Serie : Una Vida de Oración
#A186 Irrupción del Reino
Parte III
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Introducción
Amados en Cristo,
queridos hermanos, decíamos la semana antepasada :
“El Reino de los cielos se hace fuerte
y solo los violentos lo arrebatan. Pero no es violencia de armas o bombas, sino
violencia de vida. La misma violencia que encierra una semilla capaz de
levantar el concreto cuando germina o la violencia de un útero que expulsa un
niño al nacer. Esa es la violencia del Reino”. Serafín Contreras G.
Amados en Cristo, queridos amigos, Cuando el Reino de Dios irrumpe en
cualquier Esfera de Influencia produce cambios profundos y definitivos.
El Silencio de Dios
Como humanos, tenemos la
tendencia a comprimir la historia antigua y pensar en ese pueblo que podría
estar separado por 300 o 400 años como si fueran contemporáneos, cuando, de
hecho, el Antiguo Testamento cubre un par de miles de años de historia judía.
Solo pensemos en este
paréntesis de 400 años donde no hay una palabra de Dios :
· Ninguna profecía es escuchada en la tierra.
· Dios está callado a su pueblo.
Ellos habían estado
acostumbrados a las profecías de Jeremías y de Isaías, Miqueas y Nahúm, Joel y
todos los demás, y ahora, de repente, Dios está callado por ¡400 años! Piénsalo.
Vayamos atrás 400 años.
Estamos de vuelta en el
siglo XVI.
Estás de vuelta en los
1590´s.
Eso es más o menos 30
años antes de que los peregrinos pongan pie en Norteamérica.
Hay un montón de historia
que toma lugar en los últimos 400 años en el mundo.
Por todo ese período de
tiempo, Dios está absolutamente callado hasta que el rol y el oficio de profeta
es instituido nuevamente en medio del pueblo judío.
Un de Repente de Dios
Cuando este hombre sale
del desierto que era el lugar de encuentro tradicional entre Dios y sus
profetas, como Elías en el Antiguo Testamento.
Este es un hombre con una
gran auto denuncia.
Él ha vivido de miel y
vegetales silvestres, langostas y miel.
Su nombre era Juan el
Bautista.
Él era un asceta y sale
del desierto con un anuncio.
Primero hay un llamado
solemne.
Él es el nuevo procurador
del pacto, y el primer llamado al pueblo es, ¿cuál? ¡Arrepiéntanse! Ese es su
mensaje.
Antes de nada,
Arrepiéntanse.
Luego les da una razón
para el arrepentimiento.
Él dice, “Arrepiéntanse
porque el reino de los cielos se ha acercado”…¡Wooowww!
Juan está diciendo ahora
que hay un tiempo de crisis, un tiempo de juicio que ha caído sobre el pueblo y
que todos están llamados a arrepentirse debido a este momento crítico en el
drama de la redención.
Tal momento que él está
anunciando es la apertura, la llegada del Reino de Dios prometido, es decir la restauración del Reino de Dios sobre su pueblo.
Nuevamente, de repente, Dios por medio de Juan el
Bautista, hace una cosa extraordinaria.
Llama a todo el pueblo de
la nación, al río Jordán para ser bautizados.
Hay mucha confusión al
respecto.
El bautismo de Juan NO es el mismo del bautismo de Jesús y
el bautismo del Nuevo Testamento.
Va de nuevo…. el bautismo de Juan NO es el mismo del Bautismo
de Jesús y el Bautismo del Nuevo Testamento.
Era un bautismo
preparatorio, específicamente diseñado para que los judíos estén limpios cuando
el rey venga.
Es un período
inter-testamentario; una práctica desarrollada entre los judíos.
Si un pagano o un gentil
deseaba convertirse al judaísmo, tal persona tenía que pasar por una ceremonia
de purificación ritual que era llamado algo así como el “bautismo del
prosélito”.
Ahora, los judíos no tenían que ser bautizados porque ellos no
eran considerados inmundos; pero los gentiles eran considerados inmundos.
