domingo, 16 de febrero de 2020

#A223 Juicio y Justicia del Rey. II

Serie: Conozcamos a Dios

#A223 Juicio y Justicia del Rey. II





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Introducción

Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!

Vamos a la parte final de nuestro Fundamento en Su Palabra de de esta Serie, que nos dice en Isaías 9:6-7:

“6Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz7Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”

Permítanme Amados en Cristo, queridos amigos, recordar y dar contexto de la Ministración del Señor, Cristo mismo por medio del Espíritu Santo, la semana pasada.
La resurrección futura de la que nos habla el Apocalipsis 20:5, es una de las razones por las que Pablo instruye a los cristianos gentiles que no se “jacten” como si estuvieran reemplazando a los israelitas en el plan de salvación de Dios como nos dice en Romanos 11:18.
Quería que entendieran por qué ellos, como las desgajadas ramas naturales de Israel, deberían sentirse humildemente agradecidos por haber sido “injertados” en el “olivo” de los herederos de Abraham.
No tenían razón para ufanarse:
“18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. 20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. 23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?”
Romanos 11:18-24
Pablo también recalca que todas las promesas hechas en el pasado a Israel serán cumplidas porque “irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios” versículo29.
Este 8to. y último Mensaje de esta Serie: Conozcamos a Dios, lleva por título:

Juicio y Justicia del Rey
Parte II

Oremos
El Rechazo de los Hebreos

¿Por qué era tan importante confirmar la fidelidad de las promesas que Dios le hizo a Israel, que Pablo quería que todos los gentiles conversos lo entendieran así?
La historia nos da la respuesta.
Poco menos de un siglo después de la muerte de Pablo, la división que había tratado de evitar entre los hebreos y los gentiles dentro del cristianismo, se empezó a presentar a gran escala.
La mayoría de los gentiles conversos que ya en ese entonces eran “cristianos” al menos de nombre, rechazaron el papel de Israel en el plan de salvación de Dios y abandonaron la ley de Dios.
Decidieron verse a sí mismos como el reemplazo de los hebreos.
Cuando este concepto se hubo introducido en sus creencias, ellos fueron blanco fácil de otros engaños.
La mayoría de esos engaños todavía ejercen influencia en las principales ramas del cristianismo en la actualidad.
Amados, esa transición marcó el comienzo de una nueva perspectiva teológica que no sólo rechazaba a los hebreos, sino que también menospreciaba todo aquello que se percibiera como “judío”, incluso las Escrituras que llamamos el Antiguo Testamento.
Se desvirtúa la justificación por medio de Cristo
Ahora, debe ser fácil entender el razonamiento de Pablo al afrontar el problema de juzgar que se presentaba entre los cristianos en Roma.
Pablo sabía que si no entendían correctamente la razón de su llamamiento, eso pronto los conduciría al desastre.
Por eso explica en Romanos 2 versículo 1:
“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo”
Amados en Cristo, queridos amigos, de acuerdo al Diseño de Dios, cada persona es candidata a la justificación exactamente por lo mismo: por medio de Jesucristo (v.26) y no debido a que un grupo o persona sea superior a la otra.
En Romanos 4, Pablo se refiere al ejemplo de Abraham, cuya fe lo llevó a obedecer a Dios.
Su propósito es ayudar a los gentiles conversos a obedecer los mandamientos de Dios como una parte fundamental del arrepentimiento.
Pablo está de acuerdo con Santiago en que:
“la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” Santiago 2:17
Debido a ello es que nos dice cómo la fe de Abraham debiera tomarse como la base de su obediencia, en lugar de pensar que la obediencia fuera la base de su fe.
Vamos a Romanos 4:13 y  a Santiago 2:17-24; veamos que nos dice la Palabra de Dios:
“Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.”
Romanos 4:13
“17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios 24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.”
Santiago 2:17-24

