domingo, 9 de mayo de 2021

#A283 Inicia el Evangelio del Reino. Parte I

Serie: Tras las Pisadas de Jesús  Día 16

    #A283 Inicia el Evangelio del Reino     





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     Introducción.    


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


Hoy continuamos con una Ministración más de esa Serie: Tras las Pisadas de Jesús.


Este mediodía del domingo 9 de Mayo del 2021, Dios nos quiere entregar una Ministración relacionada y fundamentada en Su Diseño de la Gran Comisión que nos instruye en Mateo 28: 19-20.


La Palabra de Dios dice:


“19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Amados en Cristo, queridos amigos, es normal que cuando pensamos en la conversión de otros, pensemos primero en la gente de nuestra familia, nuestra casa.

No obstante el llamado de Jesús al arrepentimiento, no sólo nos corresponde de manera individual, nos hace pensar siempre en aquellos que amamos.

Es así que surge la interrogante: 

"¿Cómo recibirá mi familia a Cristo?" 

"¿Qué puedo hacer para acercarlos a Jesús?"

Es natural que en nuestro anhelo por acercar a las personas a Dios, cometemos errores frecuentes; insistimos demasiado, criticamos sus conductas o incluso, llegamos a dar un mal testimonio.

La mejor manera es tomar un decisión personal y permitir que sea el Espíritu quien produzca en nosotros el fruto que dé testimonio de lo que Dios está haciendo en nuestras vidas.

Como vemos en la historia de Samuel, el llamado siempre es individual; como ilustran muchas historias en Su Palabra, el Propósito de Dios es hacer una salvación colectiva.

El mensaje y Ministración del Señor para nosotros el día de hoy, lleva por título:


Inicia el Evangelio del Reino

Oremos


         Viviendo en Integridad     


Amados en Cristo, querido amigos, aquí surgen al menos estas preguntas:

¿En qué área de tu vida ha sido más difícil dar un buen testimonio ante tu familia?

¿Cómo imaginas a los tuyos, una vez que se acerquen a Cristo?

Si tu familia ya se acercó a Jesús, ¿qué personas son parte del Propósito de Dios para tu vida como discípulo para compartir Su Evangelio?


Claramente cuando hablamos de esto, estamos refiriéndonos al carácter de las personas y en ello, la Integridad.


Ahora, ¿Cuál es el significado de la Integridad?


Integridad deriva de la palabra de origen latino integrĭtas o integrãtis, que significa totalidad, virginidad, robustez y buen estado físico.

Integridad deriva del adjetivo integer, que significa intacto, entero, no tocado o no alcanzado por un mal. 

Observando las raíces de este adjetivo, este se compone del vocablo in-, que significa no, y otro término de la misma raíz del verbo tangere, que significa tocar o alcanzar; por lo tanto, la integridad es la pureza original y sin contacto o contaminación con un mal o un daño, ya sea físico o moral.

Amados, Integridad se refiere a la calidad de íntegro y también puede referirse a la condición pura de las vírgenes, sin mancha. 

La Integridad es el estado de lo que está completo o tiene todas sus partes, es la totalidad, la plenitud. 

Lo íntegro es algo que tiene todas sus partes intactas o puras.

En el  Antiguo Testamento se habla sobre la palabra hebrea traducida “integridad” cuyo significado acabamos de comentar y ahora reforzamos con fundamento bíblico:

“La condición de estar sin mancha, integridad, perfección, sinceridad, solidez, rectitud, integridad”. 

La Integridad en el Nuevo Testamento significa “honestidad y adhesión a un patrón de buen trabajo.”

Una persona íntegra tiene armonía en su actuar, actúa de la misma forma en privado como el público. 

Así mismo, sigue los mandamientos de la ley de Dios, manteniendo la pureza de su corazón.

Amados en Cristo, queridos amigos, las personas formadas en base a fe, estamos llamados  a  comportarnos y en verdad esforzarnos en vivir con Integridad. 

Observemos y discernamos el ejemplo de Jesús, quien durante su presencia en medio de nosotros hace casi 2 mil años, se comportó con una escala de valores, corrección e Integridad, que marcan una “pauta”, un Diseño a seguir.

Jesús fue una persona íntegra durante toda su presencia en medio de nosotros.

Después que Jesús fue bautizado, ayunó en el desierto durante cuarenta días y noches. 

En ese tiempo, Satanás se acercó a Él en su punto más débil para tratar de romper su Integridad y corromperlo.

Hebreos 4:15 

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”

Jesús fue tentado en todas las formas, sin embargo, nunca pecó. 

Amados, Jesús es el único a lo largo de toda la historia del hombre, que nunca tuvo mancha. 

Siempre mostró una forma de vivir; un Diseño muy particular de buenas obras.

Vivir con Integridad según la Biblia, es seguir el ejemplo de Jesús. Y solo podemos vivir con verdadera Integridad  siguiendo su esencia.

Juan 16: 33 


“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

Filipenses 1: 6 

“estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;”

Amados, las personas que creemos en Dios y en Jesús, que en verdad anhelamos y estamos caminando como Discípulos de Cristo, estamos llamados a seguir su ejemplo.

Jesús es un ejemplo a seguir  de Integridad. 

Siguiendo su ejemplo, todos podemos ser considerados sin mancha delante de Dios.

Por Su Gracia, en Cristo todos somos nuevas creaciones y podemos ser considerados sin mancha delante de Dios.

En 2a. Corintios 5:17, dice la Palabra de Dios:


“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es;

las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

Así mismo, por medio de Cristo, también tenemos al Espíritu Santo que mora en nosotros. Por medio del espíritu santo, nos santificamos y nos parecemos más a Cristo.

En Romanos 8:29, nos dice:

“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.”

Amados, es por el Poder de Dios que nos convertimos cada vez más en personas íntegras. 

En consecuencia, siguiendo el ejemplo de Jesús, nos convertimos en mejores personas, viviendo plenamente con un alto estándar espiritual y moral.

Amados, una persona que es integra, da testimonio de algunas características:

Una persona íntegra es honesta. No puede ser corrompida. Su lealtad y servicio es hacia Dios y no hacia los hombres.

Una persona íntegra cumple su palabra.

No traiciona a quienes confían en él

Una persona integra respeta a los que le rodean

Tiene a Dios y a Jesús en su corazón.

Mantiene un buen comportamiento

No habla mal de los demás

Defiende sus creencias ante los demás de forma tranquila.

Está preparada a enfrentar a las personas que hablan maliciosamente contra Dios.

Una persona íntegra tiene una alta escala de valores.


Dice la Palabra de Dios en Josué 24: 14-25

“14 Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. 15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. 16 Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses; 17 porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos. 18 Y Jehová arrojó de delante de nosotros a todos los pueblos, y al amorreo que habitaba en la tierra; nosotros, pues, también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios. 19 Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. 20 Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien. 21 El pueblo entonces dijo a Josué: No, sino que a Jehová serviremos. 22 Y Josué respondió al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: Testigos somos. 23 Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel. 24 Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos. 25 Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes en Siquem.”

Conclusión Parte I

La Biblia menciona varias experiencias en las que EL DE REPENTE DE DIOS se manifestó de forma poderosa.  Una de ellas cuando Pablo y Silas estaban presos y mientras oraban y adoraban DE REPENTE hubo un terremoto que hizo estremecer los cimientos y las puertas de la cárcel se abrieron (Hechos 16:25-26), y así en Hechos 2:2-4: 


“DE REPENTE vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso y se llenó toda la casa, y fueron llenos del Espírtu Santo”


La clave está en adorar a Dios en medio de la prueba, que nuestra fe no dependa de lo que vemos, sino de lo que creemos, que esa promesa se cumplirá. 


¡Dios los Bendice!

lunes, 3 de mayo de 2021

#A282 Llamado al Arrepentimiento II

Serie: Tras las Pisadas de Jesús  Día 15

    #A282 Llamado al Arrepentimiento II     





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     Introducción.    


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


Hoy continuamos con una Ministración más de esa Serie: Tras las Pisadas de Jesús.


El  Señor nos quiere ministrar con un mensaje a partir del Ministerio de Su Primo Juan.


Amados, Juan el Bautista fue el precursor que Dios usó para preparar a su pueblo para la llegada de Jesús. 


Ahora Juan estaba preso y no podía predicar más desde las orillas del río Jordán, a las multitudes para que se arrepintieran. 


Eso no quiere decir que el mensaje de Dios estaba silenciado; Ahora Jesús seguiría donde Juan había terminado.


El fundamento en este domingo 2 de Mayo del 2021, de este mensaje y Su Ministración en específico, lo podemos encontrar en el Evangelio de Mateo, que dice :


´12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: 15Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;

Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.´

Mateo 4: 12-17


Amado en Cristo, queridos amigos, el mensaje lleva por título:

Llamado al Arrepentimiento II

Oremos


Parte II


         Viviendo conforme a los Diseños del Reino de Dios       


Amados, aquí surge al menos una pregunta:

¿Qué hay entonces acerca del concepto del Reino de Dios en nuestros corazones? 

