domingo, 10 de julio de 2022

#A340 Identidad y Trascendencia Parte 2

Serie: Tiempo de Revolución 



Ps. Jorge Macías Benitez 

28 de Mayo del 2022 



Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor!!!

El anhelo de #Trascender está presente en todos los seres humanos. 

El camino que decidamos seguir al buscar la satisfacción de ese impulso o los medios que utilicemos para desarrollar plenamente este objetivo, marcarán nuestra calidad como seres humanos, nuestro destino y, lo más importante, nuestra felicidad, Gozo.

Ahora, si bien el impulso es el mismo en todos (en esencia), no es lo mismo que busquemos saciarlo a través de una droga dañina que de una forma de Fe y en concreto por medio de una relación con él Único Dios Verdadero. 

No es lo mismo que sigamos el camino del servicio que seguir el camino del egoísmo. 

Uno enaltece el corazón humano al ver que la vida de otros es mejor por lo que compartimos; el otro degrada nuestro interior mientras pensamos erróneamente que quitar y empobrecer a los demás es la única manera de obtener y enriquecerse: que hacerlos menos es la forma de ser más. 

Damos lo que obtenemos, y sólo somos dignos cuando vivimos con dignidad, con humildad y tratamos con ella a nuestros semejantes. 

El Título del mensaje hoy, es:

#A340 Identidad y Trascendencia

Parte 2


Oremos




El Anhelo de Trascender


Trascendencia es un término de origen latino que significa «ascender más allá», sobrepasar, exceder los límites. 


Cuando decimos que Dios es trascendente, nos referimos a que Él está totalmente por encima de todo lo creado. No está sujeto a ningún limitación alguna. Él absolutamente independiente y está más allá de todo lo que existe.


Podemos hablar de la trascendencia de Dios en dos sentidos. En el sentido ontológico, el ser de Dios es completamente distinto a todo otro ser. 


No hay nada de criatura en el Creador. 


Es y será siempre «otro» inescrutable. Por lo tanto, epistemológicamente Dios excede también toda nuestra capacidad de conocimiento. 


Ninguna criatura puede abarcar a Dios con su conocimiento de criatura. Dios es misterio. 


Èl lo sabe todo, nosotros únicamente  podemos saber parte. Dios es totalmente puro, nosotros somos pecadores. 

Dios solo desea lo justo y bueno; nosotros deseamos con frecuencia lo malo y nuestros afectos son una mezcla de cosas buenas y malas.


Los escritores bíblicos captaron esa trascendencia de Dios, por ejemplo, con relación al tiempo. 


Dios es antes de la creación (Salmos 90:2). 


También percibieron su trascendencia respecto al espacio. 


El universo no lo puede contener (1 Resyes 8:27). 


Dios es santo (Oseas 11:9, Salmos 30:4). 


Él es exaltado y altísimo (Salmos 113:5-6, Isaías 55:8-9). 


Isaías habló tanto de la trascendencia como de la inmanencia de Dios (57:15).


El deísmo lleva la trascendencia de Dios a un extremo errado. 


Dios, en esta filosofía, es el Creador que se mantiene lejos y desconectado de su creación. 


Según los deistas, Dios creó un universo que se mantiene sólo. Él no está presente en las cosas que pasan acá abajo.


La enseñanza sobre la trascendencia de Dios tiene sus implicaciones. 


En primer lugar, el hombre no representa el máximo valor. Dios, el Creador, quien está muy encima de todo es el que da valor. Sin Dios no tiene sentido tratar de articular de manera alguna la valoración humana. 


Tal vez por eso, los movimientos humanistas modernos fracasan a la hora de establecer una ética y un orden basados en el valor del hombre. 


Sin un Creador, el hombre no es más que polvo cósmico.


Por otra parte, el entendimiento humano jamás podrá comprender la totalidad de Dios. 


Lo que Dios es y lo que Dios haca estará siempre plagado de misterios. 


Además los humanos nunca podremos conocer a Dios a partir de nuestra propia inteligencia. 