Abraham entendió claramente que necesitaba ayuda para poder ser capaz de obedecer a Dios.
Amado, Escucha:
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Abraham no obedeció a Dios para recibir fe; antes, Dios le dio a Abraham la fe que necesitaba para que estuviera dispuesto a obedecerle y pudiera hacerlo.
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Ahora, los descendientes naturales de Abraham por medio de su nieto Jacob no siguieron su ejemplo de fe obediente.
En la época de Pablo su confianza estaba basada en gran parte en la percepción equivocada de que su justicia era superior.
Como resultado de ello, muchos hebreos no eran capaces de percibir la imperiosa necesidad que tenían de ser justificados por Cristo.
Esperaban a un rey que iba a expulsar las legiones romanas y los iba a exaltar a ellos como creían que merecían, no a un Salvador que los limpiara de sus pecados.
Dios usa a Pablo y nos indica en Romanos 5:1-17 los beneficios de ser justificados por medio de la fe.
Entre estos beneficios están la “paz con Dios” (v.1), el acceso directo a él por la fe (v.2) y “el don de la justicia”, hecho posible por el perdón de las culpas pasadas y el don del Espíritu Santo (v.17).
Amados, sin estas Bendiciones, nadie puede agradar a Dios.
Así que el arrepentimiento, el perdón de pecados por la sangre derramada de Cristo y la recepción del don del Espíritu Santo son esenciales para que uno pueda ser Transformado, en una persona justa.
Dios instruye a Pablo que nos dice claramente:
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” Romanos 6:4
Respuesta a la Misericordia de Dios

El convertirse en una nueva persona, transformada por el Poder del Espíritu de Dios, era lo que Pablo quería que los cristianos en Roma tuvieran como su enfoque central.
Estaba tratando de que comprendieran cabalmente que este caminar en “vida nueva” se logra cuando obedecemos a Dios con todo el corazón.
Sólo aquellos que se arrepienten y son perdonados, son guiados por el Espíritu Santo en una vida de obediencia tal como lo revelan las leyes y enseñanzas espirituales de Dios.
Solo así es que tendremos éxito en este camino espiritual.
Pablo continúa:
“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? ... Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 6:16, 22-23
Pablo comienza Romanos 7 con el ejemplo de una mujer casada que queda liberada de cualquier obligación que por ley pudiera tener con su esposo, una vez que éste ha muerto.
Su muerte la libera de ese matrimonio.
Comparando, explica que “habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo” en el versículo4.
Amados en Cristo, queridos amigos, Pablo no dice que la ley está muerta.
Más bien, nosotros morimos a la ley mediante el arrepentimiento.
Esto es, que la ley reclama nuestra vida como pena por haberla quebrantado y esto queda cubierto por la muerte expiatoria de Cristo, quien murió en nuestro lugar.
Pablo explica que así como la mujer queda libre de la ley específica que la unía a su esposo, por medio de la muerte de Jesús nosotros quedamos liberados de la pena de muerte que merecemos por nuestros pecados pasados.
Nuestra respuesta debe ser “que llevemos fruto para Dios” en lugar de estar “llevando fruto para muerte” (vv.4-5) de Romanos 7:
“1 ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que este vive? 2 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras este vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.
4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.

Esta liberación sólo se aplica a la condena de muerte que la ley impone a todos los pecadores.
No es una liberación de la obligación de respetar y practicar el camino de vida de justicia tal como lo define la ley.
Pablo lo resume en el versículo 6 de Romanos 7:
“6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
Lo que quería que quedara claro era que después de haber sido perdonados, el Diseño de Dios en cuanto a la Obediencia es que debemos sobrepasar la simple letra de la ley.
Amados en Cristo, queridos amigos, debemos obedecer la intención, el espíritu de la ley, no haciendo lo mínimo que se requiere explícitamente.
Amado, Escucha, la ley nos sirve también como guía y marco de referencia para tener un pensamiento y una conducta verdaderamente íntegros, aunque claro es que vivimos en nuestro Libre Albedrío.
Controlando nuestra naturaleza carnal

Una vez que Pablo establece que debemos andar en vida nueva, resistiendo la tentación a pecar, comienza a compartir cómo podemos superar la debilidad de nuestra naturaleza carnal, con todos sus malos deseos:
¡Por medio del Poder del Espíritu Santo!
Regresando a Romanos 7, Pablo se pone a sí mismo como ejemplo describiendo su propia batalla con los mismos deseos e impulsos carnales que nos pueden tentar a pecar a todos.
Establece un contraste entre su inmenso respeto por la ley de Dios y los deseos carnales contra los que tiene que luchar en su propio ser.
“De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado” Romanos 7:12-14.
Esta debilidad de todos nosotros, la cuál no es una debilidad de la ley de Dios, es el problema que tanto los hebreos como los gentiles tienen que reconocer, combatir y resolver con la ayuda del Espíritu de Dios.
Es una batalla personal que sólo podemos ganar con la ayuda del Espíritu de Dios.
Veamos cuán claramente lo explica Pablo, nuevamente en Romanos 7:21-23:
“Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley [las fuertes tendencias de la carne] en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley [la constante influencia] del pecado que está en mis miembros”