Si un gentil quería
llegar a ser judío, no solo tenía que abrazar las doctrinas del judaísmo y lo
demás, sino que tenía que tomar un baño porque estaba inmundo.
Él era extranjero y un
extraño para con el pacto.
Por eso tal ceremonia
tomaba lugar cuando en el período inter-testamentario los convertidos fueron
llamados al bautismo.
En ese contexto, viene
saliendo Juan el Bautista del desierto y no está llamado a los paganos y a los
gentiles al bautismo; ¡está llamando a los
judíos a ser bautizados!
Las autoridades
religiosas en Jerusalén están enfurecidas.
Están disgustados. “¿Qué
quieres decir con que tenemos que ser bautizados? ¡Somos los hijos de Abraham!”
Estaban indignados.
Se sentían insultados
ante la sola sugerencia de que necesitaban tener un rito de limpieza
ceremonial.
Pero había una razón para
eso; Juan estaba diciendo que vean que hay un nuevo capítulo siendo escrito en
ese momento en la historia de redención.
El Reino de Dios está cerca.
Nuestro Rey está por
aparecer, y ellos no están listos para Él.
Necesitaban tomar un baño
porque ellos, como pueblo de Dios, están inmundos; él anuncia la llegada del Reino de Dios.
Ahora, el énfasis en su anuncio, amados, está en su cercanía
radical.
Observen que los profetas
en el Antiguo Testamento hablaron acerca de la venida del Reino en el futuro, pero éste
era indefinido.
Era vago…en algún momento
nuestro príncipe volverá.
En algún momento en el
futuro, Dios va a enviar su Mesías.
En algún momento en el
futuro, el rey de Dios como David vendrá a la tierra.
En cambio, lo que Juan
estaba diciendo es, ¡Está cerca!
No solo en algún momento
en el futuro indefinido, sino que está por pasar; él usa dos metáforas para
describirlo.
Él dice, por un lado, “El
hacha está puesta a la raíz de los árboles”.
No es como si el leñador
estuviera cortando la parte exterior de la corteza, sino que ha penetrado hasta
el centro mismo del árbol.
Esa imagen sugiere que un
golpe más del hacha y el árbol terminará derrumbándose.
También dice que el
bieldo está en su mano, esto es que el momento de la cosecha está por
producirse.
El instrumento que el
granjero utiliza para separar la paja del trigo ya ha sido completamente
hundido en la pila donde está la mezcla de paja y trigo.
Está a punto de tirarlo
al aire y dejar que el viento se lleve la paja consigo.
Es un período de profunda
crisis.
Entonces llega Jesús, y
Él está predicando el Evangelio.
Ahora, la palabra “evangelio” que ya hemos observado en otros
contextos, pero déjenme decir esto de ella.
En el Nuevo Testamento
hay diferentes maneras en las que el término “evangelio” es usado.
Si le pregunto hoy a una
persona, “¿qué es el evangelio?” De seguro diría, “Bueno, el evangelio es uno
de los cuatro libros que enseñan de la vida de Jesús—el evangelio de Mateo, Marcos,
Lucas y Juan”.
Los llamamos evangelios
porque son un género literario particular, una forma de presentar una biografía
mostrando a la persona y obra de Jesús.
Cuando leemos a Pablo,
cuando Pablo habla del evangelio, habla del “evangelio de Jesucristo” porque
para Pablo el contenido del evangelio es la vida y la obra de Jesús.
Esas son las Buenas
Noticias, cómo ha cumplido este drama de redención en su propia persona y a
través de su propia obra.
Aunque reflexionemos en una pregunta : ¿para qué es el evangelio?
Cuando Jesús predica el Evangelio, él no habla de un libro, y
Jesús no dice, “estoy por predicarte el
evangelio de Jesucristo”.
Amados, el Evangelio que Jesús proclama es el Evangelio del Reino.