Las Escrituras muestran que este tema debe estar en nuestros corazones. 

Al fin y al cabo, supuestamente debemos orar para que el Reino venga (Mateo 6:10), y Jesús nos dijo “buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia” (v. 33).

Amados, cuando nos arrepentimos de nuestros pecados públicamente y descendemos a las aguas en el bautismo de arrepentimiento, nos permitimos quedar en Posición para el Bautismo del Espíritu Santo; entonces es que podemos seguir la guía del Espíritu Santo, voluntariamente nos sometemos a las leyes y autoridad del Reino de Dios que vendrá. 

Al describir este proceso, Pablo, que en aquella época estaba prisionero en Roma, explicó: 

“El cual [Dios el Padre], nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” 

Colosenses 1:13

Así que existe un sentido simbólico de ser “trasladados” al Reino, cuando sometemos nuestra vida a Dios y comenzamos a vivir según sus instrucciones.

Nuestra Lealtad primaria es transferida de todos los reinos de este mundo al Reino de Dios. 

Ahora estamos sujetos a unas leyes diferentes (las de Dios) y pertenecemos a una comunidad distinta (la Ekklesia de Dios).

El Espíritu Santo nos ayuda a obedecer las leyes de Dios.

Este espíritu de “poder, amor y de dominio propio” (2a. Timoteo 1:7), nos da la capacidad de vivir por las leyes de Dios aunque todavía seguimos siendo humanos y débiles. 

Aquellos que son guiados por el Espíritu de Dios son llamados “hijos de Dios” (Romanos 8:14). 

Este mismo Espíritu le da poder a la Iglesia para poder cumplir con su comisión. 

En este sentido, tenemos la oportunidad de gustar o experimentar “los poderes del siglo venidero” (Hebreos 6:4-5).

Cómo podemos entrar al Reino de Dios

Aunque la Biblia menciona que después de ser bautizados nuestra “ciudadanía” está en los cielos (Filipenses 3:20), para entrar al Reino los seres humanos tienen que ser cambiados de carne y sangre en espíritu, de mortales a inmortales, a la segunda venida de Jesús (1a. Corintios 15:50-53; Hebreos 9:28). 

Cuando el Reino de Dios se establezca en la tierra, regirá sobre todos “los reinos de este mundo” (Apocalipsis 11:15).

Desafortunadamente, al leer la frase de Jesús “el reino de Dios está entre vosotros”, muchos han limitado erróneamente el Reino de Dios a una perspectiva filosófica o una forma de pensar. 

En realidad, el Reino de Dios es mucho más de lo que implica estar en los corazones y mentes de los seguidores de Cristo. 

De hecho, en el Reino van a entrar los fieles elegidos de Dios cuando Cristo regrese y ese Reino sea establecido aquí en la tierra.

         Viviendo en la atmósfera del Reino de Dios       


Amados hermanos, amigos queridos, nunca olvides que si ya hiciste tu confesión de Fe públicamente, tú:


¡Ya eres un(a) Hijo(a) del Reino!


En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: 


“¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos” Mateo 18.1-4


De a cuerdo a la Palabra de Jesús, si quieres entrar al Reino de los cielos tienes que hacerte como niño(a).


Veamos lo que nos dice en Juan 3:1-6.


Pareciera que las dos condiciones que Jesús estableció para entrar al Reino de Dios son distintas: nacer de nuevo, ser como niños y ser Bautizados en agua y Espíritu. 


Mateo 26:26-28 RV60  


“Y mientras comían,  tomó Jesús el pan,  y bendijo,  y lo partió,  y dio a sus discípulos,  y dijo:  Tomad,  comed;  esto es mi cuerpo.  (27)  Y tomando la copa,  y habiendo dado gracias,  les dio,  diciendo:  Bebed de ella todos;  (28)  porque esto es mi sangre del nuevo pacto,  que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”


Permíteme explicarme: 


Con Su Sangre, derramada hasta la última gota en esa cruz, Jesucristo pagó el precio de TODOS tus pecados, cumpliéndose así la Justicia de Dios al recibir Él, el castigo de tus pecados para que ahora tú puedas, con toda confianza y seguridad, presentarte como justo delante del Juez de toda la tierra.


“con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” Colosenses 1:12-14


Después, Dios perdonó TODAS tus faltas y transgresiones al decidir olvidarlas y no acordarse nunca más de ellas.


Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: 


“Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” Jeremías 31:34


Por último, te dio un corazón nuevo, te hizo espíritu nuevo y te dio acceso al Espíritu Santo, como nos dice en Juan 16: 1 al 15 para, así, con todo esto, hacer de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y Bautizado en el espíritu Santo. 


Veamos Hechos 19: 1 al 7.


“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” 

Ezequiel 36:26-27


Conclusión


Amados en Cristo, queridos amigos, si ya han nacido de Nuevo por medio de la FE, pues aunque todavía no lo sabías, cuando aceptaste a Jesucristo como tu Señor y Salvador, estabas creyendo todo esto, estabas creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra.


“Siendo Nacidos de Nuevo, no de simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre” 1a. Pedro 1:23


¡Todo por amor a ti!


¿Te das cuenta? 


Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.


“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” 

Juan 3:16-17


Por ese Amor con que Dios te ama, Él te ha hecho Su propio(a) Hijo(a), con Su Palabra.


Amados, todo esto se hizo una realidad para ti cuando aceptaste a Jesús como Señor y Salvador de tu vida diciéndole: ¡Si Señor Jesús, CREO en ti, acepto tu sacrificio en la cruz que me justifica, perdona y borra todos mis pecados; ven a mi vida, te abro mi corazón! Amén.


Romanos 10:8-10 RV60  


Amado, Ahora eres, legal y legítimamente, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes confiar total y plenamente en tu Padre celestial. 


Puedes estar plenamente seguro(a) que la Biblia es la Palabra de Honor de Dios y por lo tanto la va a cumplir toda. 


Primero el cielo y la tierra dejan de existir ante que tu Padre deje de cumplirte Su Palabra.


“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” 

Lucas 21:33


Así que, exactamente igual a un(a) niño(a), con la misma actitud y confianza en tu corazón, puedes dejarle a Dios TODOS tus problemas. 


Puedes dejarle TODAS tus necesidades. 


No te preocupes más, no te angusties, ahora Él es tu Padre y es responsable de ti y por ti.


¡Tú eres Su Hijo(a) amado(a)!


Sin importar que problemas, enfermedades o aflicciones estés enfrentando, ahora puedes, como un niño, poner toda tu confianza en la Palabra de Dios y venir a Jesucristo para hallar descanso y consuelo para tu alma.


Dios es un Padre bueno que está dispuesto a darte todas las cosas que le pidas con FE, que le pidas creyendo Su Palabra.


“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:25-33


La justicia del reino de Dios es aquella que se cumplió en la cruz del Calvario. 


¡Búscala! ¡Acéptala! ¡Recíbela! 


Sin importar que tan difíciles sean tus circunstancias el día de hoy, créele a Dios y comienza a vivir como un(a) Hijo(a) del Reino, y te aseguro que saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amo, Cristo Jesús.


Así que, bienvenido(a) al Reino de tu Padre. 


Ahora, con toda certeza, puedes declararlo en voz alta: ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! ¡Soy como un(a) niño(a) y mi Padre es Dios! ¡Aleluya! ¡Ya estoy viviendo dentro del reino de Dios! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Reino!


           Oremos        

¡Dios los Bendice! 


Ps. Jorge Macías Benítez

domingo, 25 de abril de 2021

#A281 Llamado al Arrepentimiento

Serie: Tras las Pisadas de Jesús  Día 15

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Hoy continuamos con una Ministración más de esa Serie: Tras las Pisadas de Jesús.


El  Señor nos quiere ministrar con un mensaje a partir del Ministerio de Su Primo Juan.

Amados, Juan el Bautista fue el precursor que Dios usó para preparar a su pueblo para la llegada de Jesús. 


Ahora Juan estaba preso y no podía predicar más desde las orillas del río Jordán, a las multitudes para que se arrepintieran. 


Eso no quiere decir que el mensaje de Dios estaba silenciado; Ahora Jesús seguiría donde Juan había terminado.


El fundamento en este domingo 25 de Abril del 2021, de este mensaje y Su Ministración en específico, lo podemos encontrar en el Evangelio de Mateo, que dice :


´12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: 15Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;

Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.´

Mateo 4: 12-17


Amado en Cristo, queridos amigos, el mensaje lleva por título:

Llamado al Arrepentimiento

Oremos

   El Reino de los Cielos se ha acercado


Jesús no solo fue un predicador; ha sido de hecho el más grande de predicador que haya habido en la historia.

Cuando Jesús volvió a Galilea, comenzó a predicar, a proclamar un mensaje que comenzaba con la palabra “arrepiéntanse". 

Ese era el mismo mensaje que Juan había predicado: 

“arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos se ha acercado.” 

El “Reino de los cielos” es el dominio donde Dios gobierna como rey. 

Un día será un reino exterior. 