Rescatados de nuestra naturaleza carnal

Pablo nos comparte en los versículo siguientes de Romanos 7:
“¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” Romanos 7:24
De inmediato, contesta su propia pregunta:
“Gracias doy a Dios, [que la liberación vendrá] por Jesucristo Señor nuestro” v.25
Amados en Cristo, queridos amigos, las buenas intenciones no bastan para conquistar los deseos de la carne sin la ayuda de Jesucristo nuestro Sumo Sacerdote.
Ahora vamos al capítulo 8 de Romanos:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley [la presencia constante] del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” Romanos 8:1-2
Amados en Cristo, claramente la “ley del pecado y de la muerte” no es la ley de Dios.
Pablo utiliza la palabra griega que significa “ley” para referirse a un poder o influencia dominante
Su propósito es marcar el contraste que se manifiesta por la lucha entre nuestra naturaleza carnal frente a la ley y el Espíritu de Dios en cuanto a qué lado ejercerá control en nuestro comportamiento.
Lo que Pablo quiere aclarar es que debemos recibir Poder espiritual de Dios para gobernar nuestra debilidad humana:
“Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” Romanos 8:3-4
El Espíritu de Dios nos permite Discernir y decidir, para entonces hacer lo que la ley requiere.
Con esta ayuda divina para superar nuestras debilidades naturales y carnales, se puede cumplir ahora en nosotros “la justicia de la ley” (v.4).
Ahora, Discirnamos nuevamente.
La “libertad” a la que se refería Pablo, es la libertad del dominio de la naturaleza carnal del hombre y la libertad de la condena a muerte por medio del perdón de pecados.
Pablo creía firmemente en la promesa de Dios:
“Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” Ezequiel 36:27
Conclusión

Amados en Cristo, queridos amigos, entre sus comentarios finales a los cristianos en Roma, Pablo reconoce y elogia su obediencia:
“Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros” Romanos 16:19
Luego continúa:
“El Dios eterno ocultó su misterio durante largos siglos, pero ahora lo ha revelado por medio de los escritos proféticos, según su propio mandato, para que todas las naciones obedezcan a la fe” vs.26, NVI
En toda su carta a los Romanos, Pablo nunca deja de enseñar que la fe produce obediencia a la palabra de Dios.
El meollo de su mensaje siempre es que:
“los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” Romanos 8:7-8
¡Pablo, Lleno del Espíritu Santo Anhelaba que los romanos entendieran que sólo un nuevo corazón —que es la esencia del nuevo pacto— puede permitirle a uno obedecer a Dios con todo el corazón!

Oremos

¡Dios los Bendice!

Ps. Jorge Macías Benítez


domingo, 9 de febrero de 2020

#A222 Juicio y Justicia del Rey. Parte I

Serie: Conozcamos a Dios

#A222 Juicio y Justicia del Rey




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Introducción

Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!

El Señor, Cristo mismo, Eterno, Bueno, Justo, nos lleva hacia la parte final de este Serie de Mensajes preciosos, fundamentales y poderosos, intencionales.

Tomemos entonces, la porción que nos es fundamento de esta entrega y Su Ministración esta mañana:

“7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”

Amados en Cristo, queridos amigos, la realidad de que Dios es un juez que considera responsable a todo ser humano ante su ley, es un tema que se repite vez tras vez en las Escrituras.
El apóstol Pablo aborda también este tema en su Epístola a los Romanos.
Permítanme acompañarlos a que en Su Entendimiento, en adición Discirnamos el Espíritu en Pablo; para ello es necesario identificar la advertencia que Pedro hizo acerca de no malinterpretar las palabras de Pablo y así transmitir un mensaje diferente del que él tenía en mente.
Pedro afirmó que en los escritos de Pablo había algunas cosas:
“difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” 2ª.Pedro 3:16
Amados, este 7to. Mensaje en esta Serie: Conozcamos a Dios, lleva por título:

Juicio y Justicia del Rey
Parte I

Oremos

Juicio y Justicia

Amados en Cristo, queridos amigos, la Palabra de Dios en Isaías 16:4-6 nos dice:

“4 Quédense contigo los desterrados de Moab; sé para ellos escondedero ante el destructor. Porque ha llegado a su fin el explotador, ha cesado la destrucción, han desaparecido los opresores de la tierra. 5 Se establecerá en la misericordia un trono, y en él se sentará con fidelidad, en la tienda de David, un juez que busque lo justo y esté presto a la justicia. 6 Hemos oído del orgullo de Moab, un gran orgullo, de su arrogancia, de su altivez y de su furor; son falsas sus vanas jactancias”

Es muy frecuente que esta clase de mensajes que leamos y entendamos racionalmente – no necesariamente discirnamos y reflexionemnos - lo que dice Pablo, de acuerdo con nuestras propias creencias e ideas, las cuales son totalmente contrarias a la palabra de Dios y aun a las claras enseñanzas de Pablo.
Es crucial que leamos con cuidado lo que dice Pablo verdaderamente, en lugar de dar por sentado que la creencia popular es siempre cierta.
Muchas ideas comúnmente aceptadas acerca de Pablo son tan parcializadas en contra de los escritos del Antiguo Testamento, que debilitan lo que el apóstol realmente enseñó.
Veamos y reflexionemos lo que nos dice Pablo en Romanos:
“5 Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.) 6 En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?”
Romanos 3:5-6
Tal como describe el apóstol en la carta a los Gálatas, la carta a los Romanos ha sido históricamente muy tergiversada por los comentaristas bíblicos.
Debido a sus ideas preconcebidas en contra de la ley de Dios, malinterpretan las palabras de Pablo de tal forma que las hacen parecer hostiles contra las leyes que se enseñan en las Sagradas Escrituras.
Uno de los propósitos principales de lo que Pablo les escribió a los romanos, era poner punto final a la tendencia que existía – ó que es muy probable que aún esté presente -  entre los cristianos judíos y gentiles, de juzgarse mutuamente.
Pablo tiene como Propósito el que entendieran que:
“todos compareceremos ante el tribunal de Cristo”
Amados en Cristo, queridos amigos, todos seremos juzgados con el mismo modelo.
Veamos en la Palabra de Dios en Romanos 14:10 y  Juan 5:22-24, lo que nos dice:
“Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.”
Romanos 14:10
“22 Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”
Juan 5:22-24

La Justicia de Dios no tiene predilectos

Amados en Cristo, queridos amigos, Pablo nos comparte en relación con la justicia de Dios y cómo ésta tiene que ver con la justificación de los pecadores, sin importar su raza, cultura o entendimiento previo de su ley.
Nos dice la Palabra de Dios:
“Porque no hay acepción de personas para con Dios. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados” Romanos 2:11-13
En el juicio final, el destino eterno de cada persona tiene relación en que su desobediencia a la ley de Dios es perdonada por su arrepentimiento personal y su fe verdadera en Jesucristo como su Salvador y Redentor.
Todos aquellos que no tomen esta decisión, serán juzgados como pecadores y por lo tanto serán condenados.
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En Roma, algunos gentiles convertidos – se piensa que unos pocos - estaban juzgando a los judíos.
A su vez, algunos judíos estaban juzgando a los gentiles conversos.
Esta Reflexión es central en este Mensaje y la Ministración del Señor, de Cristo.
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Amados, con respecto al juicio, el Propósito de Pablo es que todos tengamos Entendimiento en que Dios no tiene predilectos.
Todos hemos pecado.
Todos debemos arrepentirnos del pecado — de quebrantar la ley de Dios — y ser justificados por la sangre de Cristo para recibir perdón.
No hay otra forma de obtener el favor de Dios.
¡Solo por Su Gracia!
El apóstol Pablo nos dice:
1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. 2 Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. 3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? 4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
Romanos 2:1-4
Hay dos cosas a resaltar a partir de esta porción de Su Palabra. 
Primero. 
Amados, Dios requiere arrepentimiento de todo aquel que busca perdón. 
Segundo. 
Dios juzga a todos “según verdad”, de acuerdo Romanos 2:2
Ya que Dios juzga a todos los hombres sin favoritismos, la ignorancia de la ley no exime a nadie de la condena que ésta impone por el pecado.
En el versícuo 12 del mismo Romanos 2, nos dice:
“12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados;”