Puedes notar eso mientras
lees la Biblia; de forma particular mientras lees los evangelios y mientras
escuchas las enseñanzas de Jesús.
Mucho de su enseñanza se
centra alrededor de parábolas.
Pero, ¿cuál es el motivo
principal de las parábolas de Jesús?
Vean si esto les suena.
Mientras Jesús enseña a
sus oyentes, les diría: “El Reino de los Cielos es
semejante a…” o “El reino de los cielos es como esto…”.
En su ministerio de
sanidad diría, “Pero si yo por el dedo de Dios echo fuera demonios, entonces el reino
de Dios ha llegado a vosotros”.
Él está anunciando el
principio y la Irrupción del Reino de Dios.
Conclusión
En Mateo 22 leemos esta
parábola.
“Tomando la palabra, les habló otra vez en parábolas,
diciendo: El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete
de bodas para su hijo. Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido
invitados a las bodas, pero no quisieron venir…”
Amados, todos sabemos
cómo continúa la parábola.
El rey está invitando al
pueblo a la fiesta de bodas y la llegada del matrimonio del hijo del rey, pero
todo el mundo está muy ocupado.
Nadie quiere ir, y ellos
están ignorando esta celebración del clímax del reino de Dios.
Así Dios dice que está
bien, que ellos no vengan.
Que ahora vayan por los
caminos y los senderos y que traigan esos extranjeros y esos extraños, gente
que no tenga dinero.
Que los lleven porque su
hijo será honrado.
El rey va ser reconocido
con propiedad.
Toda esta parábola está
enfocada en la venida del rey, el rey que es rechazado por su propia gente.
Así, si es que vamos a
entender todo el Diseño de la Palabra, no nos atrevamos a pasar por alto esta
idea central e importante del Reino de Dios que comienza en las primeras páginas de la Biblia y se extiende
hasta el libro del fin, o el Apocalipsis, donde se celebra la entronización de
Cristo, y los ángeles del cielo cantan :
“El cordero que fue inmolado digno es de recibir el poder,
las riquezas… el honor, la gloria y la alabanza… [porque su reino será] por los
siglos de los siglos”
Amados en Cristo,
queridos amigos, ¿cuán a menudo hemos pensado en términos de esta idea central del
Nuevo Testamento, el Reino de Dios?
No vivimos en una
monarquía en México, en este continnete y en la mayoría del mundo.
De hecho, le tenemos una
establecida alergia a los monarcas.
Sin embargo, cada
cristiano vive en una Monarquía donde Cristo es llamado el Rey de reyes y el
Señor de señores.
Creo que uno de los
errores más tristes que se ha difundido a través de una teología defectuosa es
la idea de que el Reino de Dios ya ha llegado a su plenitud.
Hay quienes enseñan lo
que se llama “escatología realizada”, que dice que ya no nos queda esperar nada
en términos de la consumación del Reino de Dios.
Creo que esto corre de
forma contraria al Nuevo Testamento, el cual promete todavía un futuro para el
pueblo de Dios, donde el Reino de Cristo se manifestará visiblemente a su regreso.
Pero hay otra seria
distorsión, y es una posición que enseña — y ha sido muy difundida —que el Reino de Dios es completamente
futuro, que el Reino de Dios no ha llegado de ninguna manera, estado o forma hasta el
momento.
En Verdad y con absoluta Certeza Creo
que esa posición no contiene el anuncio fundamental de Jesús mismo, el Evangelio del Reino de Dios, el cual ya ha
empezado.
El Reino de Dios ha empezado, y
nuestro rey ya ha sido coronado.
Él ya fue coronado e
investido.
Mientras estoy hablando,
Jesucristo es ya el Rey de reyes y Señor de señores.
Eso es una realidad.
Amados, el pueblo de Dios debe vivir, debemos de vivir como súbditos en una
monarquía, sujetos a nuestro Rey.
Oremos
¡Dios
los Bendice!
Ps.
Jorge Macías Benítez