No obstante hasta que Jesús regrese, el Reino estará en el corazón de los que le sirven a Él, sin que el mundo a nuestro alrededor pueda verlo.

Amados, el Reino de los cielos no es solamente un tipo de gobierno o una era que se avecina; es una persona: Jesús. 

Por eso es que Él podía decir en medio de su predicación “el Reino de Dios” está entre ustedes. 

Jesús es el Rey y el Reino al mismo tiempo, es la promesa y el cumplimiento de la misma, es el autor y consumador de la fe.

Tanto Jesús como Juan afirmaron que todos deben entrar en el Reino de Dios por la puerta del arrepentimiento. 

Amados en Cristo, queridos amigos, el arrepentimiento es más que decir "lo siento".

No es solamente lamentarse porque a uno lo sorprendieron en pecado. 

Cuando el Espíritu Santo obra arrepentimiento en el corazón humano, la vida cambia de dirección; la persona comienza a andar por un nuevo camino. 

Ya no le sirve a Satanás ni vive de acuerdo con los valores falsos del mundo. 

La persona que se ha arrepentido comienza a tener nuevos valores y motivos.

Llegado a ese momento en el proceso de Transformación, surgen algunas preguntas:

¿Qué es el Reino de Dios?

Leyendo Lucas 17: 20 — 21, ¿a qué se refiere Jesús al decir "el Reino de Dios está entre ustedes”?

¿Qué clase de cambios pueden esperarse en la vida de alguien que vive en la atmósfera del Reino de Dios?








  ¿Qué es el Reino de Dios?

 

Amados, primero, es el tema central de la enseñanza de Jesús y el mensaje fundamental de la Iglesia fundada por Él a través de sus discípulos. 

Como Marcos explica en su Evangelio: 

“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”

Mateo y Lucas de igual modo registran que el mensaje de Jesús era el “evangelio” o “buenas noticias” del Reino de Dios.

Mateo 4:23 

Lucas 8:1 

Aun cuando Mateo se refirió al Reino como “el reino de los cielos” (Mateo 4:17; 5:3, 10, 19-20) y Pablo lo llamó una vez “el reino de Cristo y de Dios” (Efesios 5:5), el nombre predominante en la Escritura es “el Reino de Dios”.

Amados, Jesús enseñó consistentemente este mismo mensaje de esperanza —“evangelio” significa buenas noticias— del Reino a lo largo de su ministerio. 

Sus parábolas —historias con lecciones espirituales— a menudo trataron de este Reino, el cual el Padre y su Hijo habían preparado antes de la existencia del hombre en “la fundación del mundo” (Mateo 25:34). 

En las parábolas del Reino, Jesús explicó lo que nosotros debemos hacer para entrar en el Reino y cómo serán las condiciones en este.

Muchos de los profetas del Antiguo Testamento habían escrito de este Reino por inspiración del Espíritu Santo (2a. Pedro 1:20-21).

Después de equipar y transformar a sus 12 discípulos, Jesús los envió “a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos” (Lucas 9:2). 

Después de su crucifixión y resurrección, Jesús apareció ante sus discípulos y continuó “hablándoles acerca del reino de Dios” (Hechos 1:3).

Igualmente, más tarde, Pablo edificó su ministerio predicando “el reino de Dios” (Hechos 14:22; 19:8; 20:5; 28:31; 1a. Corintios 6:9-10; 15:24) y se refirió a sus compañeros ministros diciendo que ellos eran los únicos “que me ayudan en el reino de Dios” (Colosenses 4:11).

Ahora amados, ¿Qué es el Reino de Dios? ¿un reino literal o figurado? 

Si bien generalmente se entiende que el mensaje que Jesús predicó era el del Reino de Dios. 

La pregunta de si este Reino es literal o figurado es mucho más complicada.

Amados, Jesús vino predicando que el Reino “se había acercado” (Marcos 1:15); algunos piensan que este reino está literalmente aquí en la tierra mediante la Iglesia o figurativamente en nuestros corazones. 

Otros, reconocen que “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios” (1 Corintios 15:50), y dicen que el reino no está aquí todavía.

Jesús reconoció la dificultad para entender esta parte de su mensaje, por lo que lo llamó un “misterio”. 

Hablando a sus discípulos, Jesús dijo: 

“A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados”

Marcos 4:11-12

¿Entonces qué entendieron los discípulos? 

¿Qué predijeron Jesús y los profetas? 

Amados, la Oración, el Discernimiento, el profundizar en las Escrituras nos da claridad.

El Reino de Dios es un reino literal. Dios le dio al Rey Nabucodonosor un sueño de una imagen de un hombre con una cabeza de oro, su pecho y brazos de plata, su vientre y muslos de bronce, sus piernas y sus pies en parte de hierro y en parte de barro. Dios reveló el significado del sueño a través de Daniel, mostrando que habría cuatro imperios mundiales (Daniel 2:31-43). La historia ha mostrado que éstos fueron los imperios Babilonio, Medo-Persa, Greco-Macedonio y Romano.

Concluyendo esta explicación, Daniel escribió: 

“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (v. 44). 

El Reino de Dios reemplazará de esta manera los gobiernos de esta tierra.

El Reino de Dios será establecido en la tierra cuando Jesús regrese. El Reino será establecido después de que Cristo regrese a la tierra. Apocalipsis 11:15 declara: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”. 

Jesús les dijo a sus discípulos que cuando el Reino fuese establecido: “Vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel” (Mateo 19:28, comparar también Lucas 22:30).

Nosotros nos preparamos para el Reino al vivir de acuerdo con las reglas del Reino ahora. 

Jesús le explicó a Nicodemo cómo puede uno entrar en el Reino de Dios. 

Le dijo que uno debe “nacer de nuevo” (Juan 3:1-8). Este proceso empieza con el bautismo, el cual significa la muerte del viejo hombre pecaminoso y el principio de una nueva vida dedicada a Cristo (Romanos 6:1-5). Esto culmina en un cambio de carne y sangre mortal a un espíritu inmortal al regreso de Cristo (1 Corintios 15:50-53; 1a. Tesalonicenses 4:16-17).





          El Reino de Dios está entre ustedes       


Amados hermanos, amigos, al responder a la pregunta de los fariseos acerca de cuándo vendría el Reino de Dios, Jesús les dijo: 

“El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” Lucas 17:20-21

La primera parte de la respuesta de Jesús es relativamente fácil de entender. Ahora, si no entendemos apropiadamente lo que dice la última parte, tendremos un cuadro incompleto del Reino.

Cuando Jesús vino a la tierra, los judíos estaban esperando que el Mesías regresara para elevar a la nación hebrea a un lugar prominente. 

En vez de escuchar el mensaje de arrepentimiento, ellos esperaban a alguien que los liberara y los dirigiera en una liberación exitosa de su nación. 

Algunas de las autoridades religiosas aparentemente creían que ellos —debido a una cuidadosa investigación— serían los primeros en descubrir el retorno del Salvador prometido.

En el pasaje anotado anteriormente, Jesús les dijo a los fariseos que su pensamiento estaba errado. 

La primera venida de Jesús era para anunciar el Reino. 

Más tarde, él “…aparecerá por segunda vez…para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28).

    Conclusión parte I     


Amados, cuando Jesús regrese, habrá señales aterradoras que todos podrán observar (Mateo 24:5-14, 21-27; Apocalipsis 1:7). 

Pero al decir: “El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí” como dice Lucas 17:20-21, lo que Jesús les estaba explicando a los fariseos era que esa generación, a pesar de todos sus meticulosos esfuerzos, por su erróneo entendimiento no podría identificar al Mesías en su primera venida.

Más aún, ellos no verían las increíbles señales de su segunda venida y que precisamente eran las señales que ellos estaban buscando. 

Como Jesús lo anotara, ese relámpago cuyo resplandor se vería por todo el cielo, que acompañaría su segunda venida, ocurriría en otro “día” (v. 24), bastante tiempo después de que los fariseos a los cuales les estaba hablando hubieran vivido y muerto.

Después de decirles a los fariseos que ellos no podrían ver la venida del Reino de Dios en el momento en que ellos esperaban, Él dijo: “porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” (v. 21). 

En este sentido, Jesús, el Rey del venidero Reino de Dios, estaba entre los fariseos. 

¡El Reino de Dios no estaba en los corazones de aquellos fariseos!

           Oremos        

¡Dios los Bendice! 


Ps. Jorge Macías Benítez


domingo, 18 de abril de 2021

#A280 Obediencia: Lealtad en Acción II

Serie: Tras las Pisadas de Jesús  Día 14

 #A280 Obediencia: Lealtad en Acción II 





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     Introducción.    


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


El fundamento de este domingo, de este mensaje y Su Ministración en específico, lo podemos encontrar en el libro de los Hechos, que dice :


“Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.”


Hechos 4:23-31

Amados en Cristo, queridos amigos Los primeros discípulos oraban juntos, comían juntos y hacían vida diaria juntos. 

Este acto de fidelidad fue una respuesta natural de la salvación que habían recibido.

