunda guerra, el sintoísmo esta experimentando un notable reflorecimiento.
Ahora, también el protestantismo liberal, esto es nuestro Cristianismo evangélico, está avanzando con tal impetuosidad que la palabra avivamiento se hace casi necesaria para describir el fenómeno; todo ello, eso sin dejar de percibir cualquier perceptible elevación de los patrones morales de sus fervorosos partidarios.
Amados, una religión, incluso el cristianismo popular, puede gozar de un rápido desarrollo y junto con eso nosotros observar al menos, aunque mejor aun debemos Discernir que quizá todo eso viene divorciado del Transformador Poder del Espíritu Santo, y así dejar la iglesia de la generación siguiente en peor condición que la anterior.
¿Capicci…?
Sinceramente creo que la imperativa necesidad del momento no es sólo el tener un avivamiento; creo firmemente que una reforma radical que alcance la raíz de nuestros males morales y espirituales y que trate más de las causas que de las consecuencias, más del mal que de los síntomas, es lo que en Verdad viene y necesitamos en este Tiempo del Señor.
Es más, de Hecho ¡es ese el Propósito por el cuál el Señor me Llamó y Escogió para Servirle!
Mi sincera reflexión es esta:
En las actuales circunstancias no estamos anhelando un avivamiento.
Amados en Cristo queridos amigos, un vasto avivamiento, del tipo del cristianismo de que hoy tenemos conocimiento en el mundo Occidental, puede bien probar ser una tragedia moral de la cual no nos recuperaremos dentro de cien años.
Me explico Amados.
En la generación pasada, reaccionándose contra la alta crítica y su consecuencia, el modernismo, surgió en el protestantismo poderoso movimiento de defensa del histórico Credo Cristiano.
Tal corriente, por motivos obvios, se hizo conocida por el nombre de fundamentalismo.
Fue un movimiento espontáneo sin mucha organización, pero su propósito, dondequiera que apareciera, era el mismo:
Prohibir o contener “la fuerte marea del negativismo” en la Teología Cristiana y reafirmar y defender las doctrinas básicas del cristianismo del Nuevo Testamento.
Esta parte es de la historia.
Piedra de Tropiezo
Amados en Cristo, queridos amigos, en general hemos olvidado que ese fundamentalismo, a medida que se esparció por varios grupos denominacionales e interdenominacionales, tropezó como una victima más de sus propias buenas intenciones.
Se volvió una piedra que hizo tropezar y entonces, la Palabra murió en las manos de sus amigos.
La inspiración verbal en el tiempo de Tozer, el método expositivo en este Tiempo, por ejemplo, inmediatamente fueron alcanzados por el rigor mortis.
Ahora, reflexionemos amados.
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Tanto la inspiración verbal en el Tiempo de Tozer, como el método expositivo en este Tiempo, han Silenciado la voz del profeta y el escriba y ha cautivado las mentes de los fieles.
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Todo ello, en vastas áreas de la imaginación religiosa, de las mentes y razonamientos, en posicionamientos por encima de la Fe y del Espíritu de Dios mismo.
Una situación muy característica de ambos tiempos ha sido que existe quien o quienes dicen decidir sobre aquello que los cristianos debemos creer y que la más de las ocasiones, son interpretaciones de la Palabra de Dios, de unos cuantos y no una Revelación Fresca y Verdadera de Dios mismo en Su Palabra y Obra.
Así es como el Credo Cristiano se hizo no en las Escrituras Sagradas, sino aquello que el escriba creía que las Escrituras decían.
Colegios, seminarios, institutos bíblicos, congresos bíblicos, y populares expositores de la Biblia se reunieron para hacer avanzar el culto del textualismo, dice Tozer.
De ahí, un sistema de extremo dispensacionalismo, que entonces se industrializo, desobligo el cristiano del arrepentimiento, de la obediencia y de la cruz tomando eso como formalidades.
Tomaron tramos enteros del Nuevo Testamento y los dispusieron de acuerdo con un rígido sistema de distribución de lo que esos pocos llamaron, “Palabra de la verdad”.
El resultado de eso fue una religión mentalmente enemiga del verdadero Credo Cristiano.
Descendió sobre el fundamentalismo una especie de niebla helada, de un velo que cegaba e insensibilizaba de la Presencia del Espíritu Santo.
Sin embargo, el terreno es conocido.
Se trata del cristianismo Verdadero del Nuevo Testamento.
Por amor a la exactitud, debemos de decir que eso fue apenas una condición o estado general.
Es correcto que aún en esos tiempos precarios hubo algunos, de ardientes corazones, quienes revelaron ser mejores teólogos de lo que sus propios maestros.
Ellos apuntaban hacia una plenitud y un Poder Eterno y siempre accesible, aunque desconocido del resto de ellos.
El número de estos, sin embargo, era pequeño y mayores las des- proporciones.
Así, no consiguieron eliminar la niebla que paraba sobre el terreno.
El error o deleite del textualismo ó la imprecisión acompañada de falta de Sensibilidad Espiritual del método expositivo, no es de naturaleza doctrinaria.
Es más sutil que esto y muy difícil de ser descubierto o percibido; pero sus efectos son tan mortíferos en cuanto a los desvíos doctrinales.
Se quedan de este lado no sus postulados teológicos, sino sus admisiones o afirmativas.
Se admite, por ejemplo, que si entiendo la palabra para una cosa, tenemos la esa cosa.
Si está en la Biblia, está en nosotros.
Si tenemos la doctrina, tenemos la experiencia.
Dicen: si esto o aquello era cierto al respecto del Apóstol Pablo, necesariamente es cierto también a nuestro respecto, porque aceptamos que las Cartas de él son inspiradas por Dios.
La Biblia nos dice como nos podemos salvar, pero el textualismo va más lejos, haciéndola decir que estamos salvos, algo que por la verdadera naturaleza de las cosas no se puede hacer.
Amados, reflexionemos en esta Verdad.
La certeza de la salvación individual así no pasa de mera conclusión lógica quitada de premisas doctrinarias y nada más es, que el resultado de una experiencia enteramente mental.