Amados, lo que nos dice Su Palabra es que aquellos que han pecado por ignorancia, si se niegan a aprender la verdad o si no quieren dejar de transgredir la ley, también perecerán.
Entonces, en el versículo 13 nos dice:
“13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.”
Sólo los pecadores que se arrepienten y muestran su disposición de ser “hacedores de la ley” pueden ser justificados por la Gracia de Dios.
Amados en Cristo, querdios amigos, esto aplica a judíos y gentiles por igual, sin que se muestre ninguna preferencia por alguno de ellos.
Quiero dejar este tema muy claro; en la primera parte de Romanos Pablo explica 3 aspectos fundamentales acerca de cómo el pecado está relacionado con la justicia de Dios:
1.   El pecado es universal y todas las personas son culpables
2.   El pecado es causado principalmente por la debilidad de la carne. Santiago 1:14-15
3.   La consecuencia del pecado, vista desde la perspectiva del juicio final, es la muerte eterna.

La Mayoría de los Hebreos no aceptaron a Jesús

Ahora, en la época en que Pablo recibió instrucción del Espíritu Santo y entonces guió el escribir la Epístola a los Romanos la mayoría de los judíos no querían aceptar a Jesús como el Mesías.
Su primera venida no correspondía con la idea que tenían del rey conquistador que habían esperado.
Esto lo convirtió en un “tropezadero” para ellos; en Romanos 11:9-10, nos dice la Palabra de Dios:
“9 Y David dice: Sea vuelto su convite en trampa y en red, en tropezadero y en retribución; 10 Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espalda para siempre.”
Amados, el apóstol Pablo aclara primero la necesidad de establecer un precedente para la justicia de Dios, de tal forma que después pueda tratar efectivamente, en los capítulos 9-11, una de las preguntas iniciales que habían dado origen a esta carta.
La pregunta era: “¿Ha desechado Dios a su pueblo?” 
Su respuesta: “En ninguna manera” Romanos 11:1.
El apóstol indica que Dios no ha rechazado para siempre a los israelitas - entre los cuales se contaban los judíos de aquella época - porque habían rechazado al Mesías.
Amados en Cristo, queridos amigos, Dios tampoco ha dejado de lado las promesas que les ha hecho.
Ahora, Él está llamando en esta era presente, en este Tiempo a un “remanente” de Israel como sus “escogidos”, mientras que el resto del pueblo permanece endurecido espiritualmente, como nos dice en Romanos 11:5-7; este endurecimiento de “los demás” no cambiará hasta el regreso de Cristo, claro salvo los escogidos a los que hago mención.
Amados, esta situación es temporal; 
Escucha:
“25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y luego todo Israel será salvo…”
Romanos 11:25-26

Amados, en este tiempo sólo una pequeña porción del pueblo de Israel está siendo llamada al arrepentimiento, para que luego
“26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados.”
Romanos 11:26-27

La Futura Salvación de Israel

Amados en Cristo, queridos amigos, permítanme acompañarlos y llevarlos a un Entendimiento y Discernimiento de lo que Pablo afirma y que no necesariamente es como nos lo han enseñado o lo hemos entendido al respecto del futuro de Israel como Pueblo escogido de Dios.
Pablo – como ya habíamos visto - nos indica que en el futuro: 
“todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador [Jesucristo], que [cuando regrese] apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados” Romanos 11:26-27
Dios tiene un tiempo establecido, diseñado para llamar a todas las personas al arrepentimiento y a la salvación.
Relativamente hablando, sólo unos pocos están siendo llamados en la actualidad.
Estos pocos, escogidos de todas las naciones, serán resucitados de la muerte cuando Cristo regrese para ayudarle a enseñar a “los demás” que todavía están cegados.
“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” Apocalipsis 20:6
Dios ha dispuesto un período de mil años, además del período mencionado en Apocalipsis 20:11-13, para llamar a la mayoría de “los demás” al arrepentimiento.
En esa Tiempo, la profecía que Isaías habló acerca de la ciudad de Jerusalén será una realidad:
“Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces, te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia. Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan al Eterno serán consumidos” Isaías 1:26-28
Amados en Cristo, queridos amigos, ¿Por qué esta información era tan importante en la época en que Pablo estaba escribiendo su carta a la iglesia en Roma?
Debido a que era necesario confrontar una actitud que había en contra de los judíos, que en ese entonces estaba afectando a los cristianos gentiles en Roma y que más tarde se esparció a todo el mundo, incluso hasta nuestros días, hasta este Tiempo.
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El Propósito de Pablo es demostrar que es totalmente falsa la idea de que Dios ha rechazado a su pueblo Israel.
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De Hecho, aclaró este asunto cuando escribió la Epístola a los Romanos.
Ahora, reflexionemos en esto; después de su muerte nuevamente surgió esta idea y actualmente se le conoce como la “teología del reemplazo”. 
Me refiero a la creencia popular de que Dios ha estado reemplazando a los judíos, su pueblo escogido, con gentiles convertidos.
Amados… ¡eso NO es así!
Gentiles: Injertados en la familia de Abraham