Este domingo 18 de Abril del año 2021, el título del mensaje es :


Obediencia: Lealtad en Acción II

Oremos

   Obediencia y Lealtad 


Amados, sabes, la obediencia te hace leal; la fidelidad, es decir la Lealtad logra cosas impresionantes. 

El concepto de ser fiel o leal, significa también ser perseverante; por lo tanto es un ciclo el que vive el creyente. 

Por ser obediente es fiel y al ser fiel no se da por vencido, lo que lo lleva de nuevo a ser obediente.

Es ahí donde queda patentada la necesidad de una vida de fe al rededor de otros creyentes. 

Nos ayudamos a llevar nuestras cargas mutuamente y así cumplimos la ley de Cristo, obediencia y lealtad tomadas de la mano.

Ahora, lo curioso es que la misma palabra que se traduce, del griego al español, como Lealtad o fidelidad, es la que se traduce en otros pasajes como "fe". 

Entonces podemos entender que la Lealtad es también creer, confiar y depender.

Con razón, las dos cosas que llaman la atención de Dios son la Fe y la Obediencia, porque ambas muestran la condición de nuestro corazón hacia Dios.

Ahora, les invito a hacernos algunas preguntas en relación con esto que estamos reflexionando:

¿Cómo puedes apoyar a tus hermanos a crecer en obediencia?

¿Cómo puedes apoyar a tus hermanos a crecer en fe?

¿Cómo te pueden ayudar tus hermanos a crecer en fe y obediencia?


           Principios de la Obediencia en Acción       


Amados hermanos, amigos, tenemos al menos 3 principios de la Obediencia a Dios, en Acción:

Es preciso someterse a la autoridad de las palabras de Dios. 

Las palabras de Dios son supremas sobremanera; son la orden y el mandamiento más elevados y se les debe obediencia absoluta.

Es preciso someterse a la autoridad de Cristo y aceptar y someterse a todas Sus palabras y obras. 

Se ha de afirmar que Cristo es la verdad, el camino y la vida.

Es preciso someterse a la autoridad de la obra del Espíritu Santo y aceptar y someterse a todo aquello que provenga del esclarecimiento, la iluminación y la guía del Espíritu Santo. 

Se debe rechazar lo que provenga del hombre.

Dice la Palabra de Dios:

“Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”


Apocalipsis 2:13-17


Amados en Cristo, queridos amigos, la sumisión a la obra de Dios debe ser tangible real y debe vivirse, ser intencional, es pues, una decisión personal.

La sujeción superficial por sí sola no sube como “olor fragante” a Dios, y solamente obedecer los aspectos superficiales de Su palabra, sin buscar el cambio en el propio carácter, no es conforme al corazón de Dios. 

Amados, la Obediencia a Dios y la sujeción a Su obra son la misma cosa. 

Los que solo se someten a Dios, pero no a Su obra, no pueden considerarse personas obedientes, mucho menos, aquellos que no se someten de verdad, sino que son aduladores por fuera. 

Aquellos que se sujetan verdaderamente a Dios pueden alcanzar Victoria y Gozo, alcanzar Discernimiento del carácter y la obra de Dios. 

Solo esas personas se someten verdaderamente a Dios. 

Tales personas pueden obtener un nuevo Conocimiento, Visión Revelación y así, experimentar nuevos cambios a partir de la nueva obra. 

Solo estas personas reciben el regalo del que nos habla, Efesios 1:13-14; solo estas personas son perfeccionadas, y son solo ellas cuyo carácter ha cambiado. 

Durante el tiempo de Dios en la carne, la sumisión que Él exige de las personas no implica abstenerse de emitir juicios ni resistirse, como ellas imaginan, sino que Él exige que las personas usen Sus palabras como principio según el que vivir y el fundamento de su supervivencia, que pongan absolutamente en práctica la esencia de Sus palabras, y que satisfagan por completo Su voluntad. 

El elemento clave para obedecer a Dios es apreciar la nueva luz y ser capaz de aceptarla y ponerla en práctica. 

Solo esto es la verdadera Obediencia. 

Los que carecen de la voluntad de anhelar a Dios son incapaces de someterse intencionalmente a Él; el resultado de ello, es que solo se pueden oponer a Dios debido a su satisfacción con el estado actual de las cosas. 

Que el hombre no pueda obedecer a Dios se debe a que lo posee lo que antes fue. 

Las cosas que vinieron antes les han dado a las personas todo tipo de nociones e imaginaciones acerca de Dios, y estas se han convertido en la imagen de Dios que tienen en su mente. 

Por lo tanto, en lo que creen es en sus propias nociones y en los estándares de su propia imaginación. 

Si mides al Dios que hace una obra real a día de hoy contra el Dios de tu propia imaginación, entonces tu fe proviene de Satanás y está manchada con tus propias preferencias; Dios aborrece esta clase de fe. 

Independientemente de lo elevadas que sean sus credenciales e independientemente de su entrega, incluso si han dedicado toda una vida de esfuerzos a Su obra y se han martirizado, Dios no aprueba a nadie que tenga una fe como esta. 

Amados, por duro que sé escuche, personas como estas no pueden poner en práctica la verdad. 

El Espíritu Santo no obra en su interior y Dios las eliminará a cada una de ellas, una por una. 

Sean viejos o jóvenes, los que no obedecen a Dios en su fe y tienen las intenciones equivocadas son los que se oponen e interrumpen, y Dios eliminará indiscutiblemente a esas personas. 

Los que no tienen la más mínima obediencia a Dios, que solo reconocen Su nombre y tienen cierta idea de Su bondad y hermosura, pero que no mantienen el ritmo de los pasos del Espíritu Santo, y no obedecen la obra y las palabras presentes del Espíritu Santo, esas personas viven en medio de la gracia de Dios y Dios ni las ganará ni las perfeccionará. 

Dios solo perfecciona a las personas por medio de su obediencia, por medio de su comer, beber y disfrutar las palabras de Dios y por medio de la prueba y refinamiento en sus vidas. 

Solo por medio de una fe como esta el carácter de las personas puede cambiar, y solo entonces pueden poseer el conocimiento verdadero de Dios. 

No estar satisfechos con vivir en medio de la gracia de Dios, anhelar activamente la verdad, buscar la verdad y ser ganados por Dios, esto es lo que quiere decir obedecer intencionalmente a Dios y esta es precisamente la clase de fe que Él quiere. 

Las personas que no hacen nada más que disfrutar la gracia de Dios no pueden ser perfeccionadas o cambiadas, y su obediencia, su piedad, su amor y su paciencia, todo es superficial. 

Las que solo disfrutan la gracia de Dios no pueden conocer a Dios realmente, e incluso cuando conocen a Dios, su conocimiento es superficial, y dicen cosas como que “Dios ama al hombre” o que “Dios es compasivo con el hombre”. 

Esto no representa la vida del hombre y no demuestra que las personas conozcan verdaderamente a Dios. 

Si, cuando las palabras de Dios las refinan, o cuando Sus pruebas vienen sobre ellas, las personas no pueden obedecer a Dios —si, en cambio, se vuelven indecisas y caen— entonces no son obedientes en lo más mínimo. 

Estas personas están llenas de cosas humanas, ¿cómo podrían obedecer a Dios? 

Su “obediencia” va de acuerdo a sus preferencias personales, ¿querría Dios una obediencia como esa? 

Esto no es obedecer a Dios, sino adhesión a la doctrina, es satisfacerse y apaciguarse a uno mismo. 

Si dices que esto es obediencia a Dios, ¿acaso no blasfemas contra Él?

Si la gente puede desapegarse de las nociones religiosas, entonces no usará su mente para medir las palabras y la obra de Dios del presente, sino que obedecerá directamente. 

Si eres capaz de entender que debes dar honor a la obra de Dios del presente sin importar cómo fue Su obra en el pasado, en este sentido, serás una persona que realmente obedece a Dios. 

No analizas ni examinas Su obra; es como si Dios hubiera olvidado Su obra anterior, y como si tú también la hubieras olvidado. 

El presente es el presente y el pasado es el pasado, y ya que hoy Dios ha puesto a un lado lo que Él hizo en el pasado, tú no deberías permanecer ahí. 

Solo una persona así obedece a Dios completamente y se ha desapegado por completo de sus nociones religiosas.

Como crees en Dios, debes poner tu fe en todas Sus palabras y en toda Su obra. Es decir, como crees en Dios, debes obedecerle. Si no puedes hacerlo, entonces no importa si crees en Dios o no. Si has creído en Él muchos años, pero nunca le has obedecido y no aceptas todas Sus palabras, y, en cambio, le pides que se someta a ti y actúe según tus propias nociones, entonces eres el más rebelde de todos; eres un incrédulo. 

¿Cómo podría una persona así obedecer la obra y las palabras de Dios, que no se ajustan a las nociones del hombre? 

Los más rebeldes de todos son los que intencionalmente desafían a Dios y se le resisten. Ellos son Sus enemigos y los anticristos. 