Revuelta por la Tiranía Mental
Amados en Cristo, queridos amigos, de ahí vino la revuelta.
La mente humana puede soportar el textualismo hasta cierto punto, porque después comienza a buscar una válvula de escape.
Así, y sin tener conciencia de que se procesa una revuelta, las masas del fundamentalismo se vuelven, no contra las enseñanzas de la Biblia, sino contra la tiranía mental de quienes interpretan y escriben al respecto de lo que leen y NO Disciernen.
Con la misma angustia de aquellos que están a punto de morir ahogados, buscan con desesperación aire para respirar, y batallan ciegamente por libertad en el Entendimiento de que la misma Palabra de Dios habla, y también por Llenura emocional, que nuestra naturaleza de Creados demanda y que en mucha casos ha venido siendo negada por los que se dicen maestros de la Palabra de Dios.
Amados, ciertamente estamos viviendo consecuencias de esta forma de vivir lo que debiera de Ser en fe y que se ha convertido en acciones religiosas y porque no decirlo, fariseismo en este tiempo.
El resultado cosechado en las últimas décadas, ha sido este:
Una perversión religiosa que apenas se equipara a aquella en que Israel decidió adorar un becerro de oro.
En Verdad se puede decir que nosotros, cristianos bíblicos, “nos sentamos a comer y a beber, y nos levantamos a jugar”.
Casi desapareció totalmente la línea divisoria entre la Iglesia y el mundo.
A parte otros pecados más graves, vemos que los desvíos del mundo no regenerado reciben ahora la sanción y aprobación de un chocante número de cristianos que dicen haber nacido de nuevo; y tales pecados pasan a ser copiados con extrema ansiedad.
Jóvenes cristianos toman por modelo las modas escandalosamente mundanas, y recogen asemejarse lo más posible a las personas de conducta dudosa, o declaradamente contrarias a nuestra Fe Evangélica, Cristiana.
Líderes de Fe adoptaron las técnicas de los propagandistas, y las exageraciones, las condenables vanaglorias surgen en los sectores eclesiásticos como procedimiento normal.
Se siente que el clima normal no es del Nuevo Testamento, y sí de Broadway y de Hollywood, como de organizar grandes eventos sociales se tratase.
La mayor parte de los evangélicos ya no se inicia, pero imita, y el mundo es el modelo de ellos.
Aquella ardiente y santa creencia de nuestros padres en muchos sectores se hizo como un pasatiempo, y lo que más entristece es ver que todo ese mal viene de encima, dese el liderazgo hasta las masas.
Esa voz de protesta que se inauguró con El Nuevo Testamento y que siempre se hizo oír en alto y buen sonido en los tiempos en que la Iglesia tenía Poder, fue abandonada y silenciada con notable éxito.
Aquel elemento radicalista por su testimonio y vida que hizo de los cristianos individuos odiados por el mundo, ya no se ve en el evangelismo de los días que vivimos.
Los cristianos se distinguieron como verdaderos revolucionarios morales, pero no políticos y hoy hemos perdido ese carácter revolucionario.
Vemos que hoy no peligra más el ser cristiano, ni es cosa costosa serlo.
La Gracia ya no es más libre, y sí barata, contrario a aquella asombrosa y poderosa Revelación que Dietrich Bonhoeffer recibiera un siglo atrás.
Nos ocupamos hoy como probar al mundo, y a los mundanos, que podemos todos gozar los beneficios del Evangelio sin la menor inconveniencia a su habitual contenido de vida. “Todo es nuestro, y el cielo también”.
Este cuadro que damos de la cristiandad moderna, aunque no tenga aplicación a todos en general, representa la verdad para la mayoría de los cristianos de la era actual.
Amados en Cristo, queridos amigos, este es el motivo por el cuál creo ser cosa vana e inútil que se reúnan grandes porciones de creyentes con el propósito de que gasten largas horas a suplicar a Dios que les mande un Avivamiento.
Mientras no deseemos sinceramente transformarnos, no debemos orar.
Sólo habrá verdadero Avivamiento cuando personas de oración reciban la visión y la fe que los muevan a enmendar todo su contenido de vida, para que se ajusten al Diseño de Reino del Nuevo Testamento.
Oración Equivocada
En ocasiones oramos no sólo vanamente, pero también equivocadamente.
Veamos el ejemplo en Josué 7:6.
“Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.”
Josué 7:6
De acuerdo con nuestra actual filosofía del Avivamiento, eso era lo que debía ser hecho y, una vez que eso se hiciera continuamente, es verdad que convencería a Dios y Él acabaría concediendo aquella bendición.
En realidad, veamos lo que sucedió:
“Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres.
Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros. Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros”. Josué 7:10-13
Amados en Cristo, queridos amigos, en verdad Creo con todo mi corazón que en este Tiempo los que nos llamamos Su Iglesia, nos debemos hacer al menos estas 2 preguntas:
1.   ¿En Verdad estamos escuchando a Dios?
2.   ¿En Verdad estamos Obedeciendo la Voluntad de Dios?
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Desde hace por lo menos 10 años, he sentido de parte de Dios y esa es una parte de Su llamado y Propósito para mí, el que viene una última Reforma dentro de Su Iglesia.
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Amados, pedir que un diluvio de bendiciones caiga sobre una iglesia desobediente y decaída es desperdiciar tiempo y energía.
 Escucha, una nueva ola de interés religioso sólo conseguirá añadir números a las iglesias que no proyectan someterse a la soberanía de Jesús y tampoco buscan obedecer los mandamientos de Él.
Dios no está tan interesado en aumentar el número de asistentes a las congregaciones como en hacer que todas esas personas sean realmente transformados, enmienden sus caminos y comiencen a vivir santamente.
Reflexión final
Cierta vez el Señor por la boca del profeta Isaías dijo palabras que aclaran este asunto:
“¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
...Aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra”.
Isaías 1:11-17,19