Amados en Cristo, queridos amigos, Pablo rechazó enérgicamente la idea de que Dios está reemplazando la nación de Israel —incluso los judíos del primer siglo— como su pueblo del pacto.
En lugar de ello, los gentiles conversos somos  injertados” en la raíz de Israel, como nos dice en Romanos 11:17-18.
La “raíz” o antecesor de Israel fue Abraham, a quien Dios le había hecho la promesa de que el Mesías vendría de sus descendientes.
Escucha amado, la esperanza de los gentiles reside en compartir la Herencia prometida a los israelitas; no se trata de reemplazarlos ni tampoco el recibir una herencia distinta, aparte de ellos.
Pablo les había explicado a los cristianos de Galacia:
“Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” Gálatas 3:29
Amados, un factor fundamental en el Discernimiento de Pablo es el hecho de que en el “presente siglo malo” como nos indica en Gálatas 1:4, Dios no está llamando a la mayoría ni de los judíos ni de los gentiles al arrepentimiento.
Su Reflexión, es que los gentiles conversos no deben suponer que su llamamiento significa que Dios ha “rechazado” a los descendientes físicos de Israel (ya sea que vivan, hayan muerto o nazcan en el futuro).
Escucha amado, habrá personas, tanto Hebreos  como gentiles, que no serán llamados al arrepentimiento con el propósito de recibir la salvación, hasta después del regreso de Cristo.
De hecho, muchos esperarán en sus tumbas, sin ninguna conciencia del paso del tiempo, hasta la resurrección de los muertos que Ezequiel profetizó en Ezequiel 37:1-14.
Vamos allá:
“1 La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. 2 Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. 3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. 4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. 5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. 6 Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.
7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. 8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. 9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. 10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies un ejército grande en extremo.
11 Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. 12 Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. 13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. 14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.

En Apocalipsis 20:5 se confirma esa resurrección y se explica que ocurrirá después de que terminen los primeros mil años del reinado de Jesucristo en la tierra.
El cumplimiento definitivo y total del nuevo pacto profetizado en Ezequiel y otros pasajes va a ocurrir después del regreso de Cristo.
“1 Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. 2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; 3 y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5 Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. 6Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

Conclusión
Esa resurrección futura, es una de las razones por las que Pablo instruye a los cristianos gentiles que no se “jacten” como si estuvieran reemplazando a los israelitas en el plan de salvación de Dios como nos dice en Romanos 11:18.
Quería que entendieran por qué ellos, como las desgajadas ramas naturales de Israel, deberían sentirse humildemente agradecidos por haber sido “injertados” en el “olivo” de los herederos de Abraham.
No tenían razón para ufanarse:
“18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. 20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. 23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
Romanos 11:18-24
Pablo también recalca que todas las promesas hechas en el pasado a Israel serán cumplidas porque “irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios” versículo29.
Amados, Dios nunca quebranta sus promesas.
Cuando Jesús regrese, los descendientes naturales de Israel se van a someter a su gobierno; asi nos dice en Jeremias 23:3-6.
En ese Tiempo, Dios confirmará el nuevo pacto con ellos como nación, como su pueblo escogido al cual no ha rechazado.
“31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.Jeremias 31:31-34
Además, en aquel Tiempo Dios escribirá sus leyes en sus corazones y mentes como dice el vs.33, transformándolos en su nación escogida de maestros espirituales idóneos.
Como una nación convertida podrán ayudarle a Jesucristo a enseñarles a todas las naciones del mundo a practicar los caminos de Dios, incluso su ley.
Asi nos dice Isaias 2:3; Zacarías 8:22-23.
Todas las promesas que se le hicieron a Israel han sido y serán cumplidas.
¡Israel es Su Pueblo escogido!

Oremos

¡Dios los Bendice!

Ps. Jorge Macías Benítez