Su actitud siempre es de hostilidad hacia la nueva obra de Dios; nunca tienen la mínima disposición de someterse y jamás se han sometido o humillado de buen grado. 

Se exaltan a sí mismos ante los demás y nunca se someten a nadie. 

Delante de Dios, consideran que son los mejores para predicar la palabra y los más hábiles para obrar en los demás. 

De hecho, hay una cierta cantidad de personas de este tipo en la iglesia.

Se podría decir que son “héroes indómitos”, que, generación tras generación, residen temporalmente en la casa de Dios. 

Consideran que predicar la palabra (doctrina) es su tarea suprema. 

Nadie se atreve a tocarlos; ni una sola persona se atreve a reprenderlos abiertamente. 

Se convierten en “reyes” en la casa de Dios y causan estragos mientras oprimen a los demás, era tras era. 

Este grupo de demonios busca unirse y derribar Mi obra; ¿cómo puedo permitir que estos demonios vivientes existan delante de Mis ojos? 

Ni siquiera quienes obedecen a medias pueden seguir hasta el final, ¡cuánto menos estos tiranos que no tienen ni una pizca de obediencia en su corazón!

          Conclusión       


Amados hermanos, amigos queridos, todos los que no buscan la obediencia a Dios en su fe están en contra de Él. 


Dios pide que las personas busquen la verdad, que tengan sed de las palabras de Dios, coman y beban de Sus palabras y que las pongan en práctica para que puedan lograr la obediencia a Dios. 


Si estas son tus verdaderas intenciones, entonces con toda seguridad Dios te elevará y con toda seguridad será misericordioso contigo. Esto es indudable y no se puede cambiar. 


Si tu intención no es obedecer a Dios, y si tienes otras metas, entonces todo lo que digas y hagas, tus oraciones ante Dios e incluso cada una de tus acciones, estará en contra de Él. 


Puedes ser de voz suave y de trato afable, cada una de tus acciones y expresiones pueden parecer apropiadas, y puedes parecer alguien que obedece, pero cuando se trata de tus intenciones y tus puntos de vista acerca de la fe en Dios, todo lo que haces está en contra de Él, todo lo que haces es malvado. 


Las personas que parecen tan obedientes como corderos, pero cuyo corazón alberga malas intenciones, son lobos con piel de cordero. 


Ofenden directamente a Dios y Dios no perdonará a ni una sola de ellas. El Espíritu Santo revelará a todas y cada una de ellas y le mostrará a todo el mundo que todos los que son hipócritas serán, con certeza, detestados y rechazados por el Espíritu Santo. 


No te preocupes: Dios se encargará y dispondrá de cada una de ellas, una por una.


Dios, soy un fuego que todo lo consume y no tolero la ofensa. 

Porque los seres humanos fueron, todos, creados por Mí, tienen que obedecer lo que Yo digo y hago, y no pueden rebelarse. 

Las personas no tienen derecho de entrometerse en Mi obra y, más aún, no están calificadas para analizar lo que está bien o mal en Mi obra o en Mis palabras. 

Yo soy el Señor de la creación, y los seres creados deberían lograr todo lo que Yo exijo, con un corazón de reverencia hacia Mí; no deberían intentar razonar conmigo y, en especial, no deberían resistirse. Con Mi autoridad gobierno a Mi pueblo, y todos los que forman parte de Mi creación deben someterse a Mi autoridad.

           Oremos       


¡Dios los Bendice! 


Ps. Jorge Macías Benítez

domingo, 11 de abril de 2021

#A279 Obediencia: Lealtad en Acción. parte I

Serie: Tras las Pisadas de Jesús  Día 14

 #A279 Obediencia: Lealtad en Acción 





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     Introducción.    


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


El fundamento de este domingo, de este mensaje y Su Ministración en específico, lo podemos encontrar en el libro de los Hechos, que dice :


“Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.”


Hechos 4:23-31

Amados en Cristo, queridos amigos Los primeros discípulos oraban juntos, comían juntos y hacían vida diaria juntos. 

Este acto de fidelidad fue una respuesta natural de la salvación que habían recibido.

Este domingo 11 de Abril del año 2021, el título del mensaje es :


Obediencia: Lealtad en Acción

Oremos

   Obediencia y Lealtad 


Amados, sabes, la obediencia te hace leal; la fidelidad, es decir la Lealtad logra cosas impresionantes. 

El concepto de ser fiel o leal, significa también ser perseverante; por lo tanto es un ciclo el que vive el creyente. 

Por ser obediente es fiel y al ser fiel no se da por vencido, lo que lo lleva de nuevo a ser obediente.

Es ahí donde queda patentada la necesidad de una vida de fe al rededor de otros creyentes. 

Nos ayudamos a llevar nuestras cargas mutuamente y así cumplimos la ley de Cristo, obediencia y lealtad tomadas de la mano.

Ahora, lo curioso es que la misma palabra que se traduce, del griego al español, como Lealtad o fidelidad, es la que se traduce en otros pasajes como "fe". 

Entonces podemos entender que la Lealtad es también creer, confiar y depender.

Con razón, las dos cosas que llaman la atención de Dios son la Fe y la Obediencia, porque ambas muestran la condición de nuestro corazón hacia Dios.

Ahora, les invito a hacernos algunas preguntas en relación con esto que estamos reflexionando:

¿Cómo puedes apoyar a tus hermanos a crecer en obediencia?

¿Cómo puedes apoyar a tus hermanos a crecer en fe?

¿Cómo te pueden ayudar tus hermanos a crecer en fe y obediencia?


            Crecer en Obediencia          


Amados, queridos amigos, hay quienes tratan de predicar el evangelio fácil; dicen que solo es importante creer y que no importa cómo se vive. 

Sin embargo, sabemos, aún más, Conocemos que no es así; por esto, una de las dimensiones que abordaremos el día de hoy es: “Crecer en Obediencia a Dios”.

Cualquier siervo de Dios que es ungido con el Manto de pastor, tiene en sus manos la oportunidad de bendecir la iglesia y también tiene la oportunidad de bloquear la iglesia, ya que es el hombre que ha recibido esa Unción y autoridad.

La Biblia lo describe en Apocalipsis como la estrella en la mano derecha del Señor Jesucristo, antes que llegue el mensaje a la iglesia; es eso lo que el Señor lo da a los pastores.

Para que la iglesia reciba la voz de Dios, siempre será necesario el pastor, porque es un compromiso de y con autoridad.

Si se quiere una iglesia creciente, se necesita un pastor creciente, si el ministro está avivado, el resultado será una iglesia avivada.

Amados, si nuestro Anhelo es una Ekklesia en continuo crecimiento intencional en cada uno de los miembros, el pastor debe estar en continuo crecimiento intencional en lo personal.

Si el pastor es un hombre de fe, la iglesia será una iglesia de fe, si hay visión en el pastor, habrá visión en la iglesia, si el pastor es de metas, la iglesia será de metas.

Amados, es en los pastores que esta la autoridad de bendecir; no obstante, todo depende en cómo se rindan a los pies del Señor.

La Ekklesia es el candelero, pero no se encenderá la luz si el pastor no la enciende; él es la autoridad puesta por Dios.

Si se entra en estado de conformismo, de creer que no se necesita más, que es suficiente y se esta bien de la manera presente, hasta allí llegará el impacto de la iglesia y de cada congregación, grupo pequeño, casa / congregación, etc.

Si tu eres un pastor y es tu Anhelo ser una pieza útil para el crecimiento y mejoramiento personal de cada miembro la iglesia, Dios lo hará y te usará.

Amados, no es posible poner solo una parte; en verdad todo el esfuerzo y las ganas, todo el intelecto y lo que hay en el corazón, debe estar a disposición del maestro.

El Evangelio es Sobrenatural, por lo tanto no cae en las filosofías humanas; cuando el pastor comienza a razonar y filosofar y dejar de lado la palabra de Dios, y a querer enseñar filosofías humanas, está en peligro.

Los pulpitos de nuestras congregaciones deben ser Cristo céntricos, solo Dios debe estar en medio de todo lo que se diga y haga; en cada servicio, se debe exaltar solo el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Se debe predicar la doctrina apostólica, el arrepentimiento, el bautismo y el recibir del Espíritu Santo; se debe predicar, ministrar el cómo vivir en santidad.

Es por todo esto que Pablo le dice a Timoteo: 

“prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.” 1a. Timoteo 4:3

Pero la recomendación especial de parte de Dios es: “tú se sobrio en todo.”

El pueblo le pidió consejo a Jeroboam, querían dirección de los ancianos.

El pueblo de Dios lo que necesita es dirección, antes de la acción; sin embargo, hay quienes reaccionan en vez de dirigir y no es así como debemos de vivir nuestra Fe.

Debemos tener crecimiento y evolución intencional personal con Dios, porque como pastores somos quienes debemos dar esa dirección.

No podemos ser simplemente pastores de reacción o reactivos, que las circunstancias hagan que reaccionemos.

Sansón era un hombre que tenía dones especiales en Dios; tenía bendición, unción y propósito de Dios, pero sí seguimos cada uno de los pasos de Sansón, veremos que fue un hombre de reacción.