Las súplicas, pidiendo o aun mas Declarando un Avivamiento, ¡sólo serán oídas cuando sean acompañados de una radical enmienda o reforma de vida!
Reuniones de oración que atraviesan la noche pero no son precedidas de verdadero arrepentimiento sólo pueden disgustar Dios.
“El obedecer es mejor que los sacrificios.” 1ª. Samuel 15:22
Conclusión
Amados en Cristo, queridos amigos, en Verdad es crítico que volvamos al cristianismo del Nuevo Testamento, no sólo en lo que respeta al credo y fundamento sino también en la manera completa de vivir.
Separación, obediencia, humildad, naturalidad, seriedad, autodominio, modestia, longanimidad, todo eso necesita ser nuevamente parte vivificante del concepto total del cristianismo y aparecer en el vivir cotidiano.
Necesitamos purificar el templo, quitando de dentro de él a los mercenarios y los cambiadores, y que nos quedemos otra vez enteramente bajo la autoridad del Señor resucitado.  
Escucha Amado, esto que aquí ahora estoy afirmando se aplica a quien escribe estas líneas, así como cada uno de los que invocan el nombre de Jesús.
De ahí, sí podremos orar en plena confianza, y aguardar el verdadero Avivamiento pues ciertamente vendrá.
Oremos