Lo que sabemos de Dios se lo debemos al hecho de que Él nos lo ha revelado. 


Si Dios no nos revela quién es él y cuál es su voluntad, nosotros permanecemos en la oscuridad. 


También es cierto que al amparo de nuestros propios recursos, nunca podremos acercarnos a Dios. 


Él es totalmente distinto y además es completamente justo. 


Sólo podemos acercarnos a Dios en la medida en que él se nos acerca. 


Él puede descender  hasta nosotros, pero para nosotros es imposible ascender a Él. 


Sólo él puede llevarnos consigo (Juan 14:1-6).


El hombre es criatura y Dios es el Creador.


El hombre no tiene nada dios, como enseñan algunas religiones. 


Jesús es Hijo de Dios, porque descendió del Padre, estaba con el Padre desde el principio y es uno con el Padre (Juan 1:1, 3:12-13. 14:8-9). 


Nosotros somos hijos de Dios, porque somos criaturas suyas. 


Somos obra de sus manos, no la «imagen misma de sus sustancia» (Hebreos 1:1-3). 


Sólo podemos ir al Padre, por medio del Hijo (Juan 14:6).


Una Fe que Trasciende


Una Fe que Trasciende, me lleva a hacerme preguntas, como esta:


”Todo lo que hagas dejará algo, la pregunta es: ¿Qué estás haciendo hoy? Porque por eso serás recordado mañana”


Una de las particularidades que tiene ser parte del Reino es, que todo lo que hacemos trasciende.


Esto es muy importante, porque le da sentido de propósito a todo lo que hago. 


Es más, saber que mis decisiones, mi Fe, mis obras trascienden, me lleva a ser más responsable. 


A esforzarme. 


A ser distinto.


Santiago 2:17-18 


"Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.”


Definición de Trascender: 


    • Pasar de un ámbito a otro, atravesando el límite que los separa. 
    • Estar o ir más allá de algo


Por eso lo que expresa el libro de Santiago es clave para entender lo que Dios nos está hablando. 


En otras palabras, como lo que estás haciendo superará los limites de tu vida natural, aun después de tu partida con Dios, es necesario que comiences a desarrollar las obras de Fe que hay en tu interior y que el Espíritu ya te capacito para que las hagas.


1 Juan 2:17 


"Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”


Dios te preparo para trascender y para que hagas historia. Todo lo que hagas dejara algo, la pregunta es, que ¿Qué estás haciendo hoy? Porque por eso serás recordado mañana.


Si uno solo deja deseos, en realidad está dejando algo en el aire, que no tiene fundamento. Solo un deseo.


Es clave aprender la diferencia que existe entre un fuerte deseo humano y una visión que Dios pueda darte.


Un fuerte deseo: 

Quizás tenga su cumplimiento, quizás lo puedas lograr porque uno pone todo de sí para lograrlo, pero cabe la posibilidad de que quizás no lo logres. 


A pesar de que la palabra dice que Dios te pone el querer como el hacer, el tiempo termina mostrando, si fue un deseo o una visión.


Visión, tiene que ver con algo que Dios está decidido a que tengas y logres. 


La visión que Dios te ha puesto se cumplirá sí o sí. 


No hay posibilidad que eso no suceda. 


Solo si yo rechazo al Espíritu Santo. 


Sino una visión puesta por Dios es la próxima realidad en la tierra.


Todo lo que hagas trascenderá tu vida y llegara a tus generaciones… siempre es así.


Dice Apocalipsis 14:13 (PDT) 


"Luego, escuché una voz del cielo que decía: "Escribe esto: 'Afortunados los que a partir de este momento mueran unidos al Señor'". El Espíritu dice: "Sí, eso es cierto, ahora ellos descansarán de su trabajo pues sus obras los acompañarán”


Apocalipsis lo confirma. 


Lo que hacemos va a trascender. 


Confirma que mi trabajo no es en vano, que mi esfuerzo tiene sentido, que no debo escuchar más al diablo cuando te hace sentir que lo que estás haciendo no vale la pena. 


Dios dice, yo me ocupo de tu esfuerzo y hago que tus propias generaciones vivan de tu herencia, vivan de lo que hiciste, vivan de lo que lograste.


Pregunta: 


¿Pueden vivir de lo que vas a dejar? 


Por eso llega este mensaje, para que actives la sobrenaturalidad de Dios, y los años comiencen a redimirse.


Cuando comprendemos que nuestra fe trasciende, nuestras obras imparten vida.


Dice Éxodo 1:15-21 (PDT) 


"Había dos parteras hebreas, llamadas Sifrá y Fuvá, que atendían a las mujeres hebreas. El rey de Egipto les dijo: Cuando estén ayudando a las hebreas a dar a luz, fíjense en el sexo del bebé. Si es niño, mátenlo pero si es niña, déjenla vivir. Pero las parteras respetaban a Dios y no hicieron lo que el rey de Egipto les ordenó. Dejaban que los niños vivieran. Entonces el rey de Egipto mandó llamar a las parteras y les preguntó: ¿Por qué hicieron eso? ¿Por qué dejaron vivir a los niños? Ellas respondieron: Porque las hebreas son diferentes a las egipcias; son fuertes y dan a luz antes de que la partera llegue a atenderlas.” 


Dios bendijo a las parteras. 


Los israelitas se multiplicaron y se fortalecieron mucho. 


Dios hizo que las familias de las parteras tuvieran muchos hijos porque ellas respetaron a Dios.


Estas mujeres, pusieron por delante la Fe, luego vinieron las obras y por último la Bendición. 


Sus familias recibieron la bendición de la fe de estas mujeres.


La confirmación Apostólica de la trascendencia de mi Fe


Dice 2 de Timoteo 2:3-5 


"Siempre te recuerdo en mis oraciones, de día y de noche doy gracias a Dios por ti. Al igual que mis antepasados, sirvo a Dios con conciencia limpia. Cuando recuerdo tus lágrimas por mí, quisiera verte. ¡Qué feliz me haría! Recuerdo tu fe sincera, como la que tuvo primero tu abuela Loida, luego tu mamá Eunice y estoy seguro de que tú también la tienes.”


Pablo marca algo fundamental, la Fe traspasa generaciones y preparan el camino para que las próximas generaciones puedan edificar sobre ese fundamento.


La abuela de Timoteo y la Madre, prepararon el camino a causa de una Fe sincera, para que Timoteo sea discípulo del Apóstol más grande (según mi criterio) del tiempo de la gracia. 


Y termine siendo Pastor en Éfeso.


Todo lo que hagas en Cristo, trasciende. 


Por eso Dios hace un llamado a hacer, porque necesita las obras de los justos en la tierra, para la manifestación sobrenatural más grande que se haya vivido.


Identidad como el Parakletos


Tener fe más que una conquista personal es un don de Dios. 


El Señor nos ve con misericordia y nos va llevando con paciencia para que surja el regalo de la fe. 

Decir que creemos en Dios es una bendición, pues nos ofrece una visión diferente en la vida; se trata de una confesión de fe que le da nuevos horizontes a nuestra vida.


Jesús le da una proyección más puntual a nuestra fe. 


Decir que creemos en Dios se puede quedar simplemente en ideas generales sin un compromiso de por medio y al margen de los demás, como lo sugiere el comentario de algunas personas que con cierta presunción expresan que creen en Dios pero no necesitan ir a la Iglesia.


Jesús dice a sus discípulos: “Si creen en Dios crean también en mí”. 


Porque seguir a Jesús hace posible que podamos vivir la fe con todo el potencial que tiene y nos ayuda a situarnos en el único camino que nos hace #trascender, en el único camino que nos lleva a Dios.


En todas las áreas de la vida buscamos la excelencia y perseguimos en todo momento llegar a #trascender


También en la vida cristiana tenemos que llegar a vivir a fondo la fe, y el camino de Jesús hace posible que no nos quedemos en una fe especulativa o de complacencia mental, que no nos quedemos en una vivencia individualista de la fe sino que lleguemos a una fe que nos engendre como nuevas personas, que nos convierta en otro Cristo.


Retomando la invitación que las cartas del Nuevo Testamento nos hacen para imitar a Jesús, para reproducir los mismos sentimientos de Jesús, la espiritualidad cristiana nos invita a llegar a ser otro Cristo. 

La excelencia en la fe, la meta de la vida cristiana consiste en llegar a ser como Cristo, hechos a Su Imagen, conforme a Su Semejanza…!!


De suyo la expresión nos puede parecer muy exigente pues ya con el sólo hecho de aspirar a ser buenas personas se nos hace difícil. 


Ser otro Cristo nos quedaría muy grande, como algo inalcanzable, aunque ésa es la meta de la fe, llegar a ser como Cristo. 


Por eso Jesús promete un auxilio, para que logremos un mayor compromiso en la fe, para que podamos reproducir en nuestra vida sus mismos sentimientos. 


Para seguir a Jesús, para ser fieles en su camino, para llegar a ser otros Cristo Jesús envía el Espíritu Santo.


El Espíritu Santo, el Parakletos es la gran promesa de Jesús; al despedirse promete un consolador y un auxilio que hará posible que los discípulos se sobrepongan de las dificultades y lleguen a consagrarse completamente a esta misión.


El Espíritu Santo consuela para que también los discípulos puedan consolar a los demás. 


Por lo que además de ser otro Cristo también intuimos que estamos llamados a difundir los dones del Espíritu Santo. 


Llegar a ser como el Parakletos que consuela y fortalece.


Conclusión Parte 2


Hay tanto sufrimiento en el mundo, hay mucha tristeza y soledad y en medio de estas penalidades estamos llamados a ser consoladores. 


La vida se encarga de ponernos delante de situaciones que rebasan nuestra capacidad de respuesta. 


A veces nos hemos sentido rebasados e impotentes cuando acompañamos a una madre que pierde a su hijo; cuando un esposo sepulta a su esposa o viceversa, cuando muere un joven, cuando alguien se entera que padece cáncer, cuando alguien está desahuciado, cuando alguien enfrenta las terribles consecuencias de la inseguridad.


Son situaciones tan complejas en las que no sabemos qué decir, cómo comportarnos. 


A veces hemos intentado decir palabras elegantes y bien elaboradas, pero no siempre son la mejor respuesta frente a estos problemas delicados. 


Puede suceder que al no saber qué decir muchas veces justifiquemos mantenernos al margen o hacer oraciones a la distancia, esquivando confrontarnos directamente con el dolor de los demás.


Se necesita compartir en esos momentos una presencia superior, una luz que no viene de nosotros, que nosotros no inventamos y que es el Espíritu Santo, el gran consolador, el dulce huésped del alma.


El Espíritu Santo es el gran regalo de Jesús para estos tiempos de sufrimiento y desesperanza. 


Por tanto, nuestra misión consiste en llegar a ser otro Cristo y otro Parakletos para que la fortaleza y el consuelo se apoderen de los corazones abatidos. 


Para que un nuevo Pentecostés levante los ánimos y las esperanzas de los hombres de nuestro tiempo.,


Oremos


Ps. Jorge Macías Benitez


¡Dios les Bendice!

domingo, 3 de julio de 2022

#A339 Identidad y Trascendencia. Parte II

 Serie: Tiempo de Revolución 




Ps. Jorge Macías Benitez 

28 de Mayo del 2022 


Introducción


Hola buenos días, ¡Bienvenidos a esta Casa, la Casa de Dios, Reino de Dios Ministerios!


Soy el Pastor Jorge Macías Benítez, su hermano e Hijo de Dios; también de corazón te tiendo la mano, te abro el corazón y te quiero recibir, dar un abrazo…¡¡¡¡en el Amor del Señor!!!

Durante dos mil años, cada mañana, muchos judíos devotos han dicho la siguiente oración, o una similar a esta:

“Bendito seas Dios del universo, que no me hiciste gentil, ni esclavo, ni mujer.”

Esta oración no es solo indicativa de la visión teológica de la persona que esta orando, es también indicativo de su visión de la sociedad. 

En particular está expresando la identidad de la persona  dentro de su visión del mundo. Oraciones como estas han sido llamadas “bendiciones de identidad” por lo estudiosos modernos.

Comparemos esta oración con lo que otro hombre judío, el Apóstol Pablo, escribió en Gálatas 3:28-29:

“Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y, ahora que pertenecen a Cristo, son verdaderos hijos* de Abraham. Son sus herederos, y la promesa de Dios a Abraham les pertenece a ustedes.”

El apóstol Pablo pudo haber estado familiarizado con las “bendiciones de identidad” judías y eligió usar las mismas tres categorías de humanidad, en el mismo orden, para resaltar que esas distinciones eran irrelevantes si estamos en Cristo. 

Cualquiera sea nuestro género y cualquiera sea nuestra raza, todos nosotros somos hijos de Dios y descendientes de Abraham. 

Esta es nuestra verdadera identidad y  esta verdad debería estructurar nuestra visión del mundo.

El Título del mensaje hoy, es:

#A339 Identidad y Trascendencia


Oremos


Nuestra identidad en la Creación y en el Nuevo Nacimiento


Nuestra identidad en Cristo debería tener una influencia directa sobre nuestras relaciones dentro de la sociedad o comunidad de creyentes: la iglesia. 


En las iglesias del Nuevo testamento el género parece no haber sido una distinción importante entre los creyentes. La única razón dada para preservar las distinciones de género en la iglesia, en algunas situaciones, era por causa de los forasteros para el evangelismo.


Ahora, dentro de la comunidad de creyentes Pablo nos dice que no debemos conocer a nadie según la carne. (2 Corintios 5:16)


Si estamos en Cristo somos parte de la Nueva Creación y parte de una comunidad donde los viejos paradigmas sociales y los sistemas de castas no tienen lugar (2 Corintios 5:17). Si hemos sido “reaestidos de Cristoa y “estamos en Cristo”, esto afectará nuestra identidad y status ahora mismo tanto como en el futuro (Gálatas 3:27).


Nuestra identidad y estatus como seguidores de Jesús de la Nueva Creación y es más que sólo “nuestra postura teológica concerniente a nuestra salvación” como alguien podría decir o dice algunos. 


Nuestra identidad debe afectar nuestra sociedad entre las comunidades cristianas. 


Esta es probablemente una de las razones por las que Pablo mencionara tres categorías de sociedad en Gálatas 3:28


  1. judíos y no judíos
  2. esclavos y no esclavos
  3. hombres y mujeres. 


Estas categorías incluyen potencialmente a toda la humanidad.


La frase “hombre y mujer “en Gálatas 3:28  nos refiere a la Creación. 


En Génesis 1:27 leemos que hombre y mujer humanos fueron ambos hechos a la imagen y semejanza de Dios. 


Nosotros somos sus representantes en la tierra. Dios autorizó tanto a los hombres como a las mujeres a ser mayordomos de su mundo creado y  a tener autoridad sobre los animales. 


Pero en ningún lugar de Génesis 1 y 2  Dios dice que le dio al ser humano autoridad sobre otros humanos. 


Más aún: Dios bendijo tanto a las mujeres como a los hombres (Gen. 1:28).  


En respuesta, las mujeres así como también los hombres, podían verdaderamente bendecir a Dios por la manera que Él los había hecho, esto es… ¡por su #Identidad!


El pecado arruinó la unidad, la igualdad y la afinidad entre los hombres y las mujeres, resultando esto en desunión y en la jerarquía de géneros donde la mujer estaba unilateralmente subordinada al hombre (Gen. 3:16). 


Sin embargo, a causa del acto redentor de Jesús existe nuevamente la real posibilidad de igualdad, afinidad y armonía entre los sexos.


En la Creación no había jerarquías de género, y en la Nuevo Nacimiento no hay jerarquías de género ya que todos somos hijos de Dios, guiados por el Espíritu de Dios (Rom. 8:14-17; Gál. 3:26)


Gálatas 3:28 es más que una hermosa declaración teológica. 


Es también una declaración sociológica. 


La igualdad y unidad de Gálatas 3:28 es a lo que la iglesia debería aspirar. 


Esto es a lo que yo aspiro. 


Esta es mi “bendición de identidad”: 


¡Bendito seas tú Dios del universo quien me has hecho una mujer y una hija de Dios!



Propósito y Trascendencia


La Palabra de Dios nos dice con claridad que somos…:


Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.”

1a. Pedro 2: 9-10


En estos días, me encontré en Oración y Reflexión personal  y empecé a darle gracias a Dios por la maravilla de ser humano. 


Tenemos la capacidad asombrosa de ver y escuchar y sentir y luego de pensar sobre la realidad que percibimos, para luego formar juicios sobre todo ello y conocer lo correcto e incorrecto, el bien y el mal, y la belleza y la fealdad, y luego poder sentir las emociones profundas como el amor y el odio, y el gozo y el desánimo, y el asombro y la esperanza y la gratitud, y tener la capacidad para razonar y planear la vida a modo de lograr metas. 


Lo mejor de todo es poder usar todas estas capacidades humanas maravillosas para conocer y amar al Ser más grande en todo el universo—nuestro Creador y Salvador y gran Dios. 


Fue un momento extraordinario—como un encuentro breve con la eternidad.


Un beneficio que se deriva de tener una mascota, es poder darme cuenta mejor de que no soy uno. 


Observo a mis perritos hermosos como son, Jack y Max, y pienso en su forma de ser tan amable, noble, humilde, paciente, amorosa, cálida, gentil, feliz y pacífica. 


Me digo a mí mismo, ¡sólo son perros! 


No conoce ni razona, ni siente ni juzga como lo hago yo. 


No valora las cosas de acuerdo con su valor real—o sea en relación a Dios. 


No sabe de dónde vino ni a dónde va. 


No reflexiona sobre su identidad ni se pregunta quién es o que significado tiene finalmente ser un perro en el plan de Dios. 


No reflexiona sobre el por qué de su existencia ni sabe cuál es su destino.


Son una verdadera maravilla, y pueden mostrar un grado asombroso de afecto. 


No obstante, no son seres humanos creados a la imagen de Dios. 


Al pensar en ello, me asombro más con mi propia humanidad y de las maravillas increíbles de los humanos con quienes vivo.


Tener vida como ser humano con misterios indescriptibles a cada vuelta, y tener ante nosotros un destino eterno de gloria espectacular o de horror inexpresable es un peso que nos puede abrumar con temor o llenarnos de gloria y con un júbilo que no se puede describir.


Ya sea si ocurre uno o el otro depende en gran parte de que uno sepa o no la respuesta a las inquietudes humanas básicas. 


¿Quién eres? ¿Cómo obtuviste tu identidad? ¿Para qué estás aquí? 


Jamás ha existido un perro, una tortuga, un pez , una ardilla, ave, delfín o chimpancé que haya pasado una noche en desvelo ponderando estas preguntas. 


Solo los seres humanos se matan entre sí cuando no reciben respuestas que satisfagan estas preguntas.


Pocas veces encontramos respuestas tan claras a estas tres preguntas en un espacio tan reducido como el pasaje de esta mañana. 


¿Quién soy? ¿Cómo recibí esta identidad? ¿Para qué es, por qué me encuentro aquí?


Así que respiremos profundamente y volvamos al principio—o a lo más básico, a las preguntas fundamentales de la vida y escuchemos la palabra de Dios, y llenémonos de asombro ante lo que nos dice sobre todo esto.



¿Quién Soy?


Tomemos en cuenta que se dirige Pedro a cristianos. 


Esto los son ustedes si son cristianos. 


De este modo recibieron su identidad como cristianos. 


Por esta razón están aquí como cristianos.


Primero, Pedro expone cinco modos de describir la identidad, contestando así la pregunta de quién somos.


  1. Ustedes son linaje escogido

Versículo 9: "Ustedes son linaje escogido”.


Entiendo que la identidad es grupal, que se refiere a la iglesia. 


Aun así, alude al individuo, porque no se refiere a un linaje racial. 


El linaje escogido no es ni negro ni blanco ni de piel roja ni amarilla ni marrón. 


El linaje escogido se trata de personas nuevas de todos los pueblos—de todos los colores y culturas—que por ahora son extranjeros y peregrinos en el mundo. 


Ver versículo 11, "Amados, os ruego como a extranjeros y peregrinos . . . “


Lo que nos da la identidad no es ni el color ni la cultura sino el hecho de ser escogidos. 


Los cristianos no son la raza blanca; son la raza escogida. 


Los cristianos no son la raza negra; son la raza escogida. 


Somos los escogidos blancos, negros y de todos colores. 


Hemos sido escogidos de cada raza—uno a la vez, sin importar a qué grupo pertenecemos.


Es por esta razón que esta frase tan asombrosa es de importancia particular para cada uno de ustedes; son parte de una "raza escogida" porque la raza se compone de individuos que se escogieron—de todas las razas. 


Así que la primera identidad que tenemos es la de ser escogidos. 


Dios los escogió. 


No fue por motivo de raza—ni por otra condición—Dios los escogió.

 

¿Quién soy?

 

Soy un escogido. 


No sé el por qué. 


No había nada en mí que me hiciera de más valor que cualquier otro ser humano. 


No me lo gané ni lo merecí, ni cumplí con ciertas condiciones para lograrlo. 


Ocurrió antes de que naciera. 


Quedo en asombro ante este hecho. 


Me hace temblar con júbilo. 


Me arrodillo y lo acepto. 


Ansío ser fiel a este propósito. 


Soy escogido.


2. Se Apiadó de nosotros.


Versículo 10b: " . . . no habíais recibido misericordia, pero ahora habéis recibido misericordia”.


Escogí la palabra "apiadar" porque la palabra en griego que se utiliza aquí para misericordia es un verbo y la palabra que más se acerca en inglés es "apiadar". 


Queda bien como traducción. 


Cuando nos escogió Dios, nos vio atrapados en el pecado por culpa nuestra y condenados y se apiadó de nosotros. 


No solamente fuimos escogidos; también se apiadó de nosotros. 


No somos solamente el objeto de su elección, sino también de Su misericordia.


Soy escogido y se apiadó de mí—o dicho de otro modo, me dio la gracia de Su amor. 


Soy "amado". Dios no me escogió para mantenerse apartado. 


Me escogió y luego en Su misericordia se me acercó para ayudarme y salvarme. 


Fundamentalmente, la identidad que tengo es esta: Él me mostró piedad. 


Soy una persona "apiadada". 


Recibo la identidad que tengo no a partir de mis acciones, sino porque alguien ha actuado sobre mí con piedad. 


Soy el “apiadado”.


3. Pertenecemos a Dios.


Esto se expresa dos veces. 


Versículo 9: 


"Vosotros sois . . . pueblo adquirido para posesión de Dios". Versículo 10a: "vosotros en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois el pueblo de Dios.”


Son escogidos por Dios; de quienes Dios se apiadó; y el resultado de esa piedad—de esa misericordia—es que Dios los ha tomado como pertenencia propia. 


Ahora bien, sabemos que absolutamente todo le pertenece a Dios. 


Así que en cierto sentido todos formamos parte de las posesiones de Dios. 


Entonces esto tiene que referirse a algo especial. 


Por supuesto, lo es. 


Ustedes son la herencia de Dios. 


Ustedes son aquellos con quienes pasará Dios la eternidad. 


Cuando Dios dice (en 2 Corintios 6:16), "Y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo [mi propiedad]," lo que da a entender es esto: "Yo habitaré en ellos y caminaré entre ellos”.


Son escogidos; son “apiadados”; la propiedad de Dios—aquellos entre los que Él caminará y se revelará eternamente en una relación personal.


4. Somos Santos.


Versículo 9: "Vosotros sois . . . nación santa”.


Han sido escogidos por Dios y ahora le pertenecen y han recibido su misericordia; y por esto ya no forman simplemente parte de este mundo. 


Fueron apartados para Dios. 


Existen para Dios. 


Ahora, como Dios es santo, por consecuencia ustedes lo son también. 


Comparten su carácter, porque él los escogió, se apiadó de ustedes y ahora le pertenecen. 


Son santos. 


Si no se comportan de un modo santo, actúan fuera de carácter. 


Actuar así contradice su naturaleza de cristiano. 


Su identidad es santidad ante el Señor: ustedes son santos.


5. Somos Real Sacerdocio


Versículo 9: "Vosotros sois . . . real sacerdocio”.


Fueron escogidos por Dios y Dios se apiadó de ustedes y ahora le pertenecen y son santos como Dios y sacerdotes reales ante Dios. 


El primer punto que se destaca es que tienen acceso inmediato a Dios—no es necesario tener a otro sacerdote humano como intermediario. 


Dios mismo ha proporcionado un Intermediario entre Dios y el hombre; Jesucristo. Ustedes tienen acceso directo a Dios, a través de Dios. 


Segundo, desempeñan una función elevada y activa en la presencia de Dios. 


No fueron escogidos, compadecidos, poseídos, y santificados solo para pasarse el tiempo sin hacer nada. 


Son llamados a ministrar en la presencia de Dios. 


Ahora cada aspecto de su vida se dedica al trabajo sacerdotal. 


Jamás están fuera de la presencia de Dios. Jamás se encuentran en una zona neutral. 


Siempre se encuentran en el templo. 


La vida que ahora llevan es, o bien una vida de servicio en adoración espiritual (Romanos 12:1–2), o una vida fuera de carácter.


  



Conclusión Parte I


Así que pueden ver que la pregunta sobre identidad


"¿Quién soy?” conlleva la pregunta: 


"¿Para qué estoy aquí?" 


Su identidad los lleva a su destino. 


Ustedes son escogidos, compadecidos, poseídos, y santos—todo con un propósito—el de servir como sacerdotes. 


Pedro describe claramente el corazón de ese ministerio.


¿Cómo recibieron esta identidad?


Ahora, antes de contestar la pregunta de para qué estamos aquí, hagamos una pausa y respondamos la pregunta intermedia: 


¿Cómo obtuvimos esta identidad?


La respuesta es demasiado obvia. 


Recibimos nuestra identidad de Dios. 


De hecho, la identidad es nuestra relación con Dios. 


Fuimos escogidos por DIOS. 


DIOS se apiadó de nosotros. 


DIOS se adueñó de nosotros. 


DIOS nos separó como santos. 


DIOS nos invistió con el cargo de ser sus sacerdotes reales


Declara Pedro todo esto en un resumen al final del versículo 9. 


Se refiere a Dios de este modo: 


“Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable". 


La luz en la que vivimos es la luz de ser escogidos, compadecidos, pertenecientes, santificados y sacerdotales. 


Llegamos a ser así porque Dios nos llamó. 


Nos llamó de las tinieblas a esta luz maravillosa.


Así que la respuesta a la pregunta: 


Cómo recibimos esta identidad es que Dios nos la dio. 


Nos la dio en virtud de su llamado irresistible. 


Sé que fuimos escogidos por Dios antes de que nos llamara. 


Así que pudiera dar la impresión de que no me he expresado bien. 


Pero lo que quiero dar a entender es que la experiencia de caminar en la luz de ser escogido—experimentar esa identidad—es el efecto del llamado soberano de Dios.


Dios nos dio la identidad que tenemos..  



Oremos


Ps. Jorge Macías Benitez


¡Dios les Bendice!