Amados, nos es necesario tener mucho cuidado, ser prudentes; el Señor nos ha llamado para dirigir su iglesia y eso es lo que debemos hacer.

           Acompaña el crecimiento en Fe        


Amados en Cristo, queridos amigos, Charles Spurgeon, predicó el 12 de Diciembre de 1867 un mensaje  que guiado por el espíritu Santo, nos ilustra al respecto.


Spurgeon, comparte (colaboración del Ps. Jorge Macías Benitez):


Los apóstoles dijeron: "Señor, auméntanos la fe." 


Amados, la fe es el don de Dios, y nos es otorgada en grados. 

La fe no es siempre la misma en cuanto a su grado, inclusive en el momento del nuevo nacimiento. 


No todos los niños son igualmente fuertes cuando nacen en este mundo.


No toda fe es igualmente fuerte al principio. 


Algunas veces, quienes son primeros al principio, después se convierten en los últimos, y a veces quienes son los últimos al principio, aventajan a los otros. 


Amados era Cristo, queridos amigos, Dios no nos da a todos nosotros la misma dotación de fe cuando empezamos. 


Algunos de nosotros somos muy delicados, muy atribulados, y encontramos muy difícil aferrarnos a la más pequeña de las promesas de Dios. 


Ahora, toda fe es de la misma naturaleza; aunque no toda es de la misma cantidad o grado, toda es de la misma calidad. 


Un diamante es un diamante, aunque no sea más grande que un chícharo o la cabeza de un alfiler.


La palabra de Dios nos dice:


“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse solo respecto de sí mismo, y no en otro; El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.”


Lo mismo sucede con la fe. 


Amados, una Fe como un grano de mostaza es igualmente la fe del elegido de Dios como si fuera una montaña. 


¡Es fe viva! 


Es la misma fe, aunque sea más pequeña en cantidad. 


No siempre recibimos la misma cantidad de fe, pero después que la hemos recibido, ¡Crece!

 

La vida posterior de los propios apóstoles nos lo muestran. 


Reflexionemos en Pedro, a manera de ejemplo. 


En un tiempo, pobre Pedro, ¡en verdad, cuán digno de lástima era! 


Pedro se sentó para calentar sus manos junto al fuego en el palacio del sumo sacerdote, y estando sentado en ese lugar, una criada atrevida le dijo: 


"tú también estabas con Jesús el galileo,"


Amados, tan débil era la fe de Pedro que ¡en verdad negó a su Señor! 


Pero pocas semanas después de eso, el Espíritu Santo descendió sobre Pedro, y ahora, el mismo hombre que se sonrojó de temor ante una criada arrogante, está ante miles de personas en las calles de Jerusalén, hablando con el mayor aplomo a favor del Evangelio del Cristo crucificado. 


Ahora no hay ningún temor, ningún temblor, ninguna incredulidad en Pedro, pues Pentecostés había llegado,  había sido fortalecido y hecho valeroso por el Espíritu Santo. 


¡Cuán maravillosamente había cambiado! 


Casi hubieras llegado a pensar que había dos Pedro, en vez de uno. 


Tan maravillosamente había crecido en fe y en valor. 

 

Además, es evidente que la fe crece, pues ha habido, y hay, miles de otras personas que, manifiestamente, han tenido más fe de la que tú o yo hayamos tenido jamás, y que sin embargo han descubierto que su fe no siempre fue fuerte. 


Miren a los mártires: consideren cómo iban a su muerte cantando himnos en el camino. 


¡Cuántos de ellos triunfaron en el anfiteatro, cuando eran soltadas las fieras para que los destrozaran! 


¡Cómo eran arrojados en húmedos y fétidos calabozos, donde permanecían hasta que les crecía moho, siendo abandonados para que murieran de hambre, y sin embargo, cómo murieron allí con gozo en sus corazones e himnos en sus labios! 


Esos eran hombres de fe, a quienes ni tú ni yo somos dignos de desatar la correa de su calzado: ellos eran mucho, mucho más grandes que nosotros. 


Sin embargo, si le hubieran preguntado a cualquiera de ellos, les habrían respondido que no eran mejores que nosotros cuando comenzaron, pero que Dios, por Su gracia, alimentó y cultivó su fe hasta volverse lo que fue. 

 

¿Saben ustedes lo que es este crecimiento en la fe? 


No podemos volvernos padres o madres que alimenten a algunos de nuestros hermanos o de nuestros oyentes, hasta que no tengamos este crecimiento en la fe. 


Bendigo a Dios porque yo he visto a muchos de ustedes crecer en la fe, y mi sincera oración es que cada uno pueda crecer para plena certeza de la esperanza hasta el fin, de tal manera que yo pueda decir de todos: 


"vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás." 


Sí, hermanos, efectivamente vemos que la fe crece en otros de manera tan clara, como hemos visto crecer los arbustos y las plantas en el campo.

 

Además, creo que ustedes y yo estamos conscientes que nuestra propia fe ha crecido. 


Yo sé que la mía ha crecido. 


Sé que algunas veces es más débil, pues podemos retroceder; sin embargo estoy consciente que, a la vuelta de los años, mi fe es más robusta de lo que era.

 

Les diré de qué manera crece la fe. Algunas veces crece en intensidad. 


Ustedes creen en las mismas cosas, pero ahora las creen con mayor firmeza. Un niño tiene una perla en su mano. 


Sí, pero ahora el niño ha crecido y se ha convertido en un hombre, y tiene la misma perla, aunque ahora la sostiene de una manera muy diferente. 


Cuando sostenía la perla siendo un niñito, ustedes tal vez podrían habérsela arrebatado; pero ahora que es un hombre, ¡miren cómo cierra sus puños y aprisiona con fuerza su tesoro! 

 

Lo mismo sucede con el hombre que crece en la fe. Empuña de tal manera las verdades eternas que no podrías arrebatárselas. 


Él ha aprendido a permanecer firme. 


No es sacudido por cualquier viento de doctrina. Mantiene el timón de su alma fijo en la dirección del puerto de su destino, sin importar que soplen los vientos y la tormenta brame y gima a su alrededor. 

 

La fe también crece no solamente en intensidad sino en alcance; de tal forma que creen más de lo que antes lo hicieron. 


Al principio creemos en unas cuantas grandes verdades, y luego el conocimiento viene en nuestra ayuda, y en lugar de sólo tres o cuatro grandes verdades majestuosas, aprendemos diez, y conforme avanzamos más, aprendemos cien verdades.


Sin embargo, a veces, nos duele confesar que conforme nuestra fe crece en alcance, disminuye en intensidad, lo que resulta en una ganancia muy pobre. 


Amados, si creemos más y creemos todo con la misma intensidad que lo hicimos al principio, entonces nuestra fe está creciendo verdaderamente, y estamos avanzando de una forma sumamente saludable y feliz.

 

La fe verdaderamente crece:


Sabemos que crece en esos dos aspectos mencionados, pues algunos de nosotros hemos estado conscientes de ese crecimiento. 


Amados, sería algo muy extraño si la fe no creciera. 


Fue un gran milagro cuando Josué hizo que el sol se detuviera, porque ese día el sol fue la única cosa en todo el mundo que se quedó quieta. 


Todo lo demás se estaba moviendo. 


Es parte de la ley de Dios que cada estrella gire: que no haya nada inerte. Aun el propio sol grandioso gira, y sigue constantemente su poderoso curso. 


Aquel día el sol fue lo único que se detuvo, y por tanto fue un verdadero milagro. Ahora, si la fe no creciera, sería lo único en el cristiano que estaría quieto sin crecimiento, pues todo lo demás en el hombre, ciertamente crece.

 

Además, ¿acaso Cristo no nos enseña esto, cuando habla primero de hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga? 


En otro momento se nos dice que somos niños, que pensamos como niños, y hablamos como niños; pero que cuando nos convirtamos en hombres, dejaremos lo que era de niño. 


En otros lugares algo se dice acerca de los hijitos, y luego acerca de los jóvenes y luego acerca de los padres. 


No voy a mencionar todos los ejemplos (son demasiado numerosos), en los que, tanto por medio de metáforas como por medio de lenguaje directo, somos enseñados por la palabra de Dios que todo en el cristiano crece, y por tanto su fe, que es como su diestra, también debe crecer. La fe, entonces, es susceptible de crecimiento.

¡Dios los Bendice!

lunes, 29 de marzo de 2021

#A278 Un Ejemplo de Fe

Serie: Tras las Pisadas de Jesús  Día 13



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     Introducción.    


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, ¡Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor…!!!!


El fundamento de este domingo, de este mensaje y Su Ministración en específico, lo podemos encontrar en Deuteronomio 31: 1-8, que dice:


“1 Fue Moisés y habló estas palabras a todo Israel, 2 y les dijo: Este día soy de edad de ciento veinte años; no puedo más salir ni entrar; además de esto Jehová me ha dicho: No pasarás este Jordán.