¡Dios los Bendice!

Ps. Jorge Macías Benítez


domingo, 16 de febrero de 2020

#A223 Juicio y Justicia del Rey. II

Serie: Conozcamos a Dios

#A223 Juicio y Justicia del Rey. II





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Introducción

Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!

Vamos a la parte final de nuestro Fundamento en Su Palabra de de esta Serie, que nos dice en Isaías 9:6-7:

“6Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz7Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”

Permítanme Amados en Cristo, queridos amigos, recordar y dar contexto de la Ministración del Señor, Cristo mismo por medio del Espíritu Santo, la semana pasada.
La resurrección futura de la que nos habla el Apocalipsis 20:5, es una de las razones por las que Pablo instruye a los cristianos gentiles que no se “jacten” como si estuvieran reemplazando a los israelitas en el plan de salvación de Dios como nos dice en Romanos 11:18.
Quería que entendieran por qué ellos, como las desgajadas ramas naturales de Israel, deberían sentirse humildemente agradecidos por haber sido “injertados” en el “olivo” de los herederos de Abraham.
No tenían razón para ufanarse:
“18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. 20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. 23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?”
Romanos 11:18-24
Pablo también recalca que todas las promesas hechas en el pasado a Israel serán cumplidas porque “irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios” versículo29.
Este 8to. y último Mensaje de esta Serie: Conozcamos a Dios, lleva por título:

Juicio y Justicia del Rey
Parte II

Oremos
El Rechazo de los Hebreos

¿Por qué era tan importante confirmar la fidelidad de las promesas que Dios le hizo a Israel, que Pablo quería que todos los gentiles conversos lo entendieran así?
La historia nos da la respuesta.
Poco menos de un siglo después de la muerte de Pablo, la división que había tratado de evitar entre los hebreos y los gentiles dentro del cristianismo, se empezó a presentar a gran escala.
La mayoría de los gentiles conversos que ya en ese entonces eran “cristianos” al menos de nombre, rechazaron el papel de Israel en el plan de salvación de Dios y abandonaron la ley de Dios.
Decidieron verse a sí mismos como el reemplazo de los hebreos.
Cuando este concepto se hubo introducido en sus creencias, ellos fueron blanco fácil de otros engaños.
La mayoría de esos engaños todavía ejercen influencia en las principales ramas del cristianismo en la actualidad.
Amados, esa transición marcó el comienzo de una nueva perspectiva teológica que no sólo rechazaba a los hebreos, sino que también menospreciaba todo aquello que se percibiera como “judío”, incluso las Escrituras que llamamos el Antiguo Testamento.
Se desvirtúa la justificación por medio de Cristo
Ahora, debe ser fácil entender el razonamiento de Pablo al afrontar el problema de juzgar que se presentaba entre los cristianos en Roma.
Pablo sabía que si no entendían correctamente la razón de su llamamiento, eso pronto los conduciría al desastre.
Por eso explica en Romanos 2 versículo 1:
“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo”
Amados en Cristo, queridos amigos, de acuerdo al Diseño de Dios, cada persona es candidata a la justificación exactamente por lo mismo: por medio de Jesucristo (v.26) y no debido a que un grupo o persona sea superior a la otra.
En Romanos 4, Pablo se refiere al ejemplo de Abraham, cuya fe lo llevó a obedecer a Dios.
Su propósito es ayudar a los gentiles conversos a obedecer los mandamientos de Dios como una parte fundamental del arrepentimiento.
Pablo está de acuerdo con Santiago en que:
“la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” Santiago 2:17
Debido a ello es que nos dice cómo la fe de Abraham debiera tomarse como la base de su obediencia, en lugar de pensar que la obediencia fuera la base de su fe.
Vamos a Romanos 4:13 y  a Santiago 2:17-24; veamos que nos dice la Palabra de Dios:
“Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.”
Romanos 4:13
“17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios 24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.”
Santiago 2:17-24

Abraham entendió claramente que necesitaba ayuda para poder ser capaz de obedecer a Dios.
Amado, Escucha:
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Abraham no obedeció a Dios para recibir fe; antes, Dios le dio a Abraham la fe que necesitaba para que estuviera dispuesto a obedecerle y pudiera hacerlo.
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Ahora, los descendientes naturales de Abraham por medio de su nieto Jacob no siguieron su ejemplo de fe obediente.
En la época de Pablo su confianza estaba basada en gran parte en la percepción equivocada de que su justicia era superior.
Como resultado de ello, muchos hebreos no eran capaces de percibir la imperiosa necesidad que tenían de ser justificados por Cristo.
Esperaban a un rey que iba a expulsar las legiones romanas y los iba a exaltar a ellos como creían que merecían, no a un Salvador que los limpiara de sus pecados.
Dios usa a Pablo y nos indica en Romanos 5:1-17 los beneficios de ser justificados por medio de la fe.
Entre estos beneficios están la “paz con Dios” (v.1), el acceso directo a él por la fe (v.2) y “el don de la justicia”, hecho posible por el perdón de las culpas pasadas y el don del Espíritu Santo (v.17).
Amados, sin estas Bendiciones, nadie puede agradar a Dios.
Así que el arrepentimiento, el perdón de pecados por la sangre derramada de Cristo y la recepción del don del Espíritu Santo son esenciales para que uno pueda ser Transformado, en una persona justa.
Dios instruye a Pablo que nos dice claramente:
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” Romanos 6:4
Respuesta a la Misericordia de Dios

El convertirse en una nueva persona, transformada por el Poder del Espíritu de Dios, era lo que Pablo quería que los cristianos en Roma tuvieran como su enfoque central.
Estaba tratando de que comprendieran cabalmente que este caminar en “vida nueva” se logra cuando obedecemos a Dios con todo el corazón.
Sólo aquellos que se arrepienten y son perdonados, son guiados por el Espíritu Santo en una vida de obediencia tal como lo revelan las leyes y enseñanzas espirituales de Dios.
Solo así es que tendremos éxito en este camino espiritual.
Pablo continúa:
“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? ... Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 6:16, 22-23
Pablo comienza Romanos 7 con el ejemplo de una mujer casada que queda liberada de cualquier obligación que por ley pudiera tener con su esposo, una vez que éste ha muerto.
Su muerte la libera de ese matrimonio.
Comparando, explica que “habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo” en el versículo4.
Amados en Cristo, queridos amigos, Pablo no dice que la ley está muerta.
Más bien, nosotros morimos a la ley mediante el arrepentimiento.
Esto es, que la ley reclama nuestra vida como pena por haberla quebrantado y esto queda cubierto por la muerte expiatoria de Cristo, quien murió en nuestro lugar.
Pablo explica que así como la mujer queda libre de la ley específica que la unía a su esposo, por medio de la muerte de Jesús nosotros quedamos liberados de la pena de muerte que merecemos por nuestros pecados pasados.
Nuestra respuesta debe ser “que llevemos fruto para Dios” en lugar de estar “llevando fruto para muerte” (vv.4-5) de Romanos 7:
“1 ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que este vive? 2 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras este vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.
4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.