 3 Jehová tu Dios, él pasa delante de ti; él destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás; Josué será el que pasará delante de ti, como Jehová ha dicho. 4 Y hará Jehová con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes destruyó.

 5 Y los entregará Jehová delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado. 6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.

7 Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar. 8 Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.”


Amados hermanos, queridos amigos, Moisés llegó al borde de la tierra prometida, pero no pudo entrar. 

Surge una pregunta. ¿Porqué? 

Él también desobedeció.

Ahora, el plan de Dios y sus promesas deberían cumplirse. 

Sería Josué, quién encomendado a ser fuerte y valiente, derrotaría a los pueblos enemigos y repartiría la tierra.

Este domingo 28 de Marzo del año 2021, el título del mensaje es :


Un Ejemplo de Fe

Oremos

    Misión y Obediencia  


Amados, Josué completó su misión, en una muestra clara de obediencia. 

Aceptó su misión y la llevó a buen término. 

No fue fácil, cometió errores, pero llevó honrosamente su parte, su responsabilidad y decisión, su compromiso, en este asunto.

Amados, Jesús sigue invitándonos a llevar su yugo; Él asegura que eso nos dará descanso. 

Hoy su "yugo" es muy diferente al que llevó Josué y sin embargo, llevarlo requerirá la misma Obediencia que Moisés necesitó para sacar a Israel de Egipto o la Obediencia que hizo falta para que Josué repartiera la tierra.

La Obediencia sigue siendo clave.

¿Qué "yugo" te invita a llevar el Señor hoy?

¿Por qué crees que Jesús nos ofrece descanso?

Cuando Dios dice: "se fuerte y valiente", ¿qué situación anticipa?

¿En qué necesitas ser fuerte y valiente hoy?


Amados, el Ser obediente a la Voluntad y Propósito de Dios, nos requiere Ser mansos y humildes de corazón.

Observa y Discierne lo que dice Mateo 11: 29-30, al respecto:

“29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;

 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”


En esta porción de la Palabra de Dios, Él nos habla de mansedumbre y humildad.


Quien es manso y humilde tiene paz en su corazón. 


En el otro extremo, la persona orgullosa vive enferma interiormente, llevándola a pensar que siempre tiene la razón de todo, y colocando en su corazón una carga que se hace imposible de soportar. 


Podemos decir que estas personas mantienen sus “caprichos” hasta limites inentendibles y pasan momentos de sufrimientos innecesarios. 


Por eso tienen opresión en sus vidas y no saben cómo hacer para vivir en paz.


Jesús nos dio una enseñanza muy contundente de cómo debemos ser en nuestro interior para poder tener paz en el corazón.


Mateo 11:29 nos dice que “… aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.”


El Señor nos abre su corazón y nos enseña cómo una persona puede alcanzar la paz y el descanso en el alma por medio de la Mansedumbre y la Humildad.


Es muy importante que cada consejo de Jesús lo tomemos muy en serio y lo apliquemos para poder vivir con el alma libre de toda carga innecesaria.              


            El Orgullo          


Amados, queridos amigos, la persona que se maneja con soberbia y no desea ser humilde, es aquella que en manera continua quiere manejar y manipular a las personas que están en su entorno para que hagan lo que él o ella desean.


Esto es sumamente peligroso porque la manipulación es un pecado muy profundo, ya que es querer adueñarse de los demás para que hagan lo que deseas.

Cuando alguien manipula utiliza las herramientas de la seducción, mentira, halagos, u otras; lo hacen para de esta forma poder controlar de la manera que fuese a su entorno.


La Palabra de Dios nos dice en 2a. Corintios 11:14 

“Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.”

Cualquier persona que en verdad es humilde, no presiona a nadie para que hagan lo que el desea, sino que se mueve en la vida enseñando y educando a las personas en la sana doctrina, para que de esa forma sea el Espíritu Santo el que haga la obra en el corazón de los demás.


Pero la persona orgullosa, soberbia, manejada por su ego es capaz de hacer cualquier cosa para engañar y seducir a las personas en falsas doctrinas llevándolas a que hagan su propia voluntad y no la de Dios.


Efesios 4:14, nos dice la Palabra de Dios:


“para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,”


Amados, para vivir en paz, debemos vivir sin controlar y para ello debemos de Conocer que el Espíritu Santo es el único que puede vencer mi orgullo.


La Palabra de Dios nos dice en Salmos 51:10 


“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.”


El Espíritu Santo es el que produce dentro de cada uno de nosotros un corazón LIMPIO. 


Ya que el corazón de los seres humanos se va ensuciando en manera continua por él andar de la vida, y debemos ser limpiados por medio de la sangre de Jesús todos los días para que dé esa manera saquemos toda tiniebla que nos pueda apartar del Señor.


Ahora, no solo trabaja con nuestro corazón el Espíritu Santo, sino que también va dándole a nuestro espíritu, rectitud. 


En nuestro espíritu esta la conciencia, donde radica nuestra moral, que luego es traducida en las acciones que tenemos en la vida. 


Lo que el Espíritu Santo va realizando dentro nuestro, es enseñarnos por medio del Discernimiento qué es lo que esta bien, y qué es lo que esta mal.


La mansedumbre y la humildad son características del carácter de Jesús que debemos Conocer, Discernir, recibir y practicar, pero solo lograremos hacer eso con la ayuda del Espíritu Santo.


En el antiguo Testamento, bajo el Pacto de la Ley, hubo Varones, Siervos de Dios que fueron Manos Y Humildes; veamos Números 12.


“Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.”

Números 12: 3


Nada en la vida podremos transformar en nuestro interior si no interviene la presencia del Espíritu de Dios. 


Por eso debemos clamar, Anhelar y acudir a su ayuda para que de esa forma todo lo que dentro de nosotros nos limita se transforme para que seamos mansos y humildes de corazón.


Así como Pablo lo expresa, en la 2a. Carta a los Corintios:


“Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con vosotros;”

2a. Corintios 10: 1


           Escucha la Voluntad de Dios        


Amados en Cristo, queridos amigos, Juan 6:38 “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.”


El Señor Jesús nos enseña cómo el siendo Dios, se humillo y camino sobre esta tierra con un solo objetivo, que era hacer la voluntad del Padre que lo envío.


¿Y qué pasa con nuestras vidas?

¿Tenemos que hacer la voluntad del Padre?


Acá es la gran pregunta que tiene solo una respuesta muy personal, y es desde adentro de nuestro corazón. 


Nosotros debemos Anhelar hacer su voluntad y decidir.


Jesús llego a decir en un momento de su vida:


Lucas 22:42 


“diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”


Amados hermanos, queridos amigos, seguramente en muchas oportunidades deseamos no entregar nuestras vidas a Dios en forma completa porque nuestro ego interior es el que nos quiere manejar para que hagamos lo que la carne desea y no lo que el espíritu y en Su Espíritu Santo, debemos hacer.


La Palabra de Dios, nos dice en Gálatas 5:17 


“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues éstos se oponen el uno al otro, de manera que no podéis hacer lo que deseáis.”


Los deseos de la carne dentro de cada uno de nosotros, siempre van a qu

erer dominarnos y llevarnos a que no hagamos la voluntad de Dios, sino lo que a nosotros nos parece contradiciendo al Espíritu Santo. 


Por eso es tan importante comprender que nuestra carne no desea hacer la voluntad de Dios NUNCA, solo desea hacer lo que ella quiere.


Juan 3:6, nos dice: 


“Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”


Amados, llega un tiempo en nuestra vida donde necesitamos tomar conciencia y dedicarnos a las cosas del Espíritu y así poder vivir en plenitud en esta tierra.


           Fe en Acción        


Amados hermanos, amigos, el capítulo 11 de Hebreos es como el “paseo de la Fama” de la Biblia para los grandes personajes de la Fe. 

Piensa en gente como Abraham, Moisés y David, conocidos como los Padres de la fe.  

Escudriñemos cuidadosamente y encontraremos a dos mujeres entre estas famosas figuras, entre las cuales esta Rahab.

Rahab era una extranjera de la famosa ciudad de Jericó que fue conquistada por los israelitas.