Esta liberación sólo se aplica a la condena de muerte que la ley impone a todos los pecadores.
No es una liberación de la obligación de respetar y practicar el camino de vida de justicia tal como lo define la ley.
Pablo lo resume en el versículo 6 de Romanos 7:
“6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
Lo que quería que quedara claro era que después de haber sido perdonados, el Diseño de Dios en cuanto a la Obediencia es que debemos sobrepasar la simple letra de la ley.
Amados en Cristo, queridos amigos, debemos obedecer la intención, el espíritu de la ley, no haciendo lo mínimo que se requiere explícitamente.
Amado, Escucha, la ley nos sirve también como guía y marco de referencia para tener un pensamiento y una conducta verdaderamente íntegros, aunque claro es que vivimos en nuestro Libre Albedrío.
Controlando nuestra naturaleza carnal

Una vez que Pablo establece que debemos andar en vida nueva, resistiendo la tentación a pecar, comienza a compartir cómo podemos superar la debilidad de nuestra naturaleza carnal, con todos sus malos deseos:
¡Por medio del Poder del Espíritu Santo!
Regresando a Romanos 7, Pablo se pone a sí mismo como ejemplo describiendo su propia batalla con los mismos deseos e impulsos carnales que nos pueden tentar a pecar a todos.
Establece un contraste entre su inmenso respeto por la ley de Dios y los deseos carnales contra los que tiene que luchar en su propio ser.
“De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado” Romanos 7:12-14.
Esta debilidad de todos nosotros, la cuál no es una debilidad de la ley de Dios, es el problema que tanto los hebreos como los gentiles tienen que reconocer, combatir y resolver con la ayuda del Espíritu de Dios.
Es una batalla personal que sólo podemos ganar con la ayuda del Espíritu de Dios.
Veamos cuán claramente lo explica Pablo, nuevamente en Romanos 7:21-23:
“Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley [las fuertes tendencias de la carne] en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley [la constante influencia] del pecado que está en mis miembros”

Rescatados de nuestra naturaleza carnal

Pablo nos comparte en los versículo siguientes de Romanos 7:
“¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” Romanos 7:24
De inmediato, contesta su propia pregunta:
“Gracias doy a Dios, [que la liberación vendrá] por Jesucristo Señor nuestro” v.25
Amados en Cristo, queridos amigos, las buenas intenciones no bastan para conquistar los deseos de la carne sin la ayuda de Jesucristo nuestro Sumo Sacerdote.
Ahora vamos al capítulo 8 de Romanos:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley [la presencia constante] del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” Romanos 8:1-2
Amados en Cristo, claramente la “ley del pecado y de la muerte” no es la ley de Dios.
Pablo utiliza la palabra griega que significa “ley” para referirse a un poder o influencia dominante
Su propósito es marcar el contraste que se manifiesta por la lucha entre nuestra naturaleza carnal frente a la ley y el Espíritu de Dios en cuanto a qué lado ejercerá control en nuestro comportamiento.
Lo que Pablo quiere aclarar es que debemos recibir Poder espiritual de Dios para gobernar nuestra debilidad humana:
“Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” Romanos 8:3-4
El Espíritu de Dios nos permite Discernir y decidir, para entonces hacer lo que la ley requiere.
Con esta ayuda divina para superar nuestras debilidades naturales y carnales, se puede cumplir ahora en nosotros “la justicia de la ley” (v.4).
Ahora, Discirnamos nuevamente.
La “libertad” a la que se refería Pablo, es la libertad del dominio de la naturaleza carnal del hombre y la libertad de la condena a muerte por medio del perdón de pecados.
Pablo creía firmemente en la promesa de Dios:
“Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” Ezequiel 36:27
Conclusión

Amados en Cristo, queridos amigos, entre sus comentarios finales a los cristianos en Roma, Pablo reconoce y elogia su obediencia:
“Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros” Romanos 16:19
Luego continúa:
“El Dios eterno ocultó su misterio durante largos siglos, pero ahora lo ha revelado por medio de los escritos proféticos, según su propio mandato, para que todas las naciones obedezcan a la fe” vs.26, NVI
En toda su carta a los Romanos, Pablo nunca deja de enseñar que la fe produce obediencia a la palabra de Dios.
El meollo de su mensaje siempre es que:
“los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” Romanos 8:7-8
¡Pablo, Lleno del Espíritu Santo Anhelaba que los romanos entendieran que sólo un nuevo corazón —que es la esencia del nuevo pacto— puede permitirle a uno obedecer a Dios con todo el corazón!

Oremos

¡Dios los Bendice!

Ps. Jorge Macías Benítez