Vamos a la Palabra de Dios, en esta parte de la historia del pueblo Hebreo y de la genealogía de Jesús:

“1 Y Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sitim a dos espías, diciendo: Id, reconoced la tierra, especialmente Jericó. Fueron, pues, y entraron en la casa de una ramera que se llamaba Rahab, y allí se hospedaron[a]. 2 Y se le dio aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí, unos hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para reconocer toda la tierra. 3 Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, que han entrado en tu casa, porque han venido para reconocer toda la tierra. 4 Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido, y dijo: Sí, los hombres vinieron a mí, pero yo no sabía de dónde eran. 5 Y sucedió que a la hora de cerrar la puerta, al oscurecer, los hombres salieron; no sé adónde fueron[b]. Id de prisa tras ellos, que los alcanzaréis. 6 Pero ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los tallos de lino que había puesto en orden en el terrado. 7 Y ellos[c] los persiguieron por el camino al Jordán hasta los vados, y tan pronto como los que los perseguían habían salido, fue cerrada la puerta. 8 Y antes que se acostaran, ella subió al terrado donde ellos estaban, 9 y dijo a los hombres: Sé que el Señor os ha dado la tierra, y que el terror vuestro ha caído sobre nosotros, y que todos los habitantes de la tierra se han acobardado[d] ante vosotros. 10 Porque hemos oído cómo el Señor secó el agua del mar Rojo[e] delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y de lo que hicisteis a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a quienes destruisteis por completo[f]. 11 Y cuando lo oímos, se acobardó nuestro corazón, no quedando ya valor[g] en hombre alguno por causa de vosotros; porque el Señor vuestro Dios, Él es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12 Ahora pues, juradme por el Señor, ya que os he tratado con bondad, que vosotros trataréis con bondad a la casa de mi padre, y dadme una promesa segura[h], 13 que dejaréis vivir a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y a mis hermanas, con todos los suyos, y que libraréis nuestras vidas[i] de la muerte. 14 Y los hombres le dijeron: Nuestra vida[j] responderá por la vuestra[k], si no reveláis nuestro propósito; y sucederá que cuando el Señor nos dé la tierra, te trataremos con bondad y lealtad[l]. 15 Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana, porque su casa estaba en la muralla de la ciudad, y ella vivía en la muralla.” 

Josué 2: 1-5

Lo que la hace única no es solamente el hecho de que era extranjera, sino también prostituta; efectivamente, no es exactamente el perfil que uno esperaría ver entre los “grandes” de la Biblia. 

Sin embargo, cuando los dos espías israelíes se colaron en Jericó, fue Rahab quien los escondió y los ayudó a escapar. 

Los rumores de que los israelitas acampaban en el desierto al otro lado del río Jordán habían llegado al pueblo de Jericó. 

Habían oído hablar de los milagros de Dios, pero mientras el resto de Jericó confiaba en su poderoso muro para protegerse de cualquier enemigo, Rahab decidió poner su fe en el Único Dios Verdadero.

¿Qué hace que la historia de Rahab sea tan extraordinaria? 

¡La primera clave es su fe! 

Al igual que tú y yo, Rahab fue salva por la fe. 

Esa fe la movió a la acción, salvando a los dos espías israelitas. 

Del mismo modo, nosotros también estamos llamados a poner la fe en acción, a veces asumiendo riesgos y yendo en contra de la cultura popular, al igual que Rahab.

En segundo lugar, sus acciones para con los espías israelitas nos recuerdan la promesa de Dios a Abraham y a sus descendientes: 

“Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan" 

Génesis 12:3

La tercera clave en la historia de Rahab es la Gracia y Misericordia de Dios. 

Rahab era una mujer con un pasado. 

Ella había vivido una vida llena de pecado y sin embargo Dios la incluyó entre los grandes de la Biblia e incluso la mencionó en el árbol genealógico de Jesús. 

¿Cómo es posible que una prostituta extranjera diera la talla? 

Para recordarnos que no hay pecado demasiado grande o remordimientos tan complicados que Jesús no pueda perdonar y sanar.

Si estás luchando con errores del pasado, remordimientos y pecados, solo déjalos ir. 

Sabes…¡eso también pasará!

Deja de aferrarte a los errores del pasado y dáselos a Jesús. 

¡Comienza dando un paso de fe!


           Ejemplo de Fe       


Amados en Cristo, queridos amigos, en Génesis 32 Jacob, un hombre cuya vida estaba llena de drama familiar es un buen ejemplo de fe. 


Después de engañar a su hermano Esaú (que amenazó con matar a Jacob) de su derecho de nacimiento y herencia, Jacob huyó a la casa de su tío Labán. 


Muchos años más tarde, Jacob decidió volver a casa; que fue cuando él recibió la palabra; Esaú estaba en el camino a su encuentro, con un ejército de 400 hombres. 


Para Jacob, este fue el punto de ruptura. 


Ansiaba una nueva vida, un nuevo comienzo. 


Su pasado lo perseguía. 


Había engañado a su hermano, había mentido a su padre, y su nombre era un constante testigo contra él. 


Escucha, el nombre Jacob significa «suplantador» o «engañador»


Jacob se apartó de toda su familia y pasó la noche solo en el campamento. 


Esa noche, un hombre apareció y un combate de lucha estalló. 


Jacob luchó implacablemente, pero pronto se dio cuenta de que no luchaba contra hombre alguno. 


Estaba luchando con el propio Dios, y sin embargo, aunque no podía ganar, Jacob no se rendiría, gritando «¡No te dejaré ir a menos que me bendigas!»


En respuesta a este acto de fe, a Jacob le fue dado un nuevo nombre: Israel. 


Por fe, a Jacob se le dio un nuevo nombre y su Propósito, le fué revelado.


Ya no sería Jacob el engañador, sino que sería Israel, el nombre dado a la nación elegida de Dios.


           Conclusión       


Amados hermanos, amigos queridos, surge entonces una pregunta en mi corazón:


¿Estás dispuesto a ser tú mismo un ejemplo de Fe?


Jesús dice claramente lo que significa seguirlo: 


“…Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” (Lucas 9:23–25). 


Nuestra comprensión moderna de la frase "tome su cruz y sígame" es a menudo inadecuada. 


En los días de Jesús, la cruz siempre simbolizada la muerte. 


Cuando un hombre llevaba una cruz, él ya había sido condenado a morir en ella. 


Jesús dijo que, para seguirlo, uno debe estar dispuesto a morir. 


No todos enfrentaremos la muerte de un mártir. 


No todos seremos encarcelados, golpeados o torturados por nuestra fe. 


Entonces, ¿A qué clase de muerte se refería Jesús?


Pablo explica en Gálatas 2:20, 


“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. 


Amados, seguir a Cristo es ser también un Ejemplo de Fe.


Significa morir a nuestra manera de hacer las cosas. Consideramos que nuestra voluntad, nuestros derechos, nuestras pasiones y nuestras metas son crucificados en la Cruz con Él. 


Nuestro derecho a dirigir nuestras vidas está muerto para nosotros (Filipenses 3:7–8). 


La muerte implica el sufrimiento. La carne no quiere morir. Morir a uno mismo es doloroso y va en contra de nuestra inclinación natural a buscar nuestro propio placer. 


Pero no podemos seguir a Cristo y a la carne (Lucas 16:13; Mateo 6:24; Romanos 8:8). 


Jesús dijo: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62).


Pablo sufrió más que la mayoría por causa de Jesús. 


Él les dijo esto a los cristianos de Filipos: "Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él" (Filipenses 1:29). 

La palabra concedido aquí significa "mostrar favor, dando libremente como regalo". Pablo no presenta el sufrimiento como una maldición, sino como un beneficio.


El sufrimiento puede tomar muchas formas. Al elegir obedecer al Señor Jesucristo, estamos poniéndonos en desacuerdo con el mundo. Gálatas 1:10 dice, 


"Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”. 

Al adherirse estrechamente a las enseñanzas de la Biblia, nos preparamos para el rechazo, la burla, la soledad o la traición. 


A menudo, la más cruel persecución proviene de aquellos que se consideran espirituales, pero han definido a Dios según sus propias ideas. 


Si optamos por tomar una firme posición por la justicia y la verdad bíblica, nos aseguramos ser incomprendidos, escarnecidos, o algo peor. Tenemos que tener en cuenta que ninguna amenaza de sufrimiento disuadía a los apóstoles de predicar a Cristo. 


De hecho, Pablo dijo que perder todo valía la pena 


"…a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte" (Filipenses 3:10). Hechos 5:40–41 


Describe la reacción de los apóstoles después de que recibieron otra paliza por predicar acerca de Jesús: “Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre”.


El sufrimiento de alguna forma siempre va a ser una parte de ser un verdadero seguidor de Cristo. 


Jesús dijo que el camino que lleva a la vida es difícil (Mateo 7:14). 


Amados, nuestras dificultades también son una manera de identificarnos de un modo muy reducido con Su sufrimiento.


Jesús dijo que, si le negamos delante de los hombres, Él nos negará ante Su Padre en los cielos (Mateo 10:33; Lucas 12:9). 


Hay muchas maneras sutiles de negar a Cristo. 


Si nuestras acciones, palabras, estilo de vida, u opciones de entretenimiento no reflejan Su voluntad, negamos a Cristo. Si pretendemos conocerlo a Él, pero vivimos como si no, negamos a Cristo (1 Juan 3:6-10). 


Muchas personas eligen esas formas de negar a Cristo porque no quieren sufrir por Él.


A menudo nuestro mayor sufrimiento proviene del interior cuando batallamos para tener control sobre un corazón que debe morir a su propia voluntad y entregarse al señorío de Cristo (Romanos 7:15–25). 


En cualquier forma que se presente el sufrimiento, debemos aceptarlo como una insignia de honor y un privilegio en el cual nos gozamos, tal como los apóstoles, 


“…de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre” (Hechos 5:41).


           Oremos       


¡Dios los Bendice! 


Ps. Jorge Macías